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Mensajes del libro «Estudio-Vida de 2 Corintios»
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LOS MINISTROS DEL NUEVO PACTO

(10)

  Lectura bíblica: 2 Co. 6:3-13

  En 6:4-7a Pablo, con las expresiones que siguen, enumera dieciocho requisitos que uno debe cumplir para ser ministros del nuevo pacto: en mucha perseverancia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en vigilias, en ayunos, en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en bondad, en un espíritu santo, en un amor no fingido, en la palabra de verdad, en el poder de Dios. De la mitad del versículo 7 al versículo 10, Pablo habla de tres grupos de cosas y de siete clases de personas. Consideremos ahora estos grupos y estas personas.

TRES GRUPOS

Mediante armas de justicia a diestra y a siniestra

  En el versículo 7 Pablo dice: “Mediante armas de justicia a diestra y a siniestra”. Esto indica que la vida que llevan los apóstoles con respecto a su ministerio era una vida de batallas, en la cual luchaban por el reino de Dios. Las armas de justicia sirven para pelear con el fin de que tengamos una relación recta con Dios y con los hombres según la justicia de Dios (Mt. 6:33; 5:6, 10, 20). Las armas que se usan en la diestra, como por ejemplo, la espada, son ofensivas; las que se usan en la siniestra, como el escudo, son defensivas.

A través de gloria y de deshonra

  En la primera parte del versículo 8, Pablo dice: “A través de gloria y de deshonra, de mala fama y de buena fama”. La gloria proviene de Dios y de quienes lo aman; la deshonra proviene del diablo y de quienes lo siguen. Si queremos ser buenos ministros del nuevo pacto, en nuestra experiencia recibiremos siempre dos clases de evaluaciones. Algunos nos darán gloria y dirán que somos excelentes; otros nos acusarán de ser miserables y de dar lástima, y amontonarán deshonra sobre nosotros.

A través de mala fama y de buena fama

  La mala fama proviene de los opositores y los perseguidores (Mt. 5:11); la buena fama proviene de los creyentes y de quienes reciben la verdad predicada y enseñada por los apóstoles. Ésta ha sido nuestra situación a lo largo de los años. Hemos recibido mala fama y buena fama. Si usted siempre recibe buena fama, es probable que no sea sincero ni fiel al Señor. Si es fiel al Señor y sincero con la iglesia y los santos, recibirá mala fama y buena fama.

SIETE CLASES DE PERSONAS

Como engañadores, pero veraces

  Hacia el final del versículo 8 Pablo declara: “Como engañadores, pero veraces”. Es como si a los ojos de los judaizantes y de las personas de otras religiones o filosofías, los apóstoles fueran engañadores, pero a los ojos de quienes amaban la verdad de Dios, fueran veraces.

  En Mateo 10:16 el Señor Jesús dice: “Sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. Algunos nos pueden acusar de ser serpientes, engañadores, pero nosotros debemos ser sencillos, sinceros, como palomas. Todos debemos aprender a ser prudentes como serpientes; de lo contrario, no seremos “como engañadores”. Esto es lo que significa tener la forma de serpiente, sin la naturaleza venenosa de la misma. Debemos aprender a ser prudentes como serpientes, es decir, como serpientes en apariencia, mas no en realidad. Dejemos que otros digan que somos engañadores, que somos serpientes. Sin embargo, de hecho somos veraces, porque en nosotros no hay ningún veneno serpentino.

Como desconocidos, pero bien conocidos

  En el versículo 9 Pablo dice: “Como desconocidos, pero bien conocidos”. Los apóstoles eran como desconocidos en el sentido de que no se exhibían a sí mismos, pero también eran bien conocidos en el sentido de que daban testimonio de la verdad de Dios. Nosotros también debemos ser desconocidos en el sentido de no anunciarnos ni exhibirnos. Como resultado de esto, los demás no nos conocen. No obstante, al mismo tiempo, podremos ser bien conocidos porque testificamos de la verdad de Dios. Primero debemos ser desconocidos, y luego, bien conocidos. En lugar de anunciarnos, como para obtener fama, seamos siempre fieles y testifiquemos de la verdad de Dios a otros.

Como moribundos, mas he aquí vivimos

  Los apóstoles eran moribundos al sufrir persecuciones (1:8-10; 4:11; 1 Co. 15:31), pero estaban vivos en la resurrección del Señor (2 Co. 4:10-11). Nosotros asimismo debemos ser personas a quienes se les da muerte, aquellos que son como moribundos, y también debemos vivir en resurrección.

Como castigados, mas no muertos

  En el versículo 9 Pablo declara también: “Como castigados, mas no muertos”. Según la comprensión superficial de los opositores, los apóstoles parecían castigados, mas no eran muertos, porque disfrutaban del cuidado soberano del Señor. Mientras sufrimos, los que tienen una visión superficial de las cosas, tal vez dirán: “Estas personas sufren el castigo de Dios. Si no estuvieran siendo castigadas por Dios, ¿por qué estarían tan afligidas?” No obstante, aun en el momento mismo en que sufrimos, nos encontramos bajo el cuidado soberano del Señor y no se nos da muerte. Así que, sufrimos, pero seguimos viviendo.

