Mensaje
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Lectura bíblica: 2 Co. 7:2-16
En 7:2 y 3 Pablo dice: “Dadnos cabida en vuestro corazón: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, de nadie hemos tomado ventaja. No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir juntos y para vivir juntos”. Lo que dice Pablo aquí revela cuál profunda e íntima era su preocupación por los corintios. Sus palabras no meramente expresaban algo ético, religioso, espiritual o amoroso, pues uno puede pronunciar palabras de amor y sentir amor por otros, y aun así no preocuparse mucho por ellos. El amor que sentimos por los demás debe convertirse en una preocupación por ellos. Pablo tenía una preocupación así por los creyentes de Corinto.
Una madre no sólo siente amor por su hijo; también siente una profunda preocupación por él. Sólo una mujer con una preocupación así es apta para ser una madre idónea. Tal vez una mujer carezca de educación, pero si siente una profunda preocupación por sus hijos, ella está calificada para ser una buena madre. Por supuesto, el conocimiento y la habilidad ayudan, pero no son requisitos indispensables. Lo único que se requiere para ser una buena madre es sentir preocupación por sus propios hijos. El mismo principio rige con respecto al cuidado de la iglesia. No es suficiente que los ancianos sientan amor por la iglesia. Su amor debe convertirse en una profunda preocupación por cada uno de los jóvenes y hermanos débiles. Esta preocupación es lo que hace que nuestra labor sea fructífera. Todos necesitamos tener esta clase de preocupación por los demás.
Hace poco, mientras laboraba en este capítulo, me preguntaba qué palabra podía usar para describir el sentir de Pablo. Me di cuenta de que lo que Pablo dice en este capítulo no es algo meramente ético, moral, religioso o espiritual. Lo que dice aquí manifiesta una preocupación íntima, una profunda, tierna y afectuosa preocupación por los creyentes. En el versículo 2, Pablo dice: “Dadnos cabida”, y en el versículo 3, dice: “Estáis en nuestro corazón, para morir juntos y para vivir juntos”. Estas palabras no son ordinarias; más bien, son palabras que proceden del cielo, palabras que provienen del corazón de Dios. El anhelo de Pablo era que así como él tenía a los corintios en su corazón, él también pudiera estar en el corazón de ellos. Los creyentes corintios estaban en el corazón de Pablo, para vivir juntos y para morir juntos. Esto ciertamente expresa una íntima preocupación por ellos.
En el versículo 8 Pablo dice además: “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa. Aunque sí me pesó entonces (porque veo que aquella carta, aunque por poco tiempo, os contristó)”. Con la palabra “carta” Pablo se refiere a la primera epístola que escribió a los corintios. Lo que dice en cuanto al pesar que sentía indica que él no solamente fue osado y franco al reprender a los creyentes en su primera epístola, sino que también fue tierno y dócil para con ellos. Las palabras “os contristé” del versículo 8 muestran que la primera epístola que el apóstol dirigió a los creyentes corintios, tuvo efecto en ellos.
En el versículo 8 Pablo usa la palabra “aunque” tres veces. Él dice: “Aunque os contristé”, “aunque sí me pesó”, y “aunque por poco tiempo”. ¿Por qué Pablo sigue diciendo: “aunque”? Según mi entendimiento, si elimináramos la palabra “aunque”, el tono de Pablo en este versículo sería demasiado recio. La adición de la palabra “aunque” tiene el efecto de suavizar lo que él dijo. Además, si no hubiera usado esta palabra, en el versículo 8, Pablo habría estado vindicándose firmemente y defendiéndose a sí mismo. Al añadir la palabra “aunque” tres veces, él reduce la impresión de que se está justificando.
Los hermanos casados deberían aprender de Pablo si desean evitar discusiones con sus esposas. Mientras el hermano conversa con su esposa, descubrirá que al insertar la palabra “aunque”, él puede suavizar lo que le dice y evitar ofenderla.
