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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Génesis»
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Mensaje 9

DIOS RESTAURA Y CREA ALGO MAS

(5)

LA MAXIMA CONSUMACION

  Continuamos con el tema de la máxima consumación. Como vimos en el mensaje anterior, el primer punto de esta consumación era Dios expresado y representado. Este era el punto culminante. Basándonos en ese punto, consideraremos varios puntos adicionales.

2) Dios bendijo al hombre para que fructificara

  Dios bendijo al hombre para que éste fructificara, se multiplicara, llenara la tierra y la conquistara (Gn. 1:28). Esto no es algo insignificante. Antes de tener a un hombre que lo expresara y lo representara, Dios no tenía ninguna posibilidad de derramar Su plena bendición. Dios es rico y es rico en bendición, pero antes de la creación del hombre no existía ningún ser que recibiera Su plena bendición. Dios no tenía ninguna posibilidad ni oportunidad de bendecir plenamente a Sus criaturas. Génesis 1 relata que Dios sólo empezó a bendecir cuando los seres vivos llegaron a existir (Gn. 1:22). No obstante, la vida humana está en el nivel en el que puede recibir plenamente la bendición de Dios. Después de crear al hombre, Dios pudo ver en la tierra un ser vivo que llevaba Su imagen y tenía Su señorío. Inmediatamente Dios le concedió al hombre Su plena bendición.

  Bendición es una buena palabra. Muchos hablan de la bendición de Dios. A menudo hemos orado: “Oh Señor, bendícenos”. Pero si deseamos recibir la bendición de Dios, debemos satisfacer los requisitos. Una vez más, los requisitos son: llevar la imagen de Dios y tener Su señorío. Si en la casa de usted se expresa la imagen de Dios y Su señorío, puede estar seguro de que allí también estará la bendición de Dios. La bendición de Dios siempre viene con Su imagen y Su señorío. En otras palabras, la bendición de Dios siempre va adonde se encuentren Su expresión y Su representación.

  La bendición de Dios está siempre con el sacerdocio y con el reinado. Vemos esto en el caso de Melquisedec. El era rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, y bendijo a Abraham (Gn. 14:17-19). La bendición siempre va acompañada del sacerdocio y del reinado. Si la iglesia busca la bendición de Dios, debe tener el sacerdocio y el reinado. ¿Qué significan el sacerdocio y el reinado? Significan simplemente la imagen de Dios y Su señorío. El sacerdocio expresa la imagen de Dios, y el reinado manifiesta Su señorío. Mientras ejerzamos el sacerdocio para tener contacto con Dios, contemplar a Dios y reflejar la imagen de Su gloria, tendremos el reinado. La bendición de Dios vendrá inmediatamente.

  Dios bendijo al hombre para que éste fuese fructífero, se multiplicara y llenara la tierra. La bendición es la fructificación, el aumento, la multiplicación y el llenar de la tierra. Supongamos que Adán, el hombre corporativo, hubiese sido hecho a la imagen de un escorpión o de una serpiente, y que Dios hubiese bendecido al escorpión y a la serpiente para que se multiplicaran y llenasen la tierra. La tierra se habría llenado de escorpiones y de serpientes. ¡Qué horrible sería la tierra! En tal caso, yo preferiría no haber nacido. Supongamos que usted tiene doscientos escorpiones en su cuarto y doscientas serpientes en su salón. Aquello no sería una bendición, sino una maldición. Pero Dios creó al hombre a Su imagen, y le dio autoridad a fin de que ejerciera el señorío para el Todopoderoso en la tierra. Dicho hombre estaba listo para recibir la bendición de Dios. La bendición de Dios consistía en capacitar a ese hombre para que fuese fructífero. Uno se multiplicaría en diez, diez en ciento, ciento en mil, mil en cien mil, cien mil en un millón, un millón en un billón, hasta que toda la tierra se llenase de rostros hermosos que expresaran y representaran a Dios.

