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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
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Mensaje 17

LUCHAR SEGÚN LA OPERACIÓN DE CRISTO

  Lectura bíblica: Col. 1:28-29; 2:1-2; Ef. 3:20; 1:19-22

  En este mensaje, hablaremos del asunto de luchar según la operación de Cristo (1:29). Ya dijimos que Pablo laboraba para presentar perfecto en Cristo a todo hombre. El hecho de presentar perfectos en Cristo a otros constituye una ardua tarea, una tarea que sólo puede ser cumplida luchando según la operación de Cristo.

EL PRINCIPIO ORDENADO POR DIOS

  Quizás algunos piensan que orar es la manera de presentar perfectos en Cristo a los demás. Sin embargo, es posible tener una comprensión supersticiosa de la oración. Por ejemplo, supongamos que alguien piensa que se deben preparar las comidas con oración y que no necesitamos ir de compras ni cocinar. Este concepto es supersticioso. Por tanto, al presentar perfectos en Cristo a otros, debemos seguir el principio establecido en Génesis 2: el hombre labra la tierra, y Dios manda la lluvia (v. 5). Por un lado, debemos labrar la tierra; y por otro, sólo Dios puede mandar la lluvia. Mientras confiamos en Dios y le pedimos la lluvia, debemos ser fieles en nuestra responsabilidad de labrar la tierra. Esto significa que debemos cumplir el principio ordenado por Dios. Si sólo dependemos de nuestro trabajo, y no confiamos en que el Señor mandará la lluvia, erramos. Asimismo nos equivocamos si sólo le pedimos al Señor que haga llover sin antes cumplir con nuestra responsabilidad de labrar la tierra. Si aplicamos este principio al asunto de presentar perfecto en Cristo a todo hombre, veremos que no sólo necesitamos orar, sino también laborar según la operación de Cristo.

LUCHAR PARA QUE LOS CORAZONES DE LOS CREYENTES SEAN CONSOLADOS

  En 2:1 Pablo dice: “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, por todos los que no han visto mi rostro”. Este versículo indica que Pablo estaba luchando, esforzándose y combatiendo para que algo particular se cumpliera entre los colosenses y los laodicenses. En el versículo 2 encontramos el motivo de la lucha que sostenía Pablo: “Para que sean consolados sus corazones, entrelazados ellos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento, hasta alcanzar el pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo”. Me tomó años llegar a entender por qué Pablo, después de dar una visión tan elevada de Cristo, repentinamente expresó su deseo de que los corazones de ellos fueran consolados. No sabía cómo conectar la visión en el capítulo uno con las palabras del capítulo dos. Pablo no dijo que luchaba para que los colosenses y los laodicenses recibieran la visión del Cristo que había presentado en el capítulo uno. En mi opinión eso era lo que debía haber hecho. Si el versículo 2 hubiera sido escrito de esta manera, me hubiera sido mucho más fácil entenderlo. Pero Pablo no dijo que luchaba para que los santos ejercitaran su espíritu para ver lo que les había compartido respecto de Cristo, sino para que sus corazones fuesen consolados.

  ¿Por qué era necesario que fueran consolados los corazones de los colosenses, y que fueran ellos entrelazados en amor, hasta alcanzar las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento? Me tomó años encontrar respuesta a esta pregunta. La palabra “certidumbre” implica dos elementos: la fe y el conocimiento. Cuando tenemos fe y conocimiento, podemos tener certeza en lo que creemos, y dicha certeza llega a ser nuestra certidumbre o seguridad. Pablo luchaba para que los corazones de los colosenses alcanzaran la plena certidumbre.

  La expresión “hasta alcanzar el pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo”, está en aposición con la oración “hasta alcanzar todas las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento”. Esto indica que la segunda oración equivale a la primera. Aunque podía entender algunos detalles, no lograba entender el versículo entero; simplemente no sabía por qué Pablo había escrito esto.

