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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Deuteronomio»
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Mensaje 16

LA LEY ES PROCLAMADA NUEVAMENTE

(9)

  Lectura bíblica: Dt. 14:22-27; 15:19-23; 16:1-17, 21-22; 17:2-7; 23:21-23; 26:1-11

  En este mensaje consideraremos los estatutos generales y las ordenanzas con respecto a la adoración a Dios.

C. Con respecto a la adoración a Dios

  Después de hablar con respecto a la ayuda para los necesitados, Moisés aborda el tema de atender a la necesidad de Dios, un tema que guarda relación con la adoración a Dios.

1. Al dar el diezmo de todo lo producido, tanto de sus ganados como de sus cultivos

  Como parte de la adoración que rendían a Dios, a los hijos de Israel se les requería dar el diezmo de todo el producto de su ganado y de su cosecha (14:22-27). Ellos tenían que dar a Dios la décima parte del ingreso del campo o del ganado.

a. Deben ofrecerse en el lugar que Jehová escogiere para Su habitación

  “Comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que Él escoja para hacer allí habitar Su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo, de tu aceite fresco, y los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas, para que aprendas a temer siempre a Jehová tu Dios” (v. 23). Aquí vemos que los hijos de Israel no tenían derecho a ofrecer sus diezmos en cualquier lugar que ellos escogieren; antes bien, ellos debían traer los diezmos al lugar que Jehová escogiere para poner allí Su nombre y hacer allí Su habitación. Esto significa que los diezmos debían ser ofrecidos en el único centro establecido para adorar a Dios.

b. Deben comerse delante de Dios con regocijo

  En el lugar que Dios escogiere, el lugar donde Dios pusiera Su nombre y Su habitación, y el lugar donde estaba el altar, el pueblo debía comer las ofrendas delante de Dios con regocijo (vs. 23, 26). Esto significa que los diezmos debían disfrutarse juntamente con Dios. Comer “delante de Jehová” es comer con Él. Los hijos de Israel ofrecían los diezmos a Dios y disfrutaban delante de Dios y junto con Dios lo que habían ofrecido a Dios. Esto indica que Dios desea que disfrutemos a Su Cristo junto con Él en el lugar escogido por Él. Cada vez que nos reunimos en el nombre del Señor, en el espíritu y con la cruz (el altar), nos reunimos con Dios por medio de Cristo. Nos reunimos para disfrutar a Cristo con Dios.

c. Deben disfrutarse con los levitas que vivieran con ellos

  “No abandonarás al levita que esté dentro de tus ciudades, porque él no tiene porción ni heredad contigo” (v. 27). Este versículo nos muestra que Dios no olvida a los levitas, aquellos que le sirven de tiempo completo y, quienes al no tener heredad ni empleo, dependen de Él para su sustento. Por consiguiente, al ofrecer los diezmos a Dios y al disfrutar los diezmos con Dios, el pueblo de Dios debía incluir a los levitas. Debían disfrutar los diezmos con los levitas que vivían con ellos.

d. Aprender a temer siempre a Dios

  Los hijos de Israel debían comer los diezmos delante de Dios en el lugar escogido por Él a fin de que aprendieran a temer siempre a Dios (v. 23). Supongamos que un israelita dijera: “No es necesario que yo lleve esta décima parte al lugar que Dios ha escogido. Yo puedo disfrutarla en casa con los levitas que estén en mi ciudad”. Tener semejante actitud ofende a Dios y significa no temerle. El pueblo debía dar sus diezmos exactamente conforme a los reglamentos de Dios. Si hacían esto, aprenderían a temer siempre a Dios.

2. Al ofrendar los primogénitos machos de sus vacas y de sus ovejas

  En 15:19-23 vemos que los hijos de Israel también debían adorar a Dios ofreciéndole los primogénitos machos de sus vacas y de sus ovejas.

a. Santificarlos a Jehová Dios

  “Santificarás a Jehová tu Dios todo primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas; no trabajarás con el primogénito de tus bueyes ni trasquilarás el primogénito de tus ovejas” (v. 19). Aquí vemos que a los hijos de Israel no se les permitía usar para su propio fin el primogénito de sus vacas ni de sus ovejas, las cuales debían ser santificadas a Dios. Puesto que el primogénito del buey pertenecía a Dios, no podían usarlo para el trabajo. Asimismo, puesto que el primogénito de las ovejas pertenecía a Dios, no podían trasquilarlo. El pueblo no tenía derecho a usar lo que había sido santificado a Dios.

b. Deben comerse delante de Jehová Dios en el lugar que Jehová escogiere

  “Delante de Jehová tu Dios los comerás año tras año, tú y tu casa, en el lugar que Jehová escoja” (v. 20). El primogénito, así como los diezmos, debía comerse, pero únicamente en el lugar que Jehová escogiere.

c. No sacrificar a Jehová Dios ningún animal que tuviera defecto, que fuere cojo o que estuviere ciego

  Todo animal que tuviera defecto, que fuere cojo o que estuviere ciego no debía ser sacrificado a Jehová Dios (v. 21), pues era abominación a Él (17:1). Tales animales se podían comer, a excepción de la sangre, en el lugar donde viviera el pueblo (15:22-23). De esto vemos que cierta porción debía darse a Dios en el lugar que Él escogiere y disfrutarse allí con Él; sin embargo, otras porciones, que no tenían nada que ver con la adoración a Dios, podían ser disfrutadas por el pueblo donde ellos vivían.