  Aunque los seres humanos están caídos, les queda algo maravilloso. Lo maravilloso que tienen es la imagen de Dios. Hay personas que quieren a los perros, pero el amor por un perro es muy diferente del amor por un ser humano. Por muy bueno que sea un perro, no es tan digno de amor como un ser humano. Se puede amar a todos los seres humanos porque cada ser humano lleva la imagen de Dios. Por muy caídos que estén los seres humanos, todos ellos llevan la imagen de Dios.

  En la vida de iglesia actual, somos el verdadero hombre que lleva la imagen de Dios y que ejerce el señorío de Dios. En la vida de iglesia estamos listos para que Dios intervenga y nos conceda Su bendición. La medida de bendición que Dios da depende de cuánto lo expresemos y lo representemos. Si lo expresamos y lo representamos de una manera apropiada, ciertamente recibiremos Su plena bendición, la cual se relaciona con la multiplicación y con llevar fruto.

  Ahora quisiera compartir acerca de la predicación del evangelio. En el campo cristiano, incluso en la predicación del evangelio, todo se ha deteriorado por la práctica deficiente de los siglos pasados. La verdadera predicación del evangelio no es solamente una obra exterior. La verdadera predicación del evangelio consiste en llevar fruto como resultado de la vida interior. En Mateo, Marcos y Lucas el Señor Jesús nos exhortó a ir a predicar el evangelio y a hacer discípulos a las naciones, pero en Juan dijo que debemos llevar fruto. La predicación es una cosa, pero llevar fruto es otra. La verdadera predicación del evangelio no consiste en convencer a la gente con doctrinas, ni en someter sus ideas y cambiar sus conceptos. La verdadera predicación del evangelio consiste en ministrar vida a los demás. La fructificación es el reboso de las riquezas de la vida interior. Considere la rama de un árbol lleno de savia vital. La rama rebosa de vida y este reboso produce vida. El fruto es el resultado de la riqueza interior de la vida. Debemos entender que la predicación del evangelio debe consistir en llevar fruto y que llevar fruto proviene de la bendición de Dios. Aunque debemos orar por la predicación del evangelio, no se trata simplemente de esforzarnos. Debemos recibir la bendición de Dios. Si una iglesia desea aumentar, ciertamente debe predicar el evangelio. No obstante, si la predicación del evangelio no se encuentra bajo la bendición de Dios, no obtendremos nada, por muchos esfuerzos que hagamos. El fruto ganado no tendrá cara de hombre, sino de escorpiones. Usted puede traer mucha gente, pero cuando Dios mire a esas personas, le dirá: “Este es un escorpión, ése es una serpiente, y aquél es una rana. Efectivamente trajiste muchas personas, pero pocos tienen el rostro adecuado que me exprese a Mí”. ¿Qué clase de personas va a traer usted? ¿Personas con rostro de escorpión o personas con hermosos rostros que expresen a Dios mismo? El fruto que usted lleva es una expresión de lo que usted es. Si usted es un manzano, nunca podrá producir naranjas. Si es un melocotonero, nunca podrá producir plátanos. Para producir plátanos, debe ser un platanero. Si usted es un árbol de conocimiento, no espere llevar el fruto de la vida. El árbol de vida es el único que puede producir vida. Todos debemos esforzarnos por predicar el evangelio, pero consideremos lo que somos. Si somos hechos a la imagen de Dios y si tenemos el señorío de Dios, ciertamente conduciremos a otros a la imagen de Dios y al señorío de Dios. Todas las iglesias locales necesitan aumentar en número, pero jamás usen artimañas, ya que pueden producir “moabitas” en lugar de fruto apropiado.

  Dios le prometió a Abraham una simiente. Dios estaba probando a Abraham hasta que a éste se le agotara la energía natural. Entonces El le dio descendencia. Mientras Abraham estaba siendo probado por Dios, a su esposa se le ocurrió un buen plan (Gn. 16:1-2). Y dicha propuesta dio resultado. Sin embargo, no produjo a Isaac, lo que Dios deseaba, sino a Ismael, a quien Dios rechazó. Estos dos nombres, Isaac e Ismael, empiezan con “Is”. Se parecen mucho. Todas las iglesias necesitan incrementarse, pero no imiten a Sara. No produzcan ismaelitas.

