Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 22

CRISTO COMO EL SIERVO DE JEHOVÁ

(1)

SEGÚN ES TIPIFICADO TANTO POR CIRO, REY DE PERSIA, COMO POR ISRAEL, Y COMO PACTO PARA EL PUEBLO Y LUZ PARA LAS NACIONES

  Lectura bíblica: Is. 41; Is. 42; Hch. 3:26; Esd. 1:2a; Hch. 5:31; Ap. 1:5; Is. 49:8b; He. 7:22; Is. 49:6b; Mt. 4:13-16; Lc. 4:18; Jn. 9:14; Mt. 12:18-20

  En Isaías 41—66 Cristo es revelado como el Siervo de Jehová de manera exhaustiva y completa. Puesto que Jehová es el Dios Triuno, Cristo como Siervo de Jehová es el Siervo del Dios Triuno.

  Esta sección de Isaías se vale de tres entidades para tipificar a Cristo como Siervo de Jehová: Isaías el profeta, Ciro el rey de Persia e Israel. Estos tres tipos son la clave para entender este pasaje de la Palabra.

I. CRISTO COMO EL SIERVO DE JEHOVÁ

A. Según es tipificado por Ciro, rey de Persia

  En Isaías 41:1-7 Cristo es tipificado por Ciro, rey de Persia.

1. Levantado por Jehová

  Ciro fue levantado por Jehová (vs. 2a, 25a; Hch. 3:26).

2. Invoca el nombre de Jehová

  Isaías 41:25b indica que Ciro invocó el nombre de Jehová.

3. Subyuga a las naciones y tiene dominio sobre los reyes

  Jehová levantó a Ciro para que subyugara a las naciones y tuviera dominio sobre los reyes (vs. 2b, 25c; Esd. 1:2a; Hch. 5:31a; Ap. 1:5a).

B. Según es tipificado por Israel

  Cristo como Siervo de Jehová también es tipificado por Israel con miras al cumplimiento de las palabras bondadosas de consuelo que Jehová habló a Israel (Is. 41:8-20).

C. Para poner al descubierto la falsedad y vanidad de los ídolos

  Según 41:21-29, Cristo, el Siervo de Jehová, pone al descubierto la falsedad y vanidad de los ídolos.

  En Isaías 40, Cristo es quien reemplaza a todos. Puesto que hemos sido reemplazados por Cristo, debemos comprender que no somos nada: una gota que cae del cubo, menudo polvo en las balanzas (v. 15). Dios mismo es el único en el universo que ha de permanecer para siempre. Hoy en día Dios está corporificado en la Palabra. Como personas que son hierba que se seca y flores que se marchitan (vs. 6-8), debemos aprender a acudir a la palabra de Dios a fin de que podamos tocar a Dios. Cuando recibimos la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre, somos regenerados y nos damos cuenta de que formamos parte de la nueva creación. Entonces podemos declarar, como lo hizo Pablo, que con Cristo fuimos juntamente crucificados y que ya no vivimos nosotros, mas vive Cristo en nosotros (Gá. 2:20). Esto es lo que significa esperar en Cristo (Is. 40:31), esto es, detenernos a nosotros mismos, nuestro vivir, nuestra ambición y todo lo nuestro, y recibir a Cristo como nuestra vida, nuestra persona y nuestro reemplazo. Cristo, entonces, llega a serlo todo para nosotros. En particular, Él llega a ser nuestras fuerzas.

  Isaías 40:31 revela que al esperar en Cristo, somos renovados y fortalecidos al punto que nos remontamos con alas como las águilas. En la Biblia, las alas del águila representan el poder de Dios en vida que llega a ser nuestra gracia. Cuando disfrutamos a Dios en términos de Su poder en vida, nos remontamos con alas como las águilas para elevarnos por los lugares celestiales. Esto es transformación.

  Todo el que es reemplazado por Cristo y espera en Él para disfrutar en gracia del poder de Dios en vida, es un siervo de Jehová. Por esta razón, en este libro Ciro, Israel e Isaías son tipos de Cristo como Siervo de Jehová. Ellos no son siervos de Jehová aparte de Cristo, sino que son siervos de Jehová con Cristo y en Cristo de una manera corporativa. En este sentido, Ciro, Israel e Isaías llegan a ser Cristo.

