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Capítulos de libros «El Evangelio de Juan»
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  • Este caso está en contraste con el caso del cap. 5. En aquel caso la persona mencionada estaba cerca de un estanque; aquí las personas están cerca del mar. El escenario de aquel caso era la ciudad santa con un estanque sagrado donde los hombres eran sanados. El escenario de este caso es el desierto, con un mar, el mundo secular, del cual el hombre obtiene su sustento. En el primer caso, la persona era impotente y necesitaba ser vivificada por la vida. Aquí la gente tenía hambre y necesitaba ser alimentada por la vida. En tipología, la tierra representa el planeta que Dios creó para que el hombre viviera en él, y el mar representa el mundo, el cual fue corrompido por Satanás y en el cual vive la humanidad caída. En este mundo el hombre está hambriento y no tiene satisfacción. En este mundo el hombre está turbado y no tiene paz, como lo muestra el v. 18.

  • Un monte indica una posición que trasciende la tierra y el mar. Para disfrutar la alimentación que Cristo da, el pueblo debe ir con Cristo al monte.

  • En la Pascua, el pueblo inmola el cordero redentor, rocía la sangre y come la carne del mismo. Esto tipifica a Cristo como nuestra Pascua (1 Co. 5:7). Él es el Cordero redentor de Dios (Jn. 1:29, 36) inmolado por nosotros para que comamos Su carne y bebamos Su sangre, recibiéndole así como nuestro suministro de vida a fin de que vivamos por Él.

  • El denario era la principal moneda de plata de los romanos; era considerado buen pago por un día de trabajo (véase Mt. 20:2).

  • El número cinco significa responsabilidad, e indica aquí que Cristo asume la responsabilidad de ser nuestro suministro de vida. El número dos significa testimonio, y aquí testifica que Cristo es nuestro suministro de vida.

  • Los panes proceden de la vida vegetal y representan el aspecto generador de la vida de Cristo. Los peces pertenecen a la vida animal y representan el aspecto redentor de la vida de Cristo. Cristo como vida generadora crece en la tierra que Dios creó; como vida redentora, vive en el mar, el mundo corrompido por Satanás. A fin de regenerarnos, Él creció en la tierra creada por Dios para reproducirse; a fin de redimirnos, Él vivió en el mundo satánico y pecaminoso. Pero Él no es pecaminoso y el mundo no le afecta, del mismo modo que los peces viven en el agua salada, pero no son salados.

    En la tierra judía la cebada es el cultivo que madura primero y el primero en ser cosechado; por lo tanto, tipifica al Cristo resucitado (Lv. 23:10). Los panes de cebada representan a Cristo en resurrección como alimento para nosotros.

    Tanto los panes de cebada como los peces son cosas pequeñas, lo cual da a entender que Cristo es pequeño y puede, por ende, ser el suministro de vida para nosotros. Los que buscaban milagros le consideraban el Profeta prometido y le querían hacer rey por la fuerza (vs. 14-15), pero Él no estaba interesado en ser un gigante en la religión; más bien, Él prefería ser los pequeños panes y peces para que la gente pudiera comerle.

  • Las doce cestas de pedazos que sobraron representan las rebosantes riquezas del suministro de vida de Cristo. Los cinco panes, que representan este suministro, no solamente alimentaron mil veces ese número, o sea cinco mil personas, sino que también proveyeron lo suficiente para que sobrara.

  • Es decir, para hacerle el Mesías.

  • La agitación del mar representa los problemas de la vida humana.

  • Es decir, cinco o seis kilómetros.

  • Esto significa que el Señor está por encima de todos los problemas de la vida humana. Él puede andar sobre las olas de los problemas de la vida humana, y toda turbación está bajo Sus pies.

  • Necesitamos recibir al Señor en nuestra “barca” (nuestra vida matrimonial, nuestra familia, nuestros negocios, etc.) y disfrutar la paz con Él al andar por la senda de la vida humana.

  • Véase la nota Jn. 3:151; así también en los vs. 40, 47, 54, 68.

  • El concepto del hombre caído con respecto a Dios siempre ha sido que debe hacer algo para Dios y debe trabajar para Él. Éste es el principio del árbol del conocimiento del bien y del mal de Gn. 2.

  • El concepto del Señor con respecto a Dios, es que el hombre debe creer en Dios, esto es, recibirle como vida y como suministro de vida. Éste es el principio del árbol de la vida, el cual trae vida, como se ve en Gn. 2, y está en contraste con el principio del árbol del conocimiento, el cual trae muerte.

  • Véase la nota Jn. 1:61; así también en el v. 57.

  • Por medio de la encarnación.

  • El pan de vida es el suministro de vida en forma de alimento. Es semejante al árbol de la vida (Gn. 2:9), el cual también es el suministro de vida “bueno para comer”.

  • Según el principio establecido en el Jn. 2, esto también es cambiar la muerte en vida. La fuente de la muerte es el árbol del conocimiento, y la fuente de la vida es el árbol de la vida.

