Es muy significativo que aquí se mencionen las langostas, pues ello indica que los asirios también eran “langostas” que devastaron a Israel (Jl. 1:4 y la nota). Las langostas asirias fueron finalmente derrotadas por las langostas babilónicas.
Según los Profetas Menores, Dios disciplinó a Israel y castigó a las naciones con miras a la manifestación de Cristo. El punto principal del libro de Nahúm es que al mismo tiempo que Dios disciplinaba a Israel y castigaba a las naciones, Él siempre hizo lo necesario para resguardar a Israel con el propósito de que Cristo fuese manifestado. Dios se valió de un tipo de langosta para que ésta destruyese a otro tipo de langosta a fin de que Israel fuese resguardado, de modo que Cristo tuviese un canal —el Israel que Él se reservó y resguardó— mediante el cual sería manifestado.