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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Génesis»
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Mensaje 1

GENESIS: ESQUEMA GENERAL Y PENSAMIENTO CENTRAL

  ¡Alabado sea el Señor por la Biblia! ¡Alabado sea el Señor por la vida, la vida divina, la vida eterna, que contiene este libro! ¡Y alabado sea el Señor por habernos brindado la oportunidad de tener un estudio-vida de Su Palabra divina con una congregación tan grande! Si Dios quiere, a partir de hoy, 6 de abril del 1974, continuaremos este estudio-vida que nos llevará por toda la Biblia, libro tras libro, cada fin de semana. Que el Señor nos conceda Su bendita presencia y Su rica unción en todo nuestro estudio.

UN LIBRO MARAVILLOSO

  La Biblia es un libro maravilloso. ¡Es el “libro” por excelencia! Fueron necesarios 1600 años para terminarlo, empezando con Moisés, el profeta más grande que Dios tuvo, y terminando con el apóstol Juan. La Biblia fue confirmada 300 años más tarde (397 d. de C.) en el concilio de Cartago en el norte de Africa. Poco después, la Iglesia Católica impidió que el pueblo tuviese acceso a la Biblia. La Biblia quedó sellada por casi mil años, desde el siglo sexto hasta el siglo quince. La historia le dio a ese período el nombre de la Edad Media o el Oscurantismo. La sociedad humana cayó en tinieblas porque no tuvo acceso a la Biblia, la cual contiene toda la luz divina.

  Más adelante Dios usó a Martín Lutero para divulgar la Biblia durante la Reforma. Por esos mismos días se inventó la imprenta, que permitió la impresión de la Biblia. Aunque se publicó bastante, la Biblia no quedó muy abierta. Sin embargo, le damos las gracias al Señor por haber abierto Su Palabra repetidas veces mediante muchos maestros destacados en estos últimos cinco siglos. Permanecemos en la senda trazada por ellos y les estamos agradecidos. No obstante, le damos muchísimas gracias al Señor por habernos abierto la Biblia de una manera tan clara, proporcionándonos así un rico estudio-vida de la Palabra viva.

EL ALIENTO DE DIOS

  ¿Qué es la Biblia? Sabemos que la palabra “Biblia” significa “el libro”. Pero ¿qué es este libro? La Biblia misma dice que “toda la Escritura es dada por el aliento de Dios” (2 Ti. 3:16). La Biblia es el aliento de Dios. No es simplemente la palabra o el pensamiento de Dios, sino Su mismo aliento. Todo lo que exhalamos es nuestro aliento, y este aliento procede de nuestro ser. Por lo tanto, la Biblia, como aliento de Dios, es algo exhalado desde el ser de Dios. La Biblia contiene el elemento mismo de Dios. Todo lo que Dios es se encuentra en este libro divino. Dios es luz, vida, amor, poder, sabiduría y mucho más. Todo eso constituye el ser de Dios y fue exhalado y plasmado en la Biblia. Cada vez que abrimos este libro con un corazón abierto y con un espíritu abierto, podemos tocar inmediatamente algo divino: no sólo pensamientos, conceptos, conocimiento, palabras o frases, sino algo más profundo: tocamos a Dios mismo.

EL ESPIRITU Y LA VIDA

  El Señor Jesús dijo que las palabras que El pronuncia son espíritu y son vida (Jn. 6:63). ¿Podemos imaginar que la Biblia como Palabra de Dios es el Espíritu? No son simplemente palabras escritas en papel, sino algo más elevado, más profundo, más completo y más rico; son Espíritu y son vida. Y la Biblia nos dice que el Espíritu es Dios mismo (Jn. 4:24) y que la vida es Cristo (Jn. 14:6). No estoy diciendo que la Biblia sea Dios mismo, sino que el Señor Jesús declara que lo dicho en la Biblia es el Espíritu, y el Espíritu es Dios mismo, el Señor, quien es vida para nosotros. Cuando tenemos contacto con la Palabra, tenemos contacto con Dios mismo y recibimos vida, si estamos en la posición correcta y si estamos abiertos en nuestro corazón y espíritu.