  Hoy en día, como miembros de Cristo, también nosotros somos tipos de Cristo. ¿Con qué propósito somos tipos de Cristo? En un sentido positivo, somos tipos de Cristo con el propósito de llevar a su cumplimiento las palabras bondadosas de consuelo que Jehová habló (41:8-20), las cuales constituyen el evangelio como testimonio de Dios. En un sentido negativo, somos tipos de Cristo con el propósito de poner al descubierto la falsedad y vanidad de los ídolos (41:21-29). Éste es el testimonio del Nuevo Testamento. Testificamos, pues, de dos cosas: 1) que Cristo es nuestra realidad, centralidad y universalidad y que formamos parte de Él; y 2) que con excepción de Cristo, todo es falso, vano, y es un ídolo. Como tipos de Cristo, testificamos que no somos nada, que hemos sido despedidos y reemplazados con Cristo y que, ahora, Cristo lo es todo para nosotros. También testificamos de la falsedad y vanidad de los ídolos, que tienen por cabeza a Satanás.

II. CRISTO COMO PACTO PARA EL PUEBLO Y LUZ PARA LAS NACIONES

  Isaías 42 revela a Cristo como pacto para el pueblo y luz para las naciones. Cristo es un pacto, y este pacto es un testamento. Un pacto denota un acuerdo entre dos partes, un contrato firmado por dos entidades. Un testamento es un pacto, un acuerdo debidamente firmado, que se ha convertido en la última voluntad según la cual ciertas cosas son legadas a los herederos. El pacto es el acuerdo entre Dios y nosotros. Mediante la muerte de Cristo, el pacto se convirtió en un testamento, la última voluntad. Ahora Cristo en Su resurrección ejecuta, hace cumplir, este testamento. Según el libro de Isaías, el pacto, el cual ha llegado a ser el testamento, es Cristo mismo. Por tanto, primero tenemos el pacto, el pacto se convierte en el testamento, y el testamento es Cristo. Cristo no solamente nos legó el testamento, sino que Él mismo es el testamento y la realidad de todo lo contenido en éste. Por ejemplo, dos ítems del testamento son vida y fuerza. Hoy en día Cristo es nuestra vida eterna, y Él es nuestra fuerza.

A. Llamado por Jehová, tomado por Su mano y guardado por Él

  Cristo fue llamado por Jehová, y es tomado por Su mano y guardado por Él (42:6). Esto quiere decir que Cristo y el Dios que lo llamó son uno solo. Primero, Cristo fue llamado por Jehová, y después, Cristo es sostenido y guardado por Jehová. Por tanto, Cristo y Dios son uno. Este Cristo ha sido llamado a fin de que sea un pacto para el pueblo (49:8b; He. 7:22). Cristo también ha sido llamado para que sea luz a las naciones (Is. 49:6b; Mt. 4:13-16), para que abra los ojos de los ciegos (Is. 42:7a; Lc. 4:18; Jn. 9:14), y para que saque de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas (Is. 42:7b).

B. El Siervo de Jehová, a quien Jehová sostiene, el escogido de Jehová, en quien Su alma se deleita

  Isaías 42:1 dice: “He aquí Mi Siervo, a quien Yo sostengo; / Mi escogido, en quien Mi alma se deleita; / he puesto Mi Espíritu sobre Él, / y Él traerá derecho a las naciones” (cfr. Mt. 12:18). Que Jehová pusiera Su Espíritu sobre Su Siervo significa que Su Espíritu y Su Siervo son uno.

  La palabra derecho en 42:1 es muy significativa; es un término muy amplio. Si tenemos al Señor, tenemos derecho. Sin el Señor, no es posible el derecho. Cuando tenemos al Señor, todo es juzgado. Cristo deber representar juicio sobre todo cuanto forma parte de nuestra vida diaria. Por ejemplo, debemos contar con el juicio del Señor con respecto a qué clase de zapatos compramos y de qué manera nos peinamos.

