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Mensajes del libro «Estudio-Vida de 1 Samuel»
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Mensaje 4

LA HISTORIA DE SAMUEL

(3)

SU RELACION CON EL CADUCADO Y DECADENTE SACERDOCIO AARONICO

(2)

  Lectura bíblica: 1 S. 4; 1 S. 5; 1 S. 6; 1 S. 7:1-2

  Al leer la Biblia uno necesita una clara visión de la economía de Dios y entender el contenido de la Biblia con relación a dicha economía. ¿Con qué objetivo creó Dios el universo? ¿Por qué creó al hombre y con qué propósito eligió a Israel? Dios realizó todo esto por causa de Su economía. Al examinar la relación que Samuel tenía con el decadente sacerdocio aarónico según se describe en 4:1—7:2, debemos relacionar los eventos narrados ahí a la luz de la economía divina. Es importante que veamos que Israel se degradó debido a que no le importó la economía de Dios, Su mover ni Su reino.

V. SE ENTERA DEL INFORTUNIO EN QUE HABIA CAIDO EL ARCA DE DIOS POR LA SUPERSTICION DEL DEGRADADO Y CORROMPIDO SACERDOCIO AARONICO

  Samuel observó el infortunio en que había caído el arca de Dios por la superstición del degradado y corrompido sacerdocio aarónico. Mientras observaba todas estas cosas, ellas deben haberle dejado una profunda impresión y se convirtieron en un aprendizaje para él.

A. Usurpada debido a la superstición de los ancianos del pueblo de Israel, quienes habían caído de la línea de la economía de Dios, de que obtendrían la victoria al pelear contra los filisteos

  El arca de Dios fue usurpada por los ancianos del pueblo de Israel, quienes se habían apartado de la línea de la economía de Dios (4:1-8). Los ancianos usurparon el arca porque tenían un concepto supersticioso de que ella les ayudaría a pelear contra los filisteos. Los israelitas habían sido derrotados por los filisteos, y los ancianos de Israel propusieron que el pueblo trajera el arca de Dios que estaba en el tabernáculo en Silo y la llevaran consigo a la batalla. Los ancianos dijeron: “Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos” (v. 3b). Cuando el arca llegó al campo, el pueblo se alegró y gritó con gran júbilo (v. 5). Ellos confiaron en el sistema que Dios había establecido, pero no pusieron su confianza en Dios directamente. Debían haberse arrepentido por su fracaso e inquirido de Dios en cuanto a lo que deberían hacer. Antes de sacar el arca del tabernáculo debieron preguntarle a Dios, como lo hizo Josué en Jericó (Jos. 6:2-4). Los ancianos conocían la historia de Jericó, pero la degradación en la que habían caído y su falta de interés por el deseo de Dios, por Su economía, los condujeron a una experiencia totalmente diferente.

  El arca era un tipo de Cristo como corporificación de Dios. Además, ésta representaba a Cristo como la presencia del Dios Triuno que está con Su pueblo para llevar a cabo Su economía y establecer Su reino en la tierra. Llevar consigo el arca equivalía a llevar la presencia de Dios. Cuando los israelitas se desplazaron del monte Sinaí llevando consigo el arca, Moisés oró a Dios, diciendo: “Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos” (Nm. 10:35). El arca iba al frente cuando el pueblo avanzaba. El movimiento del arca era un cuadro del mover de Dios en la tierra.

  Lo que hicieron los ancianos de Israel en 1 Samuel 4, fue usurpar a Dios. Dios no deseaba moverse en aquella ocasión. A los hijos de Israel no les preocupaba ni les interesaba la economía de Dios. Ellos sacaron el arca de su lugar, indicando con ello que usurpaban a Dios procurando por sí mismos seguridad, paz, descanso y bienestar. Ellos suplantaron a Dios, y lo obligaron a ir con ellos.

