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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
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Mensaje 4

LA SALVACIÓN DE JEHOVÁ PARA SU AMADO PUEBLO Y PARA LAS NACIONES

(3)

JEHOVÁ JUZGA A LAS NACIONES ALTIVAS HUMILLÁNDOLAS Y LA VENIDA DEL DIOS-HOMBRE, CRISTO, RESULTA EN LA RESTAURACIÓN DE LA NACIÓN DE ISRAEL

  Lectura bíblica: 2:2-5, Is. 2:7-22; 4:2-6; Zac. 8:20-23; Os. 2:18

  En este mensaje abordaremos otros dos puntos secretos y misteriosos hallados en el libro de Isaías. Estos dos puntos, que son mucho más elevados que los temas abordados en los mensajes anteriores, están relacionados con Cristo como Dios-hombre y con Israel. Como veremos, el juicio humillante de Jehová ejecutado sobre las naciones introduce al Dios-hombre, Cristo, lo cual resulta en la restauración de la nación de Israel. Tanto la venida de Cristo como la restauración de Israel son producto del justo juicio de Jehová ejecutado sobre las naciones. Cuanto más juzga Dios a las naciones, más viene Cristo; y cuanto más viene Cristo, más la restauración de Israel es producida. La venida de Cristo y la restauración de Israel redundarán finalmente en el reino milenario. Al final, el milenio alcanzará su consumación en la última era de la economía de Dios, esto es, en el cielo nuevo y la tierra nueva.

  Si nuestro entendimiento del libro de Isaías se limita a asuntos tales como el hecho de que nuestros pecados quedan blancos como la nieve (1:18), dicho entendimiento es muy deficiente. El punto más elevado hallado en el libro de Isaías es el referente a la venida del Dios-hombre, Cristo, lo cual resulta en la restauración de la nación de Israel, y esto, a su vez, trae el reino y consuma en el cielo nuevo y la tierra nueva.

I. JEHOVÁ JUZGA A LAS NACIONES ALTIVAS HUMILLÁNDOLAS

  Debido a que las naciones eran tan altivas, fue necesario que Jehová las humillase, las abatiese, por medio de Su juicio.

A. La acusación del profeta

  En 2:7-9 encontramos la acusación de Isaías contra las naciones altivas. Isaías estaba disgustado con las naciones y trajo su caso ante el tribunal celestial acusando a las naciones delante de Jehová.

1. Su tierra está llena de plata y oro, y sus tesoros no tienen fin

  Las naciones eran extremadamente ricas (v. 7). Su tierra estaba llena de plata y oro, y sus tesoros no tenían fin. Su tierra también estaba llena de caballos, y sus carros no tenían fin.

2. Su tierra está llena de ídolos

  Su tierra estaba llena de ídolos; ellos se inclinaban ante la obra de sus manos, ante lo que habían hecho sus dedos (v. 8). Ellos no sólo eran ricos en dinero, sino también en ídolos. Los ídolos y el dinero siempre van juntos. Esto se cumple en la gente mundana de hoy. Cuando estas personas poseen mucho dinero, también tienen muchos ídolos. Ésta es la razón por la cual al dinero se le llama mammon (Mt. 6:24; Lc. 16:9, 11, 13).

  Debido a que las naciones pusieron su confianza en los ídolos, Dios las juzgó a fin de humillarlas. Por tanto, el hombre común fue humillado, y el hombre distinguido fue abatido (Is. 2:9a).

3. Pide a Jehová que no las perdone

  Al acusar a las naciones altivas, Isaías pidió a Jehová que no perdonara a dichas naciones (v. 9b).

B. Jehová juzga a las naciones humillándolas

  En 2:10-22 vemos que Jehová juzga a las naciones altivas humillándolas.