  Cuando llegamos a la Palabra divina, prácticamente todo nuestro ser participa. Debemos llegar con un corazón que busca a Dios, con una mente clara y sobria, y con un espíritu abierto. Si abrimos nuestro espíritu a Dios y a Su Palabra, podemos tocarlo a El mismo en cada página impresa. No se trata de leer simplemente con nuestros ojos, de entender con nuestra mente, ni de buscar con nuestro corazón, sino de tocar a Dios en nuestro espíritu. Si ejercitamos todo nuestro ser de esta manera, no sólo recibimos una revelación, sino que algo del elemento divino, revelado y comunicado por Su Palabra será trasmitido en nuestro espíritu. Por tanto, Efesios 6:17-18 dice que debemos recibir “la palabra de Dios ... con toda oración y petición”. Debemos tomar lo que dice la Biblia no sólo leyéndolo y estudiándolo, sino también con toda oración. Debemos leer y estudiar la Biblia con oración, es decir, debemos ejercitar nuestro espíritu para tener contacto con el Señor por medio de la oración hecha con la lectura de la Palabra divina.

LA REVELACION PRINCIPAL DE LA BIBLIA

  La Biblia revela principalmente la vida. La vida es el punto central de toda la Biblia. Pero ¿qué es la vida o quién es la vida? La respuesta se encuentra en la palabra del Señor Jesús. El dice: “Soy la vida”, y “He venido para que tengáis vida”. La Biblia es la revelación de Cristo como vida. Cada vez que abrimos la Biblia, debemos entender que entramos en contacto con Cristo como vida nuestra.

  La Biblia entera es un libro de vida, y esta vida es la persona misma de Cristo Jesús, una persona divina y viviente, la cual es nuestra porción. Cuando abrimos la Biblia, debemos entrar en contacto con El. No debemos repetir la triste historia del pueblo judío que escudriñaba las Escrituras porque pensaba encontrar vida en ellas, pero no quería acudir al Señor Jesús (Jn. 5:39-40). Nosotros no debemos acercarnos a la Biblia sin tocar al Señor. Cada vez que abrimos la Biblia debemos decir: “Señor Jesús, Tú tienes que estar aquí; éste no es un libro cualquiera, sino Tu revelación. No me gusta leer este libro sin tener contacto contigo. No me gusta oír algo de ese libro sin oírte a Ti. No me gusta leer ese libro sin verte a Ti. Me agrada ver Tu rostro. Quiero ver en las páginas lo que Tú eres. Oh Señor Jesús, ilumina Tu Palabra y unge cada línea para que te pueda tocar”. Necesitamos un espíritu así para tocar la Palabra viva.

  Después de ser creado el hombre, fue puesto delante de dos árboles en el huerto de Edén: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento. Si el hombre hubiese comido del árbol de la vida, habría recibido la vida divina, la vida de Dios, representada por el árbol de la vida. No obstante, el hombre fue tentado y tomó del árbol del conocimiento, el cual representa una fuente que no era Dios, sino Satanás. Esto dio por resultado la muerte. Vemos el mismo principio al allegarnos a la Biblia. Podemos tomar la Biblia como un libro de vida y tener contacto con ella usando nuestro espíritu y orando al Señor para recibirlo como vida mediante Su palabra, o podemos hacer de la Biblia un libro de conocimiento al acercarnos a ella únicamente con nuestra mente, buscando conocimiento en la letra. Esto nos trae muerte, mas nada de vida. En 2 Corintios 3:6 se nos advierte que “la letra (es decir, las Escrituras impresas) mata, mas el Espíritu vivifica”. No debemos hacer de la Biblia solamente un libro de letra que nos mata. Debemos tomar la Biblia teniendo contacto con el Señor Espíritu para que sea Espíritu y vida para nosotros.

OTRAS FUNCIONES DE LA BIBLIA

  Además, tenemos algunos versículos que nos muestran que la Biblia tiene muchas otras funciones. La Biblia tiene la sabiduría que nos puede hacer salvos (2 Ti. 3:15). Contiene la función de producir fruto como una semilla. Por medio del contenido de la Biblia, podemos volver a nacer, ser regenerados (1 P. 1:23). Después del nuevo nacimiento, las palabras contenidas en la Biblia son leche y comida para nosotros y nos nutren y nos hacen crecer en el Señor (1 P. 2:2; Mt. 4:4). Por tanto, debemos comer la Palabra (Jer. 15:16), es decir, ingerirla ejercitando nuestro espíritu mientras leemos la Biblia.

