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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Apocalipsis»
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Mensaje 50

LAS SIETE COPAS

(2)

  Antes de considerar el derramamiento de las siete copas, quisiera decir algo más acerca del Dios que está en el trono y el Dios que está en el templo. Muchos cristianos, incluyendo a muchos de los que estamos en el recobro del Señor, conocen a Dios solamente como al Dios que está en el trono. Saben muy poco de Dios como el Dios que está en el templo. No es difícil conocer al Dios que está en el trono, porque esto podemos comprenderlo en nuestro entendimiento natural. Sin embargo, para conocer a Dios como el Dios que está en el templo, necesitamos recibir una visión celestial.

  En la Biblia Dios se revela primeramente como el Dios que está en el trono. A lo largo del Antiguo Testamento, el pueblo de Dios gradualmente se dio cuenta que Dios es el Todopoderoso que está en el trono. El trono de Dios está relacionado con Su dominio. Finalmente, la revelación que contiene la Biblia nos conduce del trono, el gobierno de Dios, al templo, la expresión de Dios. En el Antiguo Testamento vemos a Dios en Su templo. En el Nuevo Testamento vemos a Dios en Su casa, Su templo, la iglesia. Al final, en la consumación de la Biblia, en el libro de Apocalipsis, están combinados el trono y el templo (Ap. 16:17). En Apocalipsis vemos a Dios sentado en el trono en la Nueva Jerusalén (Ap. 22:1).

  La mayoría de los cristianos conoce hoy a Cristo solamente como el Dios del trono. En sus oraciones y alabanzas consideran a Dios como Aquel que está sentado en Su trono. Tienen la certeza de que si el mundo entero se inundara, Dios continuaría en el trono. Aunque hemos oído frecuentemente oraciones dirigidas al Dios que está en el trono y aunque tenemos himnos que dicen que Dios está en el trono, es difícil encontrar un himno que diga que Dios no sólo está en el trono, sino también en el templo. Pocos cristianos tienen la visión de que Dios está en el templo.

  Dios está en el trono para llevar a cabo Su administración, pero El está en el templo para expresarse. El eterno propósito de Dios no es estar en el trono, sino en el templo. No es necesario edificar el trono de Dios, puesto que está establecido para siempre y existe de eternidad a eternidad (Sal. 45:6). Sin embargo, el templo de Dios requiere mucha edificación. El deseo de Dios no es simplemente estar en el trono; El ha estado en el trono desde la eternidad. Dios desea un templo, una expresión. Aunque todos los cristianos saben que Dios es el Todopoderoso que está en el trono, pocos se dan cuenta de que Dios necesita un templo, la iglesia, el edificio, que lo exprese. Hemos estado proclamando este asunto en este país por más de catorce años. Sin embargo, aun entre nosotros, pocos hablan en sus alabanzas del Dios que está en Su templo. Alaban al Dios que está en el trono. ¿Ha alabado usted alguna vez a Dios estando consciente de que El desea obtener el templo?

  Repito, la Biblia entera primero revela al Dios que está en el trono. Gradualmente revela el deseo de Dios de obtener el templo. El templo consumado y final será la Nueva Jerusalén. Como ya hicimos notar, la Nueva Jerusalén no solamente será el templo de Dios, sino también el Lugar Santísimo. Por la eternidad en la Nueva Jerusalén, Dios estará en el Cordero sobre el trono. El será el Dios que está sobre el trono en Su templo, y Su dominio tendrá Su expresión plena por la eternidad. Todo lo que Dios está haciendo hoy tiene este único fin. Esta es la razón por la cual decimos que no estamos interesados simplemente en la salvación individual, sino en la edificación corporativa de la iglesia. Otra vez digo que la intención de Dios es obtener este templo. El trono de Dios se relaciona con Su templo; esto es, Su administración conduce a Su expresión. Finalmente, en la Nueva Jerusalén el río de agua de vida fluirá del trono de Dios para abastecer a la ciudad entera. Por consiguiente, la Nueva Jerusalén será la consumación del fluir de Dios desde el trono.

III. SON DERRAMADAS LAS SIETE COPAS

A. La primera copa

  Apocalipsis 16:2 dice: “Fue el primero, y derramó su copa en la tierra, y vino una úlcera maligna y dañina sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen”. Dios en Su última expresión de ira marcará a los rebeldes con una úlcera en la piel porque ellos llevan la marca de la bestia. Esta marca será semejante a un cáncer. En esa circunstancia Dios parece estar diciendo: “Ya que llevas la marca de Mi enemigo, la bestia, pondré una marca sobre ti”. Creo que esta úlcera no vendrá sobre los estadounidenses, sino sobre los ciudadanos del Imperio Romano regido por el anticristo, quienes llevan el nombre de éste o el número de su nombre.

B. La segunda copa

  El versículo 3 dice: “El segundo ángel derramó su copa en el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió toda alma viviente que había en el mar”. No creo que esto incluya todos los mares. Probablemente, afectará principalmente el mar Mediterráneo, el mar circundado por el imperio del anticristo.

C. La tercera copa

  En los versículos del 4 al 7 tenemos el derramamiento de la tercera copa. El versículo 4 dice: “El tercer ángel derramó su copa en los ríos, y en las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre”. El versículo 5 habla del “ángel que tiene poder sobre las aguas”. En la administración de Dios, hay un ángel designado para controlar las aguas. Este ángel alaba a Dios, diciendo: “Justo eres Tú, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también Tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen” (vs. 5-6). Aquí y en 11:17 no dice “el que ha de venir”, como en 1:8 y 4:8. Esto demuestra que la venida del Señor debe de ocurrir después de 4:8 y antes de 11:17.

  No todos los moradores de la tierra merecerán beber sangre, porque no todos han derramado la sangre de los santos. Si los estadounidenses han derramado la sangre de los santos, entonces merecen beber sangre. Pero estoy seguro de que tal cosa no sucederá en Estados Unidos. Creo que las aguas se convertirán en sangre principalmente en el territorio del anticristo.

  Antes de seguir, debo insertar unas palabras acerca de la extensión del imperio del anticristo. Lucas 2:1 nos ayuda en este asunto. Este versículo dice: “Aconteció en aquellos días, que salió un decreto de parte de César Augusto, para que se hiciera un censo de toda la tierra habitada”. Ciertamente “toda la tierra habitada” no incluía la antigua China, ni tampoco a América, la cual en aquel tiempo estaba habitada solamente por indios. Debemos entender la Biblia con su trasfondo y las circunstancias en las cuales fue escrita. Según el contexto, “toda la tierra habitada” de Lucas 2:1 se refiere al mundo del Imperio Romano. No significa todo lugar de la Tierra. Los moradores de la tierra que serán castigados por las siete copas son principalmente aquellos que residen en el territorio del anticristo.

  En Apocalipsis 16:7 dice: “También oí que el altar decía: Sí, Señor Dios Todopoderoso, Tus juicios son verdaderos y justos”. Esta alabanza procede del altar y habla de los juicios que Dios trae sobre el territorio del anticristo, el carácter de los cuales es verdadero y sus principios justos.

D. La cuarta copa

  Los versículos del 8 al 9 dicen: “El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”. Los hombres que se quemaron con el gran calor, los cuales blasfemaron el nombre de Dios y rehusaron arrepentirse, deben de ser principalmente los ciudadanos del Imperio Romano, aquellos que se unieron al anticristo para perseguir al pueblo de Dios y rebelarse contra Dios.

E. La quinta copa

  Los versículos del 10 al 11 dicen: “El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. Aquí vemos que la quinta copa es derramada sobre el trono de la bestia. Esto indica que las siete copas traen juicio sobre la bestia, su reino y su territorio. Esto puede compararse con lo que hizo Dios a Faraón y a Egipto por mano de Moisés. Cuando Egipto se cubrió de tinieblas, no quedó oscura toda la tierra. El oscurecimiento del reino de la bestia será exactamente igual a la oscuridad de Egipto. Los que estén en el reino del anticristo morderán sus lenguas, blasfemarán a Dios y rehusarán arrepentirse.

F. La sexta copa

  El versículo 12 añade: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes que vienen de donde el sol sale”. La plaga de la segunda copa es más severa que la de la segunda trompeta (8:8-9); la plaga de la tercera copa, lo es más que la de la tercera trompeta (8:10-11); la plaga de la cuarta copa, más que la de la cuarta trompeta (8:12). La plaga de la quinta copa, o sea el juicio sobre el trono del anticristo y su reino, está relacionada con la quinta trompeta, en la cual el anticristo es el rey de las langostas demoníacas que atormentan a los hombres (9:3-11); y la plaga de la sexta copa está relacionada con la sexta trompeta (9:14), debido a que las plagas de ambas están relacionadas con el mismo río, el Eufrates. En Apocalipsis 9:14-15 vemos que los cuatro ángeles atados en el gran río Eufrates serán liberados e incitarán a los reyes a enviar sus ejércitos, y en 16:12 se nos dice que cuando la sexta copa sea derramada, las aguas del Eufrates se secarán para que estos reyes y sus ejércitos pasen. Por consiguiente, la sexta trompeta y la sexta copa están relacionadas.

G. Una visión insertada entre la sexta y séptima copas

  Los versículos del 13 al 16 son una visión insertada entre la sexta y séptima copas. La visión es la concentración de ejércitos en Armagedón.

1. Tres espíritus inmundos a manera de ranas salieron de las bocas del dragón, la bestia y el falso profeta.

  Los versículos 13 y 14 dicen: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de toda la tierra habitada, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”. Estos espíritus inmundos son como ranas. Por ser espíritus, ellos deben estar en los cielos, pero por ser ranas, solamente se pueden mover en la tierra. En ese entonces Satanás y su poder de acción estarán limitados a la tierra. Ya no tendrá derecho de obrar en el aire. Es por eso que los espíritus que le siguen son semejantes a ranas.

  Estos espíritus demoníacos, por medio de las señales que hacen, reunirán a los reyes de toda la tierra habitada para que salgan a la guerra. Según el versículo 16, “los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. Al final de la gran tribulación, tres espíritus inmundos que saldrán de las bocas de Satanás, el anticristo y el falso profeta, irán a los gobernantes de toda la tierra habitada y los instigarán a unir sus fuerzas, incluyendo a los doscientos millones de jinetes mencionados en 9:14-16, para la batalla de Armagedón, la cual será la última batalla entre la humanidad antes del milenio. Allí la intención de Satanás será destruir a Israel (Zac. 14:12) y pelear contra Cristo y Su ejército. Con este fin usará a toda la humanidad rebelde (17:12-14; 19:11-19). Cristo y los vencedores escogidos los derrotarán y los destruirán (19:20-21; Zac. 14:3, 12-15; 12:4, 9), y salvarán a la nación de Israel (Zac. 12:3-8; 14:4-5; Jl. 3:14-17). Así será pisado el lagar, lo cual se describe en 14:17-20, Isaías 63:1-6 y Joel 3:9-14.

  Los ejércitos del Occidente (el Imperio Romano), del norte (Rusia) y el Oriente (“de donde el sol sale”) serán reunidos en Armagedón. Ezequiel 38 y 39 demuestra que allí estará Rusia, llamada Gog y Magog. Apocalipsis 9 también indica que vendrán del Oriente doscientos millones de soldados de caballería. Aunque los ejércitos del occidente, del norte y del oriente se reunirán en Armagedón, no hay ninguna indicación de que los ejércitos de los Estados Unidos estarán allí. Dios en Su soberanía ha hecho que los Estados Unidos sea uno de los pocos países que están a favor de Israel. Si no fuera por la soberanía de Dios, ¿cómo podría sobrevivir Israel rodeado de naciones hostiles? Aunque todas las fuerzas del mundo estarán preparadas para atacar a Israel, Estados Unidos no estará incluido. Afirmo una vez más que la Biblia no se puede entender de una manera natural, sino con la iluminación y el discernimiento de la Palabra y con un entendimiento claro de la situación actual del mundo.

2. La advertencia del Señor

  Entre la sexta copa y la séptima, el Señor nos advierte en cuanto a Su venida. El versículo 15 dice: “He aquí, Yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza”. De acuerdo con el contexto, el Señor dijo esto al final de la gran tribulación antes de la batalla de Armagedón. Esto comprueba que en aquel tiempo quedarán en la tierra algunos creyentes, que son la rebusca. Para ellos la venida del Señor será como la de un ladrón, a una hora que no lo esperan. Esto demuestra sin lugar a dudas que aun después de la cosecha habrá creyentes en la tierra.

H. La séptima copa

  Cuando la séptima copa fue derramada sobre el aire, “salió una gran voz del templo desde el trono, diciendo: Hecho está” (v. 17). Esto significa que todo lo relacionado con el juicio de Dios y Su expresión, Su testimonio, se ha cumplido. Inmediatamente después de que estas palabras sean proferidas, habrá relámpagos, voces, truenos y el terremoto más grande que el mundo haya visto (v. 18). Este terremoto, el mismo que se menciona en 11:19, hará que la gran ciudad, Jerusalén, se divida en tres partes y que las ciudades de las naciones caigan (v. 19). Dios juzgará a Jerusalén por medio de este terremoto, debido a que ella se ha vuelto tan maligna como la antigua Sodoma.

  El versículo 19 también dice: “Y Babilonia la Grande fue recordada delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de Su ira”. La Babilonia religiosa y misteriosa descrita en 14:8 es destruida al principio de la gran tribulación; por lo tanto, esta Babilonia debe de ser la Babilonia material, la ciudad de Roma, la cual será destruida después de la batalla de Armagedón o en la batalla misma, al final de la gran tribulación. La Babilonia de 14:8 corresponde a la del capítulo 17, mientras que la Babilonia de este versículo corresponde a la del capítulo 18. La mención de las dos Babilonias aparece en 14:8 y en 16:19, y los detalles son dados en los capítulos 17 y 18.

  El versículo 19 dice que Dios le dará “el cáliz del vino del ardor de Su ira”. Roma dio el vino del furor de Su fornicación a los santos que fueron fieles entre las naciones (18:3). Ahora Dios en venganza le da a ella el vino del furor de Su ira.

  El versículo 20 dice: “Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados”. El versículo 21 concluye diciendo: “Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento [unos cincuenta kilogramos]; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande”. Repito una vez más que este granizo no vendrá sobre el pueblo estadounidense, sino principalmente sobre los ciudadanos del imperio de la bestia. En medio de esta granizada, los que estén en el imperio del anticristo seguirán blasfemando a Dios. Esto demuestra que ellos no tienen la intención de arrepentirse y que, por el contrario, pelearán contra Dios hasta el fin.

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