Mensaje 75
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Lectura bíblica: Éx. 23:20-33
En el mensaje anterior, vimos desde el punto de vista de Dios cómo debemos tomar posesión de la tierra. En este mensaje, lo veremos desde nuestra perspectiva.
Para tomar posesión de la tierra prometida, el pueblo de Dios debe cooperar con El y destruir las tribus paganas (23:31-33). Exodo 23:33 dice: “En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mi sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo”. El hecho de que las tribus paganas fueran el origen del pecado de Israel en la buena tierra es algo histórico. Cuando Israel vivía en la tierra prometida, sus pecados provenían de las tribus paganas que todavía permanecían en ella. Esto indica que la vida natural es la fuente del pecado. Nuestros pecados provienen de nuestra vida natural. El hecho de que nuestros pecados son groseros o algo refinados y cultos, de todos modos su origen es la vida natural. Algunas personas son refinadas y educadas aún en la manera de perder su calma. A veces, un marido puede ser muy culto y refinado en la manera en que ofende a su esposa. En realidad, esta cultura y refinamiento son una máscara. Mucha gente lleva esta clase de máscara y a menudo miente. Aún pecados que aparentemente son bastante refinados provienen de la vida natural. A los ojos de Dios, todos los que viven según la vida natural pecan continuamente, aún cuando dan limosnas o hacen caridad.
Como fuente de pecado en el pueblo de Dios, la vida natural les impide tomar posesión de Cristo como la buena tierra. Puesto que la vida natural nos impide poseer a Cristo y disfrutarle, debemos aborrecerla, y mientras crecemos, estar dispuestos a deshacernos de ella. Como hemos dicho, sin crecimiento en Cristo no podemos desechar la vida natural.
A los hijos de Israel se les prohibió hacer pacto con las tribus paganas (v. 32). Hoy en día no debemos hacer ningún pacto con la vida natural. Hacer un pacto con la vida natural significa comprometernos con ella. Puesto que no resulta fácil eliminar la vida natural, podemos ser tentados a comprometernos con ella. Comprometernos de esta manera significa tolerar algún aspecto de la vida natural. Pero no debemos tolerar la vida natural de ninguna manera. Aunque podamos aniquilar o no la vida natural, debemos aborrecerla. En lugar de estar de acuerdo con algún aspecto de su vida natural, aborrézcalo y haga todo lo que pueda por deshacerse de ello. Por supuesto, sin crecimiento, sus intentos serán en vano. Cuanto más crezca, más podrá sacarla. Si usted toma la iniciativa de sacar la vida natural, Dios vendrá, lo honrará y lo fortalecerá en este asunto.
Encontramos este principio en Romanos 8. Efectivamente, Romanos 8:11 indica que Dios dará vida a nuestros cuerpos mortales. Pero esto depende de la iniciativa que tomemos en matar las prácticas de nuestro cuerpo (Ro. 8:13). Si tomamos la iniciativa de hacer esto, Dios lo honrará y le dará vida a nuestros cuerpos mortales. Si no estamos dispuestos a cooperar con Dios, Dios no tiene ninguna posibilidad de impartir vida a nuestros cuerpos mortales.
Romanos 8 nos enseña que nosotros debemos tomar también la iniciativa de andar según el Espíritu (v. 4), de cuidar las cosas del Espíritu (vs. 5-6), y de ser guiados por el Espíritu. El versículo 14 dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Este versículo no habla de la dirección del Espíritu, sino de que somos guiados por El. El Espíritu está dispuesto a guiarnos, pero debemos estar dispuestos a ser guiados por El. Si no estamos dispuestos a ser guiados, el Espíritu no tiene ninguna posibilidad de conducirnos. Por consiguiente, nuestra primera responsabilidad es ser guiados; luego la responsabilidad del Espíritu es guiarnos. Aún en este asunto, debemos tomar la iniciativa.
