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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
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Mensaje 33

CRISTO ES EL RENUEVO DE JEHOVÁ Y EL FRUTO DE LA TIERRA

  Lectura bíblica: Is. 4:2-6; 7:14; Mt. 1:22-23; Jn. 1:14; Lc. 1:42; He. 2:14; Jn. 12:24; Éx. 40:34-35, 38; Nm. 9:15-16; 2 Co. 12:9

  Isaías es un libro rico con respecto a Cristo. En esta serie de mensajes queremos ver al Cristo todo-inclusivo en el libro de Isaías. Debemos agradecer al Señor, nuestro Emanuel, que en estos últimos días Él nos ha abierto las profundidades de este libro.

  En este mensaje quisiera leer una nueva traducción de Isaías 4:2-6:

  2 En aquel día el Renuevo de Jehová será hermosura y gloria, y el fruto de la tierra, excelencia y esplendor, para los de Israel que hayan escapado.

  3 Y el que quede en Sion y permanezca en Jerusalén será llamado santo: todos los que en Jerusalén estén inscritos para vida;

  4 cuando el Señor haya lavado las inmundicias de las hijas de Sion y haya limpiado la sangre derramada de en medio de Jerusalén, con el Espíritu de juicio y con el Espíritu abrasador.

  5 Creará Jehová sobre toda la región del monte Sion y sobre todas sus convocaciones, una nube de humo de día, y el resplandor de una llama de fuego de noche; porque la gloria será un dosel que se extienda sobre todo.

  6 Y habrá un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor, y para ser refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia.

I. EL CRISTO TODO-INCLUSIVO ES LA CENTRALIDAD Y UNIVERSALIDAD DEL MOVER DE LA TRINIDAD DIVINA PARA LA REALIZACIÓN DE SU ECONOMÍA DIVINA MEDIANTE LA IMPARTICIÓN DE SÍ MISMO EN SU PUEBLO ESCOGIDO

  En Isaías podemos ver que nuestro Dios es dinámico y resuelto. Él se está moviendo. Él tiene un deseo personal, el placer de Su corazón. Antes de la fundación del mundo Él, en Sí mismo, concibió un plan. Este plan es Su economía eterna, que consiste en crear el universo y el hombre a fin de poder obtener un pueblo que lo exprese de manera maravillosa. El punto central de Isaías consiste en mostrarnos cómo Dios hizo de Cristo la centralidad y universalidad de Su gran mover para la realización de Su economía. A esto se debe que Isaías nos revele tantos ítems de Cristo. Es necesario que Cristo tenga muchos aspectos; de otro modo, Él no podría llevar a cabo la economía de Dios.

II. EL RENUEVO DE JEHOVÁ Y EL FRUTO DE LA TIERRA

  Isaías puede ser considerado un libro de poesía, y la poesía hebrea suele estar compuesta en pares. En Isaías 4:2 se puede distinguir un primer par de aspectos de Cristo: el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra. En este par podemos ver una comparación. “El Renuevo” está en comparación con “el fruto”, y “Jehová” está en comparación con “la tierra”. En el título Emanuel se halla incluido tanto “Jehová” como “la tierra”, pues Emanuel significa Dios con nosotros, esto es, Dios con el hombre. Dios es eterno, y el hombre procede de la tierra. El fruto de la tierra hace referencia al hombre hecho del polvo de la tierra (Gn. 2:7). Hebreos 2:14 dice que el Señor Jesús participó de sangre y carne humana; más aún, Cristo es el Dios eterno. Juan 1:1 dice que en el principio era la Palabra y que la Palabra era Dios. Luego, el versículo 14 dice que la Palabra se hizo carne. Cristo, en calidad de Dios, procede de la eternidad, pero en calidad de hombre, Él procede de la tierra; así que Él es el Renuevo de Jehová y también el fruto de la tierra.

A. El Renuevo de Jehová

1. Un nuevo desarrollo de Jehová Dios, el cual tiene como finalidad Su aumento y propagación mediante Su encarnación

  El Renuevo de Jehová es un nuevo desarrollo de Jehová Dios, el cual tiene como finalidad Su aumento y propagación mediante Su encarnación (Is. 7:14; Mt. 1:22-23). El Renuevo de Jehová indica que Jehová es un gran árbol, una gran planta. El renuevo de esta planta es un nuevo desarrollo a fin de que Jehová crezca y se propague mediante Su encarnación.

2. Para que Jehová Dios, en Su divinidad, se ramifique extendiéndose a la humanidad

  Cristo es el Renuevo de Jehová para que Jehová Dios, en Su divinidad, se ramifique extendiéndose a la humanidad (Jn. 1:14). Cuando Jehová Dios se ramificó, lo hizo en Su divinidad a fin de extenderse a la humanidad. Antes que Jesús naciera, nuestro Dios ilimitado existía solamente en el ámbito de Su divinidad. Él no poseía humanidad antes de Su encarnación. Hace dos mil años aproximadamente, Dios se encarnó. Mediante tal encarnación, Él, en Su divinidad, se ramificó extendiéndose a la humanidad. Desde aquel tiempo en que nació Cristo, nuestro Dios es tanto divino como humano. Ésta es la diferencia que hay entre el Dios de los judíos incrédulos y nuestro Dios. El Dios de ellos posee únicamente divinidad, sin elemento alguno de humanidad; pero el Dios de nosotros los cristianos posee tanto divinidad como humanidad. Jesús es el Dios encarnado, esto es, el Dios completo y el hombre perfecto.

  Jesús fue el título divino dado por Dios. Jesús significa Jehová el Salvador, o Jehová la salvación. Emanuel, que significa Dios con nosotros, era el nombre con el que le llamaron los hombres. Conforme a nuestra experiencia de Jesús, tenemos que llamarle Emanuel, que quiere decir Dios con el hombre. Nuestro Jesús es el Dios-hombre. Él es tanto Dios como hombre, tanto divino como humano. Que Dios esté en la humanidad equivale a Su propagación, Su ramificación, de un ámbito a otro. Hoy en día nuestro Dios existe en dos ámbitos: la divinidad y la humanidad. Hoy en día nuestro Dios es tanto divino como humano.

3. Él, en Su divinidad, es la hermosura y gloria del pueblo escogido de Dios en el día de la restauración

  El Dios encarnado, en Su divinidad, será la hermosura y gloria del pueblo escogido de Dios en el día de la restauración. Debido a que Cristo vive en nosotros, somos participantes de la naturaleza divina (2 P. 1:4). En este sentido, no solamente somos humanos sino también divinos. La naturaleza divina es nuestra hermosura y gloria. Cuando las mujeres mundanas van a un lugar especial, suelen adornarse con los mejores materiales y joyas. Esto es para su hermosura y gloria. El uniforme de los generales en un ejército está lleno de estrellas y condecoraciones. Esto también tiene como propósito hermosura y gloria. Pero nuestra hermosura y gloria no consiste en tales adornos externos. Nuestro Dios con Su naturaleza divina es nuestra hermosura y gloria. En el día de la restauración, si somos fieles, seremos las criaturas más hermosas y gloriosas de este universo, pues tendremos a nuestro Dios de manera plena como nuestra hermosura y gloria. Incluso hoy, si vivimos a Cristo, aquellos que nos rodean percibirán que somos personas de peso y dignidad. Cuando una persona vive a Cristo, la gente puede percibir que es una persona de peso, una persona de gravedad, una persona que manifiesta hermosura y gloria indescriptibles. Todo cuanto hagamos y digamos al estar en Cristo estará lleno de dignidad y gravedad. No debemos olvidar nuestra genealogía divina. Somos hijos de Dios en la familia de Dios. Su divinidad es nuestra hermosura y nuestra gloria.

