Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Efesios»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 95

LA HERMOSURA DE LA NOVIA

  Lectura bíblica: Ef. 1:9-11, 13-14, 17-23; 3:16-17, 19; 5:25-27, 29-30, 32

LAS MANCHAS Y LAS ARRUGAS

  En mensajes anteriores consideramos tres categorías de elementos negativos que hacen daño a la vida de iglesia; ellos son: las ordenanzas, la doctrina y el viejo hombre. Ahora veremos la cuarta categoría de dichos elementos: las manchas y las arrugas. Pablo hace referencia a ellas en 5:27, donde dice que Cristo se presentaría “a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante”.

  Pablo presenta estas cuatro categorías de elementos negativos en Efesios, y lo hace siguiendo una muy buena secuencia. Con relación a la creación del nuevo hombre, se hallan las ordenanzas; con relación al crecimiento del nuevo hombre para su funcionamiento, la doctrina; además, con relación al diario vivir del nuevo hombre, se halla el viejo hombre y su pasada manera de vivir. Para que el nuevo hombre llegue a existir en la práctica, es necesario abolir las ordenanzas; para que el nuevo hombre crezca, no debemos estimar la doctrina; y para que el nuevo hombre tenga el debido vivir diario, debemos despojarnos del viejo hombre. No obstante, después de darles resolución a las primeras tres categorías de elementos negativos, aún tenemos que encarar el problema relacionado con las manchas y las arrugas.

  Las manchas y las arrugas, por ser subjetivas, son más difíciles de eliminar que las ordenanzas, las doctrinas y el viejo hombre. No podemos simplemente abolirlas o despojarnos de ellas, porque están en nuestro tejido orgánico, en nuestra constitución natural. Las manchas proceden de la vida natural, mientras que las arrugas provienen de la vejez. Por ser seres humanos, es imposible que nosotros las eliminemos; no obstante, Dios puede quitarlas. El agua de vida, que está en la Palabra, puede quitar metabólicamente estos defectos por medio de la transformación que efectúa la vida. Cuanto más santifique Cristo a la iglesia y la purifique mediante el lavamiento del agua en la Palabra, menos manchas y arrugas tendrá. Además, a medida que Cristo nutra y cuide a la iglesia, las manchas y las arrugas desaparecerán metabólicamente. La vida transformadora de Cristo eliminará toda falla, defecto e imperfección.

IMPARTIR EL RICO ELEMENTO DE CRISTO

  Debemos ministrar a otros el elemento de Cristo, el cual santifica, purifica, nutre y cuida con ternura, en lugar de intentar cambiarlos o corregirlos. Este elemento produce un cambio interior que elimina la vejez y los defectos. No debemos depender de ningún método. Si cierta forma prevalece, no se debe a la forma en sí, sino a la vida que ésta contiene y trasmite. No debemos impartir a los demás un método ni una forma de hacer las cosas, sino el rico elemento de Cristo, el cual los santificará, purificará, sustentará y cuidará con ternura. Si nos relacionamos con creyentes cuya manera de reunirse difiere de la nuestra, no intentemos corregirlos; más bien aprovechemos la oportunidad para ministrarles las riquezas de Cristo. No debemos preocuparnos por los métodos ni las formas, sino únicamente por comunicar y transmitir en los demás las riquezas de Cristo. Cristo es quien santifica y purifica; Su obra transformadora eliminará todas las manchas y arrugas y las reemplazará con Su elemento vital.

EXPERIMENTAR EL ELEMENTO SANTIFICADOR DE CRISTO

  Hemos dicho anteriormente que las manchas y las arrugas son más difíciles de eliminar que las ordenanzas, la doctrina y el viejo hombre, porque estos defectos e imperfecciones forman parte de nuestro ser natural. Ellos han llegado a ser parte de nuestro tejido orgánico. Lo único que las puede eliminar es el suministro de vida. Si queremos que las manchas y las arrugas sean quitadas, debemos recurrir únicamente al elemento de Cristo, el cual santifica, purifica, sustenta y cuida con ternura. No es tan difícil hacer a un lado las ordenanzas, como lo es deshacernos de las doctrinas; tampoco es tan difícil deshacernos de la doctrina como lo es despojarnos del viejo hombre; ni siquiera es tan difícil despojarnos del viejo hombre como lo es resolver el problema de las manchas y las arrugas. Aun cuando no tengamos problemas con las ordenanzas, la doctrina, ni el viejo hombre, debemos preguntarnos si todavía nos afectan las manchas y arrugas.

  Si la novia ha de prepararse para Cristo, sus manchas y arrugas tienen que ser eliminadas. La novia que Cristo se presentará a Sí mismo, definitivamente no tendrá ninguna mancha ni arruga. Apocalipsis 19:7 declara: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado”. Indudablemente, cuando llegue ese momento, la novia habrá sido purificada de toda mancha y arruga.

  No debemos poner nuestra confianza en un simple cambio externo. Este tipo de cambio puede ocurrir rápidamente, mas sin causar ningún efecto en las manchas y arrugas que hay en nosotros. Dios no quiere que cambiemos simplemente nuestra apariencia; El desea que el elemento santificador de Cristo elimine las manchas y las arrugas. Este proceso de santificación es lo único que puede hacer de nosotros la novia gloriosa y hermosa de Cristo, una novia sin defecto ni imperfección. Tenemos que olvidarnos de intentar mejorarnos y concentrarnos más bien en experimentar las riquezas de Cristo, las cuales nos santificarán. Todos necesitamos más experiencias del elemento de Cristo, el cual nos purifica. Cuanto más experimentemos este elemento, más desaparecerán metabólicamente nuestros defectos y carencias, y como resultado de este proceso, nosotros llegaremos a ser una novia hermosa, preparada para ser presentada a Cristo. El suministro de vida que proviene de Cristo es lo único que puede eliminar nuestros defectos naturales y nuestras imperfecciones orgánicas.

  Si entendemos esto claramente, comprenderemos que las enseñanzas por sí mismas no eliminan las manchas ni las arrugas. Quisiera repetir que el elemento santificador que recibimos por medio del sustento y cuidado tierno que nos provee Cristo, es lo único que puede acabar con estas cosas. ¡Alabado sea el Señor por el elemento de Cristo, el cual poco a poco va eliminando nuestros defectos!

LA PREPARACION DE LA NOVIA

  Estoy persuadido de que estamos viviendo en los días en que el Señor está preparando Su novia. Además, tengo la plena seguridad de que estamos pasando por este proceso de preparación. De otro modo, ¿cuándo, dónde y con quién se cumplirá Apocalipsis 19? Este capítulo está en el proceso de cumplirse entre nosotros en el recobro del Señor.

  Debemos relacionar Apocalipsis 19 con Efesios 5. Sin Efesios 5, no se podría preparar a la novia, y, por ende, no se podría cumplir Apocalipsis 19. Es muy significativo que el Señor nos haya hablado de las ordenanzas, la doctrina, el viejo hombre y las manchas y arrugas. Es crucial que Cristo nos nutra, nos cuide con ternura, nos santifique y nos purifique con Sus riquezas, para que sean eliminados de nosotros la vejez y los defectos. Cuando todas estas cosas hayan sido quitadas, seremos una iglesia santa, gloriosa y sin mancha. Entonces seremos la novia de Apocalipsis 19. Cuando la novia ya esté preparada, Cristo vendrá como el Novio. ¡Alabamos al Señor por el hecho de que estamos en el proceso de convertirnos en una novia santa y gloriosa para Cristo! ¡Cuánto alabamos al Señor por mostrarnos la manera de prepararnos como Su novia y estar listos para Su regreso! Cristo tendrá una iglesia sin ordenanzas, sin doctrinas, sin el viejo hombre, y sin manchas ni arrugas. Esa iglesia será una hermosa novia que satisfará Su beneplácito.