Como entristecidos, mas siempre gozosos

  Los apóstoles estaban como entristecidos debido a las condiciones negativas de las iglesias (11:28), mas siempre se regocijaban en la gracia suficiente y la vida de resurrección de Cristo (12:9-10).

Como pobres, mas enriqueciendo a muchos

  En el versículo 10 Pablo, una vez más haciendo referencia a los apóstoles, dice: “Como pobres, mas enriqueciendo a muchos”. Ellos eran como pobres en cosas materiales, mas enriquecían a muchos en riquezas espirituales (Ef. 3:8).

Como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo

  Finalmente, en el versículo 10, Pablo declara: “Como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”. En el sentido humano, ellos no tenían nada, mas lo poseían todo en la economía divina.

  Debemos preguntarnos si formamos parte de las siete clases de personas descritas en estos versículos. También debemos examinarnos en cuanto a los dieciocho requisitos necesarios y acerca de los tres grupos de cosas. En estos versículos se usa la palabra “en” dieciocho veces; luego, [en el griego la preposición que significa] “mediante” aparece tres veces [traducida, respectivamente “mediante” y “a través de” (la segunda ocurrencia de “a través de” está implícita)]; y la palabra “como” se usa siete veces. En cuanto a las siete clases de personas, debemos ser como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí que vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; y como no teniendo nada, más poseyéndolo todo. Por una parte, debemos parecer ser engañadores, desconocidos, moribundos, castigados, entristecidos, pobres y como quienes no tienen nada. Por otra parte, debemos ser veraces, bien conocidos, vivientes, no muertos, siempre gozosos, quienes enriquecen a muchos y quienes lo poseen todo. Nosotros no debemos ser los únicos ricos en las cosas espirituales, sino que también debemos enriquecer a otros. Además, debemos ser bien conocidos, por lo menos entre los ángeles.

LA BOCA ABIERTA Y EL CORAZÓN ENSANCHADO PARA CON LOS CREYENTES

  En el versículo 11 Pablo añade: “Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado”. Los apóstoles, quienes eran maduros en todo aspecto y quienes podían adaptarse a cualquier situación, según lo descrito en los versículos del 3 al 10, habían abierto su boca y ensanchado su corazón a los creyentes. Con un corazón ensanchado, podían acoger a todos los creyentes, sin importar la condición de ellos, y habiendo abierto su boca, tenían la libertad de hablar con franqueza a todos los creyentes con respecto a la verdadera situación en que se encontraban por haberse desviado del camino. Esta clase de franqueza y grandeza de corazón es necesaria para reconciliar con Dios a los creyentes desviados y distraídos, o sea, para hacerlos volver a Él.

  En el versículo 12 Pablo dice además: “No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro interior”. Los creyentes corintios, por ser niños (v. 13), eran presionados y restringidos en su interior para con los apóstoles. Todos los niños son muy estrechos en sus sentimientos y fácilmente se ofenden con quienes los corrigen. Literalmente, la palabra griega traducida “interior” es entrañas. Es la misma palabra que se traduce cariño en 7:15. Se usa la misma palabra en Filipenses 1:8: “Porque Dios me es testigo de cómo os añoro a todos vosotros con el entrañable amor de Cristo Jesús”. Esta palabra griega significa afecto interior, y por ende, misericordia y comprensión tiernas.

  En 2 Corintios 6:13 Pablo apela a los corintios: “Pues, recíprocamente en pago (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros”. El apóstol quería que los creyentes corintios le dieran cierto pago, esto es, un corazón igualmente ensanchado, de modo que lo recibieran a él con afecto entrañable.

  El hecho de que Pablo use la palabra “hijos” en el versículo 13 indica que el apóstol consideraba infantiles a los creyentes corintios, y que al tratar con ellos les hablaba como un padre habla a sus hijos.

  En este versículo Pablo exhorta a los corintios a que se ensancharan. Para ensancharse se requiere crecimiento y madurez en vida, de lo cual los creyentes corintios carecían (1 Co. 3:1, 6; 14:20). El apóstol laboraba en ellos para suplir lo que les faltaba. Según el contexto, el cual comienza al final del capítulo cinco, ser ensanchados al crecer y madurar en vida equivale a ser completamente reconciliados con Dios. Al escribir eso, el apóstol llevaba a cabo su ministerio, el cual consistía en reconciliar a los creyentes, quienes estaban reconciliados a Dios sólo a medias.

  En 2 Corintios 6:3-13 se nos muestra lo que significa ser plenamente salvo. En estos versículos vemos el modelo de una persona que ha experimentado una salvación completa. Comprobamos que hemos sido plenamente salvos al llevar una vida que se adapta a todo. Por tanto, el modelo de uno que ha experimentado la plena salvación es el modelo de uno que lleva una vida que se adapta a todo.