  Además, la Biblia nos puede dar la mejor enseñanza y puede perfeccionar al hombre de Dios (Ro. 15:4; 2 Ti. 3:16-17). Si pertenecemos al Señor y deseamos ser perfectos, ciertamente podemos recibir perfección por medio de Su palabra divina.

EL ANTIGUO TESTAMENTO

  La Biblia se compone de dos Testamentos: el Antiguo y el Nuevo. El Antiguo Testamento es principalmente una predicción de Cristo, pues anuncia con palabras sencillas, sombras, tipologías y muchas figuras al Cristo que vendría.

  En Lucas 24 el Señor Jesús nos dice en dos ocasiones que el Antiguo Testamento fue escrito en torno a El (vs. 27, 44). Podemos dividir el Antiguo Testamento en tres secciones principales: Moisés (que significa la ley), los profetas y los salmos. El Señor afirmó que cada sección del Antiguo Testamento contiene algo acerca de El. En Juan 5:39, el Señor también dice que las Escrituras, el Antiguo Testamento, dan testimonio de El. En Hebreos 10:7, dijo: “En el rollo del libro (es decir, el Antiguo Testamento), está escrito de Mí”. Por consiguiente, el Antiguo Testamento es principalmente un relato que profetiza acerca de Cristo como el todo para el pueblo de Dios.

GENESIS

  Ahora podemos iniciar nuestro estudio-vida de Génesis. El título original de ese libro era: “En el principio”. La Septuaginta, o sea, la traducción del Antiguo Testamento al griego, adoptó el título de Génesis, una palabra latina que significa dar nacimiento, origen. Génesis produce el nacimiento de todo, da origen a todo. Génesis es el libro que contiene todas las semillas de las verdades divinas. Todas las verdades divinas de toda la Biblia fueron sembradas en ese libro.

I. EL ESQUEMA GENERAL

  Cada libro de la Biblia presenta un esquema general. El esquema general de Génesis es el siguiente:

Dios creó, Satanás corrompió, el hombre cayó y Jehová prometió salvar.

  ¡No olvide jamás estos cuatro puntos!

  El libro de Génesis contiene 50 capítulos, pero es muy sencillo: está dividido en tres secciones. Los capítulos 1 y 2 constituyen la primera sección, los capítulos del 3 al 11, la segunda, y los capítulos del 12 al 50, la tercera. Cada sección empieza con un nombre. Los nombres de la primera y de la tercera sección son maravillosos, pero no el nombre de la segunda sección. En la primera sección, leemos “Dios”, en la segunda sección, “la serpiente” y en la tercera sección, “Jehová”. Dios creó, la serpiente corrompió, y Jehová llamó.

  ¿Qué creó Dios? Dios creó los cielos y la tierra. Pero eso no es todo. Finalmente Dios creó al hombre porque los cielos fueron creados para la tierra, la tierra para el hombre, y el hombre para Dios. Una vez que Dios terminó la creación, el insidioso, la serpiente, se infiltró para corromper. Corrompió verdaderamente la creación por medio de la rebelión, de principio a fin. El capítulo once presenta toda la rebelión del linaje caído. No había esperanza. Sin embargo, había esperanza porque Jehová vino y llamó a Abraham para empezar algo nuevo. ¡Aleluya! Dios creó, y la serpiente corrompió; pero Jehová llamó.

  ¿En qué sección está usted? Puedo testificar que hace cincuenta años yo me encontraba en la segunda sección, pero hoy estoy en la tercera sección. Hace cincuenta años estaba corrompido por la serpiente, pero ahora he sido llamado por Jehová.

  Al parecer los primeros dos capítulos son el relato de la obra creadora de Dios. Más adelante, en los 48 capítulos siguientes, encontramos las biografías de ocho personas destacadas: Adán, Abel, Enoc y Noé, que forman un grupo de cuatro, y Abraham, Isaac, Jacob y José, que forman otro grupo de cuatro. Cada grupo pertenece a un linaje diferente. Los primeros cuatro pertenecen al linaje adámico, y los últimos cuatro al linaje de Abraham. En el libro de Génesis encontramos dos padres: Adán, el padre del linaje creado, y Abraham, el padre del linaje llamado.

  ¿Pertenece usted al linaje creado o al linaje llamado? Todos los llamados son hijos de Abraham. Gálatas 3 nos dice que todo aquel que cree en Jesucristo es hijo de Abraham (vs. 7, 29). ¡Aleluya! Originalmente fuimos creados, pero ahora somos llamados. En 1 Corintios 1:24 se declara que para los llamados, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Ya no somos el linaje que Dios creó, sino el que llamó, y lo seremos para siempre; somos llamados a participar de Cristo y a disfrutar de El.