Además, con la palabra “aunque”, Pablo le da a sus palabras un matiz agradable. El uso de la palabra “aunque” en el versículo 8 puede compararse a añadir miel a una taza de té. Así como el sabor del té puede ser demasiado fuerte sin la miel, las palabras de Pablo habrían sido demasiado fuertes sin el repetido uso de la palabra “aunque”. Al usar esta palabra tres veces, Pablo suaviza sus palabras y las endulza.
Mientras Pablo escribía a los corintios, todos los hechos y los argumentos estaban a su favor. Los corintios no tenían caso alguno con qué refutarle. Puesto que Pablo había ganado el caso, fácilmente habría podido escribir algo que a los corintios les habría sido demasiado difícil de aceptar. Así que, al escribirles, Pablo fue sabio y tierno.
Si tenemos una preocupación íntima por los demás, seremos tiernos para con ellos. Una persona tosca e insensible no puede mostrar una profunda preocupación por otros. Si un marido no siente la debida preocupación por su esposa, posiblemente será estricto y exigente con ella. Pero si siente una preocupación íntima por ella, esto hará que él se vuelva tierno con ella. Una vez que nos convertimos en personas tiernas, nuestra manera de hablar será suave y dulce.
El versículo 8 definitivamente contiene el elemento de suavidad. Pablo dice: “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa. Aunque sí me pesó entonces”. Con esto vemos lo blando que era en su manera de hablar. Pero supongamos que Pablo hubiese dicho: “Al escribirles la primera epístola, yo no hice nada malo y no siento ningún pesar”. Indudablemente, esa manera de hablar habría sido ofensiva. No obstante, Pablo no se expresó de esa manera. Él suavizó sus palabras al añadir la palabra “aunque”. De esta manera, Pablo expresó su tierno sentir por los creyentes.
Debe dejar una profunda impresión en nosotros el hecho de que la manera de hablar de Pablo en este versículo sea suave y dulce. Puesto que él habla de esta manera, sin importar lo que dice, no causa ninguna ofensa. La clase de expresión que Pablo usa en el versículo 8 no ofende a los demás. En lugar de ser duro y amargo, es dócil y dulce.
Al escribir a los corintios, Pablo no habló de manera apresurada. A menudo, cuando hablamos apresuradamente, expresamos enojo. Por ejemplo, si una hermana se queja de algo que ha hecho su marido, es posible que él conteste rápidamente: “¿Acaso he hecho algo mal? ¡Muéstrame en qué estoy equivocado!” Esta manera de hablar provoca el enojo. Para poder calmar la situación con su esposa, es mejor que el hermano no se apresure para hablar. Él debe hablar de una manera blanda y agradable. Así escribió Pablo a los corintios en el capítulo siete.
En este capítulo no encontramos teología, ética ni religión. En cierto sentido, ni siquiera encontramos espiritualidad. Sin la debida experiencia, no podemos describir lo que se revela en 2 Corintios 7. He empezado a entender este capítulo no solamente a través del estudio, sino también basado en la experiencia, aunque la mía ha sido limitada. Por experiencia, me he dado cuenta de que lo que Pablo habla aquí no es ni teología ni doctrina, ni ética ni moralidad, ni religión ni espiritualidad. Él comunica una preocupación tierna, profunda e íntima por los corintios. Sus palabras son muy conmovedoras.
Debido a que las palabras de Pablo expresaban lo tierno que él era y el hecho de que sentía una íntima preocupación por los creyentes, éstas tuvieron poder e impacto. Con ellas él los pudo conmover profundamente. Proverbios 25:15 dice: “La lengua blanda quebranta los huesos”. Aun un hueso duro puede ser quebrantado con suaves palabras de mansedumbre. Al hablar Pablo la verdad a los corintios y al presentarles los hechos con franqueza, él sabía que era difícil no condenar a los corintios. Sin embargo, la preocupación y ternura que sentía por ellos lo llevó a pronunciar palabras suaves y frases llenas de dulzura. Espero que todos podamos aprender de él.
