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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Deuteronomio»
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Mensaje 22

LA LEY ES PROCLAMADA NUEVAMENTE

(15)

  Lectura bíblica: Dt. 22:1-12; 25:4; 23:1-8

  En este mensaje abarcaremos los estatutos generales y las ordenanzas con respecto a cuidar de los intereses de otros, con respecto a mixturas de cualquier tipo, con respecto a dejar en libertad a los animales que producen y con respecto a perder el derecho a entrar en la congregación de Jehová.

N. Con respecto a cuidar de los intereses de otros

  En 22:1-4 y 8 se nos habla con respecto a cuidar de los intereses de otros.

1. Un israelita no se desentendía del buey o de la oveja que se le extraviaba a su hermano, sino que los devolvía a su hermano

  Un israelita no debía ver extraviado el buey de su hermano, o su oveja, y desentenderse, sino que debía devolverlos a su hermano (v. 1).

  La palabra hermano en 22:1 indica que, a los ojos de Dios, todos los hijos de Israel eran miembros de una sola familia. Toda la nación era una gran familia. El buey o la oveja que se extraviaba era un animal que pertenecía, no meramente a otro hombre, sino al hermano de uno. Devolver al hermano el buey o la oveja que se extraviaba equivalía a cuidar de los intereses del hermano. Entre nosotros hoy en día debe darse la práctica de cuidar de los intereses de los hermanos y las hermanas.

2. Si el hermano no vivía cerca, o no lo conocía, el israelita traía a su casa el buey o la oveja extraviada hasta que su hermano lo reclamaba

  Si su hermano no vivía cerca, o no lo conocía, el israelita debía traer a su casa el buey o la oveja extraviada hasta que su hermano lo reclamaba (v. 2a). Entonces, debía devolvérselo (v. 2b).

3. Un israelita no se desentendía del asno, del vestido, ni de nada que se le perdiere a su hermano

  “Así harás con su asno, y así harás con su vestido; y así harás con toda cosa perdida de tu hermano, lo que él haya perdido y tú hayas hallado. No podrás desentenderte de ellas” (v. 3). Esto indica que un israelita que hallaba cualquiera de las cosas que se le extraviaba a su hermano, debía encargarse de ellas por él.

4. Un israelita no se desentendía del asno o del buey de su hermano que hubiesen caído en el camino

  Un israelita no debía ver el asno de su hermano, o su buey, caído en el camino y desentenderse de ellos; él debía ayudar a su hermano a levantarlos (v. 4). En ese caso, el dueño estaba presente, pero necesitaba ayuda para levantar el asno o el buey.

5. Cuando un israelita edificaba casa nueva, hacía pretil a su azotea

  Cuando un israelita edificaba casa nueva, debía hacerle pretil a su azotea, para que no trajese culpa de sangre sobre su casa si de ella caía alguno (v. 8). En aquellos días, las casas tenían azoteas planas. El pretil que se hacía en la azotea servía de protección para evitar que las personas se cayeran.

O. Con respecto a mixturas de cualquier tipo

  Deuteronomio 22:5, 9-12 trata sobre las mixturas de cualquier tipo.

1. La mujer no vestía traje de hombre, ni el hombre vestía ropa de mujer

  La mujer no debía vestir traje de hombre, ni el hombre debía vestir ropa de mujer (v. 5a). Cualquiera que hacía eso era abominación a Jehová su Dios (v. 5b). La apariencia de los hermanos y las hermanas debe ser tal que marque una clara distinción entre el hombre y la mujer.

2. Un israelita no sembraba su viña con semilla de dos clases

  “No sembrarás tu viña con dos clases de semilla, no sea que el producto entero, la semilla que hayas sembrado y el producto de la viña, representen una pérdida para el santuario” (v. 9). Literalmente, la expresión hebrea traducida “una pérdida para el santuario” significa “sea santificado”. La nota de Darby sobre este versículo dice: “Literalmente, ‘santificado’, o ‘apartado para Dios’, es decir, asignado para el santuario como pérdida”. Si un israelita sembraba su viña con semilla de dos clases, ni la semilla que sembró ni el fruto de la viña serían de él. A él no se le permitía retenerlos; antes bien, la semilla y el fruto, habiendo sido asignados como pérdida, serían de Dios. Esto significa que el trabajo realizado por él en la siembra de su viña con semilla de dos clases sería en vano.

