Mensaje 26
Lectura bíblica: Fil. 4:1-4
Cuando leemos la Biblia, no debemos pasar por alto ningún detalle, ni tampoco debemos suponer que entendemos todas las frases, expresiones y palabras que se encuentran en ella. Si hacemos esto, nos engañaremos a nosotros mismos. Cuando leo la Biblia, me ejercito a no dar nada por sentado, y en especial dedico mayor atención a los puntos que parecen complicados. Antes de estudiar Filipenses 4:1-4, quisiera mencionar algunas de las expresiones que son difíciles de entender, mencionadas en 3:7-16.
En el versículo 7, Pablo declara: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”. ¿Qué quiso decir Pablo al hablar de ganancia y de pérdida? Además, ¿por qué “ganancia” está en plural [Gr.], y “pérdida” en singular?
En el versículo 8, él continúa diciendo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. El uso de la palabra “excelencia” no es fácil de entender. ¿Qué quería decir Pablo con excelencia? ¿Y qué es “la excelencia del conocimiento de Cristo”? Al leer este versículo muchos piensan que Pablo hablaba de un conocimiento excelente, y no de la excelencia del conocimiento. Existe una gran diferencia entre el conocimiento excelente y la excelencia del conocimiento. Además, en el mismo versículo Pablo habla también de estimar ciertas cosas como pérdida y de tenerlas por basura. ¿Por qué usa la palabra “basura”? ¿Por qué no dice simplemente, “estas cosas no representan nada para mí”? ¿Qué diferencia hay entre pérdida y basura?
En el versículo 9, Pablo habla de “ser hallado en El”. ¿Qué significa ser hallado en Cristo? ¿Por qué no dice “ser conocido en Cristo” o “ser visto en Cristo”? ¿Por qué usa la expresión “ser hallado”?
Leamos el versículo 10: “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la comunión en Sus padecimientos, configurándome a Su muerte”. Como dijimos, conocer a Cristo significa experimentarlo y disfrutarlo. ¿Por qué Pablo no usa aquí ambos verbos: disfrutar y experimentar? También debemos analizar la frase “el poder de Su resurrección”. Creo que no hemos encontrado todavía una definición satisfactoria de esto. Preguntémonos acerca de “la comunión en Sus padecimientos”. ¿Qué significa esta expresión? Es posible que algunos digan que la comunión en los padecimientos de Cristo denota nuestra participación en Sus sufrimientos. Pero, ¿qué quiere decir Pablo aquí con la palabra “comunión”? Además, ¿por qué habla de ser configurado? Debemos estudiar con esmero las palabras de Pablo acerca de ser configurado a la muerte de Cristo y resolver los enigmas que surgen de esta expresión.
En el versículo 11, Pablo agrega: “Si en alguna manera llegase a la superresurrección de entre los muertos”. La palabra “superresurrección” es muy enigmática. También hay que dedicar atención a las palabras “si en alguna manera”.
En el versículo 12, Pablo exclama: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya haya sido perfeccionado; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”. ¿Por qué Pablo usa el verbo “alcanzar” en vez de “ganar”? ¿Y qué quiere decir con la expresión “por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”? Todas estas frases son muy misteriosas.
En los versículos 13 y 14, Pablo añade: “Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto, que Dios hace en Cristo Jesús”. ¿Qué quiso decir Pablo con “no considero”? También debemos preguntarnos cómo podemos olvidar lo que queda atrás. En nuestra experiencia, parece que sólo se nos olvidan las cosas que no debemos olvidar, y que cuando nos proponemos olvidar algo, lo único que hacemos es recordarlo. ¿Cómo debemos entender lo que escribe Pablo al respecto? ¿Acaso podemos olvidar las características nacionales, cuando éstas nos acompañan adondequiera que vamos? Después Pablo usa otra expresión única y digna de nuestra atención: “extendiéndome a lo que está delante”. ¿Qué significa esto? También debemos reflexionar acerca de la meta y el premio mencionados en el versículo 14, sin suponer que lo entendemos cabalmente. Debemos considerar también lo que Pablo declara acerca del llamamiento a lo alto. ¿Por qué no habla del llamamiento celestial? ¿Por qué dice que Dios hace este llamamiento en Cristo Jesús, en vez de: en Jesucristo? En otras palabras, ¿por qué antepone el título Cristo al nombre Jesús? Este orden ciertamente tiene su significado. Al hacernos estas preguntas, aprenderemos a no dar por sentado lo que leemos en la Biblia. De hecho, cuando leemos la Palabra, debemos estar conscientes de que en realidad entendemos muy poco.
