O, sustancia.
O, sustancia.
Véase la nota Éx. 32:271.
O, el varón de Tu benevolencia amorosa.
Los enemigos vienen de afuera, mientras que los adversarios surgen desde adentro. Cfr. la nota Ap. 12:94c.
Puesto que Judá era una tribu acostumbrada a combatir en favor del pueblo, en esta oración Moisés pedía que Judá pudiese regresar del campo de batalla para reunirse con su pueblo.
Con respecto a la bendición dada por Moisés a las doce tribus de Israel en los vs. 6-25, véanse las notas sobre la bendición de Jacob en Gn. 49:3-28. La bendición que aquí Moisés le dio a Rubén consistió en la bendición del crecimiento numérico.
Jos. 14:6; 1 Cr. 23:14; 2 Cr. 30:16; Esd. 3:2; Sal. 90 título
Por último, este libro nos muestra que el amor de Dios, en su consumación, opera en beneficio de Su pueblo a fin de que ellos disfruten de Su plena bendición conforme a Su voluntad y presciencia. Pese a que el pueblo de Dios fracasó al no amarlo ni temerlo y pese a que le fue infiel, Dios permanecerá fiel hasta el fin (2 Ti. 2:13) y, al final, logrará conseguir que Su pueblo disfrute de Su plena bendición. A la postre, el pueblo escogido de Dios entró en la Tierra Santa, la poseyó, vivió en ella y la disfrutó. Esto corresponde con la revelación de toda la Biblia, la cual muestra que pese a la infidelidad, las derrotas y los fracasos del pueblo de Dios, Él todavía hará posible que Su pueblo escogido entre en el Cristo rico a fin de poseerlo, disfrutarlo, experimentarlo e, incluso, vivirlo (cfr. Fil. 3:7-14; 1:19-21). En esto consiste el triunfo de Dios, y la correspondiente jactancia y gloria le pertenecen únicamente a Él.
Es decir, meses.
Véase la nota Gn. 48:51.
Estas salidas se cumplieron cuando el Señor envió a los apóstoles (Mt. 28:16-20). La mayoría de los apóstoles, enviados a hacer discípulos a las naciones, salieron de la tierra de Zabulón, en la región de Galilea (Mt. 4:12-23).
O, comandante.
Que Aser mojara su pie en aceite indicaba que él sería rico en lo referido al producto de la tierra.
Lo dicho por Moisés tanto aquí como en Sal. 90:1 indica que mientras él recorría el desierto junto con los hijos de Israel durante cuarenta años, su sentir profundo era que él moraba en Dios. Véase la nota Sal. 90:11a.