  Le damos gracias al Señor por habernos mostrado la razón de esto en el transcurso de los años. En primer lugar, recordemos que hay una estrecha relación entre Efesios y Colosenses; Efesios trata de la iglesia como Cuerpo de Cristo, mientras que Colosenses trata de Cristo como Cabeza. Efesios resalta mucho el espíritu humano, ya que la palabra “espíritu” se repite varias veces. En cambio, Colosenses se refiere al espíritu humano una sola vez (2:5), pero da suma importancia al corazón. En esta epístola Pablo recalca que el corazón es crucial para recibir la revelación de Cristo. Por muchos años, hemos hablado de volvernos al espíritu, de ejercitar el espíritu y de permanecer en nuestro espíritu. Pero hasta ahora no le hemos prestado la debida atención a cómo cuidar del corazón. Pablo sabía que si hemos de presentar perfectos en Cristo a los demás, debíamos preocuparnos por la condición de los corazones de ellos. Presentar perfecto en Cristo a todo hombre tiene mucho que ver con el corazón. Esto lo comprueba el hecho de que Pablo, después de concluir el capítulo uno hablando de la labor de presentar maduro en Cristo a todo hombre, comienza el capítulo dos expresando su deseo de que los corazones de los creyentes sean consolados.

  Debido a las diferentes observancias, ordenanzas y filosofías que se habían infiltrado en la vida de iglesia, los corazones de los santos de Colosas habían sido afectados; se habían enfriado y estaban insatisfechos. Cada vez que asuntos semejantes entran en la iglesia, se producen disensiones y divisiones. Debemos estar vigilantes para que tales cosas no se introduzcan en la iglesia y le hagan daño. La iglesia en Colosas había sido invadida por ordenanzas y observancias judías y también por la filosofía, el misticismo y el ascetismo paganos. Esto hizo que los santos se llenaran de opiniones, se volvieran disidentes y llegaran a sentirse insatisfechos. Estos asuntos también afectaron el corazón de los santos, provocando que se enfriaran y se dividieran los unos de los otros. Por esta razón, Pablo luchaba por los santos, a fin de que los corazones de ellos fueran consolados y entrelazados en amor.

  En este versículo, consolar el corazón de las personas significa cuidarlas con ternura, y amorosamente darles calor. Efesios 5:29 dice que Cristo sustenta y cuida a la iglesia con ternura. Sustentar significa alimentar, y cuidar con ternura quiere decir abrigar. ¡Cuánto necesitaban los santos de Colosas experimentar el cuidado tierno del Señor! Sus corazones necesitaban ser consolados, necesitaban experimentar un cuidado cálido y tierno.

  Pablo dijo además que los corazones de ellos necesitaban ser entrelazados en amor. La expresión “entrelazados en amor” implica que entre los creyentes había ocurrido alguna clase de separación y que su amor había sido afectado. Las distintas observancias, ordenanzas y filosofías que se habían infiltrado provocaron una pérdida de amor.

EL CORAZÓN Y LA MENTE

  En este versículo Pablo menciona dos órganos cruciales de nuestro ser interior: el corazón y la mente. (La palabra “entendimiento” está relacionada con la mente). Una vez que nuestro corazón es afectado, se enfría y se vuelve disidente, es fácil que nuestra mente se distraiga y sea atacada por el enemigo. Cuando esto sucede, nuestra mente no es capaz de entender un mensaje que trate sobre Cristo y la economía de Dios.

  Los problemas de nuestro corazón son a menudo la causa de los problemas mentales. Cuando la mente de una persona está bajo el continuo ataque del enemigo, esto indica que hay algún problema en su corazón. Cuando algo anda mal en nuestro corazón, fácilmente nuestra mente cae en tinieblas o queda expuesta a los ataques. Éste es un principio importante. La mayoría de los casos de enfermedades mentales provienen de los problemas que existen al nivel del corazón. Hace más de cuarenta años, el director de un importante hospital de siquiatría me dijo que, según su experiencia y observación, los problemas mentales se debían a problemas relacionados con la avaricia y la lujuria. Éstos son problemas del corazón. La avaricia ocasiona problemas en los corazones de algunos, mientras que la lujuria es causa de problemas en los corazones de otros. Estos problemas hacen que la mente quede expuesta a los ataques. A través de los años, hemos aprendido por experiencia que las enfermedades mentales proceden de problemas en el corazón. La mente es atacada porque el corazón no es recto. Quizás alguien tenga cierta ambición o deseo en su corazón. Mientras él no logre satisfacer dicha ambición o deseo y persista en ello, su mente quedará expuesta a los ataques del enemigo.

  Sin lugar a dudas, Pablo estaba consciente de esto; él sabía que era crucial que los corazones de los colosenses fueran consolados y entrelazados en amor. Si los corazones de los santos recibieran la debida atención, ellos tendrían las riquezas de la plena certidumbre de entendimiento. Sus mentes volverían a funcionar normalmente y ellos entenderían las cosas espirituales. Cuando nuestro corazón es consolado, nuestra mente funciona bien, pero si tenemos algún problema en nuestro corazón, también lo tendremos en nuestra mente, ya que el corazón regula la mente. Por tanto, la condición del corazón es la que determina si la mente es normal o anormal.

  La forma en que nos relacionamos con los demás santos en la vida de iglesia pone a prueba lo que hay en nuestro corazón. Si ciertas ambiciones, deseos y metas invaden nuestro corazón, nuestra mente no será normal y nos causará problemas con los demás. Por ejemplo, si mi mente es atacada debido a cierto problema que reside en mi corazón, me puede disgustar mucho si un hermano no sonríe cuando me saluda. Me puede molestar aún más si el mismo hermano invita a otro a almorzar, y no me invita a mí. El enojo que siento no es causado por mi mal genio, sino por un problema del corazón. En mi corazón, tal vez desee respeto, honor y reconocimiento. Esto quizás me haga sentir que los demás deberían mostrarme respecto, saludándome con mucha cordialidad. Pero si no tengo ningún problema en mi corazón, no me molestará si un hermano no me saluda o si no me tiene en cuenta en una actividad particular. Si nuestro corazón es recto, seremos felices en la vida de iglesia, no importa cómo los demás nos traten. Pero si hay algún problema en nuestro corazón, nos disgustaremos con la iglesia. Éste es un asunto muy serio.

LA PLENA CERTIDUMBRE DE ENTENDIMIENTO

  El hecho de que los corazones de los santos sean entrelazados en amor tiene que ver con la parte emotiva, mientras que el hecho de alcanzar las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento se relaciona con la mente. Si no tenemos un corazón recto, no podremos recibir la revelación acerca de Cristo. Para recibir la visión de Cristo, necesitamos que nuestros corazones sean consolados, cuidados con ternura y entrelazados con otros en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento. ¡Cuán feliz me siento de ver que los corazones de los santos que están en el recobro del Señor han sido consolados y entrelazados! Puesto que nuestros corazones han sido entrelazados en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento, podemos recibir la revelación que nos presenta el libro de Colosenses.

  Las riquezas de la plena certidumbre de entendimiento equivalen al pleno conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo. Cuando nuestros corazones hayan sido consolados y nuestras mentes funcionen normalmente, conoceremos cabalmente a Cristo como misterio de Dios.

  Ahora podemos entender por qué Pablo luchó para que los corazones de los colosenses fueran consolados. Él sabía que ésta era la única manera en que los santos podían tener la plena certidumbre de entendimiento. Puesto que nuestros corazones han sido cuidados con ternura y mutuamente entrelazados, los que estamos en el recobro del Señor podemos tener esta certidumbre. Ésta nos permite conocer plenamente a Cristo como misterio de Dios. ¡Que el Señor cuide diariamente nuestros corazones con ternura, para que tengamos una vida de iglesia saludable! Cuando nuestros corazones están felices, todos los hermanos nos parecen maravillosos, pero cuando nuestros corazones no están contentos, sucede todo lo contrario. ¡Cuán importante es que el Señor cuide nuestros corazones con ternura!

EL PRIMER PASO AL PRESENTAR PERFECTO EN CRISTO A TODO HOMBRE

  Una vez que los corazones de los colosenses fueran consolados, ellos podrían recibir revelación acerca de Cristo. Debido a que éste es un asunto tan importante, Colosenses recalca más el corazón que el espíritu. No podemos presentar perfectos en Cristo a otros, a menos que sus corazones hayan sido consolados. Si primero no cuidamos de sus corazones, ellos no podrán recibir nada de lo que les ministramos acerca de Cristo. Por consiguiente, el primer paso al presentar a otros maduros en Cristo es consolar sus corazones para que puedan alcanzar todas las riquezas de la plena certidumbre de entendimiento. Los hermanos que toman la delantera son particularmente quienes deberían buscar al Señor y pedirle la gracia de poder consolar los corazones de los que están distraídos, insatisfechos y desilusionados. Una vez que los corazones de los santos hayan sido consolados, nos resultará fácil ministrarles las riquezas de Cristo, pero mientras que ellos tengan problemas en sus corazones, tendrán conflictos en sus mentes. La única manera de resolver los problemas de la mente es que los corazones de ellos reciban corrección bajo el cuidado tierno del Señor. Ésta es una lección crucial que debemos aprender.

LA LUCHA DE PABLO

  En Colosenses 1:29 Pablo dijo que luchaba según la operación de Cristo en él. Esta lucha era su labor de presentar maduro en Cristo a todo hombre. Él se esforzaba en hacer esto, anunciando a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría.

LA OPERACIÓN DE CRISTO

  Conforme a 1:29 la operación de Cristo actúa en nosotros con poder. No es lo mismo que Cristo opere en nosotros a que Su operación actúe en nosotros. Puesto que Cristo como esperanza de gloria opera en nosotros, hay una operación que también actúa en nosotros. En otras palabras, el propio Cristo que opera en nosotros produce una operación que también actúa en nosotros. Dicha operación actúa en nosotros con poder.

  Toda persona salva ha tenido alguna experiencia, aunque sea un poco, de la operación de Cristo. El ser salvos no equivale simplemente a ser perdonados y justificados por Dios; también significa que Cristo ha sido impartido en nosotros. El Cristo que mora en nosotros también opera en nosotros. Como mencionamos, Su operación llega a ser la operación que actúa en nosotros. La lucha que Pablo sostenía por los santos era según esta operación.

  Tal vez algunos santos sientan muy poco de la operación de Cristo en ellos. Esto se debe a la falta de oración. Por tanto, debemos acudir al Señor con un corazón arrepentido y decir: “Señor, aún soy regido por la vida natural, el ego y el viejo hombre. Perdóname y lávame con Tu preciosa sangre. Deseo ser iluminado, purificado y hecho transparente. Te ruego que me muestres lo que deseas de mí. Saca a la luz mi verdadera condición para que sea lleno de Ti”. Si oramos así, la operación de Cristo podrá actuar libremente en nosotros.

  Puedo testificar que la operación de Cristo me llena de vigor. Cuanto más oro, más me vigoriza Su operación. Pero si dejo de orar, me vuelvo frío e inactivo. La razón por la cual usted no siente mucho la operación de Cristo en su interior es que se esfuerza demasiado y no ora lo suficiente. Cuando usted abre su ser al Señor en oración, permite que la operación de Cristo actúe en usted. De este modo usted puede luchar según dicha operación para presentar a otros maduros en Cristo.

  La operación de Cristo actúa con poder. Pablo se refiere a este poder en Efesios 3:7 y 20. En Efesios 3:7 él habla de “la operación de Su poder”, y en 3:20, del “poder que actúa en nosotros”. Este poder es el poder de la vida de resurrección (Fil. 3:10) que actúa en los creyentes (Ef. 1:19). Este poder operó en Cristo, resucitándole de los muertos, sentándole a la diestra de Dios en los lugares celestiales y sometiendo todas las cosas bajo Sus pies (Ef. 1:20-22). Por lo tanto, este poder incluye el poder de resurrección, el poder que trasciende y el poder que somete. La operación de Cristo es según tal poder y nos capacita para luchar, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre.

  Lo que Pablo hizo en su esfuerzo por presentar a otros maduros en Cristo constituye un ejemplo que sirve para perfeccionar a los santos con miras a la edificación del Cuerpo de Cristo. Consiste en luchar según la operación del Cristo que actúa en nosotros, es decir, laborar por medio del poder que resucita, trasciende y somete, el cual está en nosotros.

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