Mensaje 121
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Lectura bíblica: Éx. 28:6-14; 39:2-9
Atesoro lo que el Señor nos ha mostrado a través del libro de Exodo. Este libro está lleno de la experiencia de las riquezas de Cristo. Algunos de los puntos presentados en Exodo acerca de Cristo van más allá de la habilidad para expresarlo con palabras. Ni en inglés, ni siquiera en mi lengua materna tengo las palabras adecuadas para expresar lo que he visto de Cristo en este libro.
En el Nuevo Testamento las palabras son muy sencillas en cuanto a Cristo, nuestra experiencia de Cristo, y la iglesia.Incluso hay una palabra muy clara acerca de la preciosidad de Cristo y en cuanto nuestro valor a los ojos de Dios. Sin embargo, en el Nuevo Testamento no tenemos todos los detalles acerca de estos asuntos. Muchos de estos se encuentran en el Antiguo Testamento. Por la gracia del Señor, en este mensaje trataré de mencionar algunos de los maravillosos detalles acerca de la preciosidad de Cristo y de los santos a los ojos de Dios. Estos no se pueden ver en el Nuevo Testamento; pero se encuentran en el cuadro de Exodo 28.
La parte principal de las vestiduras sacerdotales era el manto, tan largo que hasta tocaba el suelo. Sobre este, el sumo sacerdote llevaba puesta una túnica y sobre esta, un efod. Exodo 28:6 dice: “Y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa”. Al leer este versículo conocemos los materiales que se usaban para hacer el efod y los colores del mismo. Los materiales eran el oro y el lino. El oro es un mineral, y el lino es una substancia que se obtiene de las plantas. El azul, el púrpura y el carmesí se refieren a los colores y no a los materiales. Sin embargo, podemos decir que el oro y el lino también tenían un color. El oro, claro está, es dorado, y el lino es blanco. Por lo tanto, el efod estaba hecho de dos materiales y tenía cinco colores. No creo que en los miles de años de la historia de la humanidad haya habido otra tela que estuviese compuesta de hilo de oro entretejido con lino. ¿Escuchó alguna vez de una vestidura que estuviese hecha de este modo? En lo que refiere al material, con toda seguridad el efod era una pieza de vestir muy rara. En la actualidad alguna ropa está hecha de dacrón, algodón y otras de lana y poliéster. ¿Pero dónde se ha visto una hecha de oro y lino? Seguramente consideraríamos extraño que alguien tuviese una chaqueta hecha de oro y lino y que fuera dorada, blanca, azul, púrpura y carmesí. Estoy seguro de que ninguno de nosotros ha visto algo como esto. No obstante, ésta es la descripción del efod que el sumo sacerdote se ponía.
El efod estaba hecho de hilo de lino y de oro y tenía cinco colores: dorado, amarillo, blanco puro, azul, púrpura y carmesí. Pero no tenía ni el negro ni el gris. Debido a que estaba hecho de esa manera, el efod tenía una apariencia extraordinaria. Si usted lo hubiese visto, ¿de qué color diría que es?, ¿dorado?, ¿azul?, ¿púrpura o carmesí? Ya que era una mezcla de diferentes colores, es muy difícil describir el color con una sola palabra. Cualquiera que mirara el efod con detenimiento vería los cinco colores. Sin embargo, no tendría una palabra para describir todo el color de esta pieza.
El Nuevo Testamento nos dice que el Señor Jesús es una persona con dos naturalezas: la divinidad y la humanidad. En el efod la divinidad de Cristo es tipificada por el oro, y la humanidad por el lino. El oro y el lino del efod no están ligados o unidos. Por el contrario, estaban entretejidos. Este tejido tipifica la mezcla de la divinidad con la humanidad en Cristo.
