Mensaje 10
Lectura bíblica: Col. 1:15-19
Según la enseñanza tradicional que prevalece en el cristianismo, Cristo es el Creador del universo. Aunque, por ser Dios, Cristo es el Creador, no existe ningún versículo de la Biblia que afirme explícitamente que Cristo creó los cielos, la tierra y todo lo que hay en el universo. Al escuchar esto, tal vez algunos se pregunten sobre Juan 1:3, que dice: “Todas las cosas por medio de El llegaron a existir, y sin El nada de cuanto existe ha llegado a la existencia”. Este versículo no afirma que Cristo creó todas las cosas, sino que éstas llegaron a existir por medio de Él. La versión King James del inglés dice: “Todas las cosas fueron hechas por Él”, pero la traducción de esta preposición griega no es muy precisa, ya que debería traducirse por medio de y no simplemente por. Por lo tanto, este versículo no dice que todas las cosas fueron creadas por Cristo, sino que todas las cosas llegaron a existir por medio de Él. Esto indica que Cristo es el medio por el cual la creación llegó a existir.
Tal vez algunos piensen que Hebreos 1:10-12 afirma que Cristo es el Creador. Sin embargo, estos versículos son una cita del salmo 102, donde se indica que Dios es el Creador. En este caso se citaron para demostrar que Cristo es Dios.
En efecto, Cristo es el Creador de todas las cosas; pero lo que estamos subrayando aquí es que la Biblia no dice específicamente que Cristo sea el Creador; más bien, presenta a Cristo como el medio por el cual la creación llegó a existir. Si hablamos de la creación en un sentido general, sería válido decir que Cristo es el Creador, pero si queremos hablar sobre esto de una manera más definida, sería más apropiado decir que Cristo es el medio por el cual la creación llegó a existir.
Leamos Colosenses 1:16: “En El fueron creadas todas las cosas”. La versión King James del inglés dice: “Por Él fueron creadas todas las cosas”. Esta traducción no es tan exacta, ya que una mejor traducción de la preposición griega es “en” y no “por”. Decir que todas las cosas fueron creadas en Cristo, indica que Él es el medio por el cual fueron creadas todas las cosas. En cambio si decimos: “Por Él fueron creadas todas las cosas”, esto podría entenderse que Cristo es el Creador, y no el medio.
En 1:15 Pablo dice que Cristo es la imagen del Dios invisible. Esto significa que Cristo es la expresión del Dios invisible. Ahora debemos preguntarnos de qué forma Cristo expresa a Dios. La respuesta es que lo expresa en la creación. Sin embargo, Cristo no expresa a Dios en la creación simplemente creando todas las cosas de una forma objetiva. Si Cristo fuese solamente un Creador objetivo y no el medio subjetivo, no podría expresar a Dios en la creación. Recuerde que todas las cosas no fueron meramente creadas por Cristo, sino por medio de Él. Esto implica un proceso que tuvo lugar en Cristo.
En su nota sobre Colosenses 1:16 en New Translation [La nueva traducción], J. N. Darby dice que la frase “en Él” significa “en el poder de la persona de Cristo”. Darby dice: “Él fue Aquel cuyo poder intrínseco caracterizó la obra creadora”. Al comentar sobre el significado de la preposición griega en la cláusula “en El fueron creadas todas las cosas”, Darby afirma que ésta es “usada generalmente para indicar la manera en que una cosa es hecha” (véase Collected Writings [Recopilación de escritos], tomo 33, pág. 87). Él también indicó que la “creación de todas las cosas la caracterizó y la formó el poder inherente al Señor Jesucristo, y todas las cosas subsisten como un todo, debido al mismo poder constante e inherente que las gobierna y las conserva en orden” (Collected Writings, tomo 31, pág. 188).
Cristo es el instrumento activo mediante el cual se procesó la creación. En este proceso se expresa, o manifiesta, el poder de Dios. Esto se revela claramente en Romanos 1:20. Este versículo dice que “las cosas invisibles de El, Su eterno poder y características divinas, se han visto con toda claridad desde la creación del mundo, siendo percibidas por medio de las cosas hechas”. En todas las cosas creadas, el poder de Dios se hace manifiesto. Por consiguiente, usando las mismas palabras de Darby, la creación exhibe las características del poder intrínseco de Cristo.