Leamos el versículo 15: “Así que, todos los que hemos alcanzado madurez, pensemos de este modo; y si en algo tenéis un sentir diverso, esto también os lo revelará Dios”. ¿Por qué Pablo usa la palabra “madurez”? Este término implica vida, puesto que todo lo que madura tiene vida. Tal vez hasta cierto grado entendamos esta expresión, pero sigue siendo misteriosa.
¿Qué quiere decir Pablo en el versículo 15 con “pensemos de este modo” y “un sentir diverso”? Estas frases parecen sencillas, pero comunican conceptos muy importantes.
Finalmente, en el versículo 16, el apóstol Pablo escribe: “Sin embargo, en aquello a que hemos llegado, andemos conforme a la misma regla”. ¿Cuál es el significado de “en aquello a que hemos llegado”? En este versículo casi todas las frases son un enigma. La Biblia es la palabra de Dios, el aliento divino, el soplo que imparte a Dios mismo. Por lo tanto, no debemos leerla de la misma forma en que leemos un periódico o una revista. No debemos dar nada por sentado. Más bien, debemos indagar el significado de cada palabra, de cada expresión y de cada frase mencionada en la Biblia. Si prestamos la debida atención a cada una de las frases misteriosas que aparecen en 3:7-16, recibiremos más riquezas espirituales.
En los primeros dos capítulos de la epístola de Filipenses tenemos la comunión o el tráfico espiritual entre los creyentes y el apóstol. Como mencionamos anteriormente, el capítulo tres habla de cómo tratar con el alma y el cuerpo. Este capítulo nos enseña que si deseamos tratar con nuestra alma adecuadamente, debemos estimar como pérdida todas las cosas religiosas, filosóficas y culturales, e incluso tenerlas por basura. Tal vez no estemos conscientes de que estas cosas han llegado a formar parte de nuestra alma, pero en realidad nuestra alma está llena de estos elementos, e incluso está constituida de ellos. Quizás dichos elementos sean útiles para la sociedad, pero no lo son para la vida cristiana, ya que son grandes rocas que usurpan el lugar que le corresponde a Cristo en nuestro ser. A pesar de que hayamos recibido a Cristo, es posible que aún lo tengamos recluido en nuestro espíritu y no le permitamos extenderse a nuestra alma. Tal vez no haya espacio para El en nuestra alma y que ésta se encuentre llena de asuntos religiosos, filosóficos y culturales, y en particular, de nuestras características nacionales. He observado que tanto en el Oriente como en el Occidente, los santos están constituidos de estos elementos en su alma. Pero el apóstol había sido rescatado de todo esto, pues él estimaba tales cosas como basura. Ya no se aferraba a nada que perteneciera a la religión, a la filosofía ni a la cultura. A fin de ganar a Cristo, él estaba dispuesto a estimar todas las cosas como basura.
Como ya mencionamos, Pablo se refiere al alma y al cuerpo en Filipenses 3. El afirmó que los creyentes no deben entregarse al disfrute excesivo de los bienes materiales.