Se nos ha considerado herejes debido a que usamos la palabra mezclar en relación con las naturalezas divina y humana de Cristo. Hasta algunos declaran falsamente que decimos que en Cristo las dos naturalezas, la divina y la humana, están mezcladas a fin de producir una tercera, una que no es ni divina por completo, ni humana por completo. Yo nunca he dicho que la mezcla de la divinidad y humanidad de Cristo produzca una tercera naturaleza. Las fibras de oro y el hilo de lino usados para hacer el efod, no se tejían para producir una tercera naturaleza, algo que no fuese ni oro ni lino. No, ni el oro ni el lino perdían su naturaleza particular cuando se usaban en el efod. El oro seguía siendo oro, un mineral, y el lino seguía siendo lino, una substancia que se obtenía de las plantas. Las naturalezas de estos dos materiales seguían igual, a pesar de que se tejían o se mezclaban. Esto también es cierto en relación con la divinidad y la humanidad de Cristo. Estas no se mezclan para producir una tercera naturaleza. Además, en Cristo, ni la divinidad ni la humanidad pierden su propia naturaleza.
Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Según Juan 1:14: “El Verbo se hizo carne”. Podemos decir que el Verbo, quien es Dios, es de oro; y que la carne en Juan 1:14 es el lino. Por lo tanto, cuando Dios se encarnó, el oro y el lino, la divinidad y la humanidad, estaban entretejidas, mezcladas.
Desde los tiempos de Pablo y Juan en el primer siglo, han habido muchas enseñanzas acerca de la persona de Cristo. En la teología, se usa un termino especial que significa el estudio de la persona de Cristo. Esto es Cristología. Así como la teología es el estudio de Dios, la cristología es el de Cristo. Durante muchos siglos se ha debatido en cuanto a la persona de Cristo. La mayoría de los maestros reconoce que Cristo tiene dos naturalezas, la divina y la humana. Sin embargo, han habido muchas enseñanzas erróneas en cuanto a las dos naturalezas de Cristo. Esto ha provocado muchas discusiones.
En nuestro libro que se titula Concerning the Person of Christ [Acerca de la persona de Cristo] se mencionan siete diferentes escuelas de pensamiento relacionadas con la persona de Cristo. De las siete escuelas seis son herejes y una está de acuerdo con las Escrituras. Los animo a que lean ese libro. Las seis escuelas herejes son las enseñanzas erróneas de los docetas, los que dicen que Cristo tenía sólo la divinidad; la herejía de los ebionitas, quienes enseñaban que Cristo sólo tenía la humanidad; la enseñanza errónea de los arianos, quienes decían que la divinidad de Cristo no está completa y que El simplemente era la criatura más alta de todas; la enseñanza absurda de los apolinarios, quienes dicen que la humanidad de Cristo no estaba completa; la falsa doctrina de los nestorianos, quienes sostienen que la divinidad y la humanidad de Cristo estaban separadas; y la enseñanza errónea de los eutiquianos, quienes niegan la diferencia y la existencia mutua de la divinidad y la humanidad de Cristo y defendían que las dos naturalezas se habían unido para formar una sola. La enseñanza apropiada y bíblica es que Cristo tiene tanto la divinidad como la humanidad y que ambas están completas y unidas en el cuerpo de una persona. Repudiamos las seis escuelas heréticas y estamos de acuerdo con la escuela que se basa en la Biblia.
