Mensaje 88
En este mensaje examinaremos la manera de ser perfeccionados como columnas para el mover del Señor. Por supuesto, la columna de la cual estoy hablando es la columna del templo de Salomón (1 R. 7:13-22), la columna de Bet-el (Gn. 28:18, 22; 35:14).
Si somos serios para con el Señor y deseamos realmente ser columnas, debemos descubrir donde está Bet-el hoy. De no ser así, estaremos buscando el artículo correcto en el lugar equivocado. Si permanecemos en la Iglesia Católica, en las denominaciones, en el movimiento carismático o en los grupos libres, nos resultará imposible ser perfeccionados como columnas. No se imagine que esta declaración indica que tenemos una mentalidad cerrada o una visión estrecha. Debemos estar en el Bet-el actual, la iglesia. No existe ningún otro lugar en donde podamos llegar a ser columnas del edificio de Dios. Las columnas perfeccionadas en otros lugares no son columnas para Bet-el, el edificio de Dios, sino para otra cosa. En el transcurso de los siglos, algunos gigantes espirituales fueron perfeccionados como columnas de las denominaciones, de los campos misionales o de ciertos movimientos. No obstante, en varios años de observación, no he visto ninguna columna perfeccionada para el templo del Señor fuera de las iglesias locales. Debemos afirmar claramente que las columnas de las cuales estamos hablando son las columnas genuinas del edificio de Dios. Si deseamos ser estas columnas, debemos preguntar dónde se encuentra el edificio de Dios, el Bet-el actual. No debemos tomar este asunto a la ligera.
En 1933 recibí del Señor la carga de dejar mi trabajo y servirlo a El a tiempo completo; inclusive, El me obligó a hacerlo. No había estudiado en ningún instituto bíblico ni en ningún seminario. En ese entonces, trabajaba en una empresa. Cuando el Señor me estaba mostrando que debía dejar el trabajo, no pude comer ni dormir bien por tres semanas. Servir al Señor a tiempo completo requería que usara mi fe al extremo, y nada de lo que me rodeaba favorecía esa decisión. Simplemente no sabía cómo podría sobrevivir. Finalmente no tuve otra alternativa que renunciar a mi trabajo. Después de tomar esta decisión, recibí una breve nota del hermano Nee. En ella me decía: “Hermano Witness, en cuanto a tu futuro, me parece que debes dedicarte de lleno a servir al Señor. ¿Qué te parece? Que el Señor te oriente”. La fecha de esta nota era el 17 de agosto de 1933, y llegó en medio de mi lucha de tres semanas con el Señor, y fue una confirmación clara. Había renunciado a mi puesto en la empresa, pero tenía poca fe; todavía dudaba y no sabía si había tomado la decisión correcta. En ese momento, llegó la nota del hermano Nee. Después de leerla, dije: “Dios mediante, visitaré a este hermano y me enteraré de la razón por la cual me envió esta nota en esa fecha”.
Con ese propósito en mente, fui a Shangai a visitar al hermano Nee, y él me hospedó en su casa, donde pasé varios meses y recibí mucha ayuda de su parte. Por supuesto, lo primero que le pregunté fue ¿por qué me había escrito aquella nota el 17 de agosto? El me dijo que mientras su barco navegaba de regreso a China por el mar Mediterráneo y estando en silencio en su cabina a solas, sintió la carga de orar por el mover del Señor en China. Mientras oraba, el Señor le indicó que debía escribirme esa nota. Entonces le dije que él había escrito aquella nota cuando yo estaba en medio de una lucha de tres semanas con el Señor. Este informe confirmó al hermano Nee que lo que él había escrito estaba totalmente correcto. Mediante esta nota, él y yo fuimos edificados aún más que antes. Tuvimos la certeza en lo profundo de nuestro ser de que el Señor nos había reunido. Desde entonces, él me trataba como aprendiz, y yo lo honraba y lo respetaba como un colaborador de más experiencia, uno que podía perfeccionarme.
Dado que en aquellos tiempos ni el hermano Nee ni yo teníamos mucho trabajo, yo iba con frecuencia a su casa, donde pasábamos largos ratos. En esas ocasiones él me perfeccionaba de varias maneras. Delante del Señor, puedo testificar que jamás desperdiciamos un momento en chismes. El hermano Nee era un don sobresaliente que Dios dio para perfeccionar a otros, y siempre dedicaba el tiempo para perfeccionarme. Ciertamente él sabía lo que yo necesitaba. El me guió a una comprensión acertada de la historia de la iglesia desde el siglo primero hasta entonces; me compartió de las biografías de casi todos los fundadores de las distintas denominaciones; y me perfeccionó con respecto a la vida interior, la vida de iglesia y el mover del Señor.
Un día el hermano Nee me dijo que él y los demás colaboradores tenían el sentir de que yo me trasladara a Shangai con mi familia, que permaneciese con ellos y laborase con ellos. Me pidió que presentara este asunto al Señor. Al llevar esto al Señor, y al orar al respecto, el Señor me mostró en el libro de Hechos que en Su mover en la tierra hay un solo fluir. Este fluir empezó en Jerusalén y se extendió a Antioquía, y de Antioquía pasó a Europa. El Señor me dijo que para Su mover en China, no debería haber dos corrientes ni dos orígenes. Yo había sentido carga por el norte de China. Antes de ir a ver al hermano Nee, había conducido un exhaustivo estudio sobre el Cantar de los Cantares en el verano de 1933. No obstante, y a pesar de mi carga definida por el norte de China, el hermano Nee y los colaboradores tuvieron el sentir de que yo debía mudarme a Shangai, establecerme allí y dedicarme a la obra con ellos. En esa ocasión el Señor me mostró que debía entrar en el único fluir, el cual había empezado en Shangai. Comprendí que de Shangai, el fluir se extendería tanto al norte como a otras partes del país. Por consiguiente, decidí mudarme a Shangai y establecerme allí. Desde entonces, he permanecido en el fluir. Yo he entendido claramente que éste es el fluir del Señor y Su mover en la tierra, Su recobro. Usando las palabras de hoy, sabía que había encontrado a Bet-el.
Consciente de estar en el fluir del Señor y de que este fluir ya había empezado, pude darme cuenta de que había un ministerio responsable de ese fluir. Como resultado decidí firmemente olvidar todo lo que había aprendido y experimentado hasta entonces. El hecho de que yo hubiera podido dirigir un estudio detallado sobre el Cantar de los Cantares indica que tenía algo de conocimiento y que podía hacer algo. Había aprendido mucho acerca de la Biblia en los siete años y medio que había estado entre los Hermanos. Yo conocía la tipología, las profecías y muchas otras cosas. Además, ya había establecido una iglesia. No obstante, me di cuenta de que el fluir del Señor en la tierra debe ser uno solo, que dicha corriente ya había empezado, y que había un solo ministerio responsable de dicho fluir. Sabía que debía estar en el fluir y bajo el ministerio responsable de ese fluir.
Los santos que estuvieron con nosotros en los primeros años pueden dar testimonio de que, aparte de los mensajes que daba en la reuniones, yo nunca hablaba. Por el hecho de que el hermano Nee estaba presente, abandoné todos mis conceptos, lo que había aprendido y mi experiencia. El era la persona usada por el Señor para dar comienzo al fluir y él tenía el ministerio para llevarlo a cabo. No era necesaria mi opinión. Sin embargo, eso no significa que yo no hiciera nada. Durante los siguientes dieciocho o veinte años, hice muchas cosas, pero todas bajo la dirección del hermano Nee, y no según mi opinión. Jamás ministré nada conforme a mí mismo; sólo ministraba los mensajes que daba el hermano Nee. En aquellos años, jamás expresé mi opinión ni mis ideas; seguía plenamente al hermano Nee.
El Señor fluye en Su mover en la tierra. Este fluir no lo empezó usted; lo iniciaron otros. Además existe un ministerio responsable por el fluir. Me resulta difícil hablar de esto, porque ahora el asunto está muy relacionado conmigo. Si yo todavía estuviese en la China continental y el fluir estuviese relacionado con el ministerio del hermano Nee, podría decir mucho más.
Permítanme decirles ahora la clave para ser sólidamente perfeccionado y llegar a ser una columna firme para el mover del Señor. Algunos hermanos han sido perfeccionados porque no tenían ideas preconcebidas. Hace poco, un hermano declaró con firmeza que lo único que sabe es seguir el ministerio del hermano Lee y absorber todo lo que puede de este ministerio. Ha habido entre nosotros personas llenas de opiniones. Con frecuencia decían: “El hermano Lee dice esto y aquello. ¿Es eso correcto? ¿Está la iglesia en lo cierto? Hace apenas una semana me enteré de un error cometido por la iglesia”. Ninguna de estas personas llenas de opiniones ha sido perfeccionada. Pero aquellos que han sido perfeccionados hasta llegar a ser columnas no son así. Aun cuando ven errores, los olvidan pues no tienen tiempo que desperdiciar hablando de ellos. Sólo desean empaparse de todo lo positivo.
Conforme al principio que Dios usó al crearlo todo, se necesita lo negativo para que un ser crezca. Tome el ejemplo de una gallina. A todos nos gustan los huevos de gallina, la pechuga y los muslos, pero por supuesto, no nos interesan los excrementos, las plumas ni los huesos de la gallina. No obstante, una gallina no puede crecer sin excrementos, sin plumas y sin huesos. Para que una gallina sea tal, debe tener estas cosas. No obstante, ésas no son las partes que comemos. Debemos disfrutar los huevos, los muslos y la pechuga, y hacer a un lado los excrementos, las plumas y los huesos. Si nos concentramos en los aspectos positivos de la gallina, recibiremos mucha nutrición.
Reconozco que la iglesia en Los Angeles ha cometido ciertos errores, y confieso que yo mismo los he cometido también. Los ancianos pueden dar testimonio de ello. Todo el mundo comete errores. Nadie puede negarlo. Tuve que cometer errores para crecer. Estos errores son mis “excrementos”. Si usted los come, sería insensato. También reconozco que tengo “plumas”. La iglesia en Los Angeles ha tenido cierta cantidad de “plumas” y “huesos”. Pero sin “las plumas”, “los huesos” y “los excrementos”, ni la iglesia en Los Angeles ni mi ministerio podrían existir. No intente juntar las “plumas” y decir: “¡Miren: ésta es la iglesia en Los Angeles! Miren: ¡eso es lo que el hermano Lee ha hecho! Miren todas estas ‘plumas’ terribles”. Si usted hace eso, no perjudicará a la iglesia en Los Angeles ni mi ministerio, pero indudablemente se hará daño a sí mismo. Hacer eso no es sabio. Aquellos que han sido perfeccionados como columnas, quienes no son menos inteligentes que usted, son sabios. Sus ojos tienen una visión más aguda que los suyos. Aún así, se niegan a dedicar su atención a las cosas negativas. Dirían: “Aunque el hermano Lee tiene algunos ‘excrementos’, él produce muchos huevos. No me interesan los ‘excrementos’ que salen de su ministerio, sino todos los ‘huevos’, las ‘pechugas’ y los ‘muslos’. No tengo tiempo de oír hablar de ‘plumas’ ni de ‘huesos’ ”. Sigamos el ejemplo de los hermanos que han sido perfeccionados y olvidémonos de las cosas negativas y cenemos con “los huevos”, “las pechugas” y “los muslos”. Esta es la carga que tengo en este mensaje.
¿Está usted en Anaheim como espía, averiguando si Witness Lee tiene algunos “excrementos”? Me es imposible vivir sin “excrementos”. Indudablemente, pueden encontrar plumas y huesos aquí en Anaheim. Los ancianos han hecho muchos “huesos”. Pero quiero permanecer, y hasta bailar, sobre todos los huesos que ellos han producido, pero no sería tan insensato como para comerlos.
De entre nosotros tres o cuatro hermanos conocimos al hermano Nee de una manera íntima. El abrió su corazón plenamente a nosotros, y también conocíamos sus defectos. Pero nos dimos cuenta de que estos defectos eran “los excrementos” que le permitían existir. A diferencia de otros, nosotros no quisimos echar mano de “las plumas” ni de “los huesos” del “pollo” de Shangai. Si hubiésemos hecho eso, nos habríamos sacrificado. Jamás me he hecho este daño a mí mismo. Por el contrario, disfruté de los “huevos”, “la pechuga” y “los muslos” frescos y nutritivos del ministerio del hermano Nee. Cuando se produjo una gran tormenta en contra de su ministerio, yo no me avergoncé de decir que era un seguidor incondicional del hermano Nee. No me interesaba lo que los demás dijeran de sus errores. Sólo sabía lo agradecido que estaba por la perfección que él me había proporcionado. Sabía que había recibido de él nutrimiento. Inclusive cuando estemos en la Nueva Jerusalén, podré decir que el Señor usó al hermano Nee para perfeccionarme. Sin su ministerio, nunca había sido la persona que soy ahora.
Qué necio es el que se dedica a buscar “excrementos” o a llenar sus bolsillos de “plumas”, diciendo: “Esta es una pluma de ese ‘pollo’ Witness Lee, y éstos son los ‘huesos’ de la iglesia en Anaheim. ¿Acaso no sabe usted que la iglesia en Anaheim ha cometido errores?” Si tal es su intención, usted está desperdiciando su tiempo y está en el lugar equivocado. Ni Witness Lee ni la iglesia en Anaheim le pagarían a usted por exponerlos. Tampoco se imagine que tenemos miedo de quedar expuestos. Witness Lee es lo que es. Que la iglesia sea genuina o no, sigue siendo la iglesia. Ni la iglesia en Anaheim ni mi ministerio tienen miedo de ser expuestos. Por el contrario, lo agradecemos. Pero, ¿qué gana usted al exponernos?
El Señor aún sigue actuando y obrando con el fin de realizar algo en la tierra. Para cumplir Su propósito, debe tener una corriente. Entre las muchas actividades que se producen en los círculos cristianos, debe correr el fluir del mover del Señor. Por supuesto, usted cree que el Señor sigue viviendo, actuando y obrando en la tierra. En principio, debe existir un solo fluir del Señor en la tierra. La Biblia revela que siempre ha habido un solo fluir. Hubo un solo fluir en los días de Abel, Noé y Abraham, y al final del Antiguo Testamento permanecía un solo fluir. Sucede lo mismo con el Nuevo Testamento. Puesto que el Señor sigue vivo, activo y actuante en la tierra, debe también existir un solo fluir en la tierra hoy en día.
Como hay un solo fluir en la tierra, nosotros debemos hacer todo lo posible por hallarlo. Indudablemente vale la pena viajar y estudiar para encontrarlo. Yo no soy un insensato que sigue las cosas a ciegas. Antes de zambullirme en el fluir, busqué e investigué exhaustivamente. Dejé mi trabajo, mi familia y todo lo que tenía. No quería desperdiciar mi sacrificio. Por consiguiente, me tomé el tiempo necesario para estudiar el asunto. Finalmente, me convencí de que éste era el fluir, y por más de cuarenta y cinco años no he tenido ninguna duda al respecto.
Después de que veamos que hay un solo fluir y que descubramos donde se halla, debemos entrar en él, olvidarnos de lo que aprendimos antes, de nuestros conceptos, de nuestra comprensión de las cosas y de nuestros puntos de vista. En el fluir, nada de esto tiene significado. Para muchos, es demasiado tarde decir que no saben nada. Debían de haberlo dicho al principio. Desde el día que le dije al hermano Nee que me mudaría a Shangai, que trabajaría con los hermanos y que aprendería de ellos, lo abandoné todo y decidí seguir este ministerio. Jamás lamentaré esa decisión. ¡Aleluya por esta elección! La nutrición y perfección que he recibido como resultado de tomar este camino son inmensurables. Algunos hermanos entre nosotros han hecho lo mismo. Ellos no tienen tiempo de ocuparse de “los excrementos”, “las plumas” ni “los huesos”. Sólo tienen tiempo de absorber todo lo que está en este fluir. Esta es la manera correcta de ser perfeccionados como columnas útiles al mover del Señor.