Después de escribir el capítulo tres, Pablo había liberado toda su carga. Por consiguiente, el capítulo cuatro en realidad es una conclusión, en la cual Pablo no añade ningún otro asunto importante. Todo lo que dice en el capítulo cuatro tiene que ver con lo que ya había escrito en los capítulos anteriores, y constituye una confirmación de ello. Además, los asuntos que él abarca en el capítulo cuatro son una exhortación para los creyentes.
Leamos Filipenses 4:1: “Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados”. La expresión “así que” nos indica que Pablo va a presentar enseguida una conclusión.
Aquí, el apóstol se refiere a los creyentes como “hermanos amados y deseados” y “gozo y corona mía”. En estas palabras podemos percibir que Pablo estaba enternecido y conmovido. El usa dos veces la palabra “amados”; la primera vez, al referirse a los creyentes como a hermanos amados, y luego al final del versículo donde los llama nuevamente sus amados. Los creyentes eran su gozo interior y su corona exterior. El gozo puede considerarse algo interno, mientras que la corona es algo externo. Así que, en este versículo Pablo declara que los creyentes son su gozo interior y su gloria exterior.
En Filipenses 4:1 él exhorta a los creyentes a estar firmes en el Señor. La expresión “estad así” significa permanecer en una manera particular, es decir, en la manera que se describe en los capítulos anteriores. Por tanto, en este versículo Pablo pide a los creyentes que permanezcan en el camino que él les había señalado.
En el versículo 2, Pablo prosigue: “Exhorto a Evodia y exhorto también a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor”. Esto indica que había disensión entre estas dos hermanas, es decir, que no tenían un mismo sentir. De ahí que Pablo tuviera que exhortar a los creyentes a combatir unánimes junto con la fe del evangelio (1:27), a estar unidos en el alma, a tener el mismo y único pensamiento (2:2), y a pensar “de este modo” en cuanto a la búsqueda de Cristo (3:14-15).
El versículo 3 muestra que ellas eran buenas hermanas y habían ayudado a Pablo. El apóstol dijo que ellas habían combatido junto con él en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores suyos, cuyos nombres están en el libro de la vida. El verbo griego que aquí se traduce combatir, era un término usado por los atletas, el cual significa laborar en compañía, combatir juntos, luchar lado a lado, como un equipo de atletas. Estas hermanas habían sido una gran ayuda para Pablo y los demás colaboradores, ya que habían combatido con ellos en el evangelio. Sin embargo, necesitaban ayuda para ser uno y para tener el mismo sentir en el Señor. De acuerdo con los capítulos anteriores, la expresión “un mismo sentir” se relaciona con el hecho de seguir en pos de Cristo a fin de ganarlo y disfrutarlo plenamente. Evodia y Síntique no seguían a Cristo con todas sus fuerzas. Igualmente, aquéllos que difieren de parecer, deben prestar especial atención a las palabras que Pablo dirige a estas dos hermanas en cuanto a tener un mismo sentir.
En Filipenses 4:3 Pablo usa la expresión “compañero de yugo”. Antiguamente los campesinos solían unir dos bueyes a su arado. De ahí que la expresión “compañero de yugo” implica el hecho de estar unidos bajo el mismo yugo, con el fin de llevar una carga común. Pablo buscaba un verdadero compañero de yugo cuando escribió su carta a los filipenses; él buscaba a alguien que estuviera dispuesto a llevar la misma carga que él llevaba y que estuviera bajo el mismo yugo. Si no invertimos toda nuestra energía en buscar a Cristo, en realidad no estamos bajo ningún yugo. Por el contrario, seguimos muy libres en nuestra manera de pensar. Pero si verdaderamente estamos bajo yugo, ciertamente pensaremos como Pablo. Las personas que no estaban bajo el mismo yugo de Pablo, no podían ayudarle a solucionar el problema que existía entre Evodia y Síntique. El apóstol Pablo sentía la carga de ayudar a estas dos hermanas a que tuvieran el mismo sentir en cuanto a seguir a Cristo con miras a ganarlo y experimentarlo. Puesto que él se encontraba en una cárcel romana, muy lejos de Filipos, necesitaba encontrar en esa ciudad a alguien que estuviera dispuesto a ser su compañero de yugo y a compartir su misma carga. Entre los santos de Filipos, Pablo esperaba que por lo menos una persona tuviese su misma actitud de seguir a Cristo. Puesto que estaba bajo yugo, Pablo no era libre de pensar a su manera. Su mente se encontraba bajo el yugo de Cristo, lo cual le hacía tener un solo y único pensamiento.