  También tenemos el caso de las dos hijas de Lot (Gn. 19:30-38). ¿Recuerda usted cómo hablaron de llevar fruto? Dijeron: “Es posible que nuestro padre no tenga ningún descendiente. Hagamos algo para ayudarle a producir un heredero”. Hicieron algo, y funcionó. Produjeron a los moabitas y a los amonitas. Muchos cristianos actuales producen ismaelitas, moabitas o amonitas. Más nos vale no tener ningún descendiente de ésos.

  Debemos ser hombres que lleven la imagen de Dios y que ejerzan Su autoridad. Entonces estaremos bajo la bendición de Dios, y así seremos fructíferos y nos multiplicaremos. Los rostros humanos con la imagen de Dios llenarán la tierra. Este es uno de los puntos de la máxima consumación. No se imagine que la predicación del evangelio es algo pobre. Debe ser algo elevado. La predicación del evangelio debe ser el punto culminante, y no debe producir ni ismaelitas ni moabitas ni amonitas, sino Isaacs.

  Nosotros los cristianos siempre tenemos un sueño vano. Citamos el relato de Hechos donde dice que 3000 fueron salvos el día de Pentecostés y que 5000 fueron salvos en otra ocasión. Aunque este dato aparece allí, la multiplicación de los seres humanos no puede producirse con demasiada rapidez. Pueden necesitarse veinte años para producir una generación. Uno no puede obtener una generación en cinco años. A los cinco años, una persona todavía es un niño. Incluso a los quince años de edad es un adolescente. Generalmente se necesitan veinte años para producir una generación de seres humanos. Resulta fácil hacer flores artificiales. En una sola noche podemos llenar este cuarto de reunión con flores, pero todas serán artificiales. Sin embargo, para cultivar un huerto se necesita tiempo. Si usted mira un huerto por la mañana, presentará prácticamente el mismo aspecto que el día anterior. Pasará lo mismo el día siguiente, y cada día se parecerá al día anterior. Se pueden necesitar varios años para cultivar árboles que lleven fruto. Pero, ¡aleluya!, una vez que crecen, se multiplican. Esta es la vida de la iglesia. Todas las iglesias necesitan incrementarse, pero no queremos el aumento como el de los hongos, que se produce de un día para otro. Necesitamos el incremento que proviene de la imagen y del señorío de Dios bajo Su bendición. Esto requiere tiempo.

3) El hombre y los demás seres vivos quedaron satisfechos

  Decir que el hombre estaba satisfecho no es algo insignificante (Gn. 1:29). Supongamos que Adán hubiese sido creado sin que tuviera nada de comer. Supongamos que Dios hubiese dicho a Adán: “Te creé, pero no he preparado tu comida. Haz el favor de esperar un día o dos”. Ese no fue el caso. Todo fue preparado antes de que Adán llegase a la existencia. Dios había hecho árboles que eran buenos para comer. Cuando Adán salió de la mano creadora de Dios, ya tenía comida a su disposición. El quedó satisfecho. Adán no sólo estaba satisfecho, sino que todos los seres vivos también lo estaban (Gn. 1:30). Más adelante veremos que el verdadero descanso proviene de la satisfacción. ¿Podemos descansar si tenemos hambre? Mientras tengamos hambre, nunca podremos descansar. El descanso depende de la satisfacción. ¡Aleluya! El hombre comió y estaba satisfecho.

4) Todo era muy bueno

  Génesis 1:31 dice que Dios miró todo lo que El había hecho y vio que era bueno en gran manera. Antes del sexto día, Dios no dijo: “Bueno en gran manera”; solamente dijo: “Bueno”. ¿Por qué dijo Dios “bueno en gran manera” en el sexto día? Porque Adán fue creado a la imagen de Dios y había recibido el señorío de Dios. Nadie murmuraba y nadie tenía hambre. Dios podía decir: “¡Bueno en gran manera!” Esa fue la cumbre. Después de que Dios dijera eso, vino el séptimo día, el día de descanso.

5) Dios descansó, Dios estaba satisfecho

  Dios descansó porque estaba satisfecho (Gn. 2:1-3). Este fue el último aspecto de la máxima consumación; Dios descansó y quedó satisfecho.

a) El motivo del descanso

  Dios descansó porque Su gloria se manifestó debido a que el hombre llevaba Su imagen y a que Su autoridad estaba a punto de ser ejercida. Satanás, el enemigo de Dios, iba a ser aniquilado por Dios. Mientras el hombre exprese la imagen de Dios y venza al enemigo de Dios, Dios puede reposar. Lo importante no era el hecho de que Dios hubiese terminado Su obra, sino que Su obra era un hombre que llevaba la imagen de Dios y que subyugaba al enemigo de Dios. Por estos dos hechos, Dios descansó.

b) La miniatura del descanso: el reposo de la creación

  El descanso que hubo después de la creación fue un pequeño descanso, un descanso en miniatura. En este reposo, el hombre tenía la imagen de Dios y podía ejercer el señorío de Dios. Estos dos factores fueron la causa del descanso, pero un descanso en una escala muy pequeña.

c) Los tipos del reposo

  Todo lo mencionado en Génesis 1 y 2 es una semilla. En los mensajes anteriores vimos que la luz, la imagen y el señorío son semillas. El descanso también es una semilla, la cual necesita toda la Biblia para crecer y desarrollarse. La semilla del descanso es sembrada en Génesis, y la cosecha de esta semilla se halla en Apocalipsis. En Apocalipsis vemos la consumación del reposo.

  La Biblia presenta algunos tipos del descanso. El sábado del Antiguo Testamento tipifica el descanso (Éx. 20:8-11). El hombre era un testimonio, una expresión, de Dios. El hombre también estaba sometido a la autoridad de Dios. La autoridad de Dios se ejercía sobre el pueblo que guardaba el sábado. Por tanto, era una especie de descanso.

  El día del Señor en el Nuevo Testamento también constituye un tipo de descanso (Ap. 1:10; Hch. 20:7; 1 Co. 16:2). El día del Señor tipifica el descanso venidero. La iglesia, constituida de los santos, libera la vida del Señor y expresa a Dios mismo. Este es el descanso que tenemos ahora. Mientras Dios pueda ser expresado, hay descanso. La iglesia, compuesta de los santos, ejerce la autoridad del Señor, la cual vence a Su enemigo. Si liberamos la vida del Señor y ejercemos Su autoridad, tenemos descanso desde ahora. Por el contrario, si discutimos y luchamos, no tendremos ningún descanso porque no estaremos liberando la vida del Señor. Si no ejercemos autoridad sobre el enemigo, no tendremos ningún descanso.

d) El anticipo del descanso

  El reposo que experimentamos ahora es un anticipo del descanso porque el reposo pleno todavía no ha llegado.

(1) En los santos

  En los santos la vida de Dios fluye, y Dios mismo es manifestado. En tanto que la vida de Dios fluya y Dios mismo sea manifestado, habrá descanso. Este es un anticipo del descanso venidero. Usted puede experimentar este reposo aun cuando esté en su trabajo. Cuando usted permite que la vida de Dios fluya y cuando deja que Dios sea expresado, tiene el sentido del descanso. No obstante, si usted se ha apartado del fluir de la vida de Dios, no tendrá paz en su interior. Usted no tendrá ningún descanso. Cuanto más discuta con su esposa, más problemas gástricos tendrá. Incluso puede producirse una úlcera, lo cual indica que no hay ni vida ni descanso. Por el contrario, si libera la vida de Dios cada vez que su esposa le cause disgustos, tendrá un anticipo del descanso.