Cristo está relacionado con la creación de una manera subjetiva. Él no creó el universo simplemente de una forma objetiva como un Creador objetivo. No se mantuvo ajeno a lo creado, llamando las cosas para que existieran; por el contrario, el proceso de creación tuvo lugar en Él, es decir, en el poder de Su persona. Cristo es el poder único de todo el universo; Su propia persona es este poder. Por consiguiente, la creación se procesó en Él. Esto significa que Él no era simplemente un Creador objetivo, sino el instrumento subjetivo por el cual se procesó la creación. Es por eso que la creación exhibe las características del poder intrínseco de Cristo. En lugar de decir que Cristo creó el universo, la Biblia dice que todas las cosas llegaron a existir por medio de Él o que fueron creadas en Él. La frase “por El” es muy objetiva y desligante, mientras que las expresiones “por medio de El” y “en El”, denotan un vínculo más estrecho y subjetivo.
Nos puede ayudar el ejemplo de la gasolina como fuente de poder o energía de un automóvil. Un automóvil es operado por un conductor, pero recibe su provisión de poder de la gasolina. Puesto que la gasolina es la que provee el poder, el auto manifiesta las características del poder de la gasolina. Sin embargo, la gasolina no suministra al automóvil un poder objetivo; le da poder subjetivo al operar dentro de ciertas partes mecánicas del automóvil. Si el poder de la gasolina fuera objetivo, el automóvil no mostraría las características del poder intrínseco de la gasolina. Pero debido a que la gasolina está relacionada subjetivamente con el automóvil, el vehículo, al operar con dicho combustible, manifiesta las características de su poder intrínseco.
Colosenses 1:16 dice que todo fue creado para Él. Todas las cosas fueron creadas en Cristo, por medio de Él y, finalmente, para Él. Estas preposiciones indican que Cristo está subjetivamente relacionado con la creación. El hecho de que todo haya sido creado para Él, indica que Cristo es el fin de todo lo creado. Pablo usó estas tres preposiciones para mostrar la relación subjetiva que Cristo tiene con la creación. La creación se produjo en el poder de la persona de Cristo, por medio de Él como el instrumento activo, y para Él como su consumación. Tal relación es completamente subjetiva. Debido a la relación subjetiva que Cristo tiene con la creación, Él expresa a Dios en ella. La creación manifiesta las características de Cristo, quien es la imagen del Dios invisible.
En el versículo 17 Pablo agrega: “Todas las cosas en El se conservan unidas”, lo cual significa que todas ellas existen juntas por tener a Cristo como el centro que las sostiene. El hecho de que la creación se conserve unida en Cristo es una indicación más de que Cristo está subjetivamente relacionado con la creación.
Es importante establecer que hay una diferencia entre las palabras existir, consistir y subsistir. Colosenses 1:17 no dice que todas las cosas existen en Él ni que consisten en Él, sino que en Él subsisten juntamente, o sea, se conservan unidas. Existir es lo mismo que ser, consistir significa estar compuesto o constituido de algo, y subsistir es conservarse unidos a fin de existir. Imaginemos una rueda con su aro, sus radios y su eje. Los radios se mantienen unidos por el eje. La única manera en que éstos se mantienen unidos o tienen cohesión es estar adheridos al eje de la rueda. Esto ejemplifica la relación que Cristo tiene con la creación con respecto al hecho de que todas las cosas se conservan unidas en Él.
Hemos mencionado que todas las cosas fueron creadas en Cristo, por medio de Él y para Él. No pensemos que algo pueda existir separado de Él. Todas las cosas fueron hechas en el poder intrínseco de la persona de Cristo, por medio de Él como el instrumento activo y para Él como la meta final. Además, todas las cosas se conservan unidas en Él como eje. Puesto que todas las cosas fueron creadas en Cristo, por medio de Él y para Él, y puesto que todas las cosas se conservan unidas en Él, Dios puede expresarse en la creación por medio de Cristo, quien es la imagen del Dios invisible.
En 1:19 Pablo dice: “Por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en El”. La plenitud aquí equivale a la imagen de Dios mencionada en el versículo 15. La imagen del Dios invisible es la expresión plena del Dios invisible. El hecho de que la plenitud habite en Cristo, significa que le agradó habitar en Él a toda la expresión de Dios, es decir, a la totalidad de Su imagen.
