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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Génesis»
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Mensaje 105

El significado espiritual de Jose y de Benjamin

(1)

  Llegué a conocer la historia de los doce hijos de Jacob mucho antes de entender cuán dulce y maravillosa era. Cuanto más tiempo le dedico a Gn. 49, más valoro a esos doce hijos. Vale la pena estudiar la historia de ellos. Los primeros cuatro hijos: Rubén, Simeón, Leví y Judá, eran pecadores; mientras que José y Benjamín, los últimos dos, no tenían ni mancha ni defecto; eran perfectos. Entre los primeros cuatro hijos y los últimos dos, tenemos otros seis. En Dan vemos la apostasía; en Gad, el recobro; en Aser, la abundancia; y en Neftalí la resurrección. Si usted junta el relato de estos doce hijos según Génesis 49, tendrá un retrato de usted mismo. Por una parte, cuando examino los doce hijos de Jacob, me sorprenden; por otra, le doy gracias a Dios, porque en ellos veo un cuadro de mí mismo. Veo también al Cristo que he experimentado, y la salvación y la transformación que están en El. Anteriormente todos éramos Rubén, Simeón, Leví y Judá, pero ahora somos José y Benjamín.

  Dos pecadores: Leví y Judá, fueron trasladados a algo positivo. Leví fue trasladado al sacerdocio, y Judá al reinado. Por lo tanto, entre los doce hijos de Jacob llegamos a tener el sacerdocio, el reinado y la máxima consumación, la cual vemos en José y Benjamín. En el siguiente mensaje veremos que la consumación consta de dos cosas: la bendición y la morada. Seremos plenamente introducidos en la bendición universal al estar sometidos a Dios, y entonces nos convertiremos en Su morada. Los pecadores se convierten en sacerdotes y reyes de Dios y llegan a recibir Su bendición universal y se convierten en Su morada eterna. Si comprendiéramos el significado de este relato, elevaríamos la voz y alabaríamos al Señor. Diríamos: “¡Antes yo era un Rubén, pero ahora yo soy un Leví, un Judá, un José y un Benjamín!”. Por la eternidad, seremos reyes, estaremos bajo la bendición de Dios y seremos Su morada.

  ¿Había pensado usted alguna vez que la Biblia podía ser tan maravillosa? ¿Ha visto alguna vez que en un solo capítulo, el capítulo 49, podemos ver un resumen de toda la Biblia y de la historia de los doce hijos de Jacob, de la nación de Israel, de la iglesia, y de nuestra propia historia espiritual? Todo está allí. Este capítulo es poético y muy profundo, pero a la vez bastante sencillo. Es todo inclusivo. Incluye toda la Biblia; abarca la historia de las doce tribus; presenta la historia de la iglesia y describe nuestra historia personal. ¡Cuán maravilloso es esto! Sin lugar a dudas, dicho capítulo resume la relación que hay entre Dios y Su pueblo escogido. Esta relación empieza con los pecadores, sigue con la transformación, y finalmente llega a su consumación, la cual es la bendición y la morada de Dios.

  Entre los doce hijos de Jacob, existen varias clases de personas. Le doy muchas gracias al Señor por haberle dado doce hijos a Jacob. ¿Qué habría pasado si Jacob sólo hubiese tenido un hijo? A los ojos de Dios, Abraham e Isaac tuvieron solamente un hijo, pues para Dios sólo cuentan Isaac y Jacob, y no Ismael ni Esaú. Pero Dios requería doce tribus para llevar a cabo Su economía. Por esta razón, Jacob debía tener doce hijos. Diez tribus tampoco habrían sido suficientes. Un día, después de la muerte de Salomón, el reino de Israel se dividió en dos: diez tribus de una parte y dos de otra. Sin embargo, estas diez tribus no eran suficientes; tenían que ser doce. Debemos recordar los nombres de los doce hijos de Jacob: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. En este mensaje vamos a examinar parte del significado espiritual de José y de Benjamín, y hablaremos de tres asuntos: la capacidad de fructificar, la victoria y la confianza. En el mensaje siguiente consideraremos la bendición y la morada.