En el Nuevo Testamento podemos ver fácilmente que el Señor Jesucristo es Dios y es hombre. Ya que El es Dios y es hombre, El es el Dios-hombre. Sin embargo, se nos acusa falsamente de herejía debido a que enseñamos esto acerca de Cristo. No obstante, un gran número de maestros de la Biblia admiten que Cristo es un Dios-hombre. Algunos hasta lo han escrito. Por ejemplo, Ruth Paxson en su libro que se titula Life on the Highest Plane [La vida en el nivel más alto] publicado por la Casa impresora Moody dice: “Tal Mediador debe ser aceptado y tener la confianza de ambas partes, debe poseer tanto la naturaleza de Dios como la naturaleza del hombre... Un verdadero mediador debe ser un Dios-hombre. El Salvador de los hombres debe ser un Dios-hombre. Cristo Jesús, el Mediador, es el Dios-hombre. El no es un hombre-Dios. El no es un hombre que llegó a ser a Dios, sino Dios que se hizo hombre” (p. 101). En la página 112 del mismo libro Ruth Paxson continua diciendo: “En el Dios-hombre, Dios llevó a cabo una nueva unión con la raza humana”. Además, una de las notas de Juan 1:14 en la Biblia para estudio de Ryrie, la cual también fue publicada por la casa impresora Moody, dice: “Jesucristo fue único, ya que El era Dios desde la eternidad y de igual modo se unió por medio de la encarnación con la humanidad pecaminosa. El Dios-hombre posee todos los atributos de la deidad (Fil. 2:6) y los atributos comunes de la humanidad (excepto el pecado), y El existirá para siempre como el Dios-hombre en Su cuerpo resucitado (Hch. 1:11; Ap. 5:6). Solamente el Dios-hombre puede ser el Salvador apropiado...” Al leer el Nuevo Testamento llegamos a saber que el Señor es Dios y hombre. Por lo tanto, es totalmente correcto llamarlo el Dios-hombre.
Aunque el Nuevo Testamento revela que Cristo es el Dios-hombre, no podemos encontrar un versículo que diga que Cristo tenía las dos naturalezas entretejidas. Pero el tejido de la divinidad con la humanidad en Cristo se presenta en el tipo del efod. El oro y el lino no estaban puestos uno sobre el otro, atados o simplemente unidos. Más bien estaban entretejidos. Sin embargo, muchos cristianos tienen el concepto de que la naturaleza divina de Cristo se le añadió a Su naturaleza humana así como se envuelve un pedazo de oro en lino. Tal vez no lo expresen de esta manera, pero inconscientemente éste es su entendimiento.
¿Cual era su entendimiento acerca de las naturalezas de Cristo antes? ¿cual era su concepto de como éstas estaban unidas? ¿pensaba que las dos naturalezas de Cristo estaban unidas de algún modo? Sin duda alguna usted creía que Cristo era Dios y hombre, pero ¿alguna vez pensó en como éstas estaban unidas? ¿acaso estaban una junto a la otra dentro de El o la divinidad de Cristo estaba sobre Su humanidad? ¿acaso la naturaleza humana rodeaba la divinidad o Su humanidad cubría Su divinidad? La Biblia contiene un cuadro que nos muestra como las dos naturalezas del Señor estaban juntas. No era por medio de añadir o de unir; sino por medio de tejer la divinidad con la humanidad.
La naturaleza divina de Cristo ha sido procesada, tal como el oro que se usaba para hacer el efod. En primer lugar se refinaba el oro a fin de purificarlo. Luego se golpeaba hasta formar unas placas delgadas, las cuales se cortaban en pequeños hilos, que se torcían y se tejían junto con el lino. Este cuadro indica que Cristo se hizo un hombre por medio de pasar por un proceso. El no llegó a a ser un hombre descendiendo repentinamente del cielo. No, El, como Dios, fue concebido en el vientre de una virgen. Por nueve meses se desarrolló en ese vientre. Luego nació en un pesebre en Belén. Cuando el rey Herodes supo del nacimiento del Señor, trató de matarlo. Por lo tanto, bajo la dirección del Señor, José llevó al niño a Egipto. Después de la muerte de Herodes, José regresó con El a Israel, pero no se atrevió a quedarse en Judea. Así que, se fue al norte a una región despreciada conocida como Galilea. Como resultado de esto, el Señor Jesús creció en una villa pobre y pequeña de Nazaret. El Señor creció en una familia pobre. En la antigüedad un carpintero, como José, no ganaba mucho dinero. Por muchos años, el Señor experimentó sufrimientos en Su vida humana. Su proceso junto con todos los sufrimientos son representados por el oro que llegaba a ser un hilo tejido con el lino.
Como Dios, nuestro Señor pasó por un proceso para llegar a ser uno con la humanidad. Sin este proceso, ¿cómo podría ser uno con el hombre? Si El no hubiese experimentado este proceso, la tela que se necesitaba para hacer el efod no se hubiese producido. Por medio de esto vemos un aspecto del Cristo precioso que no se revela tan claramente en el Nuevo Testamento.