  En los santos se ejerce la autoridad de Dios y el enemigo de Dios es vencido. Cuando su esposa lo molesta, no ejerza su autoridad como cabeza. No le diga: “¿No sabes que yo soy la cabeza?” Si dice eso, perderá su rostro humano y expresará el rostro de una serpiente; se convertirá en un escorpión. Cuando su esposa lo moleste, acuda al Señor como sacerdote. Deje que la vida fluya y se libere. La autoridad y el señorío estarán allí, el enemigo será sometido, y tanto usted como su esposa tendrán descanso. Todos hemos experimentado eso.

(2) En la iglesia como Cuerpo

  En la iglesia como Cuerpo, Dios se expresa y Satanás es vencido (Ef. 1:23; 3:19b; 6:11-13). Donde y cuando quiera que Dios es expresado y Su enemigo es vencido, viene el anticipo del descanso. Ocurre lo mismo en nuestra vida familiar, en nuestra vida matrimonial y en nuestra vida personal. Si usted compra algo que no le ayuda a expresar a Dios ni a vencer a Satanás, perderá el anticipo del descanso. Si usted expresa a Dios y vence a Su enemigo en todo lo que haga y adondequiera que vaya, tendrá un agradable anticipo del reposo venidero.

  No alegue ni murmure en la vida de iglesia. Una noche recibí una llamada telefónica que me informaba acerca de cierta iglesia que se encontraba en una condición lamentable. Había dos personas en la línea telefónica, uno confirmaba lo que el otro decía acerca de la condición lamentable y enfermiza de la iglesia. Dejaron de hablar y querían oír lo que yo iba a decir. Dije inmediatamente: “No hablen así. Olvídense de esta conversación. Si ustedes dicen que la iglesia está mal, ciertamente la iglesia estará mal porque ustedes son malos. Si ustedes afirman que la iglesia es maravillosa, la iglesia ciertamente será maravillosa porque ustedes son maravillosos. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es ustedes. Cuando ustedes dicen que la iglesia es mala, se condenan a sí mismos”. Continué hablando con los hermanos diciéndoles que debían estar conscientes de la astucia del enemigo. Dijeron: “¿Qué haremos? ¿A quién iremos?” Contesté: “No acudan a nadie. ¡No hablen! Sólo vayan a las reuniones de la iglesia y alaben al Señor”. Preguntaron: “¿No debemos orar?” Dije: “Sí, deben orar, pero no oren de manera negativa. Oren de manera positiva. La iglesia no tiene problemas. La iglesia es gloriosa. La iglesia no necesita que ustedes oren así: ‘Oh Señor, tenemos un problema’. Ustedes son el problema. Cuanto más oren acerca del problema, más se convierten en el problema. No creen un problema y no sean un problema. Vayan a las reuniones de la iglesia, alaben al Señor, y oren de manera positiva”.

  Todos debemos percatarnos de los ardides del enemigo. De ahora en adelante no hablen de la condición de la iglesia. Simplemente vayan a las reuniones de la iglesia y alaben al Señor. La iglesia es la iglesia. Por tanto, tenemos descanso. Cuando hablen de la condición de la iglesia, perderán su descanso. No tendrán el anticipo del reposo. Si van a las reuniones de la iglesia y alaban al Señor, sin duda recibirán el anticipo del descanso.

e) El cumplimiento del descanso: el reposo del milenio

  El cumplimiento del descanso es el reposo del milenio, es decir, el reino de mil años. El libro de Hebreos nos revela que existe un reposo prometido para el pueblo de Dios, y todos nosotros debemos esforzarnos por entrar en ese reposo (He. 4:1, 3, 9, 11). Si no nos esforzamos por entrar en dicho reposo, lo perderemos. La manera de entrar en ese descanso consiste en experimentar el anticipo ahora. Si tenemos el anticipo, ciertamente entraremos en el pleno disfrute. Si no tenemos el anticipo de ese descanso ahora, perderemos el pleno disfrute que está por venir. Durante el descanso del milenio, los santos serán semejantes a Cristo, y expresarán la gloria de Dios (1 Jn. 3:2; Col. 3:4; 1 Ts. 2:12). Los santos reinarán con Cristo (Ap. 20:6).

f) La consumación del reposo

  La consumación del reposo es el descanso en el cielo nuevo y la tierra nueva. Todos los redimidos expresarán como un solo Cuerpo la gloria de Dios por la eternidad (Ap. 21:11, 23). Del mismo modo, todos los redimidos reinarán como un solo Cuerpo para Dios por la eternidad (Ap. 22:5b). Eso será la consumación del descanso. En Génesis 2 el descanso era solamente tipología; la consumación se tendrá en la Nueva Jerusalén. Todos quedarán satisfechos. Todos tendrán descanso porque Dios mismo estará satisfecho y Dios mismo hallará descanso allí. Hoy en día la vida de iglesia constituye una miniatura de la Nueva Jerusalén. La vida de iglesia es un anticipo del pleno disfrute. El descanso final incluye principalmente dos cosas: la expresión de la imagen de Dios y el ejercicio de la autoridad de Dios.

g) El hombre también descansó con Dios

  Si usted lee Génesis 1 detenidamente, verá que después de crear Dios al hombre, no le pidió que hiciera nada. Dios habló simplemente de la comida del hombre (Gn. 1:29).

(1) El séptimo día de Dios fue el primer día del hombre

  Según el calendario bíblico, un día no empieza por la mañana, sino por la tarde. Creo que el hombre fue hecho por la tarde del sexto día. Cuando el hombre salió de la mano creadora de Dios, entró inmediatamente en el séptimo día. Para Dios el séptimo día fue el día de reposo (Gn. 2:2-3). El séptimo día de Dios fue el primer día del hombre. Esto significa que Dios lo había preparado todo para el disfrute del hombre. Después de ser creado el hombre, no se unió a la obra de Dios, sino que entró en el reposo de Dios. ¡Aleluya! No se imagine que usted debe hacer algo. Dios no necesita que usted haga algo. Dios posee muchísimas riquezas y desea que usted se acerque y disfrute de ellas. ¡No labore! Si usted intenta laborar, Dios dirá: “Hijo insensato, no tengo ninguna obra para ti, pero tengo grandes riquezas que puedes disfrutar. Ven y únete a Mí en Mi reposo. Mi día de sábado es tu primer día. He trabajado durante seis días. Ahora ven y únete a Mí en el descanso como tu primer día. Unámonos y descansemos”. Eso fue lo que el hombre hizo.

  He dedicado mucho tiempo tratando de saber lo que hizo el hombre después de ser creado. Me enteré de que no hizo nada más que comer y descansar. ¿No es eso maravilloso? Después de ser salvos los creyentes, se imaginan que deben hacer algo. Olvídense de las actividades. Vengan a comer a Jesús. Vengan y sean saciados. Vengan a unirse a Dios en Su descanso. Dios dirá: “Hijito, olvídate de tus acciones. Olvídate de tu labor. Yo lo he hecho todo. Para Mí, es tiempo de descansar. Ven y únete a Mí en Mi descanso”.

  En 1936 estaba yo en la obra en el norte de China, con una intensa carga por la obra del Señor. La labor era dura y las pruebas y circunstancias difíciles. Yo viajaba en bicicleta por los suburbios, la echaba al suelo, caía con todo mi peso y gritaba: “¡Señor, ayúdame!” Estaba molesto y perturbado. Un día, antes de dar un mensaje, recibí una palabra que me decía: “¿Sabes que el primer día del hombre es el séptimo día de Dios? El séptimo día de Dios fue el primer día del hombre. ¿Por qué laboras tanto, hijo necio? Desiste de ello. Abandona tu obra. Todo lo que necesitas hacer es venir y unirte a Mí en Mi descanso”. Aquel domingo por la mañana di un mensaje en el cual dije que el séptimo día de Dios fue el primer día del hombre. Le dije al pueblo: “¡Aleluya! Hoy es mi primer día. Durante varios meses he laborado mucho, pero ahora dejo mi obra. Ya no voy a laborar. Ahora empiezo a descansar con Dios. Su séptimo día es mi primer día”. Tal vez usted pregunte: “¿Qué diremos del día que viene después del séptimo?” Fue el primer día de la semana, el día del Señor, un nuevo descanso y un nuevo sábado. ¡Alabado sea el Señor!

(2) El sábado fue hecho para el hombre

  Los fariseos obligaban a todo hombre a dedicarse por entero al sábado. El Señor los condenó y les dijo que estaban totalmente equivocados. Dijo que el sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (Mr. 2:27). ¡Aleluya! El destino del hombre no es la labor sino el sábado.

(3) El hombre descansa porque Dios descansa

  Cuando Dios está satisfecho, usted está satisfecho. Cuando usted está satisfecho, eso demuestra que Dios está descansando. El está satisfecho.

(4) El hombre descansa cuando la obra de Dios llega a Su meta en él

  No labore. Ocúpese de una sola cosa: que Dios alcance Su meta. ¿Cuál es la meta de Dios? La meta de Dios es expresar Su imagen y ejercer Su señorío. Cuando usted expresa la imagen de Dios y ejerce Su señorío para vencer a Su enemigo, El alcanza Su meta. Dios dirá: “Estoy satisfecho”. Entonces usted dirá: “Dios, yo también estoy satisfecho”. De modo que usted descansa con Dios.

  Todos los reposos mencionados anteriormente se deben al hecho de que Dios ha logrado Su meta y a que el hombre disfruta del descanso con Dios. ¡Alabado sea el Señor! Esto es maravilloso.

  Me alegra mucho que el Señor nos haya permitido compartir estos nueve mensajes sobre Génesis. En estos mensajes podemos ver que el relato divino se centra exclusivamente en la vida. Génesis 1 y 2 es simplemente un bosquejo. Las biografías de los ocho hombres (Adán, Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José) lo describen plenamente. Finalmente veremos que Jacob y José van unidos. En realidad los dos son un solo hombre: Jacob llega a ser Israel, el príncipe de Dios, y lleva la imagen de Dios; José llega a ser aquel que gobierna por encima de todo, ejerciendo el señorío de Dios. Al final de Génesis, vemos un hombre doble: un aspecto (Jacob) expresa la imagen de Dios, y el otro aspecto (José) ejerce el señorío de Dios. Allí se expresa la imagen de Dios, se ejerce la autoridad de Dios, y hay descanso. ¡Aleluya!

  Toda la Biblia, con todas sus historias, biografías y enseñanzas, se centra en la vida. Esta vida producirá la expresión de Dios y la representación de Dios. Dios será manifestado y Su enemigo será vencido. ¡Aleluya! Entonces habrá un descanso final en este universo. Damos las gracias a Dios por el Antiguo Testamento y por el Nuevo. Sin el Nuevo Testamento, resultaría difícil entender las alegorías, tipologías, figuras y sombras del Antiguo Testamento. Pero sin el Antiguo Testamento, sólo tendríamos las palabras directas del Nuevo Testamento. Nos faltarían los cuadros. Alabado sea el Señor porque tenemos ambos testamentos. Tenemos los cuadros y también las palabras claras que nos permiten conocer nuestra condición: tenemos la imagen de Dios y el señorío de Dios, y estaremos en el descanso de Dios. Debemos recordar las cinco palabras cruciales que hemos abarcado hasta ahora: imagen, señorío, bendición, satisfacción y reposo. Cuando llevemos la imagen de Dios, que lo expresa a El, tendremos Su señorío, el cual lo representa. Entonces Su plena bendición estará sobre nosotros, y nosotros estaremos satisfechos. Finalmente Dios y nosotros descansaremos con plena satisfacción bajo Su bendición con Su imagen y Su señorío.

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