  • Véase la nota Jn. 1:451.

  • Véase la nota Jn. 1:145.

  • El pan de vida (v. 35) se refiere a la naturaleza del pan, la cual es vida; el pan vivo se refiere a la condición del pan, la cual es viviente.

  • Aquí del pan pasa a la carne. El pan pertenece a la vida vegetal y sólo sirve como alimento; la carne pertenece a la vida animal y no sólo alimenta, sino que también redime. Antes de la caída del hombre, el Señor era el árbol de la vida (Gn. 2:9), cuyo único fin era alimentar al hombre. Después que el hombre cayó en pecado, el Señor llegó a ser el Cordero (Jn. 1:29), cuyo fin no es solamente alimentar al hombre, sino también redimirlo (Éx. 12:4, 7-8).

  • El Señor dio Su cuerpo, es decir, Su carne, al morir por nosotros para que tuviéramos vida.

  • Aquí la sangre es añadida, pues es necesaria para la redención (Jn. 19:34; He. 9:22; Mt. 26:28; 1 P. 1:18-19; Ro. 3:25).

  • Lit., mastica; así también en los vs. 56-58.

  • Aquí la carne y la sangre se mencionan separadas. Esta separación de la sangre y la carne denota muerte. Aquí el Señor Jesús dio a entender claramente que moriría, o sea que sería inmolado. Él dio Su cuerpo y derramó Su sangre por nosotros para que tuviéramos vida eterna. Comer Su carne es recibir por fe todo lo que Él hizo al dar Su cuerpo por nosotros, y beber Su sangre es recibir por fe todo lo que Él logró al derramar Su sangre por nosotros. Comer Su carne y beber Su sangre es recibirle, en Su redención, como vida y suministro de vida, creyendo en lo que Él hizo por nosotros en la cruz. Al comparar este versículo con el v. 47, vemos que comer la carne del Señor y beber Su sangre es creer en Él, porque creer es recibir (Jn. 1:12).

  • Esto indica que el Señor tenía que resucitar para poder morar en nosotros como nuestra vida y como nuestro suministro de vida.

  • Comer es ingerir el alimento para que sea asimilado en nuestro cuerpo orgánicamente. Por lo tanto, comer al Señor Jesús es recibirle para que Él, como vida, sea asimilado por el nuevo hombre regenerado. Entonces vivimos por Aquel que hemos recibido. Por medio de esto el Señor Jesús, Aquel que resucitó, vive en nosotros (Jn. 14:19-20).

  • En el v. 56 está implícita la resurrección del Señor. En este versículo, Su ascensión, la cual siguió a Su resurrección, se menciona claramente. La ascensión del Señor demuestra que Su obra redentora había sido completada (He. 1:3b).

  • Aquí se presenta al Espíritu que da vida. Después de la resurrección y mediante la resurrección, el Señor Jesús, quien se había hecho carne (Jn. 1:14), llegó a ser el Espíritu vivificante, según se expresa claramente en 1 Co. 15:45. Es como Espíritu vivificante que Él puede ser nuestra vida y nuestro suministro de vida. Cuando le recibimos como el Salvador crucificado y resucitado, el Espíritu vivificante entra en nosotros para impartirnos vida eterna. Recibimos al Señor Jesús, pero obtenemos el Espíritu vivificante.

  • La carne en este contexto se refiere a la carne del cuerpo físico. Cuando el Señor dijo: “El pan que Yo daré es Mi carne” (v. 51), los judíos pensaron que Él les daría a comer la carne de Su cuerpo físico (v. 52). No entendieron correctamente la palabra del Señor. Para ellos fue una palabra muy dura (v. 60). Así que, en este versículo, el Señor explica que lo que Él les daría a comer no era la carne de Su cuerpo físico, pues ésta para nada aprovecha. En realidad lo que finalmente les daría era el Espíritu vivificante, el cual es el Señor mismo en resurrección.

  • La palabra griega que aquí y en el v. 68 se traduce palabras, es réma, la cual denota la palabra hablada para el momento. Difiere de lógos (traducida Palabra en Jn. 1:1), que se refiere a la palabra constante. Aquí las palabras van después del Espíritu. El Espíritu es viviente y verdadero, no obstante es misterioso e intangible, y como tal, difícil de ser captado por la gente; pero las palabras son tangibles, concretas. Primero, el Señor indica que para poder darnos vida, Él llegaría a ser el Espíritu. Luego, Él dice que las palabras que Él habla son espíritu y vida. Esto muestra que las palabras que Él habla son la corporificación del Espíritu de vida. Él ahora es el Espíritu vivificante en resurrección, y el Espíritu se halla corporificado en Sus palabras. Cuando recibimos Sus palabras al ejercitar nuestro espíritu, obtenemos el Espíritu, quien es vida.

  • Lit., entregar; así también en todo el libro.

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