LA BELLEZA NECESARIA PARA SER PRESENTADOS

  En el capítulo uno se halla un esbozo general de la iglesia, y en el capítulo dos, la creación, nacimiento y formación del nuevo hombre. Luego, en el capítulo cuatro se habla del crecimiento del nuevo hombre, el cual le permite funcionar. En ese mismo capítulo vemos también el diario vivir del nuevo hombre. Luego, en el capítulo cinco vemos que la iglesia es presentada a Cristo. En el momento de esta presentación, la iglesia será la novia, y no el nuevo hombre. Como nuevo hombre, la iglesia necesita ejercer sus funciones, mas como novia, ella necesita belleza. El crecimiento mencionado en el capítulo cuatro fomenta la función del nuevo hombre, mientras que la belleza del capítulo cinco es necesaria para la presentación de la novia.

  Las manchas y las arrugas no afectan la función de la iglesia, pero sí deterioran su belleza. Lo primero que busca el hombre en una novia no es su capacidad, sino su belleza. La iglesia como novia de Cristo también debe ser hermosa. Por esta razón, Pablo, después de hablar de la función y el vivir cotidiano del nuevo hombre en el capítulo cuatro, habla en el capítulo cinco de que la novia será presentada sin mancha y sin arruga. Si crecemos en el Señor, nuestras funciones como miembros del Cuerpo se manifestarán. Sin embargo, aunque funcionemos correctamente y tengamos un diario vivir excelente conforme al espíritu de la mente, es posible que ante el Señor, no seamos hermosos, debido a nuestras manchas y arrugas. Después de que Pablo abarca exhaustivamente el tema de la iglesia en los capítulos del uno al cuatro, en el capítulo cinco habla de la iglesia como novia. En este capítulo no dice nada respecto a la creación de la iglesia, el crecimiento de la iglesia o el diario vivir de la iglesia; él habla más bien de la belleza de la iglesia. Cuando Cristo se presente la iglesia a Sí mismo, la iglesia no será un hombre fuerte; ella será una novia hermosa. Cristo es el Hombre universal, y este hombre universal necesita que la iglesia sea Su novia, la que lo complementa. Para que la iglesia sea la novia de Cristo, ella debe ser bella y no tener manchas ni arrugas.

LA MANERA DE PREPARARNOS

  Ya vimos que con respecto a la creación del nuevo hombre, su función y su vivir, encaramos el problema de las ordenanzas, la doctrina y la pasada manera de vivir; mientras que en cuanto a la presentación de la iglesia como novia, afrontamos el problema de las manchas y las arrugas. Lo crucial con respecto a esto es cómo eliminar estos defectos. Toda novia desea tener una apariencia sana y radiante el día de su boda. Si le preocupa el tener manchas, ella debe comenzar a prepararse para su boda desde mucho antes, comiendo alimentos nutritivos que le darán una apariencia saludable. Siguiendo el mismo principio, hoy debemos prepararnos para ser la novia de Cristo alimentándonos del elemento de Sus riquezas. Cristo es el alimento de la iglesia; por consiguiente, mientras la iglesia se prepara para ser presentada a Cristo, ella debe comer a Cristo. No hay otra forma de prepararnos. La única manera de alistarnos es comer a Jesús. Al comerle, llegamos a ser una novia hermosa e incluso gloriosa.

EL REFLEJO DE CRISTO

  Cristo nos está preparando para que nosotros seamos Su novia. Se acerca el día cuando El se presentará esta novia a Sí mismo. Cuando se dé esta presentación, la novia no tendrá ninguna arruga ni mancha. En ella, Cristo sólo verá hermosura, la cual será el reflejo de lo que El es. ¿Sabe usted de dónde se origina la belleza de la novia? Su belleza proviene del Cristo que se forja en la iglesia y que se expresa por medio de ella. Nuestra belleza no es nuestro comportamiento. Nuestra única belleza es el reflejo de Cristo, el resplandor de Cristo que irradia desde nuestro interior. Lo que Cristo valora en nosotros es la expresión de El mismo. Nada que sea inferior a esto satisfará Su norma ni ganará Su aprecio.