3. Al celebrar las tres principales fiestas anuales

  Según 16:1-17, los hijos de Israel adoraban a Dios al celebrar las tres principales fiestas anuales: la Fiesta de los Panes sin Levadura (la Fiesta de la Pascua), la Fiesta de las Semanas (la Fiesta de Pentecostés) y la Fiesta de los Tabernáculos. Estas fiestas representan respectivamente las fiestas de la redención efectuada por Cristo, la producción de la iglesia y el reino venidero. (Para los detalles, véase el mensaje 23 del Estudio-vida de Levítico).

4. Al no tolerar ninguna mixtura idólatra

  En Deuteronomio 16:21-22, a los hijos de Israel se les dijo que adoraran a Dios al no tolerar ninguna mixtura idólatra. Existe mucho de esta clase de mixtura en la Iglesia Católica Romana.

a. Está prohibido plantar Asera de ninguna clase de árbol junto al altar de Jehová

  “No plantarás para ti Asera de ninguna clase de árbol junto al altar de Jehová tu Dios, que tú habrás hecho” (v. 21). Una Asera era la imagen de una deidad femenina, y el altar representa la cruz. El catolicismo trajo ciertas cosas paganas y las añadió a la cruz, y de esa manera produjo una mixtura. Libros tales como Las Dos Babilonias citan las fuentes de la mixtura que existe en el catolicismo.

b. Está prohibido erigir estelas, lo cual Jehová aborrece

  Estaba prohibido también erigir estelas. “Ni te erigirás estela, lo cual aborrece Jehová tu Dios” (v. 22).

5. Al matar por apedreamiento a quienes transgreden el pacto de Dios y sirven a otros dioses

  En 17:2-7 vemos que al pueblo de Dios se le requería matar por apedreamiento a quienes transgredieran el pacto de Dios y sirvieran a otros dioses, inclinándose a ellos, o ante el sol, la luna o todo el ejército del cielo. De esta manera, los hijos de Israel erradicarían esta abominación, el mal, de en medio del pueblo.

6. Al cumplir sus votos a Jehová

  Deuteronomio 23:21-23 habla acerca de adorar a Dios al cumplir sus votos a Él.

a. Los hijos de Israel no debían tardarse en pagar el voto hecho a Jehová su Dios

  “Cuando hagas voto a Jehová tu Dios no tardarás en pagarlo; porque ciertamente te lo reclamará Jehová tu Dios y será pecado en ti” (v. 21). Hacer un voto a Dios y luego no cumplirlo, no llevarlo a cabo, es pecado. Una vez que hacemos un voto al Señor, debemos cumplirlo lo más pronto posible.

  Quizás algunos de los santos querrán hacer un voto al Señor de servirle a tiempo completo. De hecho, Dios tiene “hambre” y “sed” de que hagamos esto. Él quiere personas que vivan para Él y que le sirvan de tiempo completo. La gente del mundo, aunque fue creada por Dios, se ha olvidado de Él y lo ha abandonado. Ellos están ocupados en el mundo, absortos en sí mismos y en sus intereses, y dejan a Dios con hambre y sed, pues casi nadie está dispuesto a servirle de tiempo completo. Dios está ansioso de que las personas que Él creó vuelvan a Él. Dios se alegra cuando alguien que ha vuelto a Él promete servirle de tiempo completo. Dios espera que más personas de entre Su pueblo hagan esto.

b. No había en ellos pecado cuando se abstenían de hacer voto

  “Pero si te abstienes de hacer voto, no habrá en ti pecado” (v. 22). Dios es un Dios que respeta nuestro libre albedrío. Esto significa que Dios no nos obliga a ofrecernos a Él. Dios tiene sed de personas que sirvan de tiempo completo, pero el que prometamos servirle de esta manera depende de nuestro libre albedrío. Si no hacemos semejante voto, Dios no nos contará como pecado el que no hagamos voto. Pero si hacemos un voto al Señor, tenemos que cumplirlo. De lo contrario, el incumplimiento del voto nos será contado como pecado.

c. Debían guardar y cumplir lo que salía de sus labios

  “Lo que haya salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, tal como voluntariamente has hecho voto a Jehová tu Dios, lo cual has prometido con tu boca” (v. 23). Los que hacían un voto voluntariamente, prometiéndole a Dios hacer cierta cosa, debían guardar y cumplir lo que salía de sus labios. Hoy en día, los que prometen servir al Señor de tiempo completo deben guardar su promesa y cumplir su voto.

7. Al ofrendar algunas de las primicias de todos los frutos de la buena tierra después de haber entrado en ella y haberla poseído como su herencia

  Después que los hijos de Israel hubieran entrado en la buena tierra y haberla poseído como su herencia, ellos debían ofrendar a Dios algunas de las primicias de todos los frutos de su tierra (26:1-11).

a. Los hijos de Israel toman algunas de las primicias de todos los frutos de su tierra y lo llevan al lugar que Jehová escogiese para hacer habitar allí Su nombre

  “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y tomes posesión de ella y habites en ella, entonces tomarás de las primicias de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que Jehová tu Dios escoja para hacer habitar allí Su nombre” (vs. 1-2). Esta ofrenda era dada en añadidura a los diezmos. Al igual que los diezmos, una porción de las primicias de todos los frutos debía ser llevada al lugar que Jehová escogiere. En ese lugar, ellos y Dios disfrutaban de la porción que se ofrecía a Dios.

b. Se presentan al sacerdote que esté sirviendo y hacen una declaración a Jehová su Dios

  Al adorar a Dios ofreciéndole algunas de las primicias de todos los frutos de la buena tierra, los hijos de Israel debían presentarse al sacerdote que estuviese sirviendo y hacer una declaración. “Irás al sacerdote que esté sirviendo en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría” (v. 3). Ahora que Jehová había cumplido Su promesa en cuanto a la buena tierra, ellos debían traer algo del fruto de la tierra para que Dios lo disfrutara.

c. El sacerdote toma la ofrenda y la pone delante del altar de Jehová su Dios, y los hijos de Israel responden relatando su historia delante de Él

  El sacerdote debía tomar la ofrenda y ponerla delante del altar de Jehová su Dios (v. 4). Luego, los hijos de Israel debían responder relatando su historia delante de Él, cómo Jehová los había rescatado de la opresión egipcia, liberándolos de Egipto, y los había introducido en la buena tierra, una tierra que fluye leche y miel, y cómo ellos acababan de traerle las primicias de los frutos del campo de la buena tierra, la cual Jehová su Dios les había dado (vs. 5-10a). Luego, ellos debían poner este fruto delante de Jehová su Dios y postrarse delante de Él (v. 10b). No podían disfrutar las primicias de la tierra hasta que las hubiesen ofrecido a Dios.

d. Ellos, los levitas y los peregrinos que estaban en medio de ellos se regocijaban por todo el bien que Jehová su Dios les había dado

  “Entonces te regocijarás, tú y también el levita y el peregrino que está en medio de ti, por todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa” (v. 11). Ellos debían acordarse de Dios y de todo lo que les había dado.

  Los siete puntos abarcados en este mensaje nos muestran la manera apropiada de adorar a Dios. Hoy en día debemos adorar a Dios con Cristo. Ésta es la razón por la que el Señor Jesús dijo que debemos adorar al Padre en espíritu y con veracidad (Jn. 4:23-24). Adorar a Dios en nuestro espíritu significa que le adoramos en el espíritu mezclado, en nuestro espíritu mezclado con el Espíritu divino. Adorar a Dios con veracidad significa que le adoramos con Cristo como realidad de todas las ofrendas.

  Atender a la apropiada adoración de Dios es atender a la necesidad de Dios. Dios tiene hambre y sed de la verdadera adoración. Juan 4 revela que el Padre busca verdaderos adoradores, aquellos que le adoren de manera apropiada. Todos nosotros, los que estamos en el recobro del Señor, debemos ser tales adoradores.

  Si hemos de adorar a Dios debidamente, debemos honrar Su nombre, reunirnos en el lugar de Su habitación y adorar en el lugar donde está el altar (la cruz). Cuando nos reunamos para adorar, debemos congregarnos en el nombre del Señor (Mt. 18:20) y ser guardados en Su nombre. No debemos tomar ningún otro nombre. Puesto que la morada del Señor está en nuestro espíritu regenerado (Ef. 2:22), también debemos ejercitar nuestro espíritu, el cual está mezclado con el Espíritu divino. Aquí, en el espíritu mezclado, podemos ofrecer Cristo a Dios para Su disfrute y también para nuestro disfrute. Este disfrute satisface a Dios y lo alegra. Nosotros también estaremos satisfechos, y así habrá una satisfacción mutua. Además, bajo la gracia del Señor, debemos aprender las lecciones de la cruz, y no hacer nada por nosotros mismos, sino comprender que estamos crucificados con Cristo y que Cristo vive en nosotros (Gá. 2:20). En cada reunión debemos ser capaces de declarar que vivimos en el nombre del Señor y en el espíritu mezclado y que hacemos todas las cosas mediante la cruz. De esta manera llegamos a ser testimonios vivos del Dios en quien creemos y a quien adoramos. Ésta es la adoración apropiada de Dios ofrecida en el recobro del Señor.

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