O, escribas. Así también en todo el capítulo.
O, escribas. Así también en todo el capítulo.
Véase la nota Éx. 15:221.
Faraón, quien representa a Satanás y también al yo y al hombre natural, era astuto (cfr. Gn. 3:1). Aunque Faraón debía saber de la existencia de Jehová, aquí él sutilmente niega conocer a Dios y pasa por alto Sus exigencias. Mientras Dios enviaba una plaga tras otra sobre Egipto, Faraón procuró sutilmente negociar con Dios cinco veces (Éx. 5:2; 8:25, 28; 10:8-11, 24). Sin embargo, Dios fue insistente y jamás alteró Su exigencia. Ante cada uno de los sutiles intentos de negociación, Dios lidió con Faraón por medio de otra plaga.
Celebrar fiesta para el Señor consiste en adorarle con la adoración que Él desea, al disfrutar de Él en Su presencia. Esta adoración implica ofrecerle sacrificios (v. 3; He. 13:15). La adoración que Dios desea es aquella en la que le disfrutamos como nuestra provisión mediante la impartición de Su ser al nuestro, y luego descansamos con Él en aquello que hemos disfrutado de Él (Jn. 4:24 y las notas).
Al lidiar con Faraón, quien tipifica a Satanás, el que persigue y usurpa al pueblo de Dios, Dios le dijo que Él era: Jehová, el único que existe por Sí mismo; el Dios de Israel, el Dios de un pueblo transformado, victorioso y regio; y el Dios de los hebreos (v. 3), el Dios de los que cruzan ríos. Véase la nota Gn. 2:44, la nota Gn. 28:131a y la nota Éx. 3:181.
El libro de Éxodo describe doce conflictos entre Jehová y Faraón (5:1—11:10; 12:29-36). El pueblo de Dios había caído en una vida mundana bajo la usurpación de Faraón. Dios desea que Su pueblo sea Su morada en la tierra; sin embargo, este deseo no puede cumplirse a menos que Su pueblo sea liberado del mundo y apartado para Él. El propósito de Dios en estos doce conflictos con Faraón era ejecutar Su juicio sobre el mundo y su príncipe, además de poner al descubierto ante Su pueblo la naturaleza, el significado y el resultado de llevar una vida en el mundo bajo la usurpación de Faraón, a fin de que Su pueblo aborreciera tal clase de vida (cfr. 1 Jn. 2:15-17), escapara de ella y se congregara en torno al Señor en el monte de Dios para recibir la revelación concerniente a Dios y Su morada (19:1—34:35).