Según Romanos 8:15, nosotros debemos tomar también la iniciativa al clamar: “Abba, Padre”. Este versículo afirma que hemos recibido “un espíritu filial con el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”. Hay un versículo similar, Gálatas 4:6 que afirma que el Espíritu es el que grita “Abba Padre”. ¿Entonces quién clama: nosotros o el Espíritu? La respuesta es que tanto nosotros como el Espíritu clamamos juntos. El Espíritu está dispuesto a clamar, pero debemos tomar la iniciativa. El grita cuando nosotros clamamos. Si no clamamos, El tampoco gritará.
Romanos 8:16 dice: “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Este versículo indica que debemos ser los primeros en testificar, y que luego el Espíritu testificará. No leemos que nuestro espíritu testifica con el Espíritu, sino que el Espíritu testifica con nuestro espíritu. Cuando nuestro espíritu testifica, el Espíritu honra nuestro testimonio y testifica con nuestro espíritu. Romanos 8:23 habla de nuestros gemidos, y el versículo 26, del Espíritu que intercede por nosotros con gemidos indecibles. Cuando gemimos, el Espíritu intercede. En realidad, El intercede en nuestros gemidos. Si no gemimos, el Espíritu que intercede no tiene ninguna posibilidad de obrar. Por consiguiente, debemos gemir y cuanto más gimamos mejor. Al tomar la iniciativa de gemir, le damos al Espíritu una oportunidad de interceder por nosotros.
Romanos 8 nos enseña que Dios da vida y que el Espíritu conduce, testifica e intercede. No obstante, estas cuatro actividades dependen del hecho de tomar la iniciativa. Cuando matamos las prácticas del cuerpo, Dios da vida y cuando estamos dispuestos a ser conducidos, el Espíritu guía. Cuando clamamos: “Abba Padre”, el Espíritu clama. Cuando testificamos, el Espíritu testifica. Además, cuando gemimos, el Espíritu intercede. Según el mismo principio, cuando sacamos las tribus paganas, es decir, la vida natural, Dios también saca estas tribus. Por consiguiente, nosotros y Dios nos deshacemos de la vida natural. No obstante, debemos recalcar nuevamente el hecho de que debemos tomar la iniciativa. Dios fácilmente puede sacar las tribus. El está siempre dispuesto a hacerlo, pero nosotros generalmente no estamos dispuestos. Más bien, hacemos un pacto con ellos. En esta situación, Dios no tiene ninguna posibilidad de sacarlos. Por consiguiente, es crucial que tomemos la iniciativa de desechar la vida natural.
El catolicismo dice que debemos hacer buenas obras para ser salvos. En el tiempo de la Reforma, Lutero luchó contra esta enseñanza y declaró que la salvación es por gracia, y no por obras. Somos justificados por la fe, y no por las obras. Después de la Reforma, se crearon dos escuelas de teología: la escuela calvinista, que recalca la misericordia soberana de Dios y Su gracia, y la escuela arminiana, que cree que una persona puede perder su salvación y que se necesitan buenas obras para evitar perder su salvación. Aunque la enseñanza calvinista es mucho más correcta que la arminiana, no está completa. La Biblia enseña que todo es por la gracia de Dios. No obstante, el hombre debe cooperar con Dios. Un ejemplo de esto es una madre que nutre a su hijo. Por mucho que esta madre ame a su hijo y por mucho cuidado que toma al preparar sus alimentos, ella no puede comer por él. El niño debe tomar la iniciativa de comer los alimentos preparados por su madre. Así mismo, debemos tomar la iniciativa de cooperar con la obra de Dios.
Esta fue la razón por la cual en el día de Pentecostés, Pedro mandó al pueblo a que se arrepintiera y fuese salvo (Hch. 2:37-40). Dios no puede arrepentirse por nosotros ni creer por nosotros. Nosotros somos los que debemos arrepentirnos y creer. No nos podemos salvar a nosotros mismos. Dios ha hecho todo lo necesario por salvarnos, pero nosotros tenemos que arrepentirnos y creer. No podemos salvarnos, pero podemos, según las palabras de Pedro, “ser salvos”. El Salvador es accesible, y está listo para salvarnos. Pero nosotros debemos estar dispuestos a ser salvos. En este asunto, tomamos la iniciativa. Este es un principio fundamental en la Biblia.
Este principio se presenta también en Filipenses 2:12 y 13 “llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito”. El llevar a cabo nuestra propia salvación se relaciona con la operación de Dios en nosotros. Tomamos la iniciativa de recibir la operación de Dios. Cuando la recibimos, llevamos a cabo nuestra salvación. Entonces cuanto más llevamos a cabo nuestra salvación, más obra Dios en nosotros. De esta manera, tenemos una salvación práctica para nuestro disfrute.
Tomar la iniciativa de sacar a las tribus paganas, la vida natural, depende de nuestro crecimiento en Cristo. Dios prometió a los hijos de Israel que El sacaría a las tribus paganas de delante de ellos. Pero los hijos de Israel debían tomar la iniciativa de sacarlos. No obstante, esto dependía de su crecimiento y su aumento. Cuanto más crecían, más podían tomar la iniciativa de sacar las tribus. Del mismo modo, cuanto más crecemos en vida, más tomaremos la iniciativa de sacar la vida natural.
Debemos crecer y ser sustituidos por Cristo. Mientras estemos creciendo, tomaremos la iniciativa de aniquilar nuestra vida natural. Dios honrará eso al venir también y aniquilar la vida natural. Esta es la manera correcta de sacar a los que causan problemas y tomar posesión de Cristo, disfrutarlo a El y ganarlo en nuestra experiencia.
No piense que terminar con la vida natural y poseer a Cristo depende de una inspiración repentina. En este asunto, no debemos esperar al Señor, porque en realidad el Señor nos está esperando. El está esperando particularmente nuestra cooperación. ¿Está listo a cooperar con El para terminar con la vida natural? En este caso, tome la iniciativa y Dios le honrará.
Cristo no está con nosotros como doctrina, sino como persona viviente. Además, Dios ha prometido trabajar por nosotros. No obstante, debemos crecer y ser reemplazados por Cristo. Cristo debe aumentarse dentro de nosotros para que podamos ser sustituidos por El. Para ello, debemos cooperar con Dios. Ya hemos dicho cómo Filipenses 2:12-13 muestra esta cooperación. Por una parte, Dios obra en nosotros; por otra, debemos llevar a cabo nuestra propia salvación. En este asunto, nosotros y Dios somos socios. Orar y esperar simplemente en el Señor no es la manera de llevar a cabo esto. Esta es la manera religiosa, y no la manera bíblica. Según la manera bíblica, Cristo está con nosotros y Dios ha prometido obrar para nosotros. Pero debemos crecer para tener el aumento de Cristo y ser sustituidos por El para tomar la iniciativa de sacar la vida natural. Por experiencia, sabemos que cuando tomamos la iniciativa de esta manera, Dios viene a nosotros para honrarnos y para unirnos al terminar con la vida natural. Por tanto, la enseñanza del Nuevo Testamento y nuestra experiencia espiritual concuerdan con la tipología descrita en Exodo 23.
Exodo 23:24 dice: “No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas” Esto indica claramente que los hijos de Israel debían de destruir todos los ídolos de la tierra prometida. Si tenemos algo dentro de nosotros, un ídolo que sustituye al Señor, eso constituirá una atadura para nosotros. Por tanto, debemos rechazarlo y quebrarlo. En la vida cristiana, no se permite tener ningún ídolo. No se permite reemplazar al Señor con nada dentro de nosotros. Todo lo que ocupa el lugar del Señor en nosotros es un ídolo. Si deseamos tomar posesión del Cristo todo-inclusivo en nuestra experiencia, debemos destruir todos los ídolos.
En los versículos 25 y 26, vemos el cuidado completo de Jehová por Su pueblo. El versículo 25 dice: “Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas”. Dios prometió bendecir los alimentos y las aguas de Su pueblo. Sin alimento ni agua, sería imposible que Su pueblo tomase posesión de la tierra y viviera en ella. Pasa lo mismo con nuestra vida cristiana. Sin los alimentos adecuados y la bebida apropiada no podemos disfrutar a Cristo, ni experimentarlo, ni ganar de El, ni poseerlo. Nuestro alimento es la Palabra y nuestra bebida es el Espíritu.
El recobro del Señor hoy en día se encuentra bajo la bendición de Dios. Ciertamente tenemos la Palabra bendita y el Espíritu bendito. Si usted visita a un grupo de cristianos y ve que la Palabra y el Espíritu son bendecidos allí, usted debe decir: “Señor, gracias, Tu estás aquí”. Sólo al tener la Palabra y el Espíritu, podemos tomar posesión de Cristo, disfrutarlo, experimentarlo y obtenerlo a lo sumo. ¡Aleluya por la Palabra y el Espíritu como nuestro alimento y bebida! Esta es una señal del cuidado de Dios.
En Exodo 23:25, el Señor dijo: “yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”. La enfermedad nos debilita, impide nuestro crecimiento, y aún nos puede causar la muerte. En 1 Corintios 11:30, Pablo le habla a todos los creyentes que se debilitaron, que se enfermaron, o que murieron. Cuando el Señor Jesús vino, la enfermedad estaba propagada entre el pueblo de Dios: ceguera, sordera, mudez y parálisis. Hoy en día muchos cristianos son espiritualmente ciegos, sordos, mudos o paralíticos. ¿Está usted en buena salud espiritual? ¿cómo está su vista espiritual y su audición espiritual? ¿está sano en su hablar y en sus actividades? Muchos cristianos contemporáneos son paralíticos. Espiritualmente, no pueden moverse. Sólo cuando nuestra vista, audición, hablar y mover espirituales están en buena salud, podemos tomar posesión de Cristo, experimentarlo y disfrutarlo. La vida de iglesia adecuada es una vida sana, una vida sin ceguera, sordera, mudez, ni parálisis. Si somos espiritualmente sanos en todos estos aspectos, podremos tomar posesión de Cristo como la buena tierra y experimentarlo a El.
En Exodo 23:26, Dios prometió: “No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días”. Esto significa que Dios prometió multiplicar al pueblo. No sólo crecerían y producirían, sino que también se multiplicarían. Esta multiplicación tiene dos significados. Primero, significa producir fruto. Segundo, significa que el crecimiento de una persona es multiplicado. No debemos crecer simplemente, sino multiplicarnos. Generalmente, cuando alguien crece espiritualmente, él también es multiplicado. Según la promesa en Exodo 23:26, ser multiplicados significa no tener ningún estancamiento. Los santos pueden tener un estancamiento espiritual. Durante cierto tiempo, algunos pueden crecer bastante bien en el Señor. Pero repentinamente tienen un estancamiento espiritual, y eso les impide crecer en vida y producir.
La esterilidad espiritual es otro problema. Algunos cristianos pueden tener un estancamiento espiritual, pero otros son estériles. No llevan ningún fruto. Todos debemos crecer continuamente y producir sin aborta. Es triste ver a un hermano que sigue siendo el mismo por muchos años. Espiritualmente, él es estéril. En él no hay multiplicación ni reproducción. También es triste ver que los que siguen bien durante cierto tiempo, de repente se estancan espiritualmente. Todos debemos orar: “Señor, tomo Tu palabra como promesa. No acepto el aborto ni la esterilidad espirituales. Señor, quiero producir y multiplicar sin problemas”.