  Que Cristo sea el derecho quiere decir que Cristo es la respuesta. A fin de que Él sea el derecho para nosotros, tenemos que contar con Él como nuestra respuesta. Sin Cristo, solamente tenemos preguntas; con Cristo, tenemos la respuesta para todo.

  Esperar en Cristo quiere decir traerle a Él toda pregunta. Antes de hacer algo, debemos consultar tal asunto con el Señor y esperar en Su juicio. Tenemos que aprender la lección de no hacer nada ni decir nada antes de haber esperado en Él. Cuando nos volvemos al Señor y esperamos en Él, entonces el juicio viene, y podemos ser uno con el Señor tanto al hablar como al actuar.

C. El Siervo de Jehová no clama ni alza Su voz

  Isaías 42:2 dice: “No clamará, ni alzará Su voz / ni hará oír Su voz en la calle”. Este versículo es citado en Mateo 12:19, donde es aplicado al Señor Jesús en Su ministerio terrenal. En Su ministerio, el Señor no contendió con otros y no se promovió a Sí mismo. Él no buscó darse a conocer a la gente en las calles. En cierto sentido, Él estaba muy escondido. Mientras el Señor vivía en la tierra, jamás procuró ser grande; más bien, siempre se mantuvo como alguien pequeño. Esto es lo que quiere decir que Él no clamó, ni alzó Su voz ni hizo oír Su voz en la calle.

  A continuación, Isaías 42:3 y 4 dicen: “No quebrará la caña cascada / ni apagará el pábilo mortecino; / traerá el derecho en verdad. / No desmayará ni se desalentará / hasta que establezca en la tierra el derecho; / y las costas esperarán Su instrucción”. No solamente Cristo no hizo oír Su voz en la calle, sino que no quebró la caña cascada ni apagó el pábilo que humea. Esto indica que Él estaba lleno de misericordia.

  Los judíos solían hacer flautas de caña. Cuando una caña estaba cascada y ya no podía ser utilizada como instrumento musical, ellos la quebraban. Además, hacían mechas de lino que quemaban aceite. Cuando se agotaba el aceite, la mecha humeaba y la apagaban. En el pueblo del Señor algunos son como cañas cascadas, que no pueden producir un sonido musical; otros son como pábilos humeantes, que no pueden producir una luz resplandeciente. No obstante, el Señor Jesús no “quebrará” las cañas cascadas que no pueden producir un sonido musical ni tampoco “apagará” los pábilos mortecinos que no pueden producir una luz resplandeciente.

D. Esto procede de Dios Jehová

  Isaías 42:5 dice que esto procede de Dios Jehová, que creó los cielos y los desplegó, que extendió la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que mora sobre ella y espíritu a los que por ella andan. A otro no debiera ser dada Su gloria, ni Su alabanza a los ídolos (v. 8).

E. Todos los pueblos cantan a Jehová un nuevo cántico

  Según Isaías 42:10-12, por esto todos los pueblos deben cantar a Jehová un nuevo cántico. Deben cantar Su alabanza desde el extremo de la tierra, alzar la voz y cantar de gozo, dar gritos de alegría desde las cimas de los montes, dar gloria a Jehová y anunciar Su alabanza.

F. Jehová sale para dar fin a Sus enemigos

  Debido a esto, Jehová saldrá para dar fin a Sus enemigos, poner al descubierto la vanidad de los ídolos y disciplinar e instruir a Israel, Su siervo ciego y sordo (vs. 13-25).

  El versículo 19 dice: “¿Quién es ciego, sino Mi siervo, / y tan sordo como Mi mensajero que enviaré?”. Aquí la palabra siervo se refiere a Israel, que tipifica a Cristo como Siervo de Jehová. Israel estaba ciego y sordo, carente de todo entendimiento y capacidad para percibir. Por tanto, Israel no podía oír la palabra de Dios ni ver Su visión. Sin embargo, en la restauración Israel será hecho uno con Cristo y, por tanto, al poder ver y oír, será capaz de percibir y tendrá la capacidad para entender.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración