Mensaje 25
Lectura bíblica: Gá. 5:1-6
Los cuatro primeros capítulos de Gálatas presentan una revelación del evangelio predicado por el apóstol Pablo. Si usted compara la revelación contenida en estos capítulos con la revelación transmitida en los cuatro evangelios, verá usted que, en cierto sentido, la revelación de estos capítulos es más rica y más profunda que la de los evangelios. Por ejemplo, en los evangelios no vemos una visión clara del deseo del corazón de Dios, pero en los cuatro primeros capítulos de Gálatas se nos presenta una visión muy clara en cuanto a esto. Como hemos señalado, la promesa que Dios le hizo a Abraham fue la revelación del deseo de Su corazón. Debido a que muchos cristianos se concentran solamente en los evangelios, no conocen el deseo que Dios tiene en Su corazón. Además, aunque Juan 1 habla de la gracia, en Gálatas vemos que la gracia es el cumplimiento de la promesa de Dios conforme al deseo de Su corazón. Los evangelios también presentan a la viviente Persona de Cristo desde cuatro ángulos. Sin embargo, sin los cuatro primeros capítulos de Gálatas, no entenderíamos a Cristo de una manera tan profunda. Lo mismo es verdad tocante al Espíritu. En los capítulos del catorce al dieciséis del Evangelio de Juan se revela mucho acerca del Espíritu. No obstante, si no tuviéramos el libro de Gálatas, no sabríamos que el Espíritu es Cristo como la simiente de Abraham para cumplir la promesa. Para cumplir la promesa, Cristo es el Espíritu, pero para que lo disfrutemos, El es la tierra, la cual tipifica al Espíritu todo-inclusivo. Por lo tanto, la simiente es para el cumplimiento, mientras que la tierra es para el disfrute.
En este mensaje llegamos a 5:1-6, donde comienza otra sección principal de Gálatas tocante al andar de los hijos de Dios (5:1—6:17). Después de presentar la profunda revelación encontrada en los capítulos del uno al cuatro, Pablo se dirige al andar según el Espíritu que los hijos de Dios deben observar.
En 5:1 Pablo dice: “Para libertad Cristo nos libertó; estad, pues, firmes, y no estéis otra vez atados al yugo de esclavitud”. El primer encargo que Pablo nos da con respecto a nuestro andar es que no estemos atados al yugo de esclavitud. Este encargo se basa en la revelación presentada en los capítulos del uno al cuatro, donde él habla de la esclavitud de estar bajo la ley y de cómo Cristo nos ha liberado de tal esclavitud. La libertad mencionada en 5:1 denota la libertad de la esclavitud de la ley. Cristo nos ha liberado por medio de Su muerte redentora y de Su resurrección que imparte vida, a fin de que disfrutemos esta libertad y gracia. Estar firmes se refiere a estar firmes en la libertad que nos mantiene aparte de la esclavitud de la ley, sin desviarnos de Cristo, sin caer de la gracia.
La palabra griega que se traduce atados también puede traducirse atrapados. Desviarse de Cristo para estar bajo la ley es estar atado o ser atrapado. El yugo de esclavitud es el cautiverio de la ley, la cual hace que aquellos que guardan la ley estén bajo un yugo que ata.
En 5:1 Pablo usa una expresión poco usual: “Para libertad Cristo nos libertó”. La composición que Pablo usa aquí es un poco torpe, hasta redundante. Bien pudo haber dicho simplemente: “Cristo nos libertó”. A menudo la Biblia es redundante y repite las cosas. Considere usted cuán a menudo Pablo habla de la fe en el libro de Gálatas, o cuántas veces el Nuevo Testamento hace referencia a la justificación por fe. En 5:1 Pablo escribe de manera redundante a fin de impresionarnos con la preciosidad de la libertad que tenemos en Cristo. Parecía que Pablo les estaba diciendo a los gálatas: “Quiero que recuerden que fue para libertad que Cristo nos ha libertado. Puesto que Cristo nos ha libertado para libertad, debemos estar firmes y no ser nuevamente atados al yugo de esclavitud”. Pablo usó términos severos a fin de impresionar a los distraídos gálatas con el hecho de que deberían hacer a un lado el yugo de esclavitud y volver a su libertad en Cristo.
