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Mensaje 163

Los ingredientes del Espíritu compuesto tipificado por el ungüento compuesto

(1)

  Lectura bíblica: Éx. 30:23-30; 1 Jn 2:18-27; 4:1-3, 6; Ro. 8:16; 1 Co. 6:17; Gá. 5:22-24; Ro. 8:13

  Hemos visto que el ungüento compuesto tipifica al Espíritu compuesto. En este mensaje y en los dos siguientes, empezaremos a considerar los ingredientes del Espíritu compuesto y luego la función del mismo. Nos centraremos principalmente en la función, pero debemos ver los ingredientes del Espíritu compuesto si queremos entender Su función. Eso nos ayudará a entender 1 Juan 2:18-27.

  Si leemos detenidamente 1 Juan 2:18-27 a la luz del contexto, veremos que Juan relaciona la unción con la victoria sobre el Anticristo. El versículo 18 afirma claramente: “hijitos, ya es la última hora; y según vosotros oísteis que el Anticristo viene, así ahora se han presentado muchos Anticristos; por esto conocemos que es la última hora”. En el versículo 19, Juan prosigue y declara que estos Anticristos “salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”. En el versículo siguiente, Juan declara que nosotros los creyentes tenemos “la unción del Santo”. Esto indica que la palabra de Juan acerca de la unción tiene algo que ver con su advertencia con respecto al Anticristo.

  Juan escribió el evangelio y sus epístolas en una época en que se introducían distintas herejías sobre la Persona de Cristo. Una de estas herejías pretendía que Cristo era divino, pero negaba Su humanidad. Según esta herejía, Cristo era Dios pero no era hombre. Esta herejía estaba relacionada con la humanidad de Cristo. Otra herejía pretendía que Cristo era humano y no divino, que El era hombre sin ser Dios. Se trataba de una herejía con respecto a la Deidad de Cristo. Por lo tanto, estas dos escuelas heréticas representan dos posiciones extremistas.

  En su evangelio, Juan declara que el Verbo, que era Dios, se hizo carne (1:1, 14). En Juan 1:14, la palabra “carne” se refiere ciertamente a la humanidad de Cristo. El Verbo es Dios y este Verbo se hizo carne, hombre. Esto revela que Cristo es Dios y hombre a la vez. Cada cristiano genuino confiesa que Jesucristo es Dios y hombre a la vez. En el transcurso de los siglos, numerosos instructores destacados han usado la expresión “Dios-hombre” para expresar el hecho de que Cristo es Dios y es también hombre. El era Dios antes de la encarnación y se hizo hombre por medio de la encarnación. Por tanto, después de Su encarnación, Cristo era Dios y hombre, el Dios-hombre.

  1 Juan 2:20 y 27 se refiere a la unción tipificada por el ungüento compuesto de Exodo 30. En estos versículos, la unción toma su fuente en la tipología del aceite de unción en Exodo 30. El aceite de unción era un ungüento compuesto con muchos elementos. El elemento básico era el aceite de oliva. Podemos ilustrar de una manera sencilla el ungüento compuesto con una pintura moderna al oleo. El elemento básico de esta clase de pintura es el aceite, en el cual se añaden otros ingredientes o elementos. En el mismo principio, se añadía el elemento básico del aceite de oliva a las cuatro especias para producir un ungüento compuesto. Este ungüento compuesto era formado por la mezcla del aceite de oliva con las cuatro especias. Nos ayuda mucho conocer todos los elementos de este compuesto y lo que significan.

  El Espíritu de Cristo es el cumplimiento de la tipología del ungüento compuesto. El Espíritu de Cristo es el Espíritu compuesto y este Espíritu es el Espíritu todo-inclusivo y vivificante. Si entendemos los ingredientes de este Espíritu podremos entender la función del Espíritu compuesto. Como lo veremos, la función del Espíritu consiste en ungirnos. Esta es la razón por la cual 1 Juan 2:20 y 27 mencionan la unción.

LOS INGREDIENTES DEL ESPIRITU COMPUESTO

Un solo Dios: un solo hin de aceite de oliva

  ¿Cuáles son los ingredientes, elementos, que constituyen el Espíritu compuesto? El primer elemento es el Dios único representado por el aceite de oliva y también por la cantidad de aceite de oliva, un hin. Un hin es una medida hebrea y forma una unidad completa. En este sentido, podemos comparar un hin a una libra como unidad completa de dieciséis onzas. Por tanto un hin es una expresión hebrea que representa una unidad completa. El único hin de aceite de oliva en Exodo 30 representa al único Dios, el Creador (1 Ti. 1:17 Romanos 16:27; Exodo 30:24).

  El único hin de aceite de oliva como base del ungüento compuesto representa al único Dios como base del Espíritu compuesto. Esto es lógico y significativo. Creemos en Dios y no en la manera sencilla de los Judíos. Creemos en Dios conforme a la revelación completa del Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento, Dios dejó de ser solamente Dios con el elemento sencillo de la divinidad, pues El ha sido mezclado con otros elementos.