  Creo que la prohibición en contra de sembrar dos clases de semilla en una viña tipifica la prohibición en contra de enseñar cosas diferentes en la iglesia (1 Ti. 1:3). La iglesia es la viña de Dios, y en esta viña debemos sembrar únicamente una sola clase de semilla, una sola clase de enseñanza. Si enseñamos cosas diferentes, sembrando así más de una clase de semilla, el “producto” cultivado en la iglesia se echará a perder.

3. Un israelita no araba con buey y con asno juntamente

  Un israelita no debía arar con buey y con asno juntamente (Dt. 22:10). Esto tipifica el asunto de unirse “en yugo desigual con los incrédulos” (2 Co. 6:14a). La palabra desigual significa diverso, de diferente género. Según Levítico 11, el buey es un animal limpio, mientras que el asno es inmundo. En Deuteronomio 22:10 el buey tipifica al creyente, y el asno tipifica al incrédulo. Los creyentes y los incrédulos son pueblos diferentes. No deben unirse en un mismo yugo debido a la naturaleza divina y posición santa de los creyentes. Esto debe aplicarse a cualquier relación estrecha que pueda existir entre creyentes e incrédulos, incluyendo el matrimonio y los negocios. Si un hermano se casa con una mujer incrédula, o si una hermana se casa con un incrédulo, se producirá el yugo desigual de un creyente y un incrédulo, y les será difícil vivir juntos. Si el socio de un creyente es incrédulo, el creyente podría tener problemas. Por ejemplo, el incrédulo tal vez querrá hacer ciertas cosas que son deshonestas. Como creyentes, no debemos unirnos en yugo desigual con los incrédulos, porque eso constituye una mixtura, y todo tipo de mixtura es abominable a los ojos de Dios.

4. Un israelita no vestía ropa de material mezclado

  Un israelita no debía vestir ropa de material mezclado, de lana y lino juntos (v. 11). La lana proviene de las ovejas, y el lino es hecho de las plantas. Dios no quería que los israelitas mezclaran estos materiales.

5. Un israelita hacía cordones torcidos en las cuatro puntas de su manto

  Un israelita debía hacer cordones torcidos en las cuatro puntas del manto con que se cubría (v. 12). La palabra hebrea traducida “puntas” también se puede traducir “bordes”. Este requerimiento podría referirse a lo mencionado en Números 15:38: “Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por todas sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul”. En este versículo, cordón representa obligación, y azul representa algo celestial; por ende, un cordón de azul indica el gobierno celestial. Para nosotros hoy en día, este cordón de azul significa que, como hijos de Dios, nuestra conducta y comportamiento debe ser hermoso y debe estar sujeto al gobierno celestial.

P. Dejar en libertad a los animales que produzcan

  Deuteronomio 22:6 y 7 y 25:4 hablan sobre dejar en libertad a los animales que produzcan.

1. Un israelita que encuentre un nido de ave, no debe tomar la madre con los hijos

  Si un israelita encontraba por el camino algún nido de ave en cualquier árbol o sobre la tierra, y la madre echada sobre los polluelos o sobre los huevos, el no debía tomar la madre con los hijos (22:6). Él debía dejar ir a la madre y podía tomar los polluelos, a fin de que le fuera bien y prolongara sus días (v. 7). Esto indica que él debía dejar en libertad al animal productivo. Incluso un asunto como éste tiene que ver con la bendición, lo cual es indicado por las palabras “para que te vaya bien”, y con la longevidad, indicado por las palabras “prolongues tus días”. Si un israelita quería tener una vida bendecida, santa y larga, él tenía que cumplir el requisito de dejar en libertad al animal productivo. Algunos hermanos y algunas hermanas son como madres aves, y debemos cuidar de ellos.

2. Al buey no se le pone bozal cuando trilla

  “No pondrás bozal al buey cuando trille” (25:4). No habría sido justo que se le pusiera bozal al buey, de modo que no pudiera comer mientras trabajaba. Algunos hermanos son como bueyes productivos (1 Co. 9:9; 1 Ti. 5:18). Si un hermano produce algo para nosotros, no debemos “ponerle bozal”. Con relación a los hermanos y las hermanas hoy en día, debemos guardar el estatuto relacionado con dejar en libertad a los animales productivos.