B. El fruto de la tierra

  Cristo es también el fruto de la tierra (Is. 4:2b). Cuando María visitó a Elisabet, Elisabet le dijo: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc. 1:42). El fruto en el vientre de María era Jesús. Él estaba en su vientre como fruto de la tierra.

1. Un hombre nacido de sangre y carne humanas que procede de la tierra

  Cristo, como fruto de la tierra, era un hombre nacido de sangre y carne humanas que procede de la tierra (He. 2:14). La tierra es la fuente de la humanidad de Cristo, así como la eternidad es la fuente de Su divinidad.

2. Para la multiplicación y reproducción de la vida divina en la humanidad

  Cristo es el fruto de la tierra para la multiplicación y reproducción de la vida divina en la humanidad (Jn. 12:24). Dios, en Sí mismo, en Su divinidad, no puede multiplicarse. Pero Cristo, como fruto de la tierra, tiene por finalidad tal multiplicación. Él fue el grano de trigo que murió a fin de que muchos granos pudiesen ser producidos. Con miras a Su multiplicación y reproducción, Él necesitaba la humanidad. La humanidad es el suelo, la tierra, para que el Dios Triuno pueda multiplicarse y reproducirse.

3. Tal hombre, en Su humanidad que expresa Su hermosura y gloria divinas, es la excelencia y esplendor del pueblo escogido de Dios en el día de la restauración

  Tal hombre, el hombre Jesús, en Su humanidad, que expresa Su hermosura y gloria divinas, será la excelencia y esplendor del pueblo escogido de Dios en el día de la restauración. Incluso hoy, en la era de la gracia, necesitamos experimentar la excelencia y esplendor de Jesús en Su humanidad. Por un lado, un cristiano apropiado debe poseer la hermosura y gloria divinas de Jesús; por otro, debe poseer la excelencia y esplendor humanos de Jesús. Un cristiano debe ser tanto divino como humano. Nuestra propia excelencia y esplendor humanos son muy pobres, pero cuando vivimos a Cristo, la excelencia y esplendor humanos que manifestamos en nuestro vivir son muy elevados. Tenemos que llevar una vida que exprese la hermosura y gloria de Cristo de una manera divina y que exprese la excelencia y esplendor de Cristo de una manera humana. Tal vez no comprendamos mucho de esto hoy en día, pero cuando llegue el tiempo de la restauración, aquellos que hayan vencido serán arrebatados, transformados y glorificados. Entonces comprenderemos plenamente que poseemos la hermosura y gloria divinas de Jesús así como la excelencia y esplendor humanos de Jesús.

III. UN DOSEL DE GLORIA QUE CUBRE Y UN TABERNÁCULO DE GRACIA QUE BRINDA SOMBRA

  En Isaías 4 hay dos pares que presentan lo que Cristo es. El primer par es el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra. El segundo par se encuentra en los versículos 5 y 6, donde Cristo es presentado como un dosel de gloria que cubre y un tabernáculo de gracia que brinda sombra. El segundo par es resultado y producto del primer par. El dosel nos cubre, y el tabernáculo nos brinda sombra. El dosel corresponde a la gloria divina, y el tabernáculo corresponde a la gracia de Cristo en Su humanidad. Cuando Cristo se encarnó, Él estaba lleno de gracia, y los discípulos contemplaron Su gloria (Jn. 1:14).

A. El Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra, como Dios-hombre en Su divinidad y Su humanidad, es un dosel de gloria divina que cubre y un tabernáculo de gracia que brinda sombra en humanidad

  El Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra, como Dios-hombre en Su divinidad y Su humanidad, será un dosel de gloria divina que cubra y un tabernáculo de gracia que brinde sombra en humanidad.

B. Un dosel de gloria que cubre

1. Es la gloria divina que cubre todos los intereses de Jehová Dios en Su santo monte

  Cristo, como dosel de gloria que cubre, es la gloria divina que cubre todos los intereses de Jehová Dios en Su santo monte (Is. 4:5). El santo monte de Dios es el monte Sion. El templo de Dios estaba en el monte Sion, y el pueblo de Dios estaba allí para toda clase de convocaciones. Estas convocaciones, estas reuniones del pueblo de Dios, eran los intereses de Dios sobre la tierra. Los intereses de Dios sobre la tierra necesitan tal dosel de gloria que cubre.

2. Es la nube de humo que da sombra durante el día contra el calor y el resplandor de una llama de fuego durante la noche, ambos creados por Dios

  Este dosel de gloria que cubre es también una nube de humo que da sombra durante el día contra el calor y el resplandor de una llama de fuego que mantiene alejada la oscuridad durante la noche. Tanto la nube de humo como el resplandor de la llama de fuego fueron creados por Dios (Éx. 40:34-35, 38; Nm. 9:15-16). Cuando llegue el día de la restauración, sobre el monte Sion habrá una nube de humo durante el día y el resplandor de una llama de fuego durante la noche. No debiéramos considerar que la nube de humo y el resplandor de la llama de fuego son cosas físicas. Isaías dice que Jehová creará estas cosas. Esto significa que serán cosas que jamás habían existido antes, algo que será creado por Dios. La gloria de Dios como nube de humo y como resplandor de una llama de fuego permanecerá todo el tiempo sobre el monte Sion. Durante el día, Su gloria será como una nube de humo que dará sombra contra el calor. Durante la noche, Su gloria será como el brillante resplandor de una llama de fuego que mantendrá al pueblo de Dios alejado de toda oscuridad. Dios mismo como gloria expresado en Cristo permanecerá como dosel sobre el monte Sion a fin de cubrir Sus intereses, que incluyen Su templo santo, Su pueblo santo y todas Sus convocaciones santas.

  La traducción revisada de Isaías 4:5 comunica el significado espiritual correcto de Cristo como dosel de gloria que cubre. Este versículo dice: “Creará Jehová sobre toda la región del monte Sion y sobre todas sus convocaciones, una nube de humo de día, y el resplandor de una llama de fuego de noche; porque la gloria será un dosel que se extienda sobre todo”. La expresión porque la gloria será un dosel que se extienda sobre todo es muy crucial. Es de crucial importancia entender que el dosel y la gloria no son dos cosas distintas y, por tanto, no es correcto afirmar que el dosel cubre y protege la gloria de Dios. Esto iría en contra del principio espiritual rector. La gloria de Dios no requiere de nada que la cubra ni proteja. En lugar de ello, Su gloria siempre cubre otras cosas. Según la traducción apropiada de este versículo, sobre el monte Sion, sobre el templo y sobre las convocaciones santas, la gloria será un dosel.

C. Un tabernáculo de gracia que brinda sombra en humanidad

  Cristo también será un tabernáculo de gracia que brindará sombra en humanidad (Is. 4:6, Jn. 1:14).

1. Es Cristo en Su humanidad, la cual expresa Su divinidad

  Este tabernáculo de gracia que brinda sombra es Cristo en Su humanidad, la cual expresa Su divinidad (Jn. 1:14b).

2. Cubre a Sus creyentes en Su gracia brindando sombra durante el día contra el calor y brindando refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia

  En la actualidad, Él cubre a Sus creyentes en Su gracia brindando sombra durante el día contra el calor y brindando refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia (2 Co. 12:9). Cristo es el dosel que cubre los intereses de Dios, y Él es también un tabernáculo que nos brinda sombra y sirve de refugio. El tabernáculo da sombra y es refugio y abrigo. La experiencia que tenemos de Él en este sentido se halla plenamente explicada en 2 Corintios 12:9, que describe el hecho de que Cristo cubre a Sus creyentes en Su gracia para ser su fuerza. El Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra forman un par de aspectos de Cristo en Isaías 4. Este par produce otro par: Cristo como dosel de gloria que cubre y como tabernáculo de gracia que brinda sombra en humanidad.

  Según Isaías 4, nuestro Cristo es un nuevo desarrollo de Dios. Él es la ramificación de Dios en Su divinidad que se extiende a la humanidad. Como tal, Él será la hermosura y gloria del pueblo escogido de Dios en el día de la restauración. Esta gloria será un gran dosel que cubrirá todos los intereses de Dios sobre la tierra. Cristo es también el fruto de la tierra con miras a la multiplicación y reproducción de la vida divina en la humanidad. Este fruto de la tierra que se reproduce será la excelencia y esplendor del pueblo escogido de Dios. Cristo es también sombra contra el calor así como refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia. ¿Habíamos considerado antes tantos ítems de Cristo en Isaías 4? Cristo es el desarrollo de Dios, la ramificación de Dios y el fruto con miras a la reproducción de Dios; Él posee la hermosura y gloria divinas junto con la excelencia y esplendor humanos. Por tanto, Él puede cubrirnos a todos nosotros como dosel y brindarnos sombra como tabernáculo que nos sirve de refugio y abrigo. Isaías 4 muestra que Cristo lo es todo para nosotros.

IV. LOS REQUISITOS PARA PARTICIPAR DE CRISTO

  Isaías 4:2-4 revela los requisitos para participar de Cristo.

A. Los requisitos son las condiciones que el pueblo escogido de Dios tiene que cumplir para participar de Cristo en la era de la restauración

  Los siguientes cuatro requisitos son las condiciones que el pueblo escogido de Dios tiene que cumplir para participar de Cristo en la era de la restauración.

1. Haber escapado, haber sido liberado, del cautiverio

  El primer requisito es que ellos han escapado, han sido liberados, del cautiverio (Is. 4:2b). Debemos ser personas que han escapado toda clase de cautiverio o esclavitud. Debemos haber experimentado una liberación absoluta del cautiverio.

2. Vivir y permanecer en una vida santa en el lugar escogido por Dios: Sion y Jerusalén

  El segundo requisito es vivir y permanecer en una vida santa en el lugar escogido por Dios: Sion y Jerusalén (v. 3a). Hoy en día la iglesia local es Sion, y el Cuerpo de Cristo es Jerusalén. Tenemos que vivir y permanecer en la iglesia a fin de llevar una vida santa. Ésta es una condición requerida para que participemos de Cristo.

3. Escogidos por Dios conforme a Su registro de vida

  En tercer lugar, tenemos que ser escogidos por Dios conforme a Su registro de vida (v. 3b). Ser escogidos por Dios nos hace aptos para participar de Cristo.

4. Lavados de las inmundicias y limpiados de toda sangre por el Señor con el Espíritu de juicio y con el Espíritu abrasador

  En cuarto lugar, la inmundicia de ellos debe haber sido lavada y la sangre derramada debe haber sido limpiada por el Señor con el Espíritu de juicio y con el Espíritu abrasador (v. 4). El Espíritu de juicio y abrasador debe operar en nuestro interior para lavarnos de nuestra inmundicia y limpiarnos de la sangre derramada. “Matamos” a los santos al contar chismes y propagar rumores. Por ello, tenemos necesidad de que el Espíritu de juicio y abrasador nos limpie internamente de la sangre derramada.

B. La era de la gracia es un anticipo de la era de la restauración; por tanto, los requisitos arriba señalados son también las condiciones que tienen que cumplir los creyentes para participar de Cristo en la economía neotestamentaria

  La era de la gracia es un anticipo de la era de la restauración; por tanto, los requisitos arriba señalados son también las condiciones que tienen que cumplir los creyentes para participar de Cristo en la economía neotestamentaria. La era de la gracia es un anticipo de la era de la restauración, y nosotros somos aquellos que pueden disfrutar de tal anticipo. Tendremos el privilegio de participar de Cristo si cumplimos con los requisitos, las condiciones, correspondientes.

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