Exodo 23:26 declara también: “y yo completaré el número de tus días”. Esto significa que Dios haría que el pueblo viviera hasta la edad completa, hasta la madurez. Hoy en día, hay pocas personas que han llegado a la plena madurez espiritual. Si usted considera los escritos de los cristianos contemporáneos y lo que hablan en la radio, se dará cuenta de que la mayoría de los cristianos no han madurado. ¿Dónde se pueden encontrar creyentes espiritualmente maduros, es decir, que han llegado a la plena edad espiritual? Estos cristianos son muy escasos. Esta falta demuestra que la situación entre la mayoría de los cristianos no es bendecida por Dios. Dios está dispuesto a bendecirlos, pero El no tiene manera de hacerlo. Esta es la razón por la cual el Señor necesita el recobro. Le pedimos al Señor que Su recobro siempre reciba los alimentos y viva en bendición para ser espiritualmente sano en todos los aspectos: en nuestra visión, audición, hablar, y actividades, y para que no seamos afligidos con estancamiento o esterilidad. Que lleguemos a la edad madura y seamos maduros espiritualmente.
Hace más de cuarenta años, en la vida de iglesia, muy pocos ancianos eran verdaderos padres espirituales. La mayoría de los ancianos todavía no habían madurado en vida. Pero puedo testificar que muchos de los que han estado en el recobro durante treinta o cuarenta años han madurado mucho. No tuvieron una muerte prematura, hablando espiritualmente. También me alienta el hecho de que algunos santos entre nosotros ahora tienen mucha más experiencia y madurez que hace cinco años. Espero que durante los próximos años muchos más lleguen a la madurez y que espiritualmente hablando, nadie muera prematuramente. No piense que los ancianos son los únicos que deben madurar. No, todos los santos deben madurar. Mi esperanza es aún las hermanas jóvenes llegarán a la madurez en los años venideros.
Muchos de los que han estado con nosotros durante décadas siguen creciendo. Esto significa que Dios sigue completando el número de sus días. Esto es importante, pues en la vida de iglesia del recobro del Señor, necesitamos a muchas personas con edad avanzada en la espiritualidad. Si el Señor demora en Su regreso, espero que todos los santos sigan creciendo. Aún este asunto del crecimiento es uno de los detalles de la manera en que tomamos posesión de Cristo y lo ganamos.
Me apena que entre los grupos cristianos, usted encuentra aborto, esterilidad, y falta de madurez. Mucho del hablar entre ellos está a un nivel muy elemental. La situación debe ser diferente en la vida de iglesia del recobro del Señor. Si entre nosotros tenemos a muchas personas con edad avanzada en la espiritualidad, con madurez, quedará demostrado que estamos tomando a Cristo como nuestra posesión.
Ya mencionamos que el cuidado completo de Dios por Su pueblo incluye cuatro cosas: la bendición de Su alimento y bebida, el quitar la enfermedad de ellos, el concederles la multiplicación, y el llevarlos a una edad completa. Estos asuntos siguen una secuencia excelente. Si tenemos los alimentos y la bebida adecuados, no habrá ninguna enfermedad entre nosotros. Entonces seremos fructíferos y no tendremos abortos. Finalmente, nuestros días se cumplirán, y tendremos una larga vida.
El segundo, tercer y cuarto aspecto del cuidado completo del Señor dependen del primero: Su bendición sobre la comida y la bebida. Todos necesitamos el alimento adecuado y la Palabra y la bebida apropiada del Espíritu. Entonces seremos sanos, fructíferos y maduros. Tendremos una vida sana y abundante. Como resultado, tendremos la fuerza para tomar la iniciativa de sacar las tribus paganas, la vida natural. Entonces toda la tierra, Cristo en Su totalidad, será nuestro disfrute.
Valoro el rompecabezas que presenta el Antiguo Testamento. Primero tenemos a Cristo como el enviado, el Angel de Jehová. Luego tenemos a Dios, Aquel que obra con nosotros, y también los alimentos y la bebida bajo Su bendición. Si comemos y bebemos correctamente, creceremos y seremos multiplicados. Entre nosotros no habrá enfermedad, aborto, esterilidad, ni muerte espiritual prematura. Nuestro crecimiento, multiplicación y madurez nos capacitarán para aniquilar la vida natural, permitir que Cristo la reemplace, y luego disfrutarlo a El y tomar plena posesión de El. Le damos gracias al Señor por este cuadro en el Antiguo Testamento que nos indica detalladamente cómo tomar posesión de Cristo como la buena tierra.