En 5:4 Pablo persiste en usar una expresión poco usual y dice: “Habéis sido reducidos a nada, separados de Cristo, los que pretendéis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído”. Diferentes versiones interpretan de manera distinta la primera parte del versículo 4. Con respecto a los que se justifican por la ley, algunas versiones dicen que Cristo deja de tener efecto en ellos; otras dicen que se desligan de Cristo; y otras dicen que quedan privados de todo beneficio que se puede obtener de Cristo. Ser separado de Cristo y reducido a nada es ser sacado de Cristo y llevado a nada, es ser privado del provecho de estar en Cristo y desligado de Cristo (Darby), de tal modo que El deja de tener efecto. Volver a la ley es llegar a ser arrancados de Cristo, ser separados de Cristo y reducidos a nada.
Las distintas formas de traducir el versículo 4 están implicadas en esa sola expresión griega. Literalmente, esta expresión significa ser separados de Cristo y reducidos a nada. Dean Alford dice que una traducción literal, exacta y precisa sería la palabra aniquilar, la cual en su significado original quiere decir convertir algo en nada. Por lo tanto, en este versículo Pablo habla de ser separado de Cristo y convertido en nada, en cero. El les estaba diciendo a los gálatas: “Queridos santos, ustedes que pretenden ser justificados por la ley, han sido separados de Cristo y reducidos a nada. Ustedes ya habían sido injertados en Cristo, y ya estaban disfrutando las riquezas de Cristo, pero por volver a la ley y a la circuncisión, ahora han sido separados de Cristo y reducidos a nada, han sido aniquilados”.
Si una rama de un árbol inferior es injertada en un árbol superior, disfrutará de todos los beneficios de ser parte de ese árbol superior. Pero supongamos que la rama injertada es después arrancada del árbol superior. En tal caso podemos decir que ha sido reducida a nada, pues por separarse de tal árbol, abandona todos los beneficios de estar unida a él. Por lo tanto, esta rama se reduce a sí misma a nada por separarse del árbol, en particular, por separarse del disfrute de las riquezas de ese árbol. Esto da un ejemplo de lo que Pablo quiere decir en 5:4. Por haber creído en Cristo y haber sido bautizados en El, hemos sido injertados en El, el árbol rico. Como ramas injertadas en El, podemos disfrutar Sus inescrutables riquezas. Mientras permanezcamos injertados en el, podemos disfrutar todas Sus riquezas, pero si renunciamos a Cristo, si dejamos de asirnos de El de manera práctica en nuestra experiencia, seremos separados de las inescrutables riquezas de Cristo y reducidos a nada.
Los gálatas habían sido distraídos y llevados de nuevo a la ley y a la circuncisión. Al volverse de este modo a la ley, fueron separados de Cristo y reducidos a nada. Darby dice que fueron privados de todo el provecho de estar en Cristo y así fueron separados de El.
Hoy día es difícil encontrar cristianos que, de algún modo u otro, no hayan sido separados de Cristo y reducidos a nada. ¿Qué cristianos permanecen injertados en Cristo de manera práctica para disfrutar de todas Sus riquezas? Admitimos que hay un buen número de cristianos en el catolicismo. Pero el catolicismo los ha separado de Cristo y los ha reducido a nada. Lo mismo es verdad de la gran mayoría de los cristianos de las denominaciones. Los rituales, formas y prácticas han hecho que estén separados de Cristo y reducidos a nada. Todas estas cosas privan a los creyentes del provecho de estar en Cristo. Esto también se aplica hasta a las asambleas de los Hermanos, donde se da mucho énfasis a la doctrina correcta. A muchos de los Hermanos les interesa más la doctrina misma que permanecer en Cristo y disfrutar a Cristo. De hecho, ni siquiera es probable que ellos usen la expresión “disfrutar a Cristo”. A ellos les preocupa las doctrinas; no les importa cómo tener contacto con el Señor, cómo permanecer en el espíritu, como habitar en el Señor ni cómo disfrutar las riquezas de Cristo. Todo esto tal vez sea otro idioma para ellos. Aunque ellos se consideran los cristianos más apegados a la Biblia, hasta cierto grado ellos también han sido separados de Cristo y reducidos a nada. Quienes están en el movimiento pentecostal y en el movimiento carismático también han sido separados de Cristo y reducidos a nada en cierto modo. A algunos les importa tales cosas como el alargamiento de piernas y el hablar en lenguas, pero no les importa el permanecer injertados en Cristo para disfrutar Sus riquezas.
Cristianos de toda clase han sido separados de Cristo y reducidos a nada de una u otra manera. Una vez más pregunto: ¿Dónde hay cristianos que permanezcan en Cristo todo el tiempo para disfrutar Sus riquezas? ¿Dónde están los creyentes que no hayan sido separados de Cristo y reducidos a nada, que no hayan sido privados del provecho de estar en Cristo? El hecho deplorable es que los creyentes de todas partes han sido separados de Cristo y reducidos a nada. Necesitamos orar de la siguiente manera: “Señor, ten misericordia de nosotros y concédenos la gracia de que no seamos separados de Ti y reducidos a nada. Queremos permanecer en Ti, el todo-inclusivo, para disfrutar Tus riquezas”. Le agradecemos al Señor que por Su misericordia y gracia nos ha preservado en El mismo para que disfrutemos Sus riquezas.
¡Qué lamentable es la situación que prevalece entre los cristianos hoy en día! Muchos se preocupan por las prácticas y las doctrinas, por cierto modo de ser bautizados o por dones espirituales, pero casi ninguno se preocupa por disfrutar a Cristo como el Espíritu todo-inclusivo que está en nuestro espíritu. ¡Qué bendición es poder testificar que nosotros diariamente disfrutamos las riquezas del todo-inclusivo Espíritu vivificante! Por la misericordia del Señor puedo testificar que todos los días lo disfruto a El.
En el mismo versículo donde Pablo habla de este asunto de ser separados de Cristo y reducidos a nada, también habla de haber caído de la gracia. Ser separados de Cristo y reducidos a nada es caer de la gracia. Esto quiere decir que Cristo mismo es la gracia en la cual los creyentes estamos.
En 5:2 Pablo dice: “He aquí yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo”. Los judaizantes hicieron de la circuncisión una condición para la salvación (2:3-5; Hch. 15:1). Si los creyentes gálatas hubieran recibido la circuncisión, haciendo que fuera un requisito para la salvación, Cristo no les hubiera sido de ningún provecho. Por volverse a la ley, automáticamente hubieran tenido que renunciar a Cristo. A fin de entender el pensamiento de Pablo en 5:2-4, debemos conocer el trasfondo contra el cual estos versículos fueron escritos. Tal trasfondo tiene que ver con la promesa que Dios le hizo a Abraham tocante a que El bendeciría a todas las naciones. Cerca de dos mil años después de que esta promesa fue dada, Cristo vino como el cumplimiento. Como la simiente, El cumplió la promesa de que la misma vendría a ser gracia para nuestro disfrute. Después de cumplir la promesa, Cristo fue hecho el Espíritu vivificante todo-inclusivo, quien es la misma bendición de la promesa. Como lo indica 3:14, ya recibimos la promesa del Espíritu como la bendición del evangelio. Por medio de disfrutar a este Espíritu vivificante, llegamos a ser hijos según el Espíritu, herederos de la bendición prometida. Este es nuestro estado, nuestra posición y nuestro disfrute. Por esta razón, en 5:1 Pablo nos exhorta a estar firmes en la libertad y disfrute que tenemos en Cristo. Pero si nos volvemos a la ley y a la circuncisión, seremos separados de Cristo y reducidos a nada. Entonces Cristo no nos será de ningún provecho en nuestra experiencia. Ser así separados de Cristo y reducidos a nada es caer de la gracia.