En el cuadro del efod vemos como la humanidad de Cristo ha sido infundida en Su divinidad. Esto también incluye un proceso. Antes de ser un hilo torcido que se pueda usar para hacer el efod, el lino pasa por un proceso. Exodo 28:6 habla acerca del lino fino torcido. Este está hecho de hilos que han sido tejidos. Cuando las cuerdas de lino son torcidas, forman un hilo que se usa para tejer. Para que el lino llegue a ser un hilo tejido debe pasar por un proceso. Al final, los dos tipos de hilo, el oro y el lino torcido, son tejidos para hacer el efod.
Aunque no podemos explicar adecuadamente como es que la divinidad de Cristo y Su humanidad han sido entretejidas, si observamos el cuadro de la tela extraordinaria con la cual se hacía el efod y comprendemos que éste es un tipo de Cristo, diremos: “Señor Jesús, te alabo. Tu estás representado por el oro y el lino del efod. Tu divinidad ha pasado por un proceso, y Tu humanidad ha pasado por otro proceso distinto. A fin de que la divinidad y la humanidad sean tejidas como en una tela. Señor Jesús esto nos muestra Tu persona. ¡Cuán maravilloso eres!”
Muchos cristianos se ocupan demasiado por el sistema teológico y no pueden aceptar la revelación relacionada con el Señor en la Palabra. Además, se oponen a que enseñemos que la divinidad y humanidad de Cristo han sido mezcladas, entretejidas. Pero no importa cuanta oposición haya y lo que digan de nosotros los demás, no puedo negar lo que el Señor nos ha mostrado en la palabra pura de Dios. Nunca cambiaría lo que he llegado a ver en cuanto a la persona de Cristo. He visto el cuadro de los tipos que se encuentran en el Antiguo Testamento relacionados con que clase de persona es el Señor Jesús. Nunca podría decir que no he visto este cuadro del Señor. ¡Alabado sea el Señor por este cuadro en el libro de Exodo! En el mismo vemos los detalles preciosos que no podemos encontrar en las simples palabras del Nuevo Testamento.
Luego de ver como el oro y el lino son entretejidos por medio del proceso que incluye el sufrimiento, pasaremos a analizar los colores del efod. El color azul representa lo celestial que Cristo es. El marrón, en contraste es el color para las cosas terrenales y del polvo. En Cristo no hay nada que sea color marrón. En El todo es azul, o sea, celestial.
El púrpura representa la realeza de Cristo. En todo lo que El llevó a cabo, el Señor Jesús era como un rey. Hasta al crecer como un niño de la casa de un carpintero, El se comportaba como un rey. Si lee la narración de la manera en que El le habló a Sus padres cuando tenía doce años, se dará cuenta de que lo hizo tal como lo haría un rey. Aún siendo un niño de doce años, El actuó y habló de una manera reinante (Lucas 2:46-52). Si lee los evangelios de nuevo, verá que todo lo que el Señor dijo lo dijo como un rey. El no asumió el reinado; sino que fue manifestado por El espontáneamente.
Nosotros en nuestra vida natural no somos ni celestiales ni reinantes. En lugar de expresar lo azul, expresamos el marrón, el color del polvo. Además, en lugar de comportarnos como reyes, actuamos de una manera muy baja. Cuando perdemos el temperamento, puede que seamos “escorpiones”. Hasta cuando estamos felices, puede que no lo estemos de la manera reinante del Señor. Pero cuando el Señor Jesús se enojó con los que estaban en el templo e hizo cuerdas de látigos para sacarlos de allí, El estaba enojado de una manera reinante (Juan 2:15-16). Aún mas, cuando El lloró en la tumba de Lázaro, lo hizo de una manera reinante (Juan 11:35). Aún en su llanto, la realeza del Señor se manifestó. El carmesí representa la redención. A través de su vida en la tierra, el Señor Jesús actuó de una manera redentora. Por ejemplo, El manifestó el color rojo, el de la redención, cuando le dijo a los discípulos acerca de la multitud: “Dadles vosotros de comer” (Mt. 14:16). El Señor no quería que la gente tuviera hambre; esto implica la redención. También, cuando el Señor sanó a la mujer que había tenido un espíritu de enfermedad por dieciocho años y estaba atada por Satanás, El estaba actuando de una manera redentora (Lucas 13:11-16). A los que lo criticaron en cuanto a esto, El les dijo que no quería que la mujer siguiera atada por Satanás.
