La referencia a los cuernos del buey salvaje así como al león y la leona en el v. 24 indica que la iglesia es victoriosa (Ro. 8:37; 16:20; Ap. 12:11).
En referencia a Israel. Una traducción alternativa de este texto sería: Él es para ellos como los cuernos del buey salvaje. Así también en Nm. 24:8.
En definitiva, este rey se refiere a Cristo.
Lo dicho aquí no corresponde a la perspectiva humana, sino a la perspectiva divina. A los ojos de Dios, Israel no tiene tacha. Por sí mismo, el pueblo de Dios tiene muchos defectos, pero ellos —en la obra redentora de Dios y en Cristo— no tienen defecto alguno. Cuando Dios ve a Su pueblo, Él no lo ve conforme a lo que ellos son por sí mismos, sino conforme a lo que son en Cristo (cfr. 2 Co. 5:16-17).
O, deje de cumplir.
Lit., mi alma.
Lo dicho aquí indica que los hijos de Israel constituían un pueblo santo, santificado, separado de las naciones. Esto mismo es verdad en cuanto a la iglesia (1 Co. 3:17; Ef. 1:4; 5:27; 1 P. 2:9).
O, copla. La parábola de Balaam en los vs. 7-10 era, en realidad, una profecía inspirada por Dios.
No quedó claro a quién presentaron su ofrenda Balac y Balaam: a Jehová o a Baal (Nm. 22:41 y la nota). Balaam adoró según el camino fijado por Dios, pero él mezcló la adoración a Dios con la adoración de un ídolo. Esta mixtura en la adoración puede ser hallada en el catolicismo romano.