  Considere de nuevo la mezcla de las especias con el aceite de oliva para producir el ungüento compuesto. Al principio, el aceite de oliva constaba de un solo elemento, pero después de ser mezclado con cuatro especias, dejó de tener un solo elemento. Llegó a ser un compuesto de cinco elementos. Entre estos cinco elementos, el aceite es la base y las cuatro especias son los ingredientes del compuesto. Esto indica que en el Antiguo Testamento, el Espíritu de Dios constaba de un solo elemento, el cual era el Dios único, el Creador. No obstante, el Nuevo Testamento revela que se produjo un proceso de mezcla, de compuesto. Y este proceso involucró la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión de Cristo. Después de pasar por este proceso de mezcla, el Espíritu de Dios deja de ser simplemente el Espíritu con un solo elemento. El es ahora el Espíritu compuesto. Sin embargo, este Espíritu tiene todavía por base al Dios único. Esta base, el Dios único, es tipificado por el hin de aceite de oliva.

El Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu, las tres unidades de las cuatro especias

  El Espíritu compuesto contiene también el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Usted quizá se pregunte cómo se puede ver al Dios Triuno tipificado por el ungüento compuesto. En este ungüento, el Dios Triuno es tipificado por las tres unidades de medida de las cuatro especias (Éx. 30:23-24). El ungüento compuesto constaba de quinientos siclos de mirra, doscientos cincuenta siclos de canela y otro tanto de cálamo y quinientos siclos de casia. Constaba de cuatro especias, pero el total de la medida era tres unidades de quinientos siclos. ¿Cómo podemos aplicar eso al Dios Triuno? La primera unidad consta de quinientos siclos de mirra. Sin embargo, la segunda unidad de quinientos siclos es partida en dos: doscientos cincuenta siclos de canela y doscientos cincuenta siclos de cálamo. La tercera unidad consta de quinientos siclos de casia. Observe que la segunda unidad, la del medio, es la única unidad partida en dos. Eso señala ciertamente al Segundo del Dios Triuno, al Hijo y a Su crucifixión.

  La enseñanza bíblica más importante es la Trinidad de la Deidad. En hebreo, la primera mención de Dios en la biblia es la palabra Elohim (Gn 1:1). El nombre Elohim significa Dios y está en plural. Esto señala la Trinidad. Además, Génesis 1:26 nos enseña que cuando Dios estaba a punto de crear al hombre, El se dijo a Si mismo: “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Este es otro indicio de que Dios es Triuno. Por supuesto, esto no revela claramente la Trinidad. La Trinidad es revelada claramente en Mateo 28:19 donde el Señor, después de Su resurrección, exhortó a Sus discípulos: “por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Vemos aquí un solo nombre para los tres de la Deidad, para el Padre, el Hijo y el Espíritu.

  En Juan 14, 15 y 16, el Señor Jesús reveló la Trinidad de la Deidad a Sus discípulos. Hasta cierto punto, El definió Su relación con el Padre y con el Espíritu. En Juan 14:8, Felipe dijo al Señor: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. El Señor parecía sorprendido con la petición de Felipe y respondió: “¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (v. 9). El Señor parecía decir a Felipe: “me has visto todos estos años y todavía quieres que te muestre al Padre? Felipe, si me has visto a Mi, has visto al Padre”. Luego el Señor prosiguió: “Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí” (v. 10). En ese momento, los discípulos deben de haber entendido algo acerca del Hijo y del Padre.

  En Juan 14:16 y 17, el Señor prosiguió y dijo a los discípulos: “y Yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros”. Más adelante, el Señor les dijo: “el que me ama, Mi palabra guardará; y mi Padre le amará; y vendremos a él, y haremos morada con él ” (v. 23). Si Yo estuviera entre los discípulos, le hubiera dicho al Señor: “¿cómo puedes Tú y el Padre venir a nosotros y hacer morada con nosotros?” En realidad, el Señor dio la respuesta con esta palabra sobre el Espíritu de realidad que está en los discípulos, y no solamente entre ellos. El Señor parecía decir aquí: “el Espíritu de realidad no vendrá solamente para estar entre ustedes, sino también para estar en ustedes. Cuando El venga y esté en ustedes, esto será Mi propia venida en ustedes. No les dejaré huérfanos. Vengo a ustedes. Mi venida es Mi regreso. En aquel día, ustedes sabrán que Yo estoy en Mi Padre, que ustedes están en Mí y que Yo estoy en ustedes. No se imaginen que el Padre y Yo somos dos. ¡No! Somos uno solo”.

  Los discípulos oyeron las palabras de Juan 14 varias semanas antes de oír la exhortación de Mateo 28:19. En este último versículo, el Señor mandó a Sus discípulos que bautizaran las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Juan 14 nos enseña que el Señor ya les había hablado del Padre y del Espíritu. Juan 14 y Mateo 28 nos muestran que antes de la ascensión del Señor, la Trinidad fue plenamente revelada a los discípulos. En Mateo 28:19, el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres, con un solo nombre. Se exhortó a los discípulos a bautizar a los creyentes en el nombre, y no los nombres, del Padre, Hijo y Espíritu. Por consiguiente, este versículo revela la Trinidad.