  Primero, Cristo debe entrar en nosotros y ser asimilado por nosotros. Entonces, El podrá irradiar desde nuestro interior. Este resplandor es la gloria de la novia, la manifestación de lo divino por medio de lo humano. La verdadera belleza consiste en expresar los atributos divinos por medio de la humanidad. Nada en el universo es tan hermoso como esta expresión. Por consiguiente, la belleza de la novia es el Cristo que irradia desde ella, es lo divino expresado en lo humano. Por medio de nuestra humanidad se expresa el color divino, la apariencia divina, el sabor divino, la naturaleza divina y el carácter divino. ¡Aleluya por esta belleza!

  El día de la boda, el novio se preocupa mucho más por la belleza de su novia que por su capacidad. Del mismo modo, en la vida de iglesia, al Señor le importa mucho más nuestra belleza que nuestra capacidad. Al principio de la vida de iglesia, tal vez hayamos prestado más atención a la capacidad y a la función; pero un día pondremos más énfasis en la belleza. Al Señor Jesús le interesa mucho más nuestra belleza que nuestra función. No nos preocupemos tanto por ser aptos, ilustres y dotados con respecto a nuestra función. Posiblemente esto tenga importancia en la vida de iglesia al principio, pero un día el Señor nos mostrará que lo que le importa a El no es nuestra capacidad, sino Su propia belleza, la cual se expresa en nuestra humanidad. El no pretende presentarse una iglesia capaz; la iglesia que El se presentará a Sí mismo será una iglesia gloriosa y hermosa, una iglesia sin mancha ni arruga, ni cosa semejante. Si hemos de deshacernos de nuestros defectos e imperfecciones, debemos tomar más y más de Cristo. El no sólo debe vigorizarnos para que desempeñemos nuestra función, sino también embellecernos para que seamos Su novia.

EMBELLECIDOS POR EL CRISTO QUE MORA EN NOSOTROS

  Debemos avanzar de la función de Efesios 4, a la belleza de Efesios 5. Una madre siempre valora la fuerza en el hijo y la belleza en la hija. De la misma manera, en la iglesia como nuevo hombre vemos fuerza y capacidad, mientras que en la iglesia como novia vemos belleza y gloria. Debemos aprender a darle menos importancia a nuestra capacidad o fuerza, porque, como parte de la novia, no seremos un varón, sino una mujer. El día de la boda, la iglesia necesitará belleza, no fuerza. ¡Qué maravilloso que la iglesia se esté embelleciendo al tomar a Cristo, al digerirlo y al asimilarlo! Cuanto más experimentemos de esta manera al Cristo que mora en nosotros, más El reemplazará nuestras manchas y arrugas con Su elemento, y más Sus riquezas y Sus atributos divinos se convertirán en nuestra belleza. Entonces estaremos preparados para ser presentados a Cristo como Su amada novia.

VESTIDOS DE LINO FINO

  Ya mencionamos que para que se cumpla Apocalipsis 19 se necesita experimentar lo que dice Efesios 5. Efesios muestra que Cristo prepara a la novia santificándola, purificándola, nutriéndola y cuidándola consigo mismo. De esta manera, somos transformados metabólicamente y llegamos a ser hermosos y gloriosos, listos para ser presentados a Cristo según se describe en Apocalipsis 19.

