Esta palabra en griego se usa en Lc. 8:31 para referirse a la morada de los demonios; en Ap. 9:1-2, 11 para denotar el lugar del cual saldrán las langostas, cuyo rey es Apolión (el anticristo); en Ap. 11:7; 17:8 para denotar el lugar del cual subirá la bestia, el anticristo; y en Ap. 20:1, 3 para especificar el lugar donde Satanás será echado y donde estará encarcelado durante el milenio. La Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, usa esta palabra en Gn. 1:2 (traducida allí abismo). Aquí, en este versículo, la palabra abismo denota el lugar que Cristo visitó después de Su muerte y antes de Su resurrección, y dicho lugar, conforme a Hch. 2:24, 27, es el Hades. Allí se revela que Cristo entró en el Hades después que murió, y que subió de aquel lugar en Su resurrección. Así que, conforme al uso bíblico, la palabra abismo siempre se refiere a la región de la muerte y del poder de tinieblas de Satanás. Esta región se refiere a las partes más bajas de la tierra (Ef. 4:9), adonde Cristo descendió después de Su muerte, muerte a la que Él derrotó y de la cual ascendió en Su resurrección.