Junto con los colores azul, púrpura y carmesí, tenemos el color amarillo dorado y el blanco puro. El amarillo dorado representa la expresión de Dios. Cuando el Señor Jesús alimentó a los cinco mil con dos pedazos de pan y cinco pescados, Dios fue manifestado. El manifestaba el color amarillo dorado. También, cuando se enojó y limpió el templo, El manifestó lo celestial y el amarillo dorado de Su divinidad. Además, en esa ocasión también se podía ver el lino puro, el cual representa la expresión de la humanidad de Cristo.
Tanto Dios como el hombre, la divinidad y la humanidad, estaban manifestadas en la vida del Señor Jesús en la tierra. En el vivir de este Hombre podemos ver lo celestial, lo reinante y que El es la redención. Podemos ver el brillo divino y también la humanidad pura. En el vivir del Señor Jesús vemos todos los colores.
¿Podría usted mencionar algún capítulo del Nuevo Testamento que presente al Señor Jesús de la manera en que lo presenta el efod? No hay un capítulo como ese en todo el Nuevo Testamento, ya que este tipo de descripción no se puede decir con palabras. Solamente puede ser presentado por un cuadro.
¿Se podría describir con palabras de una manera adecuada el rostro de una persona? Ciertamente no. Podría usar miles de palabras para describir la nariz o la oreja de alguien, y de todos modos su descripción no estaría completa. Pero una foto es mejor que mil palabras. Esta es la razón por la cual yo atesoro el cuadro de Cristo que se presenta en Exodo 28.
Es muy triste que por siglos los cristianos, incluyendo a aquellos que aman al Señor y le buscan, no le han prestado la atención adecuada al cuadro de Cristo que se presenta en Exodo 28. Como resultado, su apreciación por el Señor no lo ha sido suficiente. Yo puedo testificar que por medio de considerar este cuadro, aprecio mucho mas al Señor, por mi apreciación le he dado nuevas alabanzas. Le he dicho: “Señor, te veo en este cuadro, y te aprecio. Pero no puedo expresar con palabras lo que veo y aprecio. Señor, Aquí en Exodo 28 te veo. Gracias, Señor por este cuadro de Ti mismo. Tu eres el efod tejido con oro y lino. Tu divinidad y humanidad están juntas en Tu persona, sin embargo, la naturaleza divina y la humana permanecen. Estas no se pierden. ¡Señor, te alabo por la maravillosa persona que eres!”
Agradecemos al Señor por el cuadro maravilloso del efod con todos los colores. Estos colores, los del arco iris, son los más bonitos del universo. ¿Cuáles colores son más bonitos que los cinco colores del efod? No creo que pueda encontrar algunos más bonitos que estos, ya que éstos están en una tela que representa la expresión de la persona del Señor.
No he interpretado el cuadro de Exodo 28 según mi inteligencia natural. Además, yo no fui el que pintó este cuadro. Más bien, he recibido la misericordia del Señor para entenderlo hasta cierto grado. Aquí en Exodo 28 tenemos un cuadro que demuestra que hay una tela en el universo tejida con hilos de oro y de lino y que contiene cinco colores: el amarillo dorado, el blanco puro, el azul, el púrpura y el carmesí. Este es el efod que el Señor Jesús tiene puesto en la actualidad. El todavía está vestido con las vestiduras hechas de oro y de lino y con los cinco hermosos colores que expresan Su divinidad, Su humanidad, lo celestial y reinante que El es y la redención. ¡Qué maravilloso!