Mensaje 86
(2)
En este mensaje profundizaremos en lo relacionado con el constructor de las columnas: el hábil Hiram (1 R. 7:13-14; 2 Cr. 2:13-14).
Conocer la Biblia no es nada fácil. A veces cuando los traductores tienen dificultades con un pasaje determinado, suponen que los manuscritos contienen errores. Pero cuando indagamos las profundidades de la revelación bíblica, debemos adorar a Dios. A menudo lo que a primera vista parece un error en los manuscritos resulta ser una verdad misteriosa escondida en las Escrituras. Tal es el caso en 1 Reyes 7:14. Algunas versiones traducen este versículo así: “[Hiram,] hijo de una viuda de la tribu de Neftalí”. Según esta traducción, y lo que entienden casi todos los traductores, la frase “de la tribu de Neftalí” modifica la palabra “viuda”. Esto significaría que la viuda pertenecía a la tribu de Neftalí. Pero en 2 Crónicas 2:14 se afirma que Hiram era “hijo de una mujer de las hijas de Dan”. ¿Cómo podía una hija de Dan pertenecer al mismo tiempo a la tribu de Neftalí? Algunos traductores, pasando por alto el texto hebreo de 1 Reyes 7:14, hicieron todo lo posible por reconciliar esta contradicción, pero fracasaron. Al estudiar el texto hebreo, hemos descubierto que este versículo debería ser traducido así: “Hijo de una mujer viuda, y de la tribu de Neftalí”. Por consiguiente, Hiram, el hijo, era el que pertenecía a la tribu de Neftalí. Esto soluciona el problema.
En este relato acerca de Hiram, el constructor de columnas, vemos tres pueblos: el pueblo de Dan, el pueblo de Tiro y el pueblo de Neftalí. La madre de Hiram pertenecía a Dan, el padre era de Tiro, y él mismo llegó a ser de la tribu de Neftalí. No sabemos cómo un hombre cuya madre pertenecía a Dan y cuyo padre pertenecía a Tiro, pudo llegar a pertenecer a la tribu de Neftalí. Sólo sabemos que la Biblia lo dice.
La Biblia es profunda, y muchas cosas que revela son misteriosas. No parecía haber ninguna razón para que Hiram fuese de la tribu de Neftalí, pero la Biblia nos dice claramente que él pertenecía a esa tribu. Si consideramos el significado de Dan, de Tiro y de Neftalí, adoraremos a Dios. Dan era un pueblo de la serpiente que mordió el caballo en la carrera de Dios (Gn. 49:17), y Tiro, un centro mercantil, estaba relacionado con Satanás (Ez. 28:12, 16). Es maravilloso ver que un hombre nacido de una mujer del pueblo de la serpiente, y de un varón procedente del pueblo relacionado con Satanás pudo llegar a pertenecer a la tribu de Neftalí.
Neftalí es una cierva (Gn. 49:21) útil a Dios. La descripción que se hace de la cierva en el Antiguo Testamento es muy significativa. Según la Biblia, una cierva representa una persona que confía en Dios cuando se encuentra en una situación sin salida. Debido a esta confianza, el Señor la hace andar y hasta brincar sobre las alturas (Hab. 3:17-19). El título del salmo veintidós revela que la cierva también representa a Cristo mismo, quien entró en resurrección por el bien de la iglesia, después de pasar por el sufrimiento de la crucifixión. Hebreos 2:11-12 revela que el Cristo resucitado vive para la iglesia. Por consiguiente, la cierva representa una persona que confía en Dios, que camina sobre la cima de los montes, y que vive por el Cristo resucitado con miras al edificio de Dios.
¿Qué prefiere ser usted, una serpiente, una persona “de Tiro” o una cierva? Yo preferiría obviamente pertenecer a la tribu de Neftalí, que confía en Dios, camina sobre lugares elevados y que vive en el Cristo resucitado con miras al edificio de Dios. Hiram era una persona así.
Al leer esto algunas personas, pensarán que es simplemente una interpretación alegórica o una deducción. Hacer deducciones no es erróneo. Si vemos las letras N-I-Ñ-O, podemos deducir, con justa razón, que estas letras forman la palabra NIÑO. Esa deducción no solamente es correcta, sino también necesaria. Para hacer deducciones relacionadas con lo que dice la Biblia, primero debemos conocerla. Muchas personas que no conocen el significado de la tribu de Dan ni del país de Tiro, dirían: “Dan es Dan y Tiro es Tiro. No me interesan todas estas cosas”. Génesis 49:21 declara: “Neftalí, cierva suelta, que pronunciará dichos hermosos”. Quizá usted nunca haya prestado atención a este versículo. Neftalí es una cierva suelta y libre. Esta cierva no está en cautiverio y tampoco está confinada en ningún redil. Está libre para brincar por la cima de los montes. Debemos ser personas así, libres de todo cautiverio y de todo redil humano.
Ahora debemos preguntarnos cómo pudo un hombre nacido de madre danita y de padre de Tiro pertenecer a la tribu de Neftalí. Esto es misterioso. Parte de la historia personal de cada cristiano debe quedar en el misterio. Todo cristiano tiene una historia misteriosa. Cuando yo era joven, disfrutaba mucho el fútbol. Podía jugar fútbol todo el día. No obstante, cuando fui a jugar nuevamente después de ser salvo, sucedió algo extraño. Mientras estaba esperando que me pasaran el balón, me di cuenta de que mis piernas no se movían. Cuando me tiraron la pelota, no pude jugar. Anteriormente, era el más rápido en la carrera y en conducir el balón, pero en ese momento no pude moverme; así que tuve que salirme del juego. Los demás quedaron sorprendidos, y algunos preguntaron: “¿Qué te ha pasado?” contesté: “Resulta difícil decirlo”. Esto es algo misterioso. ¿Ha tenido usted experiencias misteriosas como ésta? De no ser así, dudo que usted sea mi hermano o hermana en el Señor. Yo era un nato jugador de fútbol, pero repentinamente me convertí en otra persona. En aproximadamente cincuenta y cinco años, no he vuelto a jugar fútbol.
Nuestra vida regenerada contiene un elemento misterioso. Sí, nacimos de una madre “danita” y de un padre “de Tiro”, pero fuimos regenerados para ser otra persona. Aun los más jóvenes entre nosotros pueden testificar que les han sucedido ciertas cosas misteriosas. Parte de su historia humana es misteriosa. Cuanto más tome usted este camino, más misterioso será. Mi esposa tiene que reconocer que muchas veces no me entiende. A veces algo me irrita, pero a los pocos minutos empiezo a decir: “¡Oh Señor Jesús! ¡Alabado seas Señor, Amén!” Mi esposa usa su capacidad para entender lo que pasa dentro de mí, pero no puede captar lo que me sucede. Puesto que es algo tan misterioso, sólo puedo decir: “¡Alabado sea el Señor, cuán misterioso es esto!”
Dan y Tiro son visibles, pero Neftalí es invisible. La gente puede ver que nací de padres físicos, pero no ven cómo me he convertido en una persona tan misteriosa. Los neftalitas espirituales son invisibles y misteriosos. La gente no debería ser capaz de entenderlo plenamente a usted. Si sus compañeros de clase pueden entenderlo plenamente, usted está acabado. No sería un cristiano maravilloso, pues un cristiano maravilloso no debe ser comprendido. Usted debe ser un rompecabezas para sus compañeros de clase o para los que trabajan con usted. También debe ser una persona misteriosa en su vida matrimonial. Aunque su esposa querida sea una buena hermana, usted debe ser misterioso a los ojos de ella. Si usted no es misterioso, no creo que sea un buen hermano. Las hermanas también deberían ser misteriosas para sus maridos. Delante del Señor, puedo dar testimonio de que no entiendo ciertas cosas de mi esposa. Ella soporta mucho más cosas de las que yo pueda concebir, por la vida misteriosa que hay dentro de ella. Nosotros los cristianos tenemos un origen misterioso. Inclusive tenemos al Originador misterioso dentro de nosotros.
Para nosotros, el hecho de que Hiram llegara a pertenecer a la tribu de Neftalí es un enigma. Debemos inclinar nuestras cabezas y alabar a Dios por este elemento misterioso escondido en la historia de Hiram. Es maravilloso que su historia no sólo relata que su madre pertenecía a la tribu de la serpiente y que su padre pertenecía a la nación del comercio, un país relacionado con Satanás, sino que también narra que él llegó a pertenecer a la tribu de Neftalí. Por consiguiente, su historia deja oculta una parte de su vida, que fue usada por Dios para Su edificio. Aunque en la Biblia no se menciona la razón de ello, en nuestra experiencia podemos entender que ésta es la parte misteriosa de nuestra vida cristiana. Cuanto más misteriosa sea la porción, mejor, porque esta parte hace que Hiram pertenezca a la tribu de Neftalí y que sea constructor de columnas. Del mismo modo, es esta parte misteriosa la que nos hace útiles para el edificio de Dios. No debemos vivir como quienes nacieron de “Dan” o de “Tiro”. Debemos vivir como los que han sido trasladados a la tribu de Neftalí. ¡Aleluya! Hoy en día no pertenezco ni a “Dan” ni a “Tiro”, sino a la tribu de “Neftalí”.
El padre de Hiram murió. ¡Qué diferencia habría habido si su madre hubiese muerto en lugar de su padre! En ese caso, este relato no habría correspondido a nuestra experiencia, y habría sido imposible usar una alegoría para explicar este pasaje de la Palabra. Alabado sea el Señor porque fue nuestro “padre” quien murió, y no nuestra “madre”. Esto significa que Dios eliminó la fuente de las destrezas seglares. El padre representa la fuente de las habilidades, y la madre representa la existencia humana. Si nuestra “madre” muriese y nuestro “padre” viviese, seríamos “fantasmas” metidos de lleno en el mundo. Debemos seguir existiendo como seres humanos. Pablo dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo” (Gá. 2:20). El viejo hombre, el “padre” viejo, fue crucificado, pero nosotros seguimos existiendo. Este “yo” que sigue existiendo es la “madre” de nuestra existencia humana.
Moisés es un buen ejemplo. El fue criado en la familia real de Egipto, donde fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios. A los cuarenta años de edad, se creyó calificado para liberar a su pueblo de la mano opresora de los egipcios. Sin embargo, fracasó porque todavía tenía a su padre “de Tiro”, es decir, su conexión con Egipto. Esto indicaba que la fuente de sus habilidades no había sido cortada. El Señor intervino para romper esa conexión, y Moisés huyó al desierto. El padre “tiriano” de Moisés y la familia real egipcia murieron, pero Moisés siguió existiendo. La “madre viuda” permanecía. Ella siguió viviendo, pero ya no atada a su marido.
Ahora apliquemos eso a nuestra propia experiencia. Podemos obtener un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Pero después de conseguir el diploma, el Instituto Tecnológico de Massachusetts debe morir. Esto no significa que usted deba morir. Usted debe seguir viviendo, pero su existencia debe enviudar, separarse de la fuente mundana. Usted conserva su capacitación, pero el origen, la fuente, de ésta es eliminado. Su subsistencia es la “madre”, mientras que la fuente de sus habilidades, la cual fue cortada, es su “padre” difunto. Ahora usted posee la habilidad sin la fuente, y su existencia humana ya no está atada a su origen mundano.
Muchos hermanos y hermanas jóvenes no tienen una visión equilibrada cuando dicen: “Estamos en el recobro del Señor y esperamos que el Señor vuelva pronto. El podría regresar en dos años. Entonces, ¿por qué nos preocupamos por terminar la secundaria y por prepararnos para entrar en la universidad? Debemos invertir nuestro tiempo en orar-leer y en tener comunión con otros hermanos y hermanas. Puesto que el Señor regresará pronto, ¿por qué hemos de desperdiciar nuestro tiempo leyendo y estudiando?” Si ésta es la actitud de ustedes, el Señor puede demorar Su regreso hasta que ustedes aprendan a estudiar. En realidad, ustedes no deben solamente procurar terminar la secundaria, sino también graduarse en la universidad, y hasta obtener un doctorado. Yo sé lo que hay en el corazón de los jóvenes. Muchas hermanas piensan que es suficiente finalizar la educación media, o cuanto mucho, hacer una carrera media o vocacional. Quizá digan: “Nosotras las hermanas no llegaremos al cargo de anciano. ¿Por qué desperdiciar nuestro tiempo estudiando? ¿No es suficiente aprender a escribir a máquina para ganar seiscientos dólares al mes? Disfrutemos de una vida cristiana fácil y de una feliz vida de iglesia”. Hermanas, abandonen ese concepto. Por mucho amor que ustedes le tengan al Señor, si ustedes se aferran a este concepto, jamás le serán útiles al El. El tiempo que ustedes pasen estudiando no se perderá. Como jóvenes, ustedes deben utilizar su tiempo en sus estudios. El Señor puede regresar dentro de pocos años, pero de todos modos ustedes deben estudiar y recibir la capacitación “de Tiro”. Si ustedes tienen menos de veintitrés años, deben dedicarse a su educación. Deben terminar sus cursos universitarios cuando cumplan veintidós o veintitrés años. Esta no es una regla de la iglesia del recobro del Señor, sino mi enseñanza personal. De ahora en adelante, cuando los hermanos y hermanas jóvenes acudan a mí, les preguntaré en qué grado van en sus estudios. Si un joven de veintidós años dice que todavía no ha terminado la secundaria, no desperdiciaré mi tiempo hablando con él. Esta persona que tiene cuatro años de retraso en la escuela puede no ser muy despierta y podría no entender lo que le comparta acerca de la Biblia. Pero si un hermano me dice que acaba de terminar su primer año en una especialización, estaría contento de conversar con él acerca de las profundidades de la Biblia.
Ustedes deben hacer todo lo que esté a su alcance para terminar una especialización; pero después de lograrlo, deben estar preparados para cortar los lazos mundanos. No quemen su diploma (lo necesitarán para los negocios), pero digan dentro de sí: “Mi padre de Tiro ha muerto. El día de mi graduación fue el día de su funeral”. Después de haber laborado durante años para conseguir su diploma, usted debe meter a su padre “de Tiro” en un ataúd y sepultarlo. Jamás se jacte de haberse graduado en la universidad. Después de que Moisés abandonó la familia real de Egipto, jamás volvió a mencionarla; esa familia fue sepultada. A muchos cristianos que han obtenido algún doctorado les gusta anteponer el título de doctor a sus nombres. Hace cincuenta o sesenta años, muchos se complacían en decir que se habían graduado en Oxford o en Cambridge. Algunos se jactan de su educación, pero nosotros después de haber conseguido el diploma, debemos sepultar a Cambridge, a Oxford, y a todas las demás universidades. El padre de nuestras habilidades “de Tiro” debe morir y ser sepultado. Las habilidades son útiles, pero el padre tiene un olor fétido.
Al leer eso, usted quizá no entienda de que estoy hablando. Es un misterio, y no es necesario entenderlo. Los mejores cristianos son aquellos que estudian diligentemente, y luego como que olvidan que consiguieron un diploma. Sus parientes y amigos incrédulos no comprenderán esa actitud. Para ellos, tanta dedicación, tanto tiempo y tanto trabajo invertidos en la obtención de un diploma para luego no darle importancia, es algo misterioso. ¡Alabado sea el Señor porque no nos entienden! Este es otro aspecto de nuestro misterio cristiano. Nosotros los cristianos tenemos muchos aspectos misteriosos. Por ejemplo, sé de algunos cristianos que gastan liberalmente su dinero en beneficio de otros, pero no en el suyo. Sus parientes no entienden por qué aquéllos son tan estrictos consigo mismos y tan generosos con los demás. Nosotros los cristianos debemos tener una historia misteriosa. ¡Cuán misterioso es el hecho de que conseguimos un diploma y luego cortamos lazos con nuestro padre “de Tiro”!
Si dicho padre no muere, nos atará al mundo, y nuestra educación llegará a ser el lazo más fuerte. Por haber ministrado tantos años, he aprendido que ninguna persona altamente educada puede entender la Biblia, a menos que haya cortado ese lazo mundano. Enorgullecerse de la educación le impide a uno conocer las Escrituras. No importa cuánta educación tenga uno, debe decir humildemente al Señor que usted es un niño dispuesto a recibir enseñanza, y que todo su ser está totalmente vaciado. Usted debe decir: “Señor, aunque tengo tres doctorados, no sé nada. No estoy lleno de mi educación. Estoy vacío en mi espíritu, en mi mente y en todo mi ser”. Muchos profesionales altamente educados están llenos hasta el borde. Por esta razón, aun después de ser salvos, no reciben nada de la Palabra. Su orgullo se ha posesionado de ellos. Debemos cortar lazos con nuestro padre “de Tiro” y convertirnos en un niño que no sabe nada. Tenemos conocimiento, pero no estamos orgullosos de tenerlo ni estamos saturados de él; por el contrario, deseamos estar vacíos. Si somos así, podremos entender la Biblia.
Necesitamos algunos hermanos y hermanas que tengan doctorados. Sería de gran provecho que algunos tuviesen un doctorado en el hebreo y el griego de la Biblia. Sería útil que algunos consiguieran un doctorado en ciencias del espacio y en física nuclear. La iglesia no debería ser pobre ni encontrarse en un nivel inferior. Por el contrario, debería tener la gente del más elevado nivel. Jóvenes, esto debe convertirse en su carga.
Aunque el padre “de Tiro” debe morir, la madre “danita”, nuestra existencia humana, debe quedar viuda. Jóvenes, si ustedes hacen caso a esto, después de muchos años podrán decir: “Señor te agradezco por el mensaje acerca del padre ‘de Tiro’ y la madre ‘danita’. He conseguido un doctorado, y el padre de este diploma ha muerto, pero la madre ‘danita’ sigue viva. Como hijo de esta viuda, todavía poseo mis habilidades”. Si usted es así, ciertamente será útil en las manos del Señor.
Nosotros creemos que el Señor viene pronto, pero debemos contar con una vida larga en la tierra para ser útiles al Señor. Al principio de mi ministerio, hacía continuamente la oración de Salomón, pidiendo sabiduría para entrar y salir en el pueblo de Dios (1 R. 3:7, 9). Puedo testificar que el Señor ha contestado mi oración, pues me ha enseñado a conducirme en la casa de Dios y a entrar y salir entre los santos. Además, con frecuencia he orado pidiendo al Señor que me dé larga vida. No deseo aprender las cosas de Dios y luego morir. Deseo vivir largamente para que todo lo que he aprendido resulte útil. Todos los jóvenes deberían tener esta actitud y decir: “Señor, sé que vuelves pronto. Pero no te quiero ver en resurrección, sino en el arrebatamiento. Yo quiero vivir largamente hasta que Tú vengas, no para mi deleite, sino para ser útil a Tu propósito en la tierra”.
Cuando mi madre murió en 1945, yo lloré. Aunque experimenté muchos sufrimientos en los treinta y dos años que siguieron, casi nunca lloré en esos años. No obstante, en 1972 cuando me llegó la noticia del fallecimiento del hermano Nee, lloré. Lloré porque lo conocía íntimamente, había pasado muchos años con él y había recibido mucha ayuda de él en cuanto al recobro del Señor. Año tras año, él vio cosas nuevas y tuvo experiencias nuevas. Casi todo lo que aprendió, me lo legó. Desde 1952 hasta su partida con el Señor en 1972, él estuvo en la cárcel. Tengo la certeza de que durante esos veinte años, él aprendió muchas cosas, pero no pudo compartir ni una palabra. Esta fue la verdadera razón por la cual lloré. Cuan diferente sería la situación hoy en día si el hermano Nee estuviera entre nosotros. Yo le doy gracias al Señor por aquellos que llevan el arca conmigo, pero sigo teniendo un profundo sentir de soledad. Si el hermano Nee y los demás colaboradores mayores estuvieran vivos, yo no tendría este sentimiento. Cuando yo estaba con ellos en la China continental, había algunas personas más experimentadas con las cuales yo podía tener comunión. Podía contarles asuntos, y siempre me brindaban la ayuda que yo necesitaba. Pero cuando cuento algunos asuntos a los hermanos hoy en día, me siento solo. Espero que en los años venideros todos ustedes tengan muchos compañeros que estén a su nivel.
El hecho de que el padre “de Tiro” debe morir y que nuestra madre debe seguir viviendo, significa que nosotros debemos pedir al Señor que nos conceda una larga vida. Debemos decir: “Señor, no quiero morir pronto. Quiero vivir hasta los ochenta o noventa años. Si no vienes para entonces, estaré dispuesto a morir. Pero prefiero vivir hasta que vengas”. Todos nosotros, y particularmente los jóvenes, debemos orar así.
El Señor ha sido misericordioso al contestar mi petición de que me diera larga vida. Pero no crean que nunca he estado enfermo. Tuve una úlcera gástrica, y también una tuberculosis pulmonar grave de la cual me tomó dos años y medio recuperarme. Debemos pararnos firmes en contra de toda debilidad para que nuestra existencia humana permanezca. Díganle al Señor que no desean tener un cuerpo débil y enfermo. No piensen que una persona espiritual debe ser físicamente débil. No se aferre al concepto según el cual sólo podemos aprender a confiar en el Señor al estar físicamente débiles. Este concepto es demasiado espiritual. Si usted es demasiado espiritual, no es espiritual en realidad. Por el contrario, ustedes deben decir: “Señor, no estoy de acuerdo con tener un cuerpo enfermo. Concédeme un buen apetito, una digestión adecuada y mejor sueño. Señor, prométeme, como has prometido a otros, que mi fuerza será como mis días. Cada día debe estar lleno de fortaleza. No quiero pasar ni un sólo día acostado en la cama. Rehuso esta clase de existencia. Deseo ser fuerte y sano para ser útil a Tu propósito.
Además de esta oración, ustedes también deben aprender a cuidar correctamente de su cuerpo. No sean insensatos en su manera de comer. El Señor me ha dado una buena esposa que controla mi manera de comer. Si no fuese por ella, yo habría aprovechado todas las oportunidades para comer postre. Pero estoy sano ahora porque ella se encarga de mi dieta. Todos los días como alimentos sanos. No se suicide gradualmente comiendo de manera imprudente durante años; más bien, aprenda a mantenerse sano. Cuide su cuerpo para que su madre “danita” viuda siga viviendo. En este aspecto nuestra meta no es nuestra salud, sino ser útiles al Señor.
A pesar de la oposición, los rumores y las críticas, el Señor está abriendo puertas por todo el país. El nos ha abierto una puerta que nadie puede cerrar. Pero carecemos de columnas. Hace poco oí algunos testimonios de lo que el Señor está haciendo en varios lugares. No obstante, no tenemos las columnas para ir al paso del mover del Señor. Las puertas se abren también en Europa, pero no tenemos suficientes columnas. Debemos reconocer que carecemos de columnas. Esta carencia se debe a la condición en que estábamos. Pero desde ahora, debemos desechar nuestro pasado y seguir adelante. Los jóvenes deben levantarse y decir a todo el universo que la situación pasada ha terminado. Jóvenes, háblenle al Señor y díganle: “Nosotros los jóvenes no tenemos ninguna historia. Todos nos levantaremos. Señor, ten misericordia de nosotros y haz todo lo necesario para que en los años venideros hagas columnas de todos nosotros”. Esta es mi carga. Anhelo ver que dentro de algunos años muchos jóvenes estén listos para ser enviados. Si tuviésemos dos columnas firmes para ir a uno de los nuevos lugares, dentro de algunos meses se abrirían otras tres localidades. Las puertas abiertas siempre se multiplican así. Vamos a un lugar, y nuestra ida allí abre otros lugares. Todo depende de las columnas.
Entre nosotros, casi todos los hermanos de edad avanzada han desperdiciado muchos años. Los años que pasamos inactivos en el cristianismo fueron un desperdicio. Transcurrieron muchos años, pero todo siguió igual. Nuestros jóvenes no deben ser así. Incluso un solo mes debe marcar una diferencia. No obstante, los hermanos y hermanas mayores no deben desanimarse. No es tarde para seguir adelante. Se necesita personas que puedan pastorear a otros. Todos debemos esforzarnos por ser útiles.
Estoy seguro de que la manera en que estamos obrando es absolutamente correcta. No piense en la posibilidad de otro camino. Sumérjase en esta corriente y permanezca en ella. Use esta oportunidad para aprender, ser entrenado, calibrado, saturado del Señor y ser útil a El. Todos debemos aprender este camino y nunca volver al sendero antiguo.
Aborrezco el método viejo. Según éste, muchos van a las reuniones aferrados a sus opiniones y pensando que tienen mucha experiencia. Cuando los hermanos ministran la palabra, aquéllos “disciernen” el mensaje (en realidad lo critican), procurando determinar si los hermanos se basan en la Biblia. Discernir a los hermanos no es responsabilidad de ustedes. Dejen que el Señor se encargue de ese asunto. Más bien aprendan sus propias lecciones y reciban toda la disciplina necesaria para ser útiles. Todos debemos mantener esta actitud. No piense que usted es demasiado viejo para ser útil. Todos los que desean ser útiles pueden llegar a serlo.
Esta no es una doctrina, sino mi comunión práctica con todos ustedes, especialmente con los jóvenes. Jóvenes, espero que todo su ser quede abierto para que tomen una decisión clara y digan: “Señor, ha llegado la hora. De aquí en adelante, haré lo posible por aprender todo lo que necesito. Señor, te pido que me ayudes en este asunto. Después de graduarme, mi padre ‘de Tiro’ debe morir, pero mi madre ‘danita’ debe seguir existiendo. Señor, concédeme esta clase de vida para poder serte útil”.
Las habilidades seglares que hemos ganado serán útiles para el edificio de Dios solamente en resurrección, es decir, después de que el padre mundano haya muerto y de que hayamos sido trasladados a la tribu de Neftalí. Después de la muerte de su padre “de Tiro” y de que su madre “danita” haya quedado viuda, usted no debe seguir siendo una persona natural. Todo lo natural es un desperdicio. En lugar de ser natural, debemos esforzarnos por estar en resurrección en todos los aspectos de nuestra vida. Este es un asunto importante. Cuanto más se ejercite en permanecer en la resurrección, más útil será. Usted debe estar en resurrección aun en su relación con su esposa. Todas las habilidades que adquirimos deben estar en resurrección.
Anteriormente escribía con frecuencia una carta dos o tres veces, debido a que después de escribirla la primera vez consideraba que algunas frases eran demasiado naturales y no estaban en resurrección. Así que, rompía la carta y volvía a empezar. Después de hacer el esfuerzo de escribir una carta, esperaba un día antes de mandarla por correo. Mi propósito con eso era determinar si realmente esa carta estaba en resurrección. Todos debemos aprender a obrar en resurrección y a vivir en resurrección. Este es un asunto fundamental.
Hiram fue sacado de Tiro y llevado al rey Salomón en Jerusalén. Esto significa que el Neftalita trasladado debe ser sacado de Tiro y llevado al rey Salomón en Jerusalén, donde se encuentra el edificio de Dios (1 R. 7:13-14). El rey Salomón tipificaba a Cristo, y Jerusalén, el lugar donde se encuentra el edificio de Dios, representa la iglesia. El Salomón de hoy y el edificio actual de Dios están en la iglesia. En realidad, la iglesia de hoy es Jerusalén. Aunque su padre “de Tiro” ha muerto, su madre “danita” viuda sigue existiendo y usted está en resurrección, aún así usted debe venir a la iglesia porque éste es el lugar donde se encuentra el edificio de Dios. Dios no construirá Su templo en Tiro. Por muy útil que usted sea, si se queda en Tiro, no servirá para el edificio de Dios. Si usted permanece en Tiro, aunque sea apto, su posición, su base, estará equivocada. El Señor debe sacarlo de Tiro y llevarlo a Jerusalén. Si su padre “de Tiro” muere, su madre “danita” sigue viviendo como viuda y usted está en resurrección y llega a Jerusalén, entonces será útil para el edificio de Dios.
Usted probablemente conoce los casos de Moisés con Josué (Nm. 27:15-23) y de Pablo con Timoteo (1 Ti. 1:1-3; 2 Ti. 1:1-2, 6-8; 2:1-3). Moisés y Pablo se convirtieron primeramente en columnas y luego en constructores de columnas. Moisés edificó a Josué, y Pablo edificó a Timoteo. En realidad, Moisés no introdujo a los hijos de Israel en el reposo; fue Josué quien lo hizo, y era una columna que Moisés había construido. Del mismo modo, Pablo edificó a Timoteo, y éste se convirtió en una columna erigida para llevar el testimonio de la iglesia. Tanto en el caso de Moisés como en el de Pablo vemos que sus padres “de Tiro” murieron. En Filipenses 3, Pablo, hablando de sus antecedentes religiosos, dijo: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”. Pablo había aprendido mucho a los pies de Gamaliel (Hch. 22:3), pero Gamaliel, la fuente de la sabiduría de Pablo, debía ser eliminado. No obstante, la existencia humana de Pablo permanecía. Además, tanto Moisés como Pablo estaban en resurrección. También fueron sacados de “Tiro” y llevados al lugar donde se encontraba el edificio de Dios. En el caso de Moisés, el edificio era el tabernáculo, y en el de Pablo, era la iglesia. La historia relata que Moisés y Pablo fueron extremadamente útiles en las manos de Dios. No sólo fueron columnas, sino también constructores de columnas. Esto es lo que necesita la iglesia hoy en día. Si deseamos satisfacer esta necesidad, todos debemos orar al Señor así: “Señor, por el bien de Tu edificio, haz de mí una columna y un constructor de columnas”.