En el versículo 9 Pablo dice: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte”. El arrepentimiento mencionado aquí era el resultado que el apóstol deseaba obtener al escribir su primera epístola. La primera epístola del apóstol contristó a los corintios según Dios, y no debido a ninguna otra cosa. Esto indica que habían sido conducidos de nuevo a Dios, o sea, reconciliados con Él.
En el versículo 9 pareciera que Pablo sólo trae a colación un punto pequeño, pero a propósito alarga su expresión. Esto también demuestra su ternura, su íntima preocupación.
En este versículo vemos que Pablo tenía un espíritu tierno y que todo su ser estaba lleno de dulzura. Tal vez se pregunten cómo sabemos esto. Sabemos que Pablo era una persona tierna con un espíritu y un ser interior dulces, debido a como él se expresa en este versículo. No obstante, no actuaba con diplomacia ni cortesía. El ser tierno, dócil y dulce es diferente de ser cortés. Una persona puede ser muy cortés, y no ser dócil o dulce en lo absoluto. Esa clase de cortesía carece de hermosura. Por una parte, alguien puede ser cortés; y por otra, al mismo tiempo puede ser tosco, altivo y orgulloso. Pablo, por el contrario, no era ni cortés ni diplomático, lo cual es aun peor que ser cortés. Él era tierno, dócil y dulce.
El versículo 10 dice: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, que es sin remordimiento; pero la tristeza del mundo produce muerte”. Esta salvación se refiere a ser reconciliados con Dios (5:20), lo cual da por resultado más vida, que está en contraste con la muerte. Por esta reconciliación, el apóstol ve el fruto de su primera epístola a los creyentes corintios.
En el versículo 11 Pablo añade: “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, y qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué castigo! En todo os habéis mostrado puros en el asunto”. El hecho de ser contristados según Dios, forjó y produjo solicitud en los corintios. La palabra griega traducida solicitud también puede ser traducida diligencia. Esto se refiere a la solicitud que los creyentes corintios arrepentidos tenían por el apóstol, solicitud que brotaba de la tierna preocupación que él tenía por ellos con respecto a la relación que ellos tenían con Dios y a su condición delante de Dios. Anteriormente, no les importaba la preocupación del apóstol; ahora, con su arrepentimiento, mostraban atención y solicitud al respecto. Los siete resultados producidos por la tristeza y el arrepentimiento de los creyentes corintios, según se enumeran en este versículo, constituían una rica cosecha de la primera epístola que el apóstol les escribió.
El versículo 11 contiene siete palabras cruciales: solicitud, defensa, indignación, temor, ardiente afecto, celo y castigo. La palabra griega traducida “y” significa “no sólo eso, sino también”. Si leemos este versículo detenidamente, veremos que la palabra “solicitud” figura por sí sola, mientras que los últimos seis resultados de la tristeza que produce el arrepentimiento y que es según Dios, forman tres pares: el primero está relacionado con el sentimiento de vergüenza por parte de los creyentes de Corinto, el segundo, con el apóstol, y el tercero, con el ofensor (según Bengel). La traducción de Wuest también indica esto con la expresión: “Sí ... de hecho”, la cual se usa tres veces como sigue: “Sí, defensa verbal de vosotros, de hecho indignación; sí, temor, de hecho ardiente afecto; sí, celo, de hecho la imposición de un castigo disciplinario”.
La palabra “solicitud” del versículo 11 significa cuidado esmerado. Aquí Pablo parece decir: “Corintios, vosotros no tuvisteis ningún cuidado por nosotros los apóstoles, y particularmente por mí. Pero en la primera epístola que os escribí, os reprendí, y eso os causó una tristeza según Dios. Esa tristeza produce arrepentimiento para salvación y, por ende, produjo en vosotros un cuidado esmerado por nosotros. Ahora vuestra solicitud para con nosotros ha sido recobrada. Cuando vine a veros la primera vez, vosotros tuvisteis un cuidado esmerado para conmigo, mas algunos falsos maestros os distrajeron a vosotros y os descarriaron, haciendo así que abandonarais la solicitud que teníais para con nosotros. Ahora, gracias a la tristeza que produce arrepentimiento para salvación, vosotros volvéis a sentir una auténtica solicitud por nosotros”.
