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Mensajes del libro «Estudio-Vida de 1 Juan»
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Mensaje 11

LA LUZ DIVINA Y LA VERDAD DIVINA

(3)

  Lectura bíblica: 1 Jn. 1:5-7

  En este mensaje seguiremos examinando el significado de la palabra verdad según se menciona en el Nuevo Testamento.

LA VERDADERA CONDICIÓN DE ALGO

  Hemos visto que la verdad es Dios, Cristo, el Espíritu, la Palabra de Dios, el contenido de la fe, la realidad tocante a Dios, el hombre y el universo, y la autenticidad, la veracidad y la sinceridad de Dios como virtud divina y del hombre como virtud humana. Además de estos siete aspectos de la verdad, debemos ver que la verdad según se revela en el Nuevo Testamento se refiere a las cosas que son reales o verdaderas, a la condición real o verdadera de algo (los hechos), a la realidad, a la veracidad, en contraste con la falsedad, el engaño, el disimulo, la hipocresía y el error (Mr. 5:33; 12:32; Lc. 4:25; Jn. 16:7; Hch. 4:27; 10:34; 26:25; Ro. 1:25; 9:1; 2 Co. 6:7; 7:14; 12:6; Col. 1:6; 1 Ti. 2:7).

  Casi todos los ocho aspectos de la verdad se refieren al Dios Triuno. El Dios Triuno, quien es la realidad de todo, se revela en la Palabra y nos es transmitido por medio de ella. Todo lo que la Palabra nos revela y nos transmite constituye el contenido de nuestra fe cristiana y también el contenido del Nuevo Testamento. Este contenido alude a la realidad tocante a Dios, al hombre, al universo, a la relación del hombre con Dios y con los demás, y a nuestra obligación para con Dios. Todas estas diferentes realidades están relacionadas con la realidad única, la cual es el propio Dios Triuno. Luego, mediante nuestra experiencia de Cristo, esta realidad viene a ser nuestra realidad humana, es decir, se convierte en nuestra virtud humana con la cual nosotros adoramos a Dios. Por último, la verdad se refiere a las cosas que son reales y verdaderas.

  Todas las diferentes realidades reveladas en el Nuevo Testamento están directa o indirectamente relacionadas con la realidad única: el Dios Triuno. Por lo tanto, nosotros los cristianos debemos adquirir el conocimiento de lo que es verdadero o real mediante nuestra experiencia del Dios Triuno.

LA REALIDAD DIVINA LLEGA A SER NUESTRA AUTENTICIDAD

  De los ocho asuntos que hemos visto en cuanto a la verdad, los primeros cinco se refieren a la misma realidad en esencia. Dios, Cristo y el Espíritu —la Trinidad Divina— son uno en esencia. Por consiguiente, estos tres, como los elementos básicos de la sustancia de la realidad divina, son, de hecho, una sola realidad. Esta única realidad divina es la sustancia de la Palabra de Dios como revelación divina; por lo tanto, llega a ser la realidad divina revelada en la Palabra divina y hace que la Palabra divina sea la realidad. La Palabra divina transmite esta única realidad divina como el contenido de la fe, y dicho contenido es la sustancia del evangelio revelado en todo el Nuevo Testamento como la realidad del evangelio, la cual es simplemente la realidad divina de la Trinidad Divina. Cuando participamos y disfrutamos de la realidad divina, ésta llega a ser nuestra autenticidad, sinceridad, honestidad y confiabilidad manifestada como una virtud excelente en nuestro comportamiento, la cual nos capacita para expresar a Dios, al Dios de la realidad, por quien vivimos, y así llegamos a ser personas que llevan una vida caracterizada por la verdad, sin ninguna falsedad ni hipocresía, una vida que corresponde a la verdad revelada por medio de la creación y de las Escrituras.