1. El objeto del juicio humillante de Jehová

a. La mirada altiva del hombre y su altanería

  El primer objeto del juicio de Dios es la mirada altiva del hombre y su altanería (vs. 11a, 17a). Toda persona tiene su propia clase de mirada. Por ejemplo, un banquero tiene la mirada propia de un banquero, y un profesor tiene la mirada propia de un profesor. Los que tienen una mirada altiva hacen gala de su dignidad; lo mismo sucede con aquellos que son altaneros.

b. Todo lo soberbio y altivo y todo lo enaltecido

  Dios juzga todo lo soberbio y altivo y todo lo enaltecido (v. 12). Si estudiamos la historia, veremos que a lo largo de las eras Dios ha juzgado a quienes son soberbios, altivos y se enaltecen.

c. Todos los cedros altos y erguidos del Líbano y todas las encinas de Basán

  También son objeto del juicio de Jehová todos los cedros altos y erguidos del Líbano y todas las encinas de Basán (v. 13). Estos cedros y encinas tipifican a las personas altaneras, las que se exaltan a sí mismas. Todos los que se enaltecen y se hacen altivos serán “talados” por medio del juicio de Dios.

d. Todo monte alto y todo collado elevado

  Dios también juzga a todo monte alto y a todo collado elevado (v. 14). En figura y tipología, estos montes y collados denotan países, naciones y reinos.

e. Toda torre alta y todo muro fortificado

  El versículo 15 habla del juicio de Dios sobre toda torre alta y todo muro fortificado. Aquí una torre alta y un muro fortificado denotan defensa y protección.

f. Todas las naves de Tarsis y todos sus objetos preciosos

  El juicio de Dios se extiende a todas las naves de Tarsis y todos sus objetos preciosos (v. 16). Aquí la palabra objetos se refiere a obras hermosas y agradables hechas por el hombre.

g. Los ídolos

  Finalmente, Dios juzga a los ídolos de las naciones. El versículo 18 dice: “Los ídolos desaparecerán totalmente”.

2. El propósito del juicio humillante de Jehová

a. Mostrar el terror de Jehová y el esplendor de Su majestad

  El propósito del juicio humillante de Jehová es, primero, mostrar el terror de Jehová y el esplendor de Su majestad (vs. 10b, 19b, 21b). Al ejecutarse el juicio de Dios, se manifiesta el terror de Jehová a fin de que le temamos. El juicio de Dios también exhibe el esplendor de Su majestad. A lo largo de la historia, el terror y la majestad de Jehová han sido manifestados en Su juicio.

b. Para ratificar el hecho de que Jehová solo será exaltado

  El propósito del juicio humillante ejecutado por Jehová es también ratificar el hecho de que Jehová solo será exaltado (v. 11b, 17b). Podemos ver esto especialmente en el libro de Apocalipsis. Al final, como resultado del juicio de Jehová, en el cual se manifiesta Su terror y majestad, Jehová solo será exaltado.

3. La manera en que Jehová ejecuta Su juicio humillante

  La manera en que Jehová ejecuta Su juicio humillante consiste en hacer que la tierra tiemble (v. 19b). Al ejecutar Su juicio, Él sacudirá toda la tierra y hará que tiemble.

4. El resultado del juicio humillante de Jehová

a. Los hombres son abatidos y humillados

  Como resultado del juicio de Dios, los hombres serán abatidos y humillados (vs. 11a, 17a).

b. Los hombres arrojan sus ídolos de plata y sus ídolos de oro a los topos y murciélagos

  Otro resultado del juicio de Dios es que los hombres arrojarán sus ídolos de plata y sus ídolos de oro a los topos y murciélagos (v. 20).

c. Los hombres se meten en la peña y se esconden en el polvo

  Debido al juicio de Jehová, los hombres se meterán en la peña y se esconderán en el polvo (v. 10). Ellos también entrarán en las cuevas de las peñas y en las hondonadas del polvo, y se meterán en las hendiduras de las rocas y en las grietas de los peñascos (vs. 19, 21). Los hombres harán todas estas cosas en el intento de esconderse del terror de Jehová y del esplendor de Su majestad. Ellos no amarán a Dios, pero al ver que Dios es digno de ser temido y rebosa esplendor, le temerán.

5. La lección del juicio humillante de Jehová

  La lección del juicio humillante de Jehová es que debemos dejar de considerar al hombre, “cuyo aliento de vida está en su nariz” (v. 22a). No debiéramos poner nuestra confianza en el hombre. Con respecto al hombre, Isaías preguntó: “Pues, ¿qué vale él?” (v. 22b). La respuesta es que el hombre es nada.