De hecho, Pablo hacía notar a los corintios lo que les faltaba, pero lo hizo de una manera tierna, suave y dulce. Su forma de presentar los hechos era muy tierna. Si yo hubiese sido uno de los creyentes corintios que leía esas palabras, me habría llenado de vergüenza por haber sido distraído y descarriado, y por haber perdido la sincera solicitud por el apóstol, quien era la persona misma por medio de la cual había sido salvo.
La palabra griega traducida “defensa” en el versículo 11 significa también vindicación. Esto se refiere al hecho de que los creyentes corintios se vindicaron a sí mismos ante Pablo por medio de Tito, a que proclamaron su inocencia con respecto a la ofensa. Después de experimentar el arrepentimiento para salvación, los corintios se dieron cuenta de que la iglesia en Corinto había errado. En su primera epístola, Pablo los había reprendido y les había exhortado a que se humillasen. Entre ellos había estado presente un mal sumamente grave, y ellos no se sentían avergonzados. Por el contrario, aun habiendo entre ellos un pecado tan grave como el incesto, se sentían orgullosos. Como resultado, toda la iglesia fue reprendida. Por haberse arrepentido, los creyentes corintios se reconciliaron con Dios y quisieron vindicarse. Anhelaban aclarar la situación con el apóstol Pablo.
En el versículo 11 Pablo se refiere también a la indignación de los corintios. Estaban indignados por la ofensa y en contra del ofensor. Mientras se esforzaban por vindicarse, los corintios estaban indignados; estaban enojados por la ofensa y también con el ofensor. Sabiendo que su situación era pecaminosa, se arrepintieron, quisieron vindicarse de tal situación y se indignaron por ello. Su sentimiento de indignación estaba presente junto con su defensa, la vindicación de sí mismos.
Con respecto a Pablo, los corintios sentían temor y entrañable afecto. Tenían temor del apóstol, no fuera que viniera con vara (1 Co. 4:21); pero también le tenían un entrañable afecto. Los creyentes arrepentidos temían al apóstol, pero también le tenían gran afecto. Ciertamente querían verlo de nuevo.
En el versículo 11 Pablo habla también de celo y de castigo. El celo era el deseo de darle al ofensor el debido castigo exigido por la justicia, y el castigo era la imposición de aquella justicia sobre todos los involucrados, como castigo disciplinario (2:6).
Una vez más, quiero recalcar que las expresiones que Pablo usa al describir la situación de Corinto están llenas de ternura, de suavidad y de dulzura. Indudablemente, los corintios quedaron al descubierto. Pablo, no obstante, no les escribió de manera áspera. El versículo 8 está lleno de un elemento tierno, y el versículo 11, lleno de sabiduría. El versículo 11 exhibe el mejor escrito de Pablo. Es difícil traducir a cualquier idioma las expresiones griegas que usa Pablo. Esto es cierto particularmente con relación a la palabra traducida “y” en el versículo 11. Como hemos visto, esta palabra griega significa “no solamente eso, sino también”.
En el versículo 11, encontramos una maravillosa presentación de la situación que imperaba en Corinto. Con el uso de siete palabras: solicitud, defensa, indignación, temor, ardiente afecto, celo y castigo, Pablo da a conocer a los creyentes corintios la situación verdadera en la cual ellos se encontraban. Al hablar de esta manera, él les expone la situación y les presenta un panorama completo de ella. Aquí vemos la sabiduría tierna de Pablo. No se percibe ninguna asperidad ni dureza; en lugar de ello, se percibe la delicadeza, la ternura, la docilidad y la dulzura. En las palabras de Pablo vemos una íntima preocupación. En lugar de ofender a los corintios, los restaura y sana sus heridas. Ésta es la vida que ministra a Cristo a los demás.
No es suficiente aprender a predicar el evangelio o enseñar doctrina. Por supuesto, Pablo era un extraordinario predicador del evangelio y un gran teólogo. Ciertamente él conocía todas las doctrinas de la Biblia. Pero aquí él no ejerce su capacidad para predicar ni exhibe su conocimiento doctrinal. Antes bien, él ejerce, con sabiduría, su tierna e íntima preocupación por la iglesia que estaba en Corinto.
En el versículo 12 Pablo dice además: “Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta la solicitud que tenéis por nosotros delante de Dios”. Aquí Pablo declara que él no escribió a los corintios por causa del que cometió el agravio, es decir, el hermano que cometió el incesto (1 Co. 5:1), el que hizo el mal, ni por causa del padre del hermano, de aquel contra quien se cometió el agravio. Entonces, ¿por qué escribió Pablo? Él escribió con el propósito de que se hiciese manifiesta la solicitud que ellos tenían por los apóstoles. Los creyentes corintios verdaderamente amaban a los apóstoles y eran solícitos hacia ellos, pero habían sido descarriados por falsos maestros. Por tanto, el apóstol escribió la primera epístola con la intención de hacerlos volver, para que se les hiciese manifiesto el amor y la solicitud que ellos tenían por los apóstoles (2 Co. 7:7). ¿Quién hubiera imaginado que ésta fuera la razón por la cual Pablo escribió a los corintios? Él escribió con el propósito de hacerles manifiesta la solicitud que ellos tenían para con los apóstoles. ¡Cuánta sabiduría manifiesta Pablo en lo que escribe! Aquí Pablo parece decir: “Creyentes corintios, en vosotros había solicitud para con nosotros. Pero estaba sepultada y, por ende, encubierta. Os escribí la primera epístola con el objetivo de haceros manifiesta la solicitud que tenéis para con nosotros.
El versículo 13 añade: “Por esto hemos recibido consuelo. Y sobre este consuelo nuestro, nos gozamos más abundantemente por el gozo de Tito, por cuanto su espíritu recibió refrigerio de todos vosotros”. Darby declara que es imposible traducir con exactitud las frases idiomáticas griegas empleadas en este versículo. El hecho de que Pablo declara que él se gozaba más abundantemente por el gozo de Tito indica que él era muy humano y emotivo mientras ministraba la vida divina a los demás. Esta sección principal de 2:12 a 7:16, que trata del ministerio del nuevo pacto llevado a cabo por los apóstoles, y de ellos mismos como ministros del nuevo pacto, empieza con la ansiedad del apóstol por ver a Tito a causa de su preocupación amorosa por los creyentes corintios (2:13), y termina con el consuelo y animo que recibió cuando llegó Tito, quien trajo buenas noticias con respecto a ellos.
En el versículo 13 Pablo declara que el espíritu de Tito recibió refrigerio de todos los corintios, lo cual demuestra que aunque los apóstoles eran humanos y emotivos, permanecían en su espíritu cuando ministraban la vida divina a los demás.
En el versículo 14 Pablo declara: “Pues si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros, no he sido avergonzado; antes bien, así como todo os lo hemos hablado con verdad, también nuestro gloriarnos ante Tito resultó verdad”. Con seguridad, Pablo se había gloriado ante Tito respecto de los corintios. Ahora declara que gloriarse ante Tito resultó verdad.
El versículo 15 dice: “Y su cariño para con vosotros es aún más abundante, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor”. La palabra griega traducida “cariño” significa literalmente entrañas y es la misma palabra griega traducida “interior” en 6:12.
En el versículo 16 Pablo concluye, diciendo: “Me regocijo de que en todo tengo denuedo por causa de vosotros”. Las palabras griegas traducidas “denuedo por causa de vosotros” se pueden traducir también “confianza en vosotros”. El apóstol fue animado por los creyentes corintios y ahora podía tener confianza en ellos. ¡Qué preocupación más profunda e íntima sentía Pablo por ellos!