  La palabra alétheia aparece más de cien veces en el Nuevo Testamento. Su significado en cada caso es determinado por el contexto. Por ejemplo, en Juan 3:21 ella denota rectitud (lo opuesto a maldad, vs. 19-20), la cual es la realidad manifestada en un hombre que vive en Dios según lo que Él es y que corresponde a la luz divina, que es Dios mismo, quien es la fuente de la verdad manifestada en Cristo. En Juan 4:23-24, según el contexto de este capítulo y conforme a toda la revelación divina hallada en el Evangelio de Juan, se refiere a la realidad divina que llega a ser la autenticidad y la sinceridad del hombre (lo opuesto a la hipocresía de la adoradora samaritana inmoral, vs. 16-18) con la cual éste adora a Dios con veracidad. La realidad divina es Cristo, quien es la verdad (14:6) como la realidad de todas las ofrendas del Antiguo Testamento con las cuales se adora a Dios (1:29; 3:14), y como la fuente del agua viva, el Espíritu vivificante (Jn. 4:7-15). Los creyentes participan y beben de esta fuente a fin de que Cristo sea la realidad en ellos, la cual con el tiempo llega a ser su autenticidad y sinceridad con las cuales ellos rinden a Dios la adoración que Él desea. En Juan 5:33 y 18:37, conforme a toda la revelación del Evangelio de Juan, la palabra verdad denota la realidad divina contenida, revelada y expresada en Cristo como Hijo de Dios. En Juan 8:32, 40, 44-46, según el contexto del mismo capítulo, denota la realidad de Dios revelada en Su palabra (v. 47) y corporificada en Cristo, el Hijo de Dios (v. 36), la cual nos libera de la esclavitud del pecado.

PRACTICAR LA VERDAD

  Aquí en 1 Juan 1:6 alétheia denota la realidad de Dios revelada a nosotros como luz divina. Dicha realidad es el producto y concretización de la luz divina mencionada en el versículo 5. La luz divina es la fuente y se encuentra en Dios; mientras que la verdad es el producto y concretización de la luz, y se encuentra en nosotros. Cuando permanecemos en la luz divina, la cual disfrutamos en la comunión de la vida divina, practicamos la verdad, es decir, practicamos lo que hemos llegado a conocer en la luz divina. Cuando permanecemos en la fuente, lo que emana de ella llega a ser nuestra práctica.

  Yo creo que después de algún tiempo, quizás diez años, la verdad que está en el recobro del Señor será muy prevaleciente. Nuestro principal interés no es atraer una multitud de personas; no obstante, si algunos miles de santos logran ser adiestrados en la verdad, la verdad prevaleciente producirá grandes resultados en beneficio del propósito del Señor.

DIOS SE REVELA MEDIANTE LA CREACIÓN

  Consideremos ahora algunos versículos de las Epístolas donde se usa la palabra verdad. En Romanos 1:18 Pablo dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que reprimen la verdad con la injusticia”. ¿Qué es la verdad mencionada en este versículo? Para contestar esta pregunta, debemos leer los versículos 19 y 20: “Porque lo que de Dios se conoce es manifiesto en ellos, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y características divinas, se han visto con toda claridad desde la creación del mundo, siendo percibidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Según estos versículos, la verdad de la que se habla en el versículo 18 alude a todo lo que Dios es y a todo lo relacionado con Él y Su existencia, así como al conocimiento de todo ello. Por lo tanto, basándonos en Romanos 1:18-20, podemos afirmar que la verdad denota la realidad con respecto a Dios, al universo y al hombre. Debido a que esta verdad ha sido manifestada, el hombre no tiene excusa.

  Pablo también habla acerca de la verdad en el capítulo 2 de Romanos: “Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad” (v. 2). ¿Qué es la verdad en este versículo? La verdad aquí se refiere a la verdadera situación y condición del hombre. Por supuesto, también se refiere a la verdad mencionada en Romanos 1:18-20, es decir, a la verdad de que la realidad de Dios fue manifestada. Los que reprimen esta verdad, un día serán juzgados por Dios conforme a ella.

  En Romanos 1:18 la verdad se refiere a lo que Dios es. Según Romanos 1:19 y 20, esta verdad, esta realidad, puede conocerse a través de la obra creadora de Dios, y nosotros debemos prestar atención a esta verdad, pues un día Dios juzgará, según esta verdad, a todos los que la reprimen.

