Mensaje 20
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2 SAMUEL 2—24
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Lectura bíblica: 2 S. 2; 2 S. 3
En este mensaje llegamos a la segunda sección más importante de la historia de David (2 S. 2—24). Esta sección trata de la coronación de David, cuyo fin era que se estableciera el reino de Dios en la tierra.
Después de pasar por todas las pruebas y de ser aprobado por Dios, David es coronado por la tribu de Judá.
Cuando David inquiere de Jehová para saber si debía entrar en una ciudad de Judá, Jehová le dice que suba a Hebrón. Así que, David, junto con los hombres que lo acompañaban y sus familias, mora en las ciudades de Hebrón. Es allí que los hombres de Judá lo ungen como rey sobre la casa de Judá (2:1-4a).
En 5:4 vemos que David tenía treinta años de edad cuando empezó a reinar.
La casa de Judá sigue a David, y él reina sobre ellos por siete años y medio (2:10b-11).
Cuando David se entera de que los varones de Jabes de Galaad habían sepultado a Saúl (vs. 4b-7), les envía mensajeros y les dice que Jehová los iba a bendecir por haber hecho esta misericordia con Saúl, y promete devolverles el bien que habían hecho. De esta manera, David gana para sí a estos varones de Jabes de Galaad.
En los versículos 8-10a vemos que Is-boset, hijo de Saúl, a la edad de cuarenta años, rivaliza con David en el reinado cuando Abner, hijo de Ner, general del ejército de Saúl, le ayuda a ser rey sobre todo Israel. Is-boset reinó sobre Israel durante dos años.
En 2 Samuel 2:12—4:12 se relata la guerra que hubo entre la casa de Saúl y la casa de David.
Los siervos de Is-boset compiten con los siervos de David y son derrotados por ellos (vs. 12-17). En el versículo 17 leemos: “La batalla fue muy reñida aquel día, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por los siervos de David”.
Asael, siervo de David, persigue a Abner, siervo de Is-boset, quien le dice: “Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano?” (vs. 18-22). Mas no queriendo Asael apartarse de él, Abner lo mata (v. 23).
Abner pide paz, y Joab le oye (vs. 24-29). El versículo 28 dice que Joab tocó la trompeta y que “todo el pueblo se detuvo, y no persiguió más a los de Israel, ni peleó más”. Hubo paz durante cierto tiempo.
En esta batalla mueren Asael y diecinueve siervos de David, y los siervos de David matan a trescientos sesenta hombres de Is-boset (vs. 30-32).
“Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, más la casa de Saúl se iba debilitando” (2 S. 3:1).
A David le nacen seis hijos de seis mujeres respectivamente. Esto sucede en Hebrón (vs. 2-5).
Durante la guerra entre la casa de David y la casa de Saúl, Abner se esforzaba por la casa de Saúl. Sin embargo, debido a que Is-boset lo confrontó por llegarse a la concubina de Saúl su padre, Abner se rebeló contra él (vs. 6-11) diciendo: “Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David, no haga yo así con él, trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba” (vs. 9-10).
Abner apela a David, y le pide que pacte con él. David acepta y pide que Abner le traiga a su esposa Mical, hija de Saúl (vs. 12-16).
Abner persuade a los ancianos de Israel a tomar a David como rey (vs. 17-21). El les dice que Jehová había hablado a David, diciendo: “Por la mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos” (v. 18). David hace banquete para Abner y su comitiva. Y Abner dice a David: “Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan contigo pacto, y tú reines como lo desea tu corazón” (v. 21).
Joab no consiente con David en cuanto a la apelación de Abner, y mata a Abner en una celada para vengarse de él por haber matado a su hermano Asael (vs. 22-27).
David lamenta la muerte de Abner, llorando ante su sepulcro y endechándolo (vs. 28-39).
En todos los eventos que transcurrieron en estos capítulos, Dios fue soberano, y estuvo detrás de las circunstancias. Después de la muerte de Saúl, una sola tribu, Judá, fue leal a David, la cual lo proclamó como rey. Con todo, Is-boset fue su rival en el reinado, lo cual causó guerra entre la casa de David y la casa de Saúl. Todos los acontecimientos favorecieron a David. El no tuvo que hacer nada; sencillamente gozarse en el trono. Quisiera subrayar el hecho de que detrás de todos los detalles relacionados con la casa de David y la casa de Saúl, Dios estuvo allí soberanamente dirigiendo cada situación a fin de que todo favoreciera a David.
Dios quiso acabar con la casa de Saúl. Saúl tuvo cuatro hijos, tres de ellos lo acompañaron a la guerra y murieron con él en la batalla. El cuarto hijo, Is-boset, sobrevivió, pero lo mataron dos años más tarde. Fue así que se extinguió la familia de Saúl. Cuando la nodriza del nieto de Saúl, Mefi-boset, se enteró de que Saúl y Jonatán habían muerto en la batalla, ella corrió con el niño en sus brazos, y éste se cayó (4:4). Como resultado, él quedó cojo. Así que, en poco tiempo, Dios acabó con toda la familia de Saúl, dejando solamente un niño lisiado y huérfano bajo el cuidado amoroso de David, el cual respetó el pacto que había hecho con Jonatán (1 S. 20:14-17; 2 S. 9:1-13). La lección que estos ejemplos nos dan, nos debe enseñar a temer a Dios y no jugar con El.