II. LA VENIDA DEL DIOS-HOMBRE, CRISTO, RESULTA EN LA RESTAURACIÓN DE LA NACIÓN DE ISRAEL

  El juicio de Dios sobre las naciones altivas introduce al Dios-hombre, Cristo (4:2, 5-6), lo cual resulta en la restauración de la nación de Israel (4:3-6; 2:2-5).

A. La venida del Dios-hombre, Cristo

1. “En aquel día”

  Según Isaías 4:2, la venida de Cristo ocurrirá “en aquel día”, es decir, el día de la restauración venidera de la nación de Israel.

2. El Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra

  En 4:2 encontramos dos expresiones notables: el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra. Estas dos expresiones forman un par, lo cual ilustra las dos naturalezas de Cristo: la naturaleza divina y la naturaleza humana. El Renuevo de Jehová se refiere a la deidad de Cristo, que manifiesta Su naturaleza divina, y el fruto de la tierra (Lc. 1:42) se refiere a la humanidad de Cristo con Su naturaleza humana. Como Renuevo de Jehová, Cristo procede de Dios. Como fruto de la tierra, Cristo, poseedor de un cuerpo humano hecho del polvo, brota de la tierra.

  En el libro de Isaías, Cristo es revelado como el Dios-hombre, el Renuevo de Jehová con belleza y gloria y el fruto de la tierra con excelencia y esplendor. En la restauración, para los de Israel que hayan escapado, Cristo en Su deidad será hermosura y gloria, y en Su humanidad Él será excelencia y esplendor.

  El Renuevo de Jehová denota que Cristo es un nuevo desarrollo de Jehová Dios para que el Dios Triuno en Su divinidad se ramifique extendiéndose a la humanidad. Esto tiene como finalidad el aumento y propagación de Jehová Dios en el universo. El fruto de la tierra denota que Cristo, como Renuevo divino de Jehová, también llegó a ser un hombre de carne procedente de la tierra. Esto tiene como finalidad que el Dios Triuno sea multiplicado y reproducido en la humanidad. En calidad de hombre con la vida divina, Él es una semilla, un grano de trigo, que produce muchos granos mediante Su muerte y resurrección (Jn. 12:24).

  El juicio de Dios propicia la venida de este Dios-hombre, Cristo como Renuevo de Jehová y como fruto de la tierra. De manera particular, Él es traído mediante la guerra, la cual es usada por Dios para juzgar a las naciones. Cuanto más guerra hay, más se propicia la venida de Cristo. Muchos creyentes pueden testificar que fueron salvos durante tiempos de guerra.

  Procedente de este Cristo, cuya venida es propiciada por el juicio, vendrá la restauración de la nación de Israel. Por tanto, el juicio de Dios finalmente resulta en la venida de Cristo, el Dios-hombre, con la restauración.

3. Un dosel y un tabernáculo

  En Isaías 4:5 y 6 encontramos otras dos expresiones notables que nos revelan más de Cristo en Su divinidad y humanidad. Estas dos expresiones forman otro par referente a la revelación de Cristo que resulta del primer par. El primer elemento de este par es el dosel. El Dios-hombre, Cristo, también será un dosel, el cual es la gloria de Cristo en Su divinidad que cubrirá toda la región del monte Sion y sus convocaciones, esto es, todos los intereses de Jehová Dios sobre la tierra. La gloria de Cristo cubrirá toda esta región como un dosel de dos secciones: una nube de humo que dará sombra durante el día contra el calor, y una nube resplandeciente con llama de fuego que mantendrá alejada la oscuridad en la noche.

  El segundo elemento de este par es un tabernáculo, el cual dará sombra durante el día contra el calor, y será refugio y abrigo (un lugar escondido que cubre el cuerpo entero de una persona) contra la tormenta y la lluvia. Este tabernáculo que brinda sombra es el Dios-hombre, Cristo, en Su humanidad con Su gracia, tal como está ilustrado en 2 Corintios 12:9. Éste es Cristo como nuestra protección y defensa que brinda sombra. Cuando estamos en Cristo como nuestro tabernáculo, somos resguardados de los ataques del calor, la tormenta y la lluvia.

B. Resulta en la restauración de la nación de Israel

1. El Señor lava las inmundicias de las hijas de Sion

  El Señor lavará las inmundicias de las hijas de Sion y limpiará la sangre derramada de en medio de Jerusalén, con el Espíritu de juicio y con el Espíritu abrasador (Is. 4:4). El Espíritu vendrá primero para juzgar y, después, incinerar.