  En Romanos 2:20 Pablo añade: “Uno que disciplina a los necios, maestro de niños, que tienes en la ley la forma apropiada de la ciencia y de la verdad”. Aquí la ley denota la ley mosaica. En la ley mosaica se encuentra cierta medida de la verdad divina, y todos los seres humanos deben actuar en conformidad con ella. De lo contrario, Dios los juzgará conforme a dicha verdad.

  Cito estos versículos del libro de Romanos para mostrarles que en el Nuevo Testamento la palabra griega alétheia tiene diferentes significados. El significado de esta palabra tal y como se usa en Romanos 1 y 2 es muy diferente de lo que significa en el contexto del Evangelio de Juan. Según el Evangelio de Juan, Dios se encarnó para ser la verdad, Cristo es la verdad de la vida divina, y el Espíritu es la verdad, la realidad, de Cristo. Todas estas cosas, por supuesto, tienen que ver con la Trinidad. Pero la verdad en Romanos 1 y 2 no tiene que ver con la Trinidad, sino con lo que Dios es, según Él se revela a través de la creación. Todo lo que se revela acerca de Dios por medio de la creación es una verdad, una realidad, y, por tanto, debemos aferrarnos a ella. Además, la verdad mencionada en estos versículos de Romanos denota la realidad revelada a través de la creación y mediante las Escrituras con respecto a Dios, al universo, al hombre, a la relación que tiene el hombre con Dios y con los demás, y a la obligación que el hombre tiene para con Dios.

LA FIDELIDAD DE DIOS

  En Romanos 3:7 Pablo menciona otro aspecto de la verdad: “Pero si por mi mentira la veracidad de Dios ha abundado para Su gloria, ¿por qué todavía soy también juzgado como pecador?”. En este versículo, la veracidad, o verdad, se refiere a la fidelidad de Dios. Esto, por supuesto, difiere del significado de la palabra verdad mencionada en 1:18, donde la verdad denota las características de Dios que son reveladas por medio de las cosas visibles del universo. Así que, en Romanos 3:7 encontramos otro asunto que tiene que ver con Dios: la fidelidad de Dios.

  ¿Cómo podemos comprobar que la veracidad mencionada en Romanos 3:7 denota la fidelidad de Dios? Esto lo comprobamos examinando el contexto. Los versículos 3 y 4 dicen: “¿Pues qué, si algunos de ellos fueron incrédulos? ¿Acaso podrá su incredulidad anular la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; según está escrito: ‘Para que seas declarado justo en Tus palabras, y venzas cuando seas juzgado’”. Observemos que en el versículo 3 se usa la palabra fidelidad, y luego, en el versículo 4, encontramos el adjetivo veraz. El versículo 4 indica que Dios es veraz, fiel, en lo que Él dice; es decir, Dios es fiel en Sus palabras. En los versículos 5 y 6 Pablo añade: “Pero si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que desfoga Su ira? Hablo como hombre. ¡De ninguna manera! De otro modo, ¿cómo juzgará Dios al mundo?”. Estos versículos también están relacionados con la fidelidad de Dios. Luego, en el versículo 7, Pablo prosigue a hablar acerca de la veracidad de Dios. Por tanto, según el contexto, la veracidad aquí denota la fidelidad de Dios. Esto quiere decir que en lugar de decir “la veracidad de Dios”, Pablo pudo haber dicho: “la fidelidad de Dios”, ya que la veracidad aquí es equivalente a la fidelidad. Ésta es la razón por la cual afirmamos que la palabra veracidad mencionada en Romanos 3:7 denota la fidelidad de Dios.

  Romanos 15:8 dice: “Pues os digo, que Cristo vino a ser siervo de la circuncisión por la veracidad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres”. En este versículo la palabra veracidad, o verdad, también se refiere a la fidelidad de Dios. Si no nos damos cuenta de que la palabra veracidad en este versículo se refiere a la fidelidad de Dios, no podremos entenderlo. Cristo vino a ser siervo de la circuncisión por la veracidad de Dios, a fin de confirmar las promesas. Esto significa que Cristo vino a ser un siervo de la circuncisión por la fidelidad de Dios, para confirmar las promesas. Aquí Pablo nos da a entender que todo cuanto Dios ha prometido, Él lo cumplirá. Dios cumple Sus promesas porque Él es fiel. Una vez más, vemos que la veracidad mencionada en Romanos 3:7 y 15:8 se refiere a una virtud particular de Dios: Su fidelidad.

LA HONESTIDAD COMO VIRTUD HUMANA

  Marcos 12:14 dice: “Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres veraz, y que no te cuidas de nadie, porque no haces acepción de personas, sino que enseñas con verdad el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?”. Los fariseos intentaban atrapar al Señor Jesús haciéndole esta pregunta. Pero antes de hacer la pregunta, le dijeron que Él era veraz y que enseñaba con verdad el camino de Dios. La frase con verdad aquí significa “con honestidad”. Debido a que el Señor era veraz y honesto, enseñaba la Palabra de Dios con honestidad, no con falsedad. Por lo tanto, en este versículo la verdad denota la honestidad como virtud humana.

  En 2 Corintios 11:10 se usa la palabra veracidad, o verdad para denotar una virtud humana. En este versículo Pablo dice: “Por la veracidad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya”. Aquí la veracidad denota fidelidad, confiabilidad y honestidad. Primeramente, denota la fidelidad u honestidad que el Señor Jesús manifestó como hombre durante Su vida en la tierra; y en segundo lugar, denota esta misma virtud manifestada en el vivir del apóstol Pablo. Esta virtud era un atributo de Cristo; pero, puesto que Pablo vivía por Cristo, todo lo que Cristo era llegó a ser una virtud que se exhibía en su comportamiento. Lo que queremos recalcar aquí es que en 2 Corintios 11:10 la veracidad o verdad denota la confiabilidad, fidelidad y honestidad como virtud humana.

  En 1 Juan 3:18 se nos dice que amemos en verdad: “Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y con veracidad”. Veracidad aquí denota sinceridad, y está en contraste con lengua, así como de hecho está en contraste con de palabra. En este versículo el apóstol Juan nos exhorta a amar con veracidad, con honestidad. Si decimos que amamos a nuestro hermano, debemos amarlo de hecho y con veracidad. De lo contrario, lo amaremos solamente de palabra y de lengua, y no con sinceridad.

AMAR EN VERDAD Y CONOCER LA VERDAD

  En 2 Juan 1 el apóstol Juan dice: “El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo con veracidad; y no sólo yo, sino también todos los que conocen la verdad”. Primero, Juan habla de amar con veracidad. En este caso, la veracidad denota la realidad divina que ha sido revelada —el Dios Triuno que, en el Hijo Jesucristo, se imparte en el hombre— la cual llega a ser la autenticidad y la sinceridad del hombre. Por consiguiente, la veracidad o verdad en este sentido denota una virtud humana. No obstante, debemos tener claro que esta virtud no es producida por nuestro ser natural; más bien, proviene del disfrute de la realidad divina. Ésta es la realidad divina que llega a ser nuestra autenticidad y sinceridad. También en este versículo Juan nos habla de conocer la verdad. En este caso, la palabra verdad denota la realidad divina del evangelio, especialmente en cuanto a la persona de Cristo.

  Cito estos versículos como ejemplos para mostrarles que necesitamos estudiar todos los versículos del Nuevo Testamento que hablen de la verdad. Luego, con la ayuda de la nota de 1 Juan 1:6 acerca de la palabra griega alétheia, sabremos cómo se usa esta palabra en los diferentes versículos. Como lo indica 2 Juan 1, esta misma palabra puede usarse en dos maneras diferentes en el mismo versículo. En cada caso, el significado de la palabra lo determina el contexto. Por consiguiente, para entender el significado de la palabra en un determinado versículo, debemos estudiar su contexto. Como ya hicimos notar, la palabra griega alétheia, aparece más de cien veces en el Nuevo Testamento. Estudiar esta palabra de acuerdo con su contexto nos ayudará a tener un entendimiento adecuado de la verdad según se revela en el Nuevo Testamento.

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