Mensaje 36
(14)
2 SAMUEL 2—24
(8)
2 SAMUEL 12:15b—20:26
(2)
Lectura bíblica: 2 S. 15:1-37; 2 S. 16; 2 S. 17; 2 S. 18; 2 S. 19:1-8a
En 2 Samuel 15:1—19:8a se relata la insurrección que provoca Absalón.
Absalón se prepara para revelarse haciéndose de carros y caballos, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él (15:1).
Los versículos 2-6 describen cómo Absalón roba el corazón del pueblo de Israel.
Absalón conspira y se subleva con el fin de ser el rey en Hebrón (vs. 7-12). Pide permiso al rey David para ir a Hebrón a pagar un voto que había prometido a Jehová, y el rey le despide en paz (vs. 7-9). Absalón entonces envía mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: “Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón” (v. 10). La conspiración fue cobrando fuerza, y fue aumentando el pueblo que seguía a Absalón (v. 12).
Los versículos 13-23 revelan que David y sus siervos huyen de Absalón.
El rey David y todo el pueblo salen, pero deja a diez concubinas para que guardasen la casa (v. 16).
Cuando el rey sale, toda la gente le sigue, y pasa al camino que conduce al desierto (vs. 17-23).
Los versículos 24-37 muestran que David plantea una estrategia para contrarrestar la conspiración de Absalón.
Sadoc y todos los levitas se presentan ante David, llevando consigo el arca de Dios. David les pide que devolvieran el arca a la ciudad de Jerusalén y se quedasen allí para que lo tuvieran informado (vs. 24-29).
David sube la cuesta de los Olivos, llorando mientras subía. El llevaba la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todo el pueblo que tenía consigo hizo lo mismo, e iban llorando mientras subían (v. 30).
Cuando David oye que Ahitofel estaba entre los conspiradores, dijo: “Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel”. Luego llega a la cumbre del monte para adorar allí a Dios (vs. 31-32a).
David pide a su amigo Husai que se quedase en el palacio y colaborara con los sacerdotes a fin de derrotar el consejo de Ahitofel (vs. 32b-37).
En 16:1-4, Siba, criado de Mefi-boset, sale a recibir a David.
Cuando David pasa un poco más allá de la cumbre del monte de los Olivos, Siba sale a su encuentro (v. 1a).
Siba lleva consigo provisiones de alimentos y bebidas para complacer a David (vs. 1b-2).
Cuando David le pregunta a Siba dónde estaba el hijo de su amo, Siba dice que éste moraba en Jerusalén, esperando que la casa de Israel le devolviera el reino de su padre. Entonces David le dice a Siba que todo lo que pertenecía a Mefi-boset era suyo (vs. 3-4).
En los versículos 5-14, vemos que Simei, hombre de la familia de la casa de Saúl, sale al encuentro del rey David.
Cuando David vino a Bahurim, Simei sale a su encuentro (v. 5a).
Simei sale maldiciendo. El arroja piedras contra David y contra todos los siervos del rey David (vs. 5b-8).
Abisai, hijo de Sarvia, quiso quitarle la cabeza a Simei (v. 9).
David contesta a Abisai, diciendo: “Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo haces así? Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho” (vs. 10-12).
Mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, maldiciendo y arrojando piedras contra David y esparciendo polvo (v. 13).
David y todo el pueblo que con él estaba, llegan fatigados, y allí él renueva sus fuerzas (v. 14).
En 2 Samuel 16:15—17:23 se narra que Absalón toma Jerusalén y gobierna allí.
Como David se lo pidió, su amigo Husai finge servir a Absalón (16:15-19).
Ahitofel da un consejo maligno: que Absalón se llegara a las concubinas de su padre para fortalecer las manos de todos los que estaban con él (vs. 20-23).
En 17:1-4, Ahitofel da otro consejo inhumano: que Absalón persiguiera a su padre y lo matara.
Los versículos 5-22 revelan que Husai frustra el consejo de Ahitofel, conforme a la ordenación de Dios.
Husai anula el consejo inhumano de Ahitofel (vs. 5-14). En cuanto a esto, en el versículo 14 leemos: “Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón”.
Husai frustra el consejo de Ahitofel con la ayuda de los sacerdotes y de sus hijos, quienes le dicen a David cómo escapar de su hijo Absalón (vs. 15-22).
Cuando Ahitofel ve que no se había seguido su consejo, regresa a su casa y se ahorca (v. 23).
En 2 Samuel 17:24-19:8a se describe cómo Absalón es derrotado y muerto.
En 17:24-26 se narra que Absalón persigue a David, y acampa en tierra de Galaad.
Barzilai galaadita y otros van y apoyan a David y al pueblo que estaba con él (vs. 27-29).
David organiza su ejército y lo envía a pelear contra Absalón y su pueblo (18:1-5). Cuando David le dice al pueblo que él saldría con ellos, ellos le piden que no salga, porque él era como diez mil de ellos. El rey estuvo de acuerdo, y dijo: “Yo haré lo que bien os parezca” (v. 4a). Entonces David manda a Joab, Abisai, y a Itai, diciendo: “Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón” (v. 5a).
Los versículos 6-8 narran que Absalón y su gente son derrotados por los siervos de David en un bosque.
En 18:9—19:8a se relata la muerte de Absalón.
Absalón, montando un mulo, se encuentra con los siervos de David. El mulo entra por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enreda la cabeza de Absalón, quien queda suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pasa por delante (v. 9).
Alguien lo ve y avisa a Joab que acababa de ver a Absalón colgado de una encina (v. 10).
Joab pregunta a ese hombre por qué no había matado a Absalón echándole a tierra (vs. 11-13), y él responde que él no extendería su mano contra el hijo del rey, porque el rey había ordenado que no tocaran a Absalón.
Joab toma tres dardos y los clava en el corazón de Absalón mientras él aún estaba vivo en medio de la encina, y diez jóvenes escuderos de Joab rodean a Absalón, lo hieren y lo matan (vs. 14-15).
Joab toca la trompeta, y el pueblo se vuelve de seguir a Israel. Entonces ellos toman a Absalón y lo echan en un gran hoyo en el bosque y levantan sobre él un montón muy grande de tierra (vs. 16-17).
En vida, Absalón había erigido una columna para sí mismo en el valle del rey, porque había dicho: “Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna por su nombre, y así se ha llamado Columna de Absalón, hasta hoy” (v.18).
Ahimaas hijo de Sadoc, sumo sacerdote, quiso dar la noticia a David, pero Joab se lo prohíbe, y manda en su lugar a un cusita. Cuando el cusita se presenta ante David, le dice al rey que Jehová lo había vengado de todos los que se habían levantado contra él (vs. 19-32).
David, preocupado por su hijo Absalón, pregunta en dos ocasiones: “¿El joven Absalón está bien?” (vs. 29a, 32a). Cuándo se entera de la muerte de Absalón, llora sin consuelo. “Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” (v. 33).
En 19:1-8a Joab advierte a David, y le manda que se levante y consuele al pueblo.