  No debemos pensar que la vida que se adapta a todo, descrita en 6:3-13, es sólo para personas como Pablo. No, cada creyente tiene la posibilidad de ser un ministro del Nuevo Testamento. Todo aquel que ha sido plenamente salvo ciertamente es un ministro del nuevo pacto y lleva una vida que se adapta a todo. Esto significa que si usted, como creyente neotestamentario, no es un buen ministro del nuevo pacto, todavía no ha sido plenamente salvo. Si hemos sido plenamente salvos y llevamos una vida que se adapta a todo, cualquier situación y cualquier circunstancia será propicia para que ministremos vida a los demás. Ser plenamente salvos es lo que nos hace aptos para ser ministros del Nuevo Testamento.

  No debemos pensar que todos los requisitos mencionados en estos versículos aplican únicamente a Pablo o a ciertos ministros del nuevo pacto, mas no a nosotros. Pablo es un modelo de lo que deberían ser todos los creyentes. Lo que Pablo tenía es también lo que nosotros necesitamos hoy. Todos debemos llevar una vida que se adapte a todo.

  Si hemos de llevar una vida que se adapte a todo, necesitamos un corazón ensanchado, un corazón que incluya a todo el pueblo de Dios. No sólo los apóstoles y los ancianos deben tener un corazón ensanchado; todo creyente de Cristo debe poseer un corazón igualmente grande. Si no podemos ensancharnos debidamente en esta era, el Señor hará que nos ensanchemos en la próxima era. Ciertamente, para cuando entremos en la Nueva Jerusalén, nuestro corazón habrá sido ensanchado. Por lo menos para entonces, podremos decir: “Hermano Pablo, ahora soy igual a usted. Usted tiene un corazón ensanchado, y yo también”. Sin embargo, confío en que no esperaremos hasta la próxima era para ser de corazón ensanchado. Es mucho mejor serlo ahora.

  La meta de estos mensajes es ensancharnos. La meta no es que lleguemos a ser grandes personas. He visto a muchas personas muy bien conocidas cuyos corazones eran muy estrechos. Eran tenidos por grandes hombres, pero sus corazones eran minúsculos. Yo prefiero ser una persona pequeña pero con un gran corazón, un corazón ensanchado que reciba a todo creyente de Cristo.

  Si hemos satisfecho los primeros dieciocho requisitos necesarios, si los tres grupos de cosas figuran en nuestra experiencia, y si somos personas tales como las que están descritas en este capítulo, entonces verdaderamente hemos sido ensanchados. Los dieciocho requisitos expresados en las frases que empiezan con “en” pueden ser organizadas en nueve pares: en mucha perseverancia y en tribulaciones, en necesidades y en angustias, en azotes y en cárceles, en tumultos y en trabajos, en vigilias y en ayunos, en pureza y en conocimiento, en longanimidad y en bondad, en un espíritu santo y en un amor no fingido, en la palabra de verdad y en el poder de Dios. Hemos señalado que la longanimidad y la bondad van juntas. Mientras sufrimos, debemos ser bondadosos con los demás. Asimismo, los tumultos y los trabajos van juntos. Aparentemente no conforman un par; pero de hecho sí lo conforman. Por experiencia sabemos que los trabajos que realizamos en la obra del Señor provocarán oposición, y que esta oposición resultará en tumultos. Un espíritu santo y un amor no fingido también forman un par. Cuando tenemos un espíritu santo, también tenemos un amor no fingido. Finalmente, la palabra de verdad y el poder de Dios van juntos.

  Es muy significativo que en la lista que hace Pablo, la perseverancia y la tribulación figuran como el primer par, y la palabra de verdad y el poder de Dios, como el último. Nosotros probablemente habríamos hecho de los últimos los primeros, la cabeza, pero Pablo los pone al final, de último. Aquí el objetivo de Pablo era hacer hincapié en la vida que se adapta a todo, una vida que se acomoda a cualquier situación y que no hace que otros tropiecen. Aquí él no tiene mucho que decir acerca de la palabra de verdad y del poder de Dios.

  Pablo, como ministro del nuevo pacto, llevaba una vida que ayudaba a otros, en lugar de hacerles tropezar. Era una vida que podía adaptarse a cualquier situación. Para ser esta clase de personas, debemos tener un corazón grandemente ensanchado, al grado de que satisfagamos los dieciocho requisitos presentados en nueve pares, así como los que están implícitos en los tres grupos de cosas y las siete clases de personas.

  Los grupos y las personas también están organizados en pares. En el primer juego de tres pares se hallan: a través de gloria y deshonra, [a través de] de mala fama y de buena fama, y mediante armas de justicia a diestra y a siniestra. Además hay siete pares que empiezan con la palabra “como”: como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. Los que han satisfecho todos estos requisitos, han sido ensanchados y llevan una vida que se adapta a todo, lo cual los hace aptos para ser idóneos ministros del nuevo pacto.

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