  Hoy muchos creyentes usurpan a Dios. Ellos oran por prosperidad, salud o por la familia sin tener en cuenta la economía de Dios. Cuando pedimos a Dios que nos sane, debemos estar plenamente involucrados con Su economía. Si usted está enfermo, no debe orar de manera que usurpe a Dios. Antes bien, debe decir desde lo más recóndito de su espíritu: “Señor, no estoy en la tierra por el bien de mi salud, de mi prosperidad, de mis hijos ni de mi trabajo. Estoy aquí para Tu economía. ¿Quieres que siga viviendo en la tierra por causa de Tu economía? He visto Tu economía, y me doy cuenta de que Tú necesitas nazareos, y yo deseo ser uno de ellos por amor a Ti. Como uno que nació de Dios y que posee la vida y naturaleza divinas, te pido que me muestres lo que hay en Tu corazón para mí”. Si Dios quiere que usted siga viviendo en la tierra por causa de Su economía, será sanado, ya sea por medio de un médico o por otro medio. Lo esencial es que, en lugar de usurpar a Dios, lo que oremos, vivamos y seamos corresponda al corazón de Dios y cumpla Su economía.

B. Capturada por los filisteos victoriosos, lo cual indicaba que la gloria se había apartado de Israel

  Finalmente, el arca de Dios, que había estado con los hijos de Israel por cerca de 400 años, fue capturada por los filisteos, lo cual fue una indicación de que la gloria se había apartado de Israel (4:9-22). Desde aquel entonces, el arca de Dios empezó a tener una historia propia dentro de la historia de los hijos de Israel.

  Poco después de que los israelitas sacaron el arca de Dios de su lugar, ellos fueron vencidos, y el arca fue capturada. Treinta mil personas de Israel fueron muertas, así como también los hijos de Elí, Ofni y Finees. Elí posiblemente intuía algo acerca del arca de Dios; por ello, en lugar de permanecer en casa, se sentó “en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios” (v. 13a). Cuando se dieron las nuevas de que el arca de Dios había sido capturada, Elí cayó hacia atrás, se desnucó y murió. Además, al mismo tiempo, la nuera de Elí, la esposa de Finees, dio a luz un hijo a quien nombró Icabod, que quiere decir, singloria. Luego dijo ella: “Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios” (v. 22). La gloria había sido traspasada de Israel porque el arca de Jehová había sido capturada.

  Estos eventos deben haber dejado un profunda impresión en el joven Samuel. Es posible que durante la noche él haya reflexionado sobre ellos y pensara: “Aquí estoy en el tabernáculo, el centro del cual es el arca. Hoy, cuando los ancianos sacaron el arca, Elí, bajo cuya custodia estoy, no tenía paz; y cuando se enteró de lo que aconteció al arca, a Ofni y a Finees, murió. Su nuera también murió mientras daba a luz a su hijo, a quien, antes de morir, nombró Icabod”. Creo que Samuel, quien era un muchacho prudente, reflexionó sobre el significado de todos estos sucesos.

C. El arca es llevada a tres lugares consecutivos entre los filisteos

  El arca, después de ser capturada por los filisteos, fue llevada a tres lugares consecutivos, donde Jehová, para protegerla, lidió con ellos severamente (5:1-12). El hecho de que Dios protegiera Su arca significa que El protegía Su santidad.

1. Daña a Dagón, dios de los filisteos

  Lo primero que hizo Jehová al lidiar con los filisteos fue dañar a su dios Dagón, nombre que significa el dios pez (vs. 1-5). Después de que los filisteos llevaron el arca a Asdod, la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a éste (v. 2). Por la mañana del siguiente día, los de Asdod encontraron a Dagón “postrado en tierra delante del arca de Jehová” (v. 3a). Ellos tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar, pero “volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente” (v. 4).

2. Los hiere con tumores

  En segundo lugar, Jehová hirió a los filisteos con tumores (vs. 6-12). El versículo 6 dice: “Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio”. Más tarde, el pueblo de Asdod dijo que el arca del Dios de Israel no debía permanecer con ellos, pues la mano de Jehová había sido dura sobre ellos y sobre Dagón, dios de ellos. (v. 7). Entonces, los príncipes de los filisteos pasaron el arca a Gat, pero, “cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de tumores” (v. 9). Luego, el arca fue enviada a Ecrón. Pero cuando llegó allí el arca, los ecronitas dieron voces, diciendo que habían pasado a ellos el arca del Dios de Israel para matarlos. Así que dijeron a los príncipes de los filisteos que enviaran el arca del Dios de Israel, y la devolvieran a su lugar, para que no los matara. “Porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí” (v. 11).