El apóstol Pablo deseaba seguir a Cristo al máximo; deseaba seguirlo como diera lugar y sin considerar el precio. Este era su pensamiento, lo cual indica que su mente se encontraba completamente bajo el yugo de Cristo. El no tenía la libertad de pensar en otra cosa que no fuera Cristo. Su mente se hallaba bajo el yugo de Cristo, en Cristo y con Cristo. Por tanto, al escribirles a los filipenses, él esperaba encontrar por lo menos a un creyente que estuviera dispuesto a colaborar con él y a ayudar a estas dos hermanas a que tuvieran un mismo sentir. Por esta razón, él concluyó esta epístola con una nota muy práctica.
Al usar la expresión “verdadero compañero de yugo”, Pablo parecía decir: “Aún no estoy seguro si esta epístola que os escribo cumplirá su propósito. Lo que en realidad necesito es encontrar entre vosotros a uno que verdaderamente esté dispuesto a compartir mi yugo, el yugo de tener una mente que sólo se centra en seguir a Cristo. Esa sería la persona más indicada para ayudar a estas dos hermanas a que tuvieran un mismo sentir. Si alguien desea ayudarlas, primero debe estar dispuesto a compartir conmigo el yugo de tener un mismo sentir”. Un verdadero compañero de yugo es una persona que tiene el mismo sentir y piensa igual que otra persona.
Nuestra necesidad hoy es tener verdaderos compañeros de yugo. Muchos desprecian y rechazan el ministerio del Señor. Tal vez usted no lo rechace, sino que lo acepte e incluso lo ame, pero amar el ministerio es una cosa, y encontrarse bajo el yugo de una mente que sólo busca seguir a Cristo, es otra. Todos debemos ser prisioneros de este yugo teniendo el “mismo sentir”.
La expresión “verdadero compañero de yugo” debe recordarnos que nunca debemos leer la Biblia superficialmente ni dar por sentado lo que está escrito en ella. Esta expresión puede parecernos insignificante, pero en realidad es de suma importancia, puesto que tiene que ver con la exhortación que Pablo dirige a los filipenses acerca de tener el mismo sentir, y de pensar una misma y única cosa. Después de darles esta exhortación, él les menciona el caso de estas dos hermanas que discordaban y finalmente suplica que alguien labore juntamente con él como verdadero compañero de yugo, para ayudar a Evodia y a Síntique a tener un mismo sentir, a abandonar sus disensiones y a fijar su mente únicamente en seguir a Cristo.
En Filipenses 4:4 Pablo exclama: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez diré: ¡Regocijaos!” Disidentes o no, todos los creyentes debían regocijarse. Los que no se regocijaban, estaban equivocados, y los que lo hacían, estaban bien. De todos modos, no creo que quienes estuvieran en desacuerdo pudieran regocijarse verdaderamente. Conforme a lo dicho por Pablo, debemos regocijarnos en el Señor siempre. Regocijarnos en el Señor es lo que nos proporciona la fortaleza necesaria para guardar la unidad de la que se habla en los versículos 2 y 3. Evodia y Síntique debían aprender a regocijarse, si en verdad querían tener el mismo sentir. Regocijarse en el Señor es también la clave para obtener las virtudes excelentes que se enumeran en los versículos 5-9. Si deseamos poseer las virtudes descritas en estos versículos, debemos regocijarnos en el Señor. Por consiguiente, aquí vemos cuán importante es regocijarnos en el Señor.