2. Aquel que queda en Sion y permanece en Jerusalén es llamado santo

  Aquel que quede en Sion y permanezca en Jerusalén será llamado santo: todos los que en Jerusalén estén inscritos para vida (v. 3). Esto indica que habrá un libro de vida en el cual se conservan todos los nombres.

3. Jehová crea un dosel sobre Sion y sobre sus convocaciones y provee un tabernáculo para Su pueblo escogido

  Jehová creará sobre toda la región del monte Sion y sobre todas sus convocaciones una nube de humo de día y el resplandor de una llama de fuego de noche (v. 5a), lo cual será el dosel de Su gloria divina sobre todos Sus intereses en la tierra, esto es, el Dios-hombre, Cristo, como gran dosel que cubre a Sion y a los hijos de Israel. Esto es parecido a la columna de humo y la columna de fuego que acompañó a los hijos de Israel en el desierto. Más aún, en la restauración de Israel, Dios les proveerá un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor y para ser refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia.

4. Cristo como Renuevo de Jehová es hermosura y gloria, y como fruto de la tierra es excelencia y esplendor

  En el día de la restauración, el Dios-hombre, Cristo, como Renuevo divino de Jehová, será hermosura y gloria para Israel, y Cristo, como simiente humana que brota de la tierra, será excelencia y esplendor para ellos (4:2). En la restauración venidera, el Cristo todo-inclusivo en Su divinidad será la hermosura y gloria de los hijos de Israel, y en Su humanidad —que expresa Su hermosura y gloria divinas— Él será la excelencia y esplendor de ellos. Entonces, lo que los hijos de Israel manifestarán y expresarán será al propio Cristo todo-inclusivo.

5. El monte de la casa de Jehová es establecido en la cumbre de los montes y se eleva por encima de los collados

  Isaías 2:2 revela que el monte (que representa el reino de Israel) de la casa de Jehová será establecido en la cumbre de los montes (que representan los reinos de las naciones) y se elevará por encima de los collados (que representan los reinos de las naciones); y todas las naciones (los gentiles) afluirán a ese monte: el reino de Israel. Esto indica que la nación de Israel será la más prominente entre todas las naciones.

6. De Sion sale la instrucción, y de Jerusalén la palabra de Jehová

  Vendrán muchos pueblos y dirán: “Venid y subamos al monte de Jehová, / a la casa del Dios de Jacob, / para que Él nos instruya en Sus caminos, / y andemos en Sus sendas. / Porque de Sion saldrá instrucción, / y de Jerusalén la palabra de Jehová” (2:3). Esto indica que toda la tierra estará bajo la enseñanza de Israel.

  Según Zacarías 8:20-23, Israel tendrá el sacerdocio. Esto quiere decir que durante el milenio, el reino de mil años, la nación restaurada de Israel serán los sacerdotes. En realidad, en el milenio el sacerdocio estará conformado por una parte terrenal y una parte celestial. Los que pertenezcan a la nación restaurada de Israel serán los sacerdotes en la parte terrenal, y los creyentes de Cristo que hayan vencido serán los sacerdotes en la parte celestial. Todos los pueblos serán enseñados e instruidos por este sacerdocio.

7. Jehová juzga entre las naciones y decide los asuntos de muchos pueblos

  Jehová juzgará entre las naciones y decidirá los asuntos de muchos pueblos (Is. 2:4a). En aquel tiempo, Cristo será el único gobernante sobre toda la tierra.

8. Las naciones y los muchos pueblos forjan sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas

  Las naciones y los muchos pueblos forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra (v. 4b; Os. 2:18). No habrá mas guerra, ni armas, ni la gente se adiestrará más para la guerra.

9. La casa de Jacob camina a la luz de Jehová

  Por último, cuando la nación de Israel sea restaurada, la casa de Jacob caminará a la luz de Jehová (Is. 2:5).

  Isaías habla sobre la venida de Cristo y la restauración de la nación de Israel en siete diferentes secciones de su profecía. Al poner estas secciones juntas, podemos tener una clara perspectiva de la revelación contenida en este libro referente a estos dos puntos secretos y misteriosos.

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