I. FRUCTIFERO

A. La rama de un árbol fructífero

  Vemos en Génesis 49:22: “Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro”. José era muy fructífero, y estaba totalmente ocupado en producir frutos; no tenía tiempo para nada más. El no tenía tiempo de discutir con sus hermanos ni de pelear con los demás. La gente llega a estar ocupada con cosas negativas porque no está plenamente ocupada con cosas positivas. No conviene que muchos santos se reúnan sin estar plenamente ocupados. En dado caso, por no estar ocupados por cosas positivas, espontáneamente estarán ocupados con cosas negativas, así como el hombre de Mateo 12 estaba vacío y llegó a estar poseído de siete demonios (vs. 43-45). Ese hombre era como una casa limpia y vacía. Muchos santos están limpios, pero vacíos, desocupados. Esta es la razón por la cual penetran las cosas negativas. Los santos deben estar ocupados en las cosas positivas. Entonces no tendrán lugar, tiempo ni energías para cosas como los chismes. Difundir chismes demuestra que no usamos toda nuestra energía. Pero José no era una persona desocupada. Como lo veremos en los siguientes mensajes, desde su juventud él estuvo ocupado con cosas positivas. El se ocupaba en la voluntad de su padre, la intención de él, sus intereses y su comisión. Por tanto, nada malo podía entrar en él. En un cuarto lleno de veinte personas, ningún perro se atrevería a entrar. Pero si el cuarto está vacío, los perros intentarán entrar. La mejor manera de apartar a los santos de las cosas negativas consiste en llenarlos de cosas positivas. Repito que José desde su juventud estaba plenamente ocupado en cosas positivas, principalmente en ser fructífero.

  Cuando el padre de José, sus once hermanos con sus familias bajaron a Egipto, se convirtieron en los canales de la extensión de los frutos de José. En ese entonces, en Egipto no se producía simplemente una ramificación personal, sino la extensión de la administración de Dios efectuada con setenta personas. José era muy fructífero. El mundo entero se encontraba bajo la ramificación de José. José era un cuadro, una figura. Esto indica que el cumplimiento debe de hallarse en la iglesia. Quienes constituyen la iglesia deben ser el pueblo más fructífero. El capítulo dos de Hechos revela lo fructífero que era Pedro y los demás apóstoles. En el transcurso de los siglos, todos los que amaron al Señor y estuvieron ocupados en El, también fueron fructíferos.

  El versículo 22 afirma que José era el retoño de un árbol fructífero. Retoño se refiere a una rama. La mayoría de las versiones traducen la palabra hebrea como rama. Esto significa que José era una rama de un árbol fructífero. En todo el universo hay un solo árbol fructífero, el cual es Cristo. Como renuevo de Dios, Cristo es un árbol fructífero. En Zacarías 6:12 leemos: “He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo”. Este renuevo es Cristo. Cristo como rama de Dios ha ramificado a Dios en la humanidad y ha llegado a ser un árbol. En Juan 15, un capítulo que habla de llevar fruto, el Señor Jesús dijo: “Yo soy la vid verdadera” (v. 1). Cristo es la vid. En Juan 15:5 El dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto”. Como ramas de este árbol fructífero, todos debemos ser fructíferos.

  No preste atención a su debilidad ni a su fracaso ni a la lamentable situación que lo rodea. La historia de la iglesia tiene dos aspectos: un aspecto oscuro y un aspecto glorioso. Cuando miramos el lado glorioso, vemos una gran capacidad de fructificar. No solamente Pedro y Pablo fueron fructíferos; también lo han sido todos los que han amado al Señor. A veces decimos: “Somos débiles; nuestra situación no es prometedora; el incremento es lento, y el número de hermanos sigue siendo pequeño”. No obstante, si usted tiene la visión celestial, verá que la iglesia es muy fructífera y que su historia es la historia de llevar fruto. Repito que no debemos mirar la situación desde el lado oscuro, sino desde el lado glorioso. Dios es victorioso, y la iglesia es fructífera. El renuevo se está ramificando. Pedro, Pablo y todos los que han amado a Cristo en el transcurso de los siglos, han tenido muchas ramas.

B. Se extienden sobre el muro

  Estas ramas se extienden sobre el muro (49:22). Es decir, difunden a Cristo por encima de todas las restricciones, y lo magnifican en todas las circunstancias (Fil. 1:20). Génesis 49:22 afirma que las ramas de José se extienden sobre el muro. El muro representa las restricciones. Desde el día de Pentecostés, se han erigido muros para restringir la propagación de las ramas. Un día encarcelaron a Pedro (Hch. 12:3-4). Sin embargo, esta fortaleza tampoco pudo restringir la extensión. Año tras año, década tras década, y siglo tras siglo, los opositores han levantado muros, y el enemigo ha hecho lo mismo para restringir la capacidad de fructificar que tiene la iglesia. Sin embargo, las ramas siempre se han extendido por encima del muro.

  Puedo dar testimonio de esto por lo que he visto y experimentado durante los últimos cincuenta años. Durante estos años he visto cuán fructíferas son las ramas. El hermano Nee, a quien el Señor levantó en China fue indudablemente la rama de un árbol fructífero; fue una rama del Cristo fructífero. Cuando yo tuve contacto con él, pude ver claramente que nada podía restringir su testimonio. El hermano Nee sentía la carga de llevar el testimonio de Jesús, el cual era contrario al cristianismo organizado. Como resultado, muchos cristianos levantaron muros para restringirle, y esparcieron rumores acerca de él. Permítame darles un ejemplo de estas calumnias. Después de ser salvo el hermano Nee, recibió mucha ayuda de una hermana llamada Margarita E. Barber. La señorita Barber laboraba junto con otra hermana, la señorita Gross. Ambas eran misioneras que habían ido de Gran Bretaña para laborar en China. Para cuando el hermano Nee fue salvo, ellas habían dejado sus misiones y estaban en China viviendo por la fe en Dios. El hermano Nee recibió muchísima ayuda de la señorita Barber; por esta razón, la señorita Gross también llegó a conocerlo. Al recibir ayuda de la señorita Barber, el hermano Nee recibía simultáneamente la ayuda de la señorita Gross. En 1929 la señorita Barber fue a estar con el Señor, y la señorita Gross se mudó a Shanghái. En cierta ocasión la señorita Gross oyó el rumor de que una mujer vivía con el hermano Nee, quien todavía estaba soltero. Ella vino a visitarlo para averiguar si era cierto. Como la señorita Barber, la señorita Gross era una hermana ya mayor que lo estimaba y se preocupaba por él. La señorita Gross le dijo: “He oído que tienes a una mujer hospedada en tu casa. ¿Es eso cierto?”. Cuando el hermano Nee contestó que sí, la señorita Gross lo reprendió, preguntándole cómo era posible que él, un hombre soltero, tuviera una mujer viviendo con él. El hermano Nee me relató este incidente para ayudarme a entender algo acerca de lo que es tratar de justificarse. Me dijo que se alegró de ser reprendido. También me dijo que la mujer que estaba en casa con él era su madre. El me dijo esto, no para justificarse, sino para ayudarme a mí. Cuando le pregunté por qué no se lo había dicho a la señorita Gross, él contestó: “Ella no me preguntó quién era la mujer. Sólo me preguntó si había una mujer conmigo en mi casa. Cuando le respondí afirmativamente, ella me reprendió, y no le dije nada”. Este es un ejemplo de los rumores difundidos acerca del hermano Nee.

  Veamos otro ejemplo. Inmediatamente después de su boda, se levantó un gran tumulto en Shanghái. Ese fue otro muro levantado por el enemigo. El hermano Nee me mostró un periódico, el principal periódico de Shanghái y posiblemente de toda China. En grandes caracteres chinos, se hablaba negativamente de su matrimonio: “Witness, en toda mi vida jamás oí que tal cosa sucediera después de una boda”.

  Hoy en día circulan muchos rumores acerca de nosotros, pero ninguno de ellos son tan malignos como los que se diseminaron acerca del hermano Nee. El hecho de que circulara un rumor acerca de que una mujer estaba hospedada con el hermano Nee indica que el enemigo intentaba continuamente levantar muros para impedir que llevara fruto. Sin embargo, los frutos del hermano Nee se han extendido sobre el muro. En la actualidad sus frutos pueden verse en toda la tierra. Nadie los puede ocultar. Aun cuando algunos levanten un muro de ciento cuarenta y cuatro codos de altura, las ramas seguirán extendiéndose sobre ella.

  En el transcurso de los años, vi todo lo que le sucedía al hermano Nee. Le doy gracias al Señor por haberme permitido ver estas cosas y experimentarlas con él. Así que, ahora cuando oigo los rumores que hacen circular acerca de mí, puedo reír y decir: “Estoy preparado para eso. Anteriormente vi muros de trescientos metros de altura, pero el muro que ustedes erigen no mide más de cinco”. Quisiera decir a los opositores en todos los Estados Unidos: “No creo que ustedes puedan levantar un muro de trescientos metros. Es probable que el muro más alto que ustedes puedan construir mida ciento cincuenta metros. No obstante, ya he experimentado la extensión sobre un muro de trescientos metros de altura”. El Señor sabe que no me estoy jactando. Aquí están por lo menos dos hermanos de edad avanzada que estaban en China, y ellos pueden testificar que en el pasado sufrí con el hermano Nee. Los rumores acerca de nosotros no son ninguna novedad. De ser posible, debemos decirles a los opositores que están perdiendo el tiempo, pues no pueden detener este testimonio. Cuanto más altas sean las paredes edificadas para restringirnos, más pronto se extenderán las ramas sobre ellas.

  En Hechos 5 Gamaliel dijo algo sabio: “Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, será destruida; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios” (vs. 38-39). Si éste no es el recobro del Señor, debería ser suprimido. Si no es el recobro, que se hunda en el fondo del océano Pacífico. Pero si en realidad es el recobro del Señor, los opositores deberían tener cuidado porque quedarán avergonzados. Jamás podrán vencer este testimonio. Cuanto más procuren detenerlo, más se elevará. La historia de la iglesia da testimonio de ello.

  Permítanme compartir un poco mi experiencia personal. Después de ser salvo, por la misericordia del Señor llegué a ser un cristiano que buscaba al Señor. Los cristianos de mi ciudad natal me amaban. No obstante, un día el Señor me cautivó y me trajo a Su recobro, y se estableció una iglesia en mi ciudad natal. Para quienes eran ajenos a nosotros, yo era el que predicaba y enseñaba allí. Antes de que la iglesia fuese establecida, algunos de los cristianos me invitaban a hablar en sus reuniones. Hasta me facilitaban el transporte para ir a la reunión y llevarme a casa. En China esto se consideraba una expresión de afecto y de respeto. Pero después de que la iglesia fue levantada allí, los que me invitaban a las reuniones y me proporcionaban el transporte pasaban de largo cuando me veían en la calle. Entonces se esparcieron rumores acerca de mí. Algunos de estos rumores decían que yo enseñaba herejías. He sido condenado como hereje desde que entré por primera vez en la vida de iglesia. Eso no es nada nuevo para mí.

  Hace cincuenta años mi ciudad natal era la ciudad más famosa del norte de China en cuanto al conocimiento de la Biblia. Cuando ciertos jóvenes, los hijos de predicadores cristianos tradicionales, oyeron los rumores de que yo enseñaba herejías, vinieron a las reuniones para verificar por sí mismos lo que estaba pasando. Antes de eso, en lugar de asistir a los servicios de las denominaciones de sus padres, iban a la ópera, a los cines o a los lugares de apuestas. Cuando estos jóvenes estaban involucrados en estas actividades pecaminosas, sus padres no se preocupaban mucho. Pero cuando algunos de ellos fueron atraídos a la vida de iglesia y cautivados por ella, los pastores empezaron a amonestarles y exhortarles a no asistir a las reuniones. Uno de estos jóvenes le dijo a cierto pastor: “Cuando yo iba a los lugares de apuestas y a los cines, no me amonestabas por ello. Pero ahora que voy a un lugar donde puedo escuchar la palabra de Dios y donde recibo mucha ayuda en la vida espiritual, me exhortas a no ir allí. Por favor, no me vuelvas a exhortar. He recibido ayuda al asistir a estas reuniones, y pienso seguir asistiendo para recibir dicha ayuda”. Esto demuestra que las ramas se estaban extendiendo sobre el muro.

  En el transcurso de los años los opositores me han seguido desde mi ciudad natal hasta muchos otros lugares, incluyendo Taiwán. Cierto predicador vino intencionalmente a Taiwán desde mi ciudad natal para tratar de destruir mi ministerio. Cuando me molesté por la oposición, el Señor me dijo: “Mira a Pablo y lee de nuevo el libro de Hechos. Adondequiera que iban los apóstoles, los seguían los opositores judíos y les causaban problemas”.

  Hace poco uno de los hermanos recibió una carta de Australia, escrita por un predicador ambulante, llena de declaraciones negativas acerca de mí. No decía nada positivo de mí. Pero hacía algunos años, el mismo hombre que escribió esta carta había escrito otra en la cual me alababa muchísimo. En la carta escrita hace varios años, este predicador viajero decía: “Para mí, Witness Lee siempre ha sido un gran hombre de Dios en su vida personal, y un siervo de Dios muy fructífero en su ministerio. Estoy seguro de que no soy digno de desatar sus zapatos. Yo sería un hombre feliz si el Señor me diera la mitad de la recompensa, o aunque fuera la décima parte de lo que El tiene para este eminente siervo”. No obstante, hace poco la misma persona escribió una carta llena de calumnias acerca de mí. Es difícil creer que ambas cartas fueron escritas por la misma persona. Esta segunda carta fue escrita porque la rama fructífera se extendió hasta Sidney. Algunos, al ver la extensión en Australia, se levantaron y se preguntaron qué podían hacer al respecto. Como consecuencia se escribió esta carta en un intento de restringir la extensión del recobro del Señor en Australia. Cuando considero estas cosas a la luz de Génesis 49:22, me alegro, pues las ramas siguen extendiéndose sobre el muro. Lo que sucede hoy en día corresponde exactamente a lo que consta en este versículo. Los opositores están perdiendo su tiempo. Cuanto más muros levanten, más ramificaciones habrá.

  ¿Cómo es posible que un predicador ambulante, alguien que predica el evangelio en el nombre del Señor Jesús y enseña la Biblia, pueda decir mentiras, e incluso difamar a un hermano? Esta es la situación lamentable del cristianismo actual. No existe ninguna conciencia ni norma moral. Mientras puedan entorpecer el recobro del Señor, están contentos. Sin embargo, ningún muro puede impedir la extensión de las ramas. De hecho, la oposición en realidad ayuda al Señor a extenderse. Esto fue lo que experimentó José.

  En 1958 fui invitado a Inglaterra. Desde aquel tiempo, algunos han intentado impedir que el recobro del Señor se extienda por Europa. Sin embargo, un día, tristemente para ellos, llegó un joven al escenario. Esto los turbó, mas no pudieron hacer nada. Las ramas se están extendiendo sobre el muro en Alemania, Suiza y aun en Dinamarca y Suecia. Nadie puede impedir que José se extienda. Si somos el José de hoy, ¿cómo podrán restringirnos?

  Se han esparcido rumores acerca de nosotros en América Central y en América del Sur. Pero alabado sea el Señor porque Su recobro en Brasil se está extendiendo como fuego abrasador. Los “bomberos” no saben qué hacer. Antes de que este fuego empezara a extenderse, los opositores cristianos hicieron circular rumores acerca de mí y de las iglesias. Les pido que esperen otro período para ver lo que sucederá. Todo depende de nosotros. Somos el José de hoy o no lo somos. Si lo somos, nadie ni nada podrá restringir la extensión de las ramas sobre el muro.

II. VICTORIOSO

A. Vence el ataque de los arqueros

  Leemos en Génesis 49:23-24: “Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; mas su arco se mantuvo poderoso”. José venció el ataque de los arqueros. El significado espiritual de esto es que en todos los sufrimientos somos más que vencedores (Ro. 8:36-37). Los sufrimientos no pueden reprimirnos; por el contrario, nosotros los sometemos a ellos.

B. Fortalecido por el Todopoderoso

  José fue perseguido, asediado y atacado, pero se mantuvo firme. El no sólo se mantuvo firme, sino que también era ágil. Veamos en el versículo 24 lo siguiente: “Y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob”. Cuanto más sufría José y más lo atacaban, más se fortalecía. Sus sufrimientos lo adiestraron también para que fuera ágil. Si queremos que nuestros brazos y nuestras piernas cobren agilidad, debemos ser adiestrados por los sufrimientos. José fue adiestrado; aprendió por medio de sus sufrimientos. Pasa lo mismo con nosotros hoy en día. Toda la oposición y los rumores sólo nos ayudan a ser ágiles.

  Por supuesto, José se fortaleció y se hizo ágil por el Fuerte de Jacob. Su fuerza y su agilidad provenían de Dios. Si uno lee la historia de José, verá que Dios estuvo siempre con él. Cuando fue tentado por la esposa de Potifar, El dijo: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (39:9). Esto indica que Dios estaba con El. Su fuerza y su agilidad provenían de Dios.

  Hoy en el recobro del Señor, somos fortalecidos en la gracia de Cristo para derrotar todo lo que se oponga al testimonio del Señor (2 Ti. 2:1). Nuestra fuerza no viene de nosotros mismos, sino del Señor. Mientras El sea la fuente de nuestra fuerza, ninguna oposición nos podrá detener.

C. Despedaza como lobo

  En Génesis 49:27 Benjamín es comparado con un lobo arrebatador: “Benjamín es lobo arrebatador; a la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos”. La palabra “lobo” no es una palabra agradable. Pero para arrebatar y despedazar algo, uno no puede ser agradable, sino que debe obrar como un lobo. Cuando tuvimos que derribar algunas cosas para completar la construcción del local en Anaheim, observé las expresiones de los que hacían este trabajo. La expresión de los rostros era de violencia. Un caballero no puede derribar nada. Cuando usted está a punto de derribar algo, debe ser un lobo. Benjamín era un lobo.

  En 2 Corintios 10:5 Pablo dice: “Al derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y al llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Cuando yo era joven, pensaba que Pablo era orgulloso al decir esto. Hablar de derribar argumentos y toda altivez y llevar cautivo todo pensamiento no es algo agradable, humilde, tierno ni amable. Cuando Pablo escribió estas palabras, él era un lobo arrebatador. En muchas ocasiones cuando me relaciono con los demás, soy humilde y amable. Pero a veces me parezco a un lobo que despedaza. Por lo general, soy un caballero, pero a veces no muestro ninguna misericordia. A veces mis colaboradores y aun mi querida esposa me han pedido que sea misericordioso para con los demás. Ahora bien, ¿puede uno pedirle a un lobo arrebatador que muestre misericordia? Si el lobo pudiese hablar, diría: “En mi lenguaje no existe la palabra misericordia”. El lobo arrebatador no muestra ninguna compasión. Nosotros no despedazamos a la gente; despedazamos a Satanás. También despedazamos los pensamientos facciosos y los argumentos. Toda esta altivez debe ser aniquilada.

D. Acornea como toro

  En Deuteronomio 33:17 dice: “Como el primogénito de su toro es su gloria, y sus astas como astas de búfalo; con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; ellos son los diez millares de Efraín, y ellos son los millares de Manasés”. José es comparado con un toro que acornea. En el mensaje anterior, recalqué que cuando Cristo vuelva, sacará a los rusos de la buena tierra. Estoy seguro de eso. De todos modos, nosotros también podemos experimentar a José como el toro que acornea hoy en día. Al considerar mis experiencias pasadas y las experiencias del hermano Nee me doy cuenta de que he visto la victoria que acornea. Los opositores unieron sus fuerzas para aplastarnos, pero nosotros teníamos la victoria que arrastra, la fuerza que empuja, y los cuernos que embisten. Esperen un poco y verán la fuerza avasalladora de José. José es fructífero y victorioso en despedazar y embestir. Quienes estamos en el recobro del Señor hoy, somos el José fuerte que despedaza a la oposición y la aparta.

  Muchos de ustedes han leído el folleto titulado “¡Qué herejía: dos Padres divinos, dos Espíritus vivificantes y tres dioses!”. Este folleto se publicó hace varios meses, pero nadie ha contestado. La boca de los opositores ha sido silenciada, y han quedado amputadas las manos con las que escribían, pues no pueden explicar Isaías 9:6 ni 1 Corintios 15:45. Por mucho que algunos puedan tergiversar Isaías 9:6, no pueden eliminar el título Padre que se encuentra allí. Dicho versículo afirma que un Hijo nos es dado y que su nombre es llamado Padre eterno, o Padre de la eternidad. Ciertamente este Padre es el Padre de la Deidad. Si usted afirma que el Padre mencionado en Isaías 9:6 no es el Padre de la Deidad, entonces usted confiesa la herejía de que existen dos Padres divinos. Pero sabemos que en todo el universo existe una sola fuente: el Padre de la Deidad. No puede haber otro Padre, otra fuente. No me hable de la historia ni del credo de Nicea ni de ningún otro credo. No me llaman la atención los credos: sólo me interesa la palabra pura de Isaías 9:6.

  Vemos en 1 Corintios 15:45 que “Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Algunos opositores han tergiversado este versículo y afirman que allí dice “espíritu, y no Espíritu”. Sin embargo, no se olvide del modificador “vivificante”. Este versículo habla de un Espíritu vivificante. ¿Cree usted que este Espíritu es diferente del Espíritu Santo de la Deidad? Si tal fuera el caso, entonces usted cree en dos Espíritus vivificantes. ¡Qué herejía! Al pelear esta batalla, yo soy un lobo arrebatador que despedaza al enemigo.

  Algunos opositores se basan en el credo de Nicea, el cual es como un par de zapatos de cinco centímetros, mientras que nuestros pies miden treinta. ¿Procurará usted cortar sus pies para que quepan en esos zapatos tan pequeños o tratará de conseguir un par de zapatos que correspondan a la medida de sus pies? El libro de Apocalipsis habla de los siete Espíritus. Ahora bien, ¿se mencionan los siete Espíritus en el credo de Nicea? ¡No! El Nuevo Testamento habla también del Espíritu vivificante, pero ¿alude el credo de Nicea en alguna parte al espíritu vivificante? ¡No! Por lo tanto, este par de zapatos es demasiado pequeño. La visión que tenemos es mucho más amplia que lo que contiene ese credo. No debemos reducir la visión para que quepan en los zapatos; por el contrario, debemos tirar estos zapatos viejos y basarnos en la palabra pura de la Biblia. No importa que todo el cristianismo se oponga a nosotros. Con el tiempo, veremos lo que resulta de ello. En el recobro del Señor, tenemos la fuerza que arrebata y la fuerza que acornea. Tarde o temprano el enemigo será vencido y subyugado, y se rendirá sin condiciones. Dios nos conduce al triunfo (2 Co. 2:14). La verdad es la verdad; José es José, y Benjamín es Benjamín.

III. CONFIA

  Génesis 49:24 también habla del Pastor, la Roca de Israel, y el versículo 25 declara: “Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios omnipotente, el cual te bendecirá”. Estos versículos presentan la razón por la cual José y Benjamín llegaron a ser la consumación final: ellos confiaban en el Fuerte de Jacob. Confiaban en el Pastor de Israel, y permanecieron sobre la Roca de Israel. Confiaban en el Omnipotente. En el Nuevo Testamento esto equivale a confiar en el que todo lo suministra, lo cual vemos en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. Vemos el equivalente del Pastor de Israel en 1 Pedro 5:4, que afirma que Cristo, el Príncipe de los pastores, aparecerá. Finalmente, vemos el equivalente en el Nuevo Testamento de la Roca de Israel, Cristo, quien es la Roca de la iglesia. En 1 Corintios 10:4 leemos: “Porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”.

  En la bendición profética que dio Jacob a José, vemos que la capacidad de fructificar y la victoria de José provenían de la confianza que tenía en el Señor. Si queremos ser el José y el Benjamín de hoy, debemos confiar en el Fuerte, en el Pastor de Israel, en la Roca de la iglesia y en el Omnipotente. Mi conciencia da testimonio de que si no confío en el Señor, no puedo hacer nada. Si no oro por todo lo que hago en el recobro del Señor, no tendría ninguna paz. Yo oro con relación a todo lo que hago en el recobro del Señor hasta tener paz y confianza. Antes de compartir un mensaje, oro al respecto hasta tener toda la inspiración y recibir poder. La vida de José es una vida de confianza, una vida en la que uno confía en Dios en todo lo que atañe a su supervivencia. Esta es la clave de lo fructífero que era José y de su victoria.

  El lenguaje poético es económico, y aun así Jacob usó varios títulos del Dios en quien podemos confiar: el Fuerte, el Pastor, la Roca, el Omnipotente y el Dios de tu padre. No somos la primera generación que confía en Dios; somos una de las últimas. Vemos el testimonio de la confianza que nuestros antepasados depositaron en su Dios, y ahora el Dios de ellos ha llegado a ser nuestro Dios. Por consiguiente, seguimos los pasos de ellos al creer en el Dios de ellos, quien es el Fuerte, el Omnipotente, el Pastor, la Roca y el fundamento. ¡Aleluya, permanecemos en El y confiamos en El! Por lo tanto, somos fructíferos y victoriosos.

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