  Volvamos al ungüento compuesto con tres unidades de quinientos siclos cada una. Vemos que la unidad de en medio está partida en dos. Esto representa la muerte del Señor Jesús en la cruz. La partición de la segunda unidad de quinientos siclos en dos partes señala la muerte de Cristo. El hecho de que la segunda unidad, representando al Hijo, fue partida indica claramente que estas tres unidades de quinientos siclos representan la Trinidad. La primera unidad representa al Padre, la segunda al Hijo, quien fue partido y muerto en la cruz; y la tercera, al Espíritu. Por tanto, las tres unidades de medida de las especias representan al Dios Triuno. Necesitamos descifrar el lenguaje celestial de Exodo 30 para entender correctamente las tres unidades.

El hombre creado por Dios corresponde a las cuatro especias de la vida vegetal

  El siguiente ingrediente del Espíritu compuesto es el hombre, la criatura de Dios. Por supuesto, esto se refiere a la humanidad de Jesús o al hombre Jesús. Al oir que el hombre, creado por Dios, es un ingrediente del Espíritu compuesto como lo tipifica el ungüento compuesto, algunos dirán: “aquí no vemos nada acerca del hombre. ¿Cómo puede usted afirmar que el hombre como criatura de Dios es un ingrediente del ungüento compuesto?”. Vemos la respuesta en el hecho de que el hombre es representado por las cuatro especias de la vida vegetal (Éx. 30:23-24).

  En la biblia, el número cuatro representa la creación de Dios. Lo vemos confirmado en las cuatro criaturas vivientes de Ezequiel y Apocalipsis. Juan menciona claramente las cuatro criaturas vivientes en Apocalipsis 4. ¿Cuál de ellas lleva la delantera? La que lleva la delantera entre las cuatro criaturas vivientes tiene el rostro de hombre. Esto indica que el hombre lleva la delantera en la creación de Dios, lo cual corresponde con Génesis 1. Dios creó al hombre al final, pero lo estableció cabeza sobre la creación. Dios le confirió al hombre autoridad para dominar sobre todas Sus criaturas. En Exodo 30, el hombre es representado por las cuatro especias.

  Consideremos ahora dos versículos neotestamentarios relacionados con la humanidad de Cristo. Juan 19:5 relata lo que dijo Pilato poco antes de la crucifixión del Señor: “y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡he aquí el hombre!” Leamos 1 Timoteo 2:5 “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre”. Pablo escribió eso después de la ascensión del Señor. Su declaración revela que aún después de Su crucifixión, resurrección y ascensión, el Señor Jesús sigue siendo un hombre.

  No obstante, muchos cristianos tienen el concepto de que Cristo era hombre solamente desde Su encarnación hasta Su sepultura. Se imaginan que El dejó de ser hombre después de Su resurrección. Quizá usted tenía este concepto antes de entrar en el recobro del Señor. Quizá otros nunca han considerado seriamente este asunto. Se quedaron satisfechos con la creencia de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el Redentor, y que desde Su resurrección, El está en los cielos.

  Una vez un hermano graduado de un seminario me dijo que se quedó muy sorprendido cuando cantó por primera vez los siguientes versos de un himno sobre la exaltación de Cristo (himno 68):

  ¡Ved a Jesús sentado en el cielo! Cristo el Señor al trono ascendió, Como un hombre fue exaltado, Con gloria Dios lo coronó.

  Naturaleza humana se puso, Conforme al plan de Dios El murió. Resucitado fue con un cuerpo, Y como hombre ascendió.

  ¡Ved en el cielo a un hombre entronado! De todos es ahora Señor; Dios con Su gloria lo ha coronado, Este es Jesús, el Salvador.

  El hermano me dijo que se quedó muy sorprendido con las palabras de este himno por el hecho de que El Señor sigue siendo un hombre aún después de Su ascensión. El dijo: “me gradué de un gran seminario, pero jamás oí que el Señor Jesús sigue siendo un hombre en el trono y que posee todavía la naturaleza humana”.

  Debemos entender perfectamente la verdad según la cual Jesucristo es todavía un hombre. El todavía posee Su naturaleza humana. El no creer en eso sería muy grave. Por tanto, debemos ver que ahora Jesucristo, nuestro Redentor, es Dios y hombre a la vez. El fue un hombre desde Su encarnación hasta Su crucifixión. Esta fue la razón por la cual Pilato declaró: “¡he aquí el hombre! pero aún después de Su resurrección y ascensión, el Señor sigue siendo un hombre. Por esta razón, Pablo nos explica en 1 Timoteo 2:5 que hubo un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre.

  El único Dios, el Dios Triuno y el Hombre, Cristo Jesús, son elementos del Espíritu compuesto. Consideraremos los demás ingredientes en el próximo mensaje.

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