  Apocalipsis 19:8, refiriéndose a la esposa, a la novia de Cristo, declara: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, resplandeciente y limpio; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. Puesto que la novia está vestida de esta manera, se hace la declaración de que “ella se ha preparado” (v. 7). Esto indica que para cuando se cumpla Apocalipsis 19, la novia ya se habrá preparado, lo cual indica que ya estará vestida de “lino fino, resplandeciente y limpio”. “Limpio” alude a la naturaleza, mientras que “resplandeciente”, a la expresión. El lino fino es “las acciones justas de los santos”. Sin lugar a dudas, estas acciones están relacionadas con la justicia mencionada en Efesios 4:24, donde vemos que el nuevo hombre fue creado en justicia. El hecho de que el vestido de la novia esté limpio, no sólo indica que no está sucio, sino también que no tiene ninguna contaminación. El lino fino, el cual es las acciones justas de los santos, no hace alusión a la justicia (la cual es Cristo) que recibimos para ser salvos (Fil. 3:9; 1 Co. 1:30). La justicia que recibimos para ser salvos es objetiva y nos capacita para cumplir los requisitos del Dios justo. Sin embargo, las acciones justas de los santos denotan la justicia subjetiva, al Cristo que como justicia se forja en nuestro ser. Cuanto más se forja esta justicia subjetiva en la iglesia, más se prepara ella para ser la novia. Los que forman parte de la novia ya fueron redimidos y regenerados, pero ahora deben permitir que la justicia interna se entreteja en su propio ser para que obtengan el lino fino, resplandeciente y limpio. De hecho, este lino es la belleza de la novia.

LA OBRA QUE EL SEÑOR REALIZA EN SU RECOBRO

  Sin duda alguna, todo lo que dice Apocalipsis 19 se cumplirá. Además, creemos que en la actualidad este cumplimiento se está llevando a cabo. Puesto que Jerusalén ya fue devuelta a la nación de Israel, la venida de nuestro Señor Jesús no debe estar muy lejos. Sin embargo, la novia no se prepara rápidamente; esta preparación es una obra gradual que requiere cierto tiempo. Indudablemente, el Señor debe de estar preparando a Su novia en la tierra. Pero, ¿dónde y con quién se está llevando a cabo esta obra? Algunos posiblemente dirán que la obra de preparar a la novia se está llevando a cabo entre los creyentes espirituales que se hallan en el catolicismo, las denominaciones y los grupos libres. Según esta perspectiva, Cristo congregará a todos ellos y los hará Su novia cuando El regrese. Sin embargo, el Señor no obra de esta manera. El no viene para reunir a aquellos que constituirán la novia; El viene para presentarse a Sí mismo la novia que ya habrá sido preparada. Es mi convicción que esta preparación involucra una obra de edificación corporativa. Los que conforman la novia no sólo deben madurar en la vida divina, sino que también deben ser edificados juntos como dicha novia. Por consiguiente, creo firmemente que el Señor está preparando a Su novia entre los creyentes que están en Su recobro.

  Mi carga es que nos demos cuenta de que el recobro del Señor no es otro movimiento cristiano, ni una obra cristiana ordinaria. En el recobro se lleva a cabo la obra genuina del Señor, la cual prepara a Su novia. Estoy convencido de que en los años venideros, muchos de los que buscan fielmente al Señor tomarán la senda del recobro. Se darán cuenta de que en ninguna otra parte reciben la confirmación interna de parte del Señor. Cuando tomamos la senda del recobro del Señor, tuvimos la sensación, en lo más recóndito de nuestro ser, que el Señor puso Su sello de aprobación sobre el camino que tomábamos. En el recobro del Señor, la obra principal que realizamos no es la de predicar el evangelio por toda la tierra, sino la de preparar a Su novia.

  El Señor no pretende avivar al cristianismo como un todo. En Su recobro, El está llamando a un remanente, a aquellos que le aman y le son fieles. El está haciendo un llamado a vencer la degradación del cristianismo, a fin de preparar como Su novia a aquellos que buscan más de El. El Señor se mueve en esta dirección, y nosotros seguimos adelante con El. ¡Qué privilegio es estar vivo en esta era!

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración