Mensaje 1
Lectura bíblica: Is. 1:1; 2:1, 2:2-5; 13:1; 15:1; 43:3; 49:6, 49:26; 9:1-7, 9:6; 7:14; 4:2; 53:2-3, 53:7-12; 42:1-4; 52:13; 40:10; 64:1; 12:2-3; 11:6-9; 35:1-10; 30:26; 65:17
El libro de Isaías es el primero de los libros de los profetas. El ministerio de Isaías, que comenzó en el año 760 a. C., abarcó más de sesenta años. Él sirvió a cuatro generaciones de reyes. La historia nos dice que fue muerto como mártir de una manera muy cruel: fue aserrado en dos (He. 11:37). Él fue absolutamente fiel.
La profecía de Isaías posee una esencia espiritual, y la esencia es ésta: el Cristo que fue procesado para cumplir con los propósitos divinos es la centralidad y universalidad de la gran rueda del mover de la Trinidad Divina con miras a la impartición divina de Sí mismo en Sus elegidos. Aunque en Isaías no se halla la expresión gran rueda, este libro sí habla sobre la gran rueda del mover de la Trinidad Divina. Cada uno de los libros de profecía devela una parte del mover universal de Dios. Mientras que Ezequiel usa el término rueda a fin de describir el mover universal de Dios sobre la tierra para el cumplimiento de Su economía eterna (Ez. 1:15), Isaías toma la delantera en profetizar sobre el mover de Dios.
En el libro de Isaías encontramos en abundancia diversos aspectos de la economía eterna de Dios. Este libro nos muestra cómo Dios, para el cumplimiento de Su economía eterna, ha escogido un pueblo, Israel, a fin de que sean Sus elegidos y Sus amados. Israel está rodeado por naciones gentiles. En cierto sentido, Israel fue escogido por Dios, pero las naciones fueron desechadas por Él. No obstante, al llevar a cabo Su mover, Dios no puede pasar por alto a las naciones. Por tanto, las profecías de Isaías involucran tanto a Israel, el pueblo elegido y amado por Dios, como a las naciones.
Ningún libro de la Biblia es de fácil comprensión. En el Nuevo Testamento, el libro más difícil de escudriñar y entender es Efesios. En el Antiguo Testamento, el libro más difícil de escudriñar y entender es Isaías. En calidad de libro referente a la economía de Dios, Isaías tiene su propia presentación, contenido y profundidad. Además, este libro trata sobre las medidas que Dios toma con respecto a muchas naciones para un propósito definido. Por tanto, es difícil escudriñar este libro.
El libro de Isaías, que consta de sesenta y seis capítulos, es representativo de toda la Biblia, la cual tiene sesenta y seis libros. En estos mensajes sobre el libro de Isaías, no abordaremos este libro capítulo por capítulo y versículo tras versículo, pues esto nos conduciría al “bosque”. Abarcaremos Isaías de la manera que corresponde a un estudio-vida, no en procura de mero conocimiento ni teología, sino yendo en pos de la vida.
La mejor manera de estudiar Isaías es aprender los puntos secretos y misteriosos de este libro. Muchos de estos puntos secretos se relacionan con Cristo. Todo aspecto de lo que Cristo es y de lo que Él ha realizado, realiza y realizará, implica un secreto. Algunos de estos secretos están en Isaías 7:14 y 9:6; hay otros en el capítulo 53. En este libro encontramos incluso secretos referentes a Babilonia. Una vez que logremos captar todos los puntos secretos y misteriosos hallados en Isaías, el libro entero estará abierto a nosotros.
El libro de Isaías, por su contenido acerca de la economía eterna de Dios en Cristo, es el libro principal entre todos los libros de los profetas. Este libro consiste en la visión que Isaías vio (1:1), las palabras que Isaías vio (2:1) y la carga que Isaías vio (13:1; 15:1). La visión, las palabras y la carga en Isaías tratan sobre la economía eterna de Dios en Cristo, la cual es abordada de manera cabal en este libro.
El tema del libro de Isaías es la salvación que Jehová efectúa por medio del Cristo encarnado, crucificado, resucitado, ascendido y que viene. Esto no se refiere meramente a la salvación de Dios, sino a la salvación de Jehová, esto es, a la salvación del Padre, el Hijo y el Espíritu. Ésta es la salvación plena, la salvación completa.
El contenido del libro de Isaías es el siguiente: las medidas que Dios toma en amor con respecto a Su amado Israel y el justo juicio que Él ejecuta sobre las naciones introducen a Cristo, el Salvador (43:3; 49:26), quien es Dios mismo (9:6) que se encarnó para ser un hombre (7:14) y posee tanto la naturaleza divina como la humana (4:2), el cual vivió sobre la tierra (53:2-3; 42:1-4), fue crucificado (53:7-10a, 12), resucitó (53:10b-11), ascendió (52:13) y viene otra vez (40:10; 64:1), para satisfacer la necesidad del pueblo escogido de Dios y de las naciones (9:1-7; 49:6) en la salvación todo-inclusiva de Dios (12:2-3), a fin de traer la restauración de todas las cosas (2:2-5; 11:6-9; 35:1-10; 30:26), todo lo cual consumará en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad (65:17). Por tanto, el contenido de Isaías abarca la totalidad de la economía neotestamentaria de Dios, desde la encarnación hasta el cielo nuevo y la tierra nueva, teniendo como trasfondo el relato del Antiguo Testamento concerniente a las medidas tomadas por Dios con respecto a Israel y Su juicio sobre las naciones.
El pensamiento central de Isaías es el siguiente: Cristo es Dios encarnado en la humanidad para ser el Salvador del hombre, a fin de que todo el universo creado por Dios, el cual ha caído, pueda ser restaurado y alcance su consumación en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad. Este libro, al igual que el Nuevo Testamento, abarca desde el principio hasta el final todas las cosas dispuestas por Dios conforme a Su economía. El principio es la encarnación, y el final es el cielo nuevo y la tierra nueva. El Nuevo Testamento comienza con la encarnación y nacimiento de Cristo y finaliza con el cielo nuevo y la tierra nueva. Puesto que Isaías aborda estos mismos asuntos, vemos nuevamente que el libro de Isaías es representativo de la Biblia completa, en especial, del Nuevo Testamento.
El libro de Isaías tiene cinco secciones.
La primera sección, que abarca los primeros doce capítulos, presenta la salvación de Jehová para Su amado pueblo y para las naciones.
La segunda sección abarca del capítulo 13 al 23. En esta sección vemos que el juicio de Jehová sobre las naciones revela la unidad de Satanás con las naciones, muestra el gobierno soberano de Jehová sobre las naciones, beneficia al Israel amado de Jehová y provee el Cristo maravilloso como Salvador a fin de satisfacer la necesidad del amado Israel y de las naciones juzgadas. Esta sección revela que la acción realizada por Dios en Su economía beneficiará primero a Israel y luego introducirá al Cristo maravilloso a fin de satisfacer la necesidad propia de cada situación. Al llevar a cabo la economía de Dios, Cristo satisfará la necesidad de Dios y, en Su salvación, satisfará la necesidad del hombre. Debemos tener en cuenta estos puntos mientras leemos el libro de Isaías.
Los capítulos del 24 al 35 revelan que las medidas que Jehová toma con respecto a Su amado Israel resultan en el avivamiento de Israel y su retorno a Dios e introducen a Cristo junto con la restauración de todas las cosas.
La cuarta sección del libro (caps. 36—39) presenta un ejemplo (el rey Ezequías) de buscar a Jehová y confiar en Él.
En la última sección del libro (caps. 40—66) vemos que el Siervo de Jehová y la salvación que Él trae a Israel y a las naciones, junto con la restauración de todas las cosas, tienen como consumación el cielo nuevo y la tierra nueva.