II. EL PENSAMIENTO CENTRAL

  Cada libro de la Biblia presenta un pensamiento central. El pensamiento central de Génesis es el siguiente:

  Cristo es la esperanza y la salvación del hombre caído, y Dios hará que el hombre caído cumpla Su propósito por medio de Cristo.

  Cuando entendemos clara y completamente el libro de Génesis, podemos ver que presenta a Cristo como la esperanza y la salvación del hombre caído. Por medio de Cristo, Dios hará posible que el hombre caído cumpla Su propósito.

  Génesis es un libro cuyo centro es Cristo, y Cristo es la vida para los que El restauró desde la caída. ¿Por qué este libro nos presenta el relato de la creación en los primeros dos capítulos? ¿Por qué nos proporciona las biografías de ocho personas en los cuarenta y ocho capítulos siguientes? Necesitamos una comprensión profunda. Los primeros dos capítulos son el relato de la creación, pero este entendimiento es superficial. El pensamiento implícito allí está centrado en la vida. Esos dos capítulos constituyen un relato de vida. Son demasiado sencillos y breves para ser un relato apropiado de la creación. Dios no tenía la intención de que Génesis 1 y 2 fuese un relato de la creación, sino una revelación de la vida.

  Considere estos capítulos. Primero, afirman que Dios creó el universo, y que éste fue arruinado y quedó vacío, desierto y lleno de tinieblas. Luego, el Espíritu de Dios vino a cernirse a fin de producir vida. Después del Espíritu de vida, llegó la luz para producir también la vida. Después fue hecho el firmamento para dividir las aguas de muerte. Luego la tierra surgió de las aguas de muerte. La tierra apareció con el propósito de generar vida, e inmediatamente brotó toda clase de vida vegetal. Luego surgió la vida animal en el agua, la vida animal en el aire, y la vida animal sobre la tierra, y finalmente surgió la vida humana. Después de la vida humana viene la vida divina, representada por el árbol de la vida. Por consiguiente, podemos ver que estos dos capítulos, en realidad, no son el relato de la creación, sino de la vida.

  ¿Qué podemos decir de la biografía de las ocho personas? Si volvemos a leer Génesis con detenimiento, nos sorprenderá el hecho de que estas biografías no hablan mucho de las obras de esos hombres. Más bien relatan su vida, su conducta y su andar con Dios. La Biblia nos dice poco de lo que hizo Adán, pero menciona cuánto vivió: 930 años. Si quisiéramos escribir la biografía de Adán, necesitaríamos centenares de páginas para contar sus actividades y todo lo que hizo. No obstante, Génesis nos cuenta solamente la manera en que Adán anduvo en la presencia de Dios.

  Llegamos a Abel, y luego a Enoc. Lo único que dice Génesis acerca de Enoc es que caminó con Dios, y que finalmente fue arrebatado a la presencia de Dios. Esto es maravilloso. Quisiera ser ese tipo de persona, sin hacer nada y sin ser nada, solamente caminando con el Señor hasta el día que El me llame a Su presencia.

  Usted se preguntará: ¿No hizo Noé alguna obra? Sí, hizo una obra, pero no conforme a sí mismo ni tampoco para sí mismo. Lo hizo todo conforme a la revelación de Dios y para cumplir el propósito de Dios. Pasamos a Abraham, Isaac, Jacob y José. Nos resulta difícil encontrar alguna buena obra en Abraham, en Isaac o en Jacob. Parece que José, el hijo de Jacob, hizo algo, pero si observamos el relato, nos daremos cuenta de que las actividades de José fueron la parte reinante de Jacob. José gobernó como rey.

  En realidad, Génesis no es un libro que habla de la creación ni tampoco de biografías. Es un libro de vida. Dios usa el relato de la creación para mostrar la vida. Usa las biografías de ocho personas para mostrar cómo El necesita una vida que cumpla Su propósito. En este libro la última vida fue la de Jacob, aquel que finalmente fue llamado Israel, príncipe de Dios. Esta es la intención de Dios: obtener un Israel. Todos debemos ser llevados a la posición en la cual Dios pueda considerarnos Su Israel. Se trata enteramente de la vida. Por tanto, Génesis se centra en la vida, y esta vida es Cristo.

III. EL CONTENIDO

  Ahora llegamos a lo que es el contenido de Génesis.

A. El deseo de Dios y Su propósito, 1:1—2:3

  La obra creadora de Dios no sólo cumple Su deseo y Su propósito, sino que también revela el deseo que El tiene en el universo y manifiesta Su propósito en la eternidad. Todo lo que hacemos expresa nuestro deseo. A pesar de nuestro silencio, lo que hacemos manifiesta nuestro propósito. Cuando Dios creó los cielos, la tierra llena de tantas cosas, y finalmente al hombre a Su propia imagen y con autoridad sobre todas las cosas creadas, El tenía ciertamente un propósito. Con Su creación podemos ver que El tenía un deseo y un propósito.

1. La creación original de Dios, 1:1

a. El motivo

  Según Efesios 1:5, 9, el motivo de la creación original de Dios fue Su deseo y Su beneplácito. Dios llevó a cabo la creación original para cumplir Su deseo y satisfacer Su beneplácito. El deseó crear y le agradó hacerlo; por tanto, El lo hizo para complacerse a Sí mismo.

b. El propósito

  Existen dos aspectos en el propósito de Dios al crear. Primero, el propósito de Dios en Su creación es glorificar a Su Hijo (Col. 1:15-19). Aunque no encontramos en Génesis 1 y 2 la expresión Hijo de Dios ni el nombre Cristo, vemos en Romanos 5:14 que Adán prefiguraba a Cristo. Adán, creado a la imagen de Dios, tipificaba a Cristo. En Adán podemos ver algo de Cristo. El propósito de Dios en Su creación consiste en glorificar a Su Hijo Jesucristo.

  Segundo, la creación manifiesta a Dios mismo. Los cielos y la tierra nos dan a entender algo de Dios, y el hombre nos muestra algo de Dios. Dios es manifestado en el hombre, particularmente por medio de Cristo Su Hijo. Cristo es la corporificación de Dios (Col. 2:9). Cuando Cristo es glorificado en el hombre en medio de la creación, Dios también es manifestado.

  ¿Por qué creó Dios los cielos? ¿Cuál era Su propósito? Si leemos la Biblia con atención, veremos que los cielos existen por causa de la tierra. Aun los científicos pueden comprobar eso. Por tanto, muchas cosas que pertenecen a los cielos son indispensables para la tierra: el resplandor del sol, el agua y el firmamento son vitales para la tierra. Entonces, ¿para qué sirve la tierra? La Biblia enseña que la tierra existe para el hombre. Zacarías 12:1 dice que Dios extendió los cielos, fundó la tierra y formó el espíritu en el hombre. Los cielos fueron creados para la tierra, la tierra para el hombre, y el hombre para Dios. Dios creó al hombre como entidad corporativa para que lo contuviera a El, lo expresara y lo glorificara.

c. La base

  La base de la creación es la voluntad y el plan de Dios (Ef. 1:10). Apocalipsis 4:11 nos dice claramente que todas las cosas fueron creadas conforme a la voluntad de Dios. Dios tiene una voluntad, y conforme a esta voluntad El concibió Su plan. Conforme a esa voluntad y plan, El creó todas las cosas.

d. El medio

  El medio de la obra creadora de Dios fue el Hijo de Dios (Col. 1:15-16; He. 1:2b) y la Palabra de Dios (He. 11:3; Jn. 1:1-3). La Biblia nos muestra claramente que Dios creó los cielos y la tierra por medio de Cristo como Hijo de Dios y como Su Palabra. El Hijo de Dios y la Palabra de Dios son uno solo.

  Todos debemos entender que el propósito central y eterno de Dios gira totalmente en torno a Su Hijo, Cristo. La Biblia enseña que cuando Dios creó los cielos y la tierra y todas las demás cosas, El lo hizo por medio de Cristo y por Cristo. Todo fue hecho por medio de Cristo, por Cristo, y en cierto sentido, en Cristo. Desde la creación, todas las cosas subsisten en Cristo. Cristo es el eje que sostiene todas las partes del universo.

  Hebreos 1:3 dice que Cristo sustenta todas las cosas por la palabra de Su poder, y en Colosenses 1:17 vemos que todas las cosas subsisten en Cristo. Aparentemente la tierra está colgada sobre la nada, pero en realidad es sustentada por Cristo. Si un solo planeta se saliese de su órbita normal, se produciría una terrible colisión. Pero el Señor lo sostiene todo. ¡Aleluya!

  ¿Por qué Cristo lo sostiene todo? Lo sostiene todo para Su gloria, para Su Cuerpo. Si los cielos se desintegrasen y la tierra cayera, entonces ¿dónde estaríamos y dónde estaría el Cuerpo? Tenemos una buena tierra donde vivimos y caminamos, y los cielos nos sirven. Cuando necesitamos el resplandor del sol, los cielos lo mandan. Cuando necesitamos la lluvia, ésta llega. Cuando necesitamos el aire, ahí está. No hay aire en la luna, pero alrededor de la tierra está el firmamento, el aire. Los cielos sirven a la tierra, y la tierra nos sirve a nosotros, y nosotros estamos aquí para el Cuerpo y somos el Cuerpo. Cristo ama al Cuerpo. Por causa de Su Cuerpo, El sostiene todo el universo. ¡Aleluya!

e. El proceso

  Job 38:4-7 revela el proceso de la obra creadora de Dios. Los cielos y todas sus huestes y ángeles fueron creados primero. La tierra, probablemente con algunos seres vivos, fue creada en segundo lugar. Decimos “probablemente” porque no hay ninguna declaración específica de ello. Algunos pasajes de la Palabra nos permiten hacer deducciones. Job 38:4-7 afirma que cuando Dios puso el fundamento de la tierra, ya estaban allí las estrellas y los ángeles (los hijos de Dios). Esto demuestra que los cielos con todas las estrellas y los ángeles fueron creados en primer lugar, y que la tierra fue creada después.

1) En el principio

  Ahora llegamos al primer versículo del primer capítulo: “En el principio...” En la Biblia la frase “en el principio” se usa de dos maneras, la primera vez en Génesis 1:1 y la segunda vez en Juan 1:1. El principio mencionado en Juan 1:1 fue anterior al principio mencionado en Génesis. El principio mencionado por Juan es el principio en la eternidad, un principio sin ningún comienzo. El principio de Génesis 1 fue el comienzo del tiempo, el cual empezó con la creación. Juan se refiere a la eternidad, mientras que Génesis se refiere al tiempo.

2) Dios crea

  En el principio Dios creó. Es bastante interesante observar que en esta frase el sujeto “Dios” está en plural y el verbo “creó” en singular. ¿Significa eso que existen varios Dios es? Indudablemente ésta es una semillita de la Trinidad. Dios es uno, pero a la vez es triuno. En el mismo capítulo (v. 26) El se llama a Sí mismo “nosotros”: Dios dijo: “Hagamos al hombre”. Dios es uno, pero el pronombre usado es “nosotros”. No podemos explicar eso. Dios es uno, y sin embargo es triuno. El Dios Triuno vino para crear.

  Génesis 1 y 2 usa tres verbos distintos acerca de la creación y la restauración: crear, hacer y formar. Crear significa traer algo a la existencia de la nada. Sólo Dios puede crear. Nosotros no podemos crear. Sólo podemos hacer. Hacer significa usar algo que ya existe para producir algo distinto. Dios no creó la luz en el primer día, ni creó la tierra en el tercer día, porque la luz ya existía y la tierra se encontraba sepultada bajo las aguas profundas. En el primer día, Dios no creó sino que mandó. Dios dijo: “Sea la luz”, y la luz fue. En el tercer día, Dios mandó que la tierra sepultada saliese de las aguas muertas. Esto no fue un acto de creación, sino algo que hizo. Más adelante, Dios dio al hombre un cuerpo físico. Fue una formación. Dios formó al hombre del polvo.

  La obra creadora de Dios se halla en el versículo 1 y Su obra de restauración empieza en el versículo 3. No dice que Dios hizo los cielos, ni que Dios formó la tierra. Dice que Dios creó los cielos y la tierra.

3) La creación demuestra la existencia de Dios

  La creación declara la gloria de Dios, y demuestra por ende que El existe. Los cielos declaran la gloria de Dios, y el firmamento, el espacio, muestra la obra de Sus manos (Sal. 19:1-2). Aunque el poder divino y la Deidad son invisibles, el hombre puede entenderlos mediante las cosas hechas. El hombre puede entender y no tiene excusa (Ro. 1:20). Considere la creación; ¿cómo podría uno decir que Dios no existe?

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