Los versículos del 15 al 19 componen una sección en la Epístola a los Colosenses. En dicha sección Cristo es revelado como el primero, tanto en la antigua creación, como en la nueva creación. Por ser el primero en ambas creaciones, Cristo es la expresión de Dios. Dios se expresa en Él porque todas las cosas fueron creadas en Él, por medio de Él y para Él, y porque en Él todas ellas se conservan unidas. Esto no sólo se aplica a la vieja creación, sino principalmente a la nueva creación. La nueva creación, la iglesia, es el Cuerpo de Cristo, cuya Cabeza es Cristo mismo. Debido a Su relación subjetiva con la creación, Cristo es la plenitud, la imagen, del Dios invisible. La plenitud a la que se refiere el versículo 19 no es una cosa, sino una persona, quien es la expresión, la imagen misma, del Dios Triuno.
En los versículos del 20 al 22 resulta difícil determinar a quién se refieren los diferentes pronombres. Los versículos 19 y 20 dicen que agradó a toda la plenitud habitar en Cristo, y “por medio de El reconciliar consigo todas las cosas”. Si la plenitud no fuese una persona, ¿cómo le agradaría habitar en Cristo? El hecho de que la plenitud se agrade, indica que la plenitud es una persona. No sólo le agradó a la plenitud habitar en Cristo, sino que también le complació por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas. En los versículos 19 y 20 tenemos dos verbos en infinitivo, habitar y reconciliar, los cuales están unidos por una conjunción. Por tanto, a la plenitud le agradó habitar y reconciliar. La frase “por medio de El” mencionada en el versículo 20, se refiere a Cristo como el instrumento activo mediante el cual fue lograda la reconciliación. Pero ¿a qué se refiere el pronombre “consigo” con quien todas las cosas son reconciliadas? A la plenitud mencionada en el versículo 19. Es por eso que en New Translation [Nueva Traducción], J. N. Darby usa, en los versículos 20 y 22, pronombres neutros [en inglés] al referirse al sustantivo “plenitud” del versículo 19. No obstante, estos pronombres griegos, no deben considerarse neutros sino masculinos, lo cual significa que los pronombres deben traducirse con los pronombres masculinos “Él” y “consigo”. Así pues, podemos ver que todas las cosas fueron reconciliadas con la plenitud. En los versículos 21 y 22, nosotros, quienes anteriormente éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados por la plenitud en Su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para ser presentados santos y sin mancha e irreprensibles delante de la plenitud. ¡Cuán crucial es que entendamos este pasaje de esta manera! Es la plenitud la que habita en Cristo, es la plenitud la que nos reconcilia, y es la plenitud a la que seremos presentados. Dicha plenitud es Dios mismo expresado. A tal plenitud le agradó habitar en Cristo, como también reconciliarnos y presentarnos a Sí mismo.
El Cristo que se revela en Colosenses es todo-inclusivo; Él no es solamente Dios, sino también el Primogénito de la creación. Todas las cosas llegaron a existir en Él y por medio de Él. Además, todas las cosas son para Él y en Él se conservan unidas. Por lo tanto, todo lo que Dios es se expresa por medio de Él. Hemos visto que la plenitud del versículo 19 no denota las riquezas de lo que Dios es, sino la expresión de dichas riquezas. La expresión plena de Dios en todo Su rico ser, tanto en la creación como en la iglesia, habita en Cristo. El rico ser de Dios se expresa, tanto en la vieja creación como en la nueva, por medio de Cristo, en quien, por medio de quien y para quien llegaron a existir todas las cosas, y en quien todas ellas se conservan unidas. Es así como el Dios invisible es expresado.
Cuando contemplamos el universo y la iglesia, la vieja creación y la nueva, podemos apreciar toda la plenitud, la expresión, del Dios Triuno. A tal plenitud le agradó habitar en el Hijo y reconciliar todas las cosas consigo misma para Su expresión. Además, tal plenitud nos presentará santos y sin mancha e irreprensibles delante de Sí misma, a fin de obtener Su expresión en la nueva creación.
Colosenses 1:15 dice: “El es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación”. El pronombre “El” se refiere al Hijo del amor de Dios (v. 13); por ende, el Hijo del amor del Padre es la imagen del Dios invisible. En el versículo 15 Pablo usa la frase “el Primogénito de toda creación” en aposición a la frase “la imagen del Dios invisible”. Gramaticalmente, esto indica que dichas frases son sinónimas. La imagen del Dios invisible es el Primogénito de toda la creación. El hecho de que el versículo 16 empiece con la palabra “porque”, al principio del versículo 16 es un indicio de que aquí Pablo provee la razón por la cual dijo que la imagen de Dios es el Primogénito de toda creación. La razón es que “en El fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean señoríos, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El”. ¿Por qué la imagen del Dios invisible es el Primogénito de toda creación? Él es el Primogénito porque todas las cosas fueron creadas en Él, por medio de Él y para Él.