D. El arca es trasladada de nuevo, de los filisteos a Israel, y llegó a Bet-semes

  En el capítulo seis vemos que se volvió a trasladar el arca, de los filisteos a Israel, y llegó a Bet-semes. Después de que estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses, los filisteos preguntaron a los sacerdotes y adivinos de qué manera debían hacer volver el arca a su lugar (vs. 1-2).

1. Según el método de los supersticiosos filisteos

  De una manera supersticiosa, los filisteos enviaron el arca con cinco ratones de oro y cinco tumores de oro, a manera de ofrenda por la transgresión, buscando el perdón de Dios y para la gloria de Dios (vs. 3-5). La manera en que los ancianos de Israel sacaron el arca de su lugar, al igual que la forma en que la devolvieron los filisteos, fue un acto supersticioso. La superstición se halla en todas las religiones. Pero en el recobro del Señor no tenemos superstición; tenemos la revelación de la palabra de Dios.

  Los sacerdotes filisteos dijeron a los hombres que ubicaran el arca de Jehová en un carro nuevo, al cual debían ser uncidas dos vacas que criaban, a las cuales no hubiera sido puesto yugo. Al lado del arca debían poner una caja, en la cual debían colocar las joyas de oro que le pagarían a Dios en ofrenda por la transgresión. Luego les dijeron que dejaran ir el arca y observaran si subía por el camino de su tierra a Bet-semes. Si se dirigía allí, eso sería señal de que fue Jehová quien hizo ese mal tan grande a los filisteos (vs. 7-9). Y aquellos hombres lo hicieron así, y las vacas se encaminaron por el camino recto rumbo a Bet-semes. “Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron” (v. 13). Los levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja que estaba junto a ella, y “los hombres de Bet-semes sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día” (v. 15).

2. Mediante la preservación de la santidad de Su arca

  Dios preservó la santidad de Su arca, de tal modo que ésta fue llevada a Quiriat-jearim y permaneció allí por veinte años, hasta que toda la casa de Israel se lamentó en pos de Jehová (v. 19—7:2).

  El versículo 19 dice que Jehová “hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres” (v. 19a). Estos hombres fueron muertos debido a la manera irresponsable que trataron el arca. Esto muestra que no debemos ser negligentes al relacionarnos con ella. Como ya dijimos, el arca es la presencia de Dios, que está con Su pueblo con el propósito de realizar Su economía. Dios sacó de Egipto al pueblo de Israel y lo adiestró en el monte Sinaí, y les encargó que construyeran el tabernáculo y el arca para que quedara claro que era El quien llevaba a cabo Su economía. El objetivo del arca no era traerles prosperidad, protección, seguridad o sanidad, sino cumplir la economía de Dios. No obstante, en la época de Samuel, a los ancianos de Israel no les importó esto, sino su propio beneficio y protección. Ellos pensaban que todo les pertenecía, e incluso usurparon al propio Dios. Con todo y eso, Dios protegió Su santidad, y no permitió que los filisteos y el pueblo de Bet-semes hicieran con el arca lo que bien les parecía.

  Al final, el pueblo de Bet-semes pidió al pueblo de Quiriat-jearim que se llevaran el arca (vs. 20-21), y ésta permaneció ahí por veinte años (7:1-2). Aunque el arca volvió a Israel y estuvo bajo el cuidado del sacerdocio apropiado, todavía no regresaba al tabernáculo, el cual estaba en Silo. Esta era una situación anormal. Mientras Samuel crecía en el tabernáculo, el arca permaneció en Quiriat-jearim por veinte años, hasta que toda la casa de Israel lamentó en pos de Jehová (v. 2).

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