Q. Con respecto a perder el derecho a entrar en la congregación de Jehová

  Deuteronomio 23:1-8 habla sobre perder el derecho a entrar en la congregación de Jehová. Sin lugar a dudas, la congregación de Jehová tipifica a la iglesia. Debemos tener cuidado de no perder nuestro derecho a entrar en la iglesia.

1. El que tenga heridos los testículos, o tenga amputado su miembro viril, no entra en la congregación de Jehová

  El que tuviere heridos los testículos, o tuviere amputado su miembro viril, no debía entrar en la congregación de Jehová (v. 1). La capacidad de engendrar ha sido anulada en las personas aquí mencionadas. Esta prohibición indica que quienes son estériles, quienes no engendran ni llevan fruto, perderán su derecho a entrar en la vida de iglesia.

2. El hijo ilegítimo no entra en la congregación de Jehová, ni siquiera en la décima generación

  El hijo ilegítimo no debía entrar en la congregación de Jehová, ni siquiera en la décima generación (v. 2). La vida de tal persona era ilícita e impura.

3. El amonita y el moabita no entran en la congregación de Jehová, ni siquiera en la décima generación

  El amonita y el moabita no debían entrar en la congregación de Jehová, ni siquiera en la décima generación (v. 3). Amón y Moab eran hijos de Lot, nacidos del incesto que Lot cometió con sus hijas. Los amonitas y los moabitas no podían entrar en la congregación de Jehová, por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua al camino cuando el pueblo salía de Egipto (v. 4a). A ellos también se les prohibió entrar en la congregación de Jehová porque contrataron a Balaam para que maldijera a los hijos de Israel (v. 4b). Jehová su Dios no oyó a Balaam y convirtió la maldición en bendición, porque Jehová los amaba (v. 5). Los hijos de Israel no debían buscar la paz ni la prosperidad de los amonitas ni de los moabitas en todos sus días, para siempre (v. 6).

4. Los hijos de Israel no aborrecen al edomita ni al egipcio

  Los hijos de Israel no debían aborrecer al edomita, porque era su hermano (v. 7a). Tampoco debían aborrecer al egipcio, porque habían sido peregrinos en su tierra (v. 7b). Los hijos de la tercera generación de los edomitas y de los egipcios podían entrar en la congregación de Jehová (v. 8). En cierto sentido, los egipcios hicieron algo bueno por los hijos de Israel, y los edomitas no les dieron problemas sino que les permitieron pasar por su territorio. Por consiguiente, Dios se acordó de los edomitas y de los egipcios, y les permitió entrar en Su congregación.

  Al considerar todos los asuntos abarcados en este mensaje, vemos cuán cuidadoso, detallista, benévolo y justo es Dios. Puesto que nosotros tenemos la vida de Dios, debemos aprender de Él a ser iguales a Él. Debemos aprender a cuidar de los intereses de nuestros hermanos, los demás miembros del Cuerpo de Cristo. Debemos aprender también a no tener ninguna mixtura, sino ser puros en todo sentido y en todo aspecto. En nuestro vivir, no debe haber ninguna mixtura, pues Dios quiere que seamos sencillos, simples y puros. Por consiguiente, debemos eliminar toda mixtura y mantenernos puros. Además, debemos amar las cosas productivas y tener cuidado de no perder el derecho a entrar en la congregación del Señor. Para hacer todas estas cosas, necesitamos la vida divina, la vida que opera con Dios a favor de Su pueblo.

  Si estudiamos cabalmente todos estos asuntos, conoceremos mejor a Dios y conoceremos también qué clase de personas debemos ser, qué clase de ser debemos tener y de qué manera debemos andar. Debemos andar delante de Dios y con Dios conforme a lo que Dios es. Aprendamos los caminos de Dios, y no meramente la doctrina. Aprendamos lo que Dios es y cómo Él actúa y se conduce. Si tomamos el camino del Señor y recibimos lo que Él es, seremos transformados en Su imagen.

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