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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
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Mensaje 38

UN RETOÑO DEL TOCÓN DE ISAÍ Y UN VÁSTAGO DE LAS RAÍCES DE ISAÍ INTRODUCE LA RESTAURACIÓN DE VIDA Y UN ESTANDARTE PARA LOS PUEBLOS Y UNA BANDERA PARA LAS NACIONES PRODUCE EL RETORNO DEL PUEBLO DE DIOS Y LOGRA LA SUMISIÓN DE LOS GENTILES

(1)

  Lectura bíblica: Is. 11:1-9

  En este mensaje queremos ver al Cristo todo-inclusivo presentado en Isaías 11. Este capítulo abarca la venida del Señor en los últimos días, que introducirá la restauración de todas las cosas, el avivamiento de Israel y la sujeción de los gentiles buscadores. Para este propósito, Cristo deberá ser cuatro ítems. Estos cuatro ítems en Isaías 11 conforman dos pares en el escrito poético de Isaías. El primer par es Cristo como retoño del tocón de Isaí y vástago de las raíces de Isaí, lo cual introduce la restauración de vida (vs. 1-9). El segundo par es Cristo como estandarte para los pueblos y bandera para las naciones, lo cual producirá el retorno del pueblo de Dios y logrará la sumisión de los gentiles (vs. 10-16). El estandarte y la bandera son el agrandamiento del retoño y del vástago. Cristo tiene que ser estos dos pares compuestos por cuatro ítems para el cumplimiento de la economía de Dios.

I. UN RETOÑO DEL TOCÓN DE ISAÍ Y UN VÁSTAGO DE LAS RAÍCES DE ISAÍ

  Cristo es un retoño del tocón de Isaí y un vástago de las raíces de Isaí (Is. 11:1-9). Cristo es tipificado por el retoño del tocón de un gran árbol que fue talado de raíz (cfr. Is. 10:32-34). Casi todo con respecto a Israel y a la casa de David había sido cortado. Únicamente Isaí, el padre de David, es mencionado en Isaías 11. Todo cuanto permaneció fue Isaí, la fuente de David. El fruto procedente de Isaí, es decir, la casa de David, había sido talado, pero la fuente de la cual vino David todavía seguía existiendo. La familia real de David, la casa de David, fue cortada cuando Nabucodonosor, el rey de Babilonia, conquistó Judá y sojuzgó a Israel. Él destruyó la santa ciudad, Jerusalén, y el santo templo. Él capturó la familia real de David, incluyendo al rey y su familia, y los llevó cautivos a Babilonia. Esto debía ser el fin de la familia real de David. El gran árbol de la casa de David fue talado, pero el tocón con sus raíces permaneció. Cristo vino de esta fuente como retoño procedente del tocón y como vástago procedente de sus raíces.

  La familia real fue cortada, dejando apenas un tocón con sus raíces que permaneció allí aproximadamente seis siglos, desde el año 606 a. C. hasta el tiempo en que Cristo nació. Cuando Cristo nació, tal como se había profetizado en Isaías 7:14, Él era como retoño del tocón de Isaí. Pocas personas le prestarían atención a un retoño. Jesús era un retoño del tocón de Isaí. Aunque se hizo tan “pequeño”, ninguna medida de persecución o sufrimiento pudo abatirlo. Como retoño del tocón de Isaí, Él permanece para siempre.

  La venida de Cristo en Su encarnación como retoño significó el avivamiento de la familia real de David que había sido arrasada. La familia real de David había sido arrasada a tal extremo que casi no quedaba nada de ella. Pero un día, en la encarnación de Dios, un niño nació a la familia de David. Tanto María como José eran descendientes de David. De María nació un retoño. La familia real de David que había sido “talada” fue reavivada con el nacimiento de aquel retoño.

  Debemos comprender que el avivamiento de la familia de David todavía continúa. Conforme a nuestra manera de pensar, Cristo tiene dos venidas, pero conforme a la comprensión de Dios, Él envió a Su Hijo de una vez para siempre. Este envío comenzó en Belén. Cuando Jesús nació, allí se dio inicio al envío que Dios hace de Su Hijo a la tierra. Este envío aún no ha sido completamente llevado a cabo; todavía continúa ocurriendo. Este envío comenzó en el tiempo en que Jesús nació y tendrá su compleción cuando el Hijo del Hombre venga a la tierra de manera pública. Mateo 24:27 dice: “Porque así como el relámpago sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”. Así será completado el envío de Su Hijo por parte de Dios.

  Cristo, como retoño del tocón de Isaí, vino a existir hace unos dos mil años, pero en aquel entonces Su envío no había sido plenamente completado. Dios completará el envío de Su Hijo por medio de tres cosas: al edificar la iglesia, al preparar a Israel y al corregir, al juzgar, a las naciones. La situación actual en el Medio Oriente es por completo para beneficio de Israel. Israel se ha beneficiado de la reciente guerra entre los Estados Unidos e Irak. Esto puede ser considerado parte de la venida de Cristo, pues ha servido para preparar a Israel. Por medio de esta guerra reciente contra Irak, Dios también corrigió a las naciones. Desde 1987 hemos visto que la situación imperante entre las naciones ha sido grandemente corregida: en primer lugar, con respecto a Rusia y a los países de la órbita soviética, y en segundo lugar, entre los países del Medio Oriente. ¡Cuánto ha sido corregida esta situación! Cristo, en estos últimos años, ha dado un gran paso con respecto a la situación mundial. Él está mucho más cerca de aparecer públicamente en la tierra y todavía está en Su camino para venir.

  El Señor vino al nacer. Después, Él fue a la cruz a morir. Los discípulos llegaron a pensar que Él habría de dejarlos. Sin embargo, el Señor les reveló que ésta no era Su partida, sino Su venida (Jn. 14:3, 17-20; 20:19-22). La partida del Señor por medio de Su muerte y resurrección en realidad fue Su venida a los discípulos como Espíritu para entrar en ellos y morar en ellos. Él también vino el día de Pentecostés como Espíritu, bautizando a Su Cuerpo en un solo Espíritu (Hch. 2:4a, 17). Hoy en día Él todavía está en el camino. Él viene. Toda la situación mundial es indicio de los pasos que viene dando Cristo en Su venida. Él era un pequeño retoño en el pesebre de Belén, pero en calidad de relámpago según Mateo 24:27, Él será una gran bandera para las naciones.

  Tenemos que considerar qué es lo revelado en Isaías 11. Isaías 11 revela a Cristo como retoño y vástago. Él está lleno del Espíritu de sabiduría y de entendimiento, el Espíritu de consejo y de poder, el Espíritu de conocimiento y temor de Jehová (v. 2). ¡Qué Espíritu! Este Espíritu es el Espíritu siete veces intensificado (Ap. 1:4). Este Espíritu trae consigo la administración de Dios, el gobierno de Dios (Is. 11:3-5). Entonces se producirá la restauración de vida (vs. 6-9). A la postre, el retoño se convierte en estandarte para los pueblos (v. 10), y el vástago se convierte en bandera para las naciones (v. 12). Incluso los gentiles vendrán a Cristo. ¿Dónde está el centro de la tierra? ¿Dónde el centro del linaje humano? ¿Dónde está el centro de la historia mundial? Miren el estandarte. Cristo como estandarte es el centro, Aquel al que las naciones deben acudir. Ésta es la revelación contenida en Isaías 11.

  Cristo como retoño y vástago ya ha venido. Por un lado, Cristo como retoño y vástago está en los cielos; por otro, Él está dentro de los creyentes y de la iglesia. ¿Qué hace Él ahora? Él continúa avanzando. Él todavía está en Su camino; Él continúa “dando pasos” para venir a nosotros. Él está en nosotros, pero continúa dando pasos hacia nosotros. Ésta es la maravillosa verdad de Su venida.

  En Su encarnación, Él era un retoño. En Su resurrección, Él es un vástago en plenitud. Al inicio, este vástago era el Renuevo de Jehová, tal como se revela en Isaías 4:2. El hecho de que Él es el Renuevo de Jehová indica Su divinidad. El hecho de que Él sea un retoño del tocón de Isaí y un vástago de las raíces de Isaí indica Su humanidad. En realidad, Él es un vástago, un vástago que es tanto divino como humano.

A. Un retoño del tocón de Isaí

  Como hemos visto, Cristo es un retoño del tocón de Isaí (Is. 11:1a). El tocón de Isaí indica la fuente de la familia real que fue arrasada (Rt. 4:17b). Un retoño procedente del tocón de Isaí indica el poder restaurador propio de la vida en su frescura. Un retoño es muy verde, tierno y fresco.

B. Un vástago de las raíces de Isaí

  Cristo también es un vástago de las raíces de Isaí (Is. 11:1b). Las raíces de Isaí indican el poder oculto para profundizar propio de la vida. Un vástago de las raíces indica el poder para crecer propio de la fructificación. Un retoño es el comienzo de un vástago, y un vástago tiene por finalidad la fructificación.

C. Lleno del Espíritu de Jehová

  Cuando Cristo como retoño y vástago está presente, entonces el Espíritu está presente. Los cuatro Evangelios nos muestran que donde Jesús está, allí está el Espíritu. En los cuatro Evangelios, el retoño está presente, el vástago está presente y el Espíritu está presente. Este Espíritu es el Espíritu de Jehová, quien es el Espíritu de sabiduría y de entendimiento, el Espíritu de consejo y de poder, y el Espíritu de conocimiento y temor de Jehová (Is. 11:2). El Espíritu de sabiduría y de entendimiento es para la mente y se relaciona principalmente con la humanidad. El Espíritu de consejo y de poder señala a Jesús mismo como Maravilloso Consejero que nos aconseja todo el tiempo por el Espíritu (Is. 9:6). El Espíritu posee consejo y poder.

  El Espíritu es también el Espíritu de conocimiento y temor de Jehová. El temor de Jehová acompaña al conocimiento apropiado. Antes de ser salvos, no temíamos a nada porque éramos ignorantes. Desde que el Señor nos salvó, hemos recibido una educación espiritual y hemos adquirido cierto conocimiento espiritual. Hoy en día muchos entre nosotros pueden testificar que no se atreverían a ir al cine ni a otro lugar mundano o pecaminoso. Hay muchos lugares a los cuales no nos atrevemos a ir, porque en nosotros está el temor de Jehová. Tal vez alguien nos pida hacer algo, pero no nos atrevemos a hacerlo, porque en nosotros está el temor de Jehová. No nos atrevemos a comprar ciertas prendas de vestir que manifiestan la apariencia moderna de esta era, porque tememos a Jehová. Tememos a Jehová a causa del conocimiento espiritual adquirido. Debido a que el Espíritu es estos siete ítems —Jehová, la sabiduría, el entendimiento, el consejo, el poder, el conocimiento y el temor de Jehová, podemos afirmar que Él es el Espíritu siete veces intensificado. Estos siete ítems describen la situación imperante en la iglesia. Por tanto, esto indica que Cristo como retoño y vástago está aquí entre nosotros. El Espíritu es Su presencia.

D. Para llevar a cabo la administración de Jehová

  Cristo, como retoño del tocón de Isaí y vástago de sus raíces, lleva a cabo la administración de Jehová (Is. 11:3-5). La administración de Jehová consta de dos ítems: justicia y juicio. Cristo se deleita en el temor de Jehová (v. 3a). Él siempre se deleitó en el temor de Jehová, incluso cuando era un niño de doce años. Él no juzga por lo que vean Sus ojos ni decide por lo que oyen Sus oídos, sino que juzga con justicia a los pobres y decide con equidad a favor de los afligidos de la tierra (vs. 3b-4a). La equidad es el derecho. Cristo decide con equidad, con derecho, con imparcialidad, a favor de los afligidos. Las injusticias que se cometen en la sociedad humana son cometidas principalmente en perjuicio de los pobres. La injusticia es mayormente cometida contra los afligidos, los que sufren. Los países más oscuros y atrasados de la tierra están llenos de iniquidad e injusticia hacia los afligidos. Todo buen gobierno, sin embargo, tiene que ser justo y recto; de otro modo, ese gobierno es un gobierno oscuro. La administración de Dios es justa y recta.

  Cuando Cristo regrese, Él herirá la tierra con la vara de Su boca y matará al impío con el aliento de Sus labios (v. 4b). El aliento de Sus labios es la palabra que sale de Su boca. La justicia ciñe Sus lomos, haciéndolo fuerte, y la fidelidad ciñe Sus caderas, dándole estabilidad (v. 5). Para que un gobierno sea fuerte, tiene que ser justo; para que sea estable, tiene que haber fidelidad. Un gobierno que no es justo no puede permanecer por mucho tiempo, y un gobierno que no es fiel carece de estabilidad. La administración de Dios es fuerte y estable.

E. Introduce la restauración de vida

  La administración de Jehová introduce la restauración de vida (vs. 6-9). En la restauración de vida, morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará (v. 6a). Los lobos cazan a los corderos, pero en la restauración de vida, ellos morarán con los corderos. En la restauración de vida, el becerro, el leoncillo y el carnero engordado andarán juntos, y un niño los conducirá (v. 6b). La vaca y la osa pacerán; sus crías se echarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja (v. 7). El niño de pecho jugará al lado del agujero de la cobra, y el niño recién destetado extenderá su mano sobre la guarida de la víbora (v. 8). Isaías 11:9 dice: “No dañarán ni destruirán / en todo Mi santo monte, / porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, / como las aguas cubren el mar”. Este conocimiento de quien teme a Dios procede del Espíritu por medio de la administración de Jehová en la restauración de vida.

  Esta restauración de vida ocurrirá en la siguiente era, pero no debemos olvidar Hebreos 6:5, el cual dice que en esta era podemos gustar un anticipo de los poderes del siglo venidero. Lo que ocurrirá en la próxima era, tal como se relata en Isaías 11, debe existir hoy entre nosotros a manera de anticipo. Entre nosotros no debe haber “lobos”, “leopardos”, “osos”, “leones” ni “víboras”. En Hechos 20 Pablo instó a los hermanos a estar alertas respecto a la venida de lobos rapaces que entrarían en medio de ellos (v. 29). Debido a que la vida de iglesia es un anticipo de la era venidera, todos los “lobos”, “leopardos”, “osos”, “leones” y “víboras” deben experimentar un cambio de naturaleza. En esto consiste la restauración de vida. En el pasado podríamos haber sido tales personas con características negativas; pero ahora nuestra naturaleza ha cambiado. A veces podríamos considerar que cierto hermano es un “leopardo” hasta que descubrimos que su naturaleza ha cambiado. La vida de iglesia podría ser considerada como un “zoológico” donde la restauración de vida ha operado un cambio en la naturaleza de las personas mediante el Espíritu y por Cristo como retoño y vástago.

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