Mensaje 1
Lectura bíblica: Am. 1:1-15; 2:1-16
El libro de Amós, como libro perteneciente a los Profetas Menores, también aborda la disciplina aplicada a Israel y el castigo infligido a las naciones que redundan en la manifestación de Cristo, la cual trae la restauración, cuya consumación es la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva.
En este mensaje abordaremos tres asuntos: las palabras de introducción, el juicio de Jehová sobre las naciones que rodean a Israel y Sus juicios sobre Judá e Israel.
Las palabras de introducción se encuentran en 1:1-2.
En hebreo el nombre Amós significa “quien lleva cargas”.
El período en que transcurrió el ministerio de Amós fue alrededor del año 787 a. C. (1:1a).
El destinatario de su ministerio fue el reino norteño de Israel (1:1b).
El lugar en que desempeñó su ministerio fue Bet-el, en el reino norteño de Israel.
El tema del libro de Amós consiste en que los juicios de Jehová sobre Israel y sobre las naciones que la rodean tienen por resultado la restauración.
El pensamiento central de la profecía de Amós, el cual es muy similar al de Oseas y Joel, es que Jehová castiga a las naciones, tomando a Israel como centro, para que la era de la restauración (Mt. 19:28) pueda ser introducida por causa del reino de David, esto es, el reino de Cristo (Ap. 11:15).
En el libro de Amós, la revelación con respecto a Cristo se halla implícita en el tabernáculo de David, el reino de David, el cual tipifica al reino de Cristo (Am. 9:11-12; cfr. Hch. 15:16-17).
El libro de Amós tiene cinco secciones: palabras de introducción (1:1-2); el juicio de Jehová sobre las naciones que rodean a Israel (1:3—2:3); los juicios de Jehová sobre Judá e Israel (2:4-16); Jehová contiende con la casa de Jacob (3:1—9:10), que incluye las tres reprensiones que Jehová le hace a Israel (3:1—5:27) y las plagas que corresponden a las cinco señales que vio Amós (6:1—9:10); y la restauración de la casa de Israel junto con la reedificación del tabernáculo caído de David con miras al reino de Cristo (9:11-15).
En 1:3—2:3 tenemos el juicio de Jehová sobre las naciones que rodean a Israel.
En 1:3-5 el profeta habla acerca de Damasco.
Las palabras “por tres transgresiones de Damasco” y “aun por cuatro” indican transgresiones reiteradas (v. 3a). Damasco sería juzgada por sus reiteradas transgresiones, esto es, por trillar a Galaad con trillos agudos de hierro (v. 3b).
Jehová habría de enviar fuego a la casa del rey, fuego que consumiría los palacios del rey. Él, además, habría de quebrar la barra de la puerta de la ciudad y extirpar al que allí habita así como al que está en poder, y habría de enviar al pueblo al cautiverio (vs. 4-5).
En los versículos del 6 al 8 vemos el juicio de Jehová sobre Gaza.
Gaza sería juzgada por sus reiteradas transgresiones. Gaza llevó cautivos a todos los de la cautividad para entregarlos a Edom, el cual es sinónimo de Esaú (v. 6).
El pecado de Gaza fue sumamente ofensivo para Dios. Los versículos 7 y 8 anuncian que Jehová enviaría fuego a la ciudad de Gaza para que consumiera sus palacios y que Él extirparía al que habita en la ciudad y al que está en poder; además, Él haría que el remanente de los filisteos pereciera.
En los versículos 9 y 10 el profeta procede a hablar acerca de Tiro.
Tiro también habría de ser juzgada por sus reiteradas transgresiones al entregar a Edom los cautivos de Israel y al no acordarse del pacto de hermanos, el pacto entre Esaú y Jacob (v. 9).
Al castigar a la ciudad de Tiro, Jehová habría de enviar fuego a la ciudad, el cual consumiría sus palacios (v. 10).
En los versículos 11 y 12 tenemos el juicio de Jehová sobre Edom.
Las reiteradas transgresiones de Edom estaban relacionadas con el hecho de perseguir a espada a su hermano (Jacob), suprimir sus compasiones, hacer que su furor ardiera constantemente y guardar perpetuamente su ira desbordante (v. 11).
Al castigar a Edom, Jehová enviaría fuego sobre ellos, el cual consumiría los palacios de su capital (v. 12).
Los versículos del 13 al 15 tratan sobre el juicio de Jehová sobre Amón.
Amón (hijo de Lot mediante incesto) abrió los vientres de las mujeres de Galaad encintas a fin de ensanchar sus fronteras (v. 13).
Jehová habría de encender fuego en la capital, el cual consumiría sus palacios con estruendo en el día de la batalla y con tempestad en el día del viento tempestuoso (v. 14). Además, el rey y los príncipes de Amón irían al cautiverio (v. 15).
En 2:1-3 tenemos una palabra con respecto a Moab.
Moab (también hijo de Lot mediante incesto) quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos (v. 1).
Jehová habría de enviar fuego sobre Moab, el cual consumiría los palacios de su capital. Él habría de hacer que Moab muriese en el tumulto con gritos y sonido de trompeta; más aún, Él habría de quitar al juez de en medio de él y habría de matar a todos sus príncipes juntamente con él (vs. 2-3).
Amós 2:4-16 es un relato de los juicios de Jehová sobre Judá (vs. 4-5) e Israel (vs. 6-16).
El juicio de Jehová sobre Judá fue debido a que ellos rechazaron la ley de Jehová y no guardaron Sus estatutos, y debido a que siguieron a sus padres para mentir (v. 4). Las mentiras de Judá los hicieron errar.
El castigo de Jehová sobre Judá consistió en enviar fuego sobre Judá, un fuego que habría de consumir los palacios de Jerusalén (v. 5).
El juicio de Jehová vino sobre Israel debido a que ellos habían vendido por plata al justo y al menesteroso por un par de sandalias (v. 6), anhelaban hasta el polvo de la tierra que estaba sobre las cabezas de los pobres (v. 7a) y desviaban el camino de los mansos (v. 7b). Israel también transgredió en que un hombre y su padre se llegaban a la misma joven, con lo cual profanaban el santo nombre de Jehová (v. 7c). Junto a todo altar, Israel se acostaba sobre ropas tomadas en prenda (v. 8a). Los pobres eran tan miserables al prestarse dinero que incluso daban su ropa de cama en prenda. La persona que tomaba dicha ropa en prenda la extendía alrededor del altar mientras adoraba ídolos. Esto era malvado a los ojos de Dios. Además, en la casa (el templo) de su Dios, Israel bebía el vino de los que habían sido multados (v. 8b). Ellos también hicieron beber vino a los nazareos y mandaron a los profetas que no profetizaran (vs. 9-12). Los profetas y los nazareos eran personas santas establecidas por Dios, pero estas personas santas fueron dañadas debido a que Israel mandó a los profetas no profetizar y engañó a los nazareos para que bebiesen vino.
Al castigarlos, Jehová habría de apretar a Israel como se aprieta la carreta llena de gavillas (v. 13). La huida le fallaría al ligero y el fuerte no fortalecería su poder, ni el valiente libraría su alma. El que maneja el arco no resistiría, ni se libraría el ligero de pies, ni el que monta a caballo libraría su alma (vs. 14-15). Finalmente, Jehová declaró que el robusto de corazón de entre los poderosos huiría desnudo en aquel día (v. 16). Como dejan en claro estos versículos, cuando Dios venga a juzgar, no habrá manera de escapar.