La experiencia que Pablo presenta en los capítulos tres y cuatro en realidad está relacionada con estar injertados en Cristo. Hemos sido injertados en Aquel que por un lado es la simiente para cumplir la promesa y, por el otro lado, es el Espíritu vivificante como la bendición de la buena tierra. Puesto que nuestra posición es la de una rama injertada en Cristo, podemos disfrutar todas Sus riquezas. Pero si nos volvemos a la ley, nos separaremos de Cristo, el árbol superior, y seremos reducidos a nada. Seremos separados de nuestro disfrute de Cristo y reducidos a nada. Entonces Cristo no nos será de provecho porque habremos caído de la gracia. Al considerar la situación de hoy, vemos que muy pocos cristianos están firmes en la libertad y permanecen en su estado de ramas injertadas para disfrutar las riquezas de Cristo. Por el contrario, casi todos los cristianos han sido separados de Cristo. ¿Ha sido usted separado de Cristo? ¿Ha sido usted reducido a nada, privado de todo el provecho que puede ser suyo en Cristo? Espero que todos nosotros en el recobro del Señor podamos declarar firmemente: “¡No, nosotros no hemos sido separados de Cristo y reducidos a nada! Nosotros permanecemos en El para disfrutar todo lo que El es para nosotros”.
En 5:5 Pablo dice: “Pues nosotros, por el Espíritu y por fe, aguardamos con anhelo la esperanza de la justicia”. La frase por el Espíritu, el Espíritu Santo, está en contraste con la frase por la carne (3:3). Además, por fe está en contraste con por las obras de la carne (3:2). La esperanza de la justicia se refiere a la justicia que esperamos, la cual es Cristo mismo (1 Co. 1:30). No es por las obras de la ley en la carne, sino por la fe en el Espíritu. Cristo es nuestra esperanza de justicia. El es nuestra justicia hoy, y El es nuestra esperanza por venir. No estamos en busca de éxito terrenal. Por el Espíritu y por fe esperamos a Cristo, quien es la esperanza de justicia.
En 5:5 Pablo pone al Espíritu junto con la fe. Hemos señalado que el Espíritu es tipificado por la tierra. También hemos visto que la fe es la cámara que retrata el escenario de la gracia. A fin de tener el disfrute adecuado, necesitamos tener al Espíritu como la tierra todo-inclusiva y la fe como el medio para disfrutar esta tierra. Mientras disfrutamos el Espíritu por fe, aguardamos con anhelo la esperanza de justicia venidera.
En 5:6 Pablo sigue adelante y dice: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe, que obra por medio del amor”. Aparte del Espíritu y de la fe, ninguna otra cosa vale. En Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircuncisión valen algo. Lo que vale es el Espíritu por el lado de Dios y la fe por nuestro lado. El Espíritu es la tierra todo-inclusiva para nuestro disfrute, y la fe es el órgano por el cual participamos de esta rica tierra y la disfrutamos. Debido a que el Espíritu y la fe es lo que vale, debemos apreciarlos.
En 5:6 Pablo dice también que la fe obra por medio del amor. La fe viviente es activa. La fe obra por medio del amor para llevar a cabo el cumplimiento de la ley (5:14). La circuncisión es sencillamente una ordenanza exterior que no tiene poder de vida. Por eso no vale nada. No tiene fuerza ni poder práctico. La fe recibe al Espíritu de vida (3:2), el cual está lleno de poder. La fe obra por el amor para cumplir no sólo la ley, sino también el propósito de Dios, es decir, para completar la filiación, el proceso de hacernos hijos maduros de Dios para Su expresión corporativa.
El amor se relaciona con nuestra apreciación de Cristo. Sin tal apreciación, la fe no puede obrar. Cuando tenemos el oír con fe, este oír despierta nuestra amorosa apreciación, y esta apreciación hace que la fe obre. La fe obra porque participa de las riquezas del Espíritu vivificante. Cuanto más tenemos el oír con fe, tanto más apreciación y amor tenemos. Cuánto más amor tenemos por el Señor, tanto más obra la fe. Cuanto más obra la fe, tanto más nos introduce en las riquezas, el provecho, del Espíritu todo-inclusivo. En vez de ser privados del provecho de estar en Cristo, somos enriquecidos con abundancia. En vez de ser separados de Cristo y reducidos a nada, somos fortalecidos con el abundante suministro del Espíritu todo-inclusivo.
La fe recibe al Espíritu de vida (3:2) y obra por medio del amor para cumplir la ley (5:13). El obrar de la fe por medio del amor así completa la filiación para la expresión corporativa de Dios. Esta fe es la cámara que retrata el escenario de la gracia, la misma gracia que es el Cristo todo-inclusivo como el Espíritu vivificante para nuestro disfrute.