Hemos visto que Cristo, como imagen de Dios, es la expresión de Dios. Si una persona no tuviera forma ni imagen física, no podría expresarse. Nosotros nos expresamos por medio de nuestra imagen física. Aunque Dios es invisible, Él se expresa por medio de Su imagen, la cual es Su Hijo. El Hijo del amor del Padre es la expresión del Dios invisible. Dicha expresión es principalmente el Primogénito de toda creación, porque todas las cosas fueron creadas en Él, por medio de Él y para Él. La creación que llegó a existir por medio de Él, expresa el poder eterno de Dios y la naturaleza divina. Tanto la naturaleza divina como el poder eterno constituyen la expresión del Dios invisible. Si usted estudia el universo concienzudamente, confesará que éste atestigua del poder eterno y de la naturaleza divina. Incluso muchos científicos reconocen que en la creación existe cierto poder extraordinario. Tal poder es Cristo como la imagen del Dios invisible.
Las tres preposiciones usadas en el versículo 16 (en, por medio de y para), indican que la creación está subjetivamente relacionada con Cristo. Esto se debe al proceso por el cual fue producida la creación y a la meta o consumación de ésta. La creación se produjo en Cristo y por medio de Él, lo cual indica que la creación está subjetivamente relacionada con Cristo debido al proceso mediante el cual llegó a existir. Además, toda la creación es para Cristo. Esto indica que la creación se halla subjetivamente relacionada con Cristo, quien es la consumación o meta de su existencia. Cristo es expresado tanto en el proceso que se siguió en la creación, como en la meta de ésta. Por lo tanto, no podemos desligar la creación de Cristo, quien es la imagen del Dios invisible.
Cristo es tanto Dios como Cristo. Como Dios, Él es el Creador, y como Cristo, Él es el Ungido, Aquel que fue designado por Dios. Como Aquel que fue ungido y designado por Dios, Cristo lleva a cabo la comisión divina. Como Dios, Cristo es el Creador; pero como Cristo, Él es el instrumento mediante el cual se produjo la creación. Por esto, Juan 1:3 no recalca que Cristo sea el Creador, sino que Él es el medio por el cual la creación llegó a existir. Lo mismo se aplica a Colosenses 1:16. El proceso de la creación fue llevado a cabo en Él, por medio de Él y para Él. Él es el instrumento mediante el cual y en el cual la creación llegó a existir.
Los versículos del 16 al 18 presentan una definición de lo mencionado en el versículo 15. Los asuntos que encontramos en estos versículos se refieren a Cristo como la imagen del Dios invisible. Esto significa que Cristo como imagen de Dios, está relacionado con el proceso y la meta de la creación, con el Primogénito de la creación, con la manera en que todas las cosas se conservan unidas, y con el Primogénito de entre los muertos. El producto de todos estos asuntos es “toda la plenitud” mencionada en el versículo 19, que incluye tanto la plenitud de la vieja creación como la plenitud de la nueva. Por consiguiente, la plenitud del versículo 19 corresponde a la imagen del versículo 15.
¿De qué manera Cristo, la imagen del Dios invisible, expresa a Dios? Como Hijo del amor del Padre, Él expresa al Dios Triuno porque por medio de Él fueron producidas tanto la vieja creación como la nueva. Además, Él expresa al Dios Triuno por ser el Primogénito de ambas creaciones. Esto lo constituye a Él la plena expresión de Dios. “Toda la plenitud” mencionada en el versículo 19, alude a la persona de Cristo. Es por eso que en el versículo siguiente Pablo usa un pronombre masculino para referirse a la plenitud.
¡Alabado sea el Señor por el Cristo que es todo-inclusivo! Las palabras de Pablo a los colosenses revelan que Cristo es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación y el Primogénito de entre los muertos. Como Hijo del amor del Padre, Él es la expresión plena de Dios, tanto en la vieja creación como en la nueva. Como Dios, Cristo no tiene principio; pero como el Primogénito de la creación, Él sí tuvo un principio. Hagamos a un lado todo concepto natural, creamos en la Palabra pura de Dios y alabemos al Señor porque, Cristo como Aquel que es todo-inclusivo, es la plena expresión del Dios Triuno.