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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
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Mensaje 5

UNAS PALABRAS CON RESPECTO A CRISTO COMO EL RENUEVO DE JEHOVÁ, EL FRUTO DE LA TIERRA, EL DOSEL Y EL TABERNÁCULO

  Lectura bíblica: Is. 4:1-2, 4-6

  Isaías es una persona rica. Él no solamente es rico en las descripciones que hace, sino que es particularmente rico en lo referente a Cristo. Muchos puntos con respecto a Cristo son develados por Isaías. En este mensaje quisiera decir algo más con respecto a Cristo como el Renuevo de Jehová, el fruto de la tierra y el dosel.

LA VENIDA DE CRISTO

  En el mensaje anterior usé la expresión la venida del Dios-hombre, Cristo, y ahora quisiera explicar por qué hice uso de tal expresión con respecto a Cristo. Para entender esto debemos considerar Isaías 4:1 y 2 y la conexión que existe entre estos versículos. El versículo 1 dice: “Siete mujeres echarán mano / de un hombre en aquel día, / diciendo: Nuestro pan comeremos, / y con nuestras ropas nos vestiremos; / solamente permítenos llevar tu nombre; / quita nuestro oprobio”. Estas mujeres están en oprobio debido a que no tienen marido. Ellas no tienen un varón que las guíe, y desean llevar el nombre de un varón de modo que su oprobio pueda ser quitado. Cuando leí este versículo las primeras veces me intrigó su significado. ¿Qué quiere decir esto? Su significado es que sirve de vínculo entre el juicio de Dios y Cristo. Tal como lo indica el versículo 2, la carencia que padecen estas mujeres no es la falta de un líder, sino que no tienen a Cristo como Renuevo de Jehová y como fruto de la tierra. El versículo 2 revela que para estas mujeres que escaparon del juicio de Dios, Cristo como Renuevo de Jehová será hermosura y gloria, y Cristo como fruto de la tierra será excelencia y esplendor. Esto presenta la venida de Cristo.

  Ahora quisiera proceder a darles una explicación adicional sobre el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra.

CRISTO COMO EL RENUEVO DE JEHOVÁ

  Según 4:2, Cristo es primero el Renuevo de Jehová. El término el Renuevo de Jehová, que se refiere a la deidad de Cristo, denota las riquezas, el frescor, el vigor, el crecimiento y el poder productivo de la vida divina. Un renuevo de cualquier planta es indicio de que la vida de esa planta se mantiene vigorosa, creciendo y productiva. El principio es el mismo en el caso de Cristo como Renuevo de Jehová. Por ser tal Renuevo, Él corporifica las riquezas, el frescor, el vigor, el crecimiento y el poder productivo de la vida divina.

CRISTO COMO EL FRUTO DE LA TIERRA

  El término el fruto de la tierra—que se refiere a la humanidad de Cristo e indica que Él creció procedente de la tierra— denota el producto generado, logrado y expresado en la humanidad de Cristo. Por supuesto, a fin de que esta reproducción tenga lugar, la vida divina tiene que estar presente. Sin embargo, la humanidad también es necesaria. Supongamos que nuestro Señor no se hubiera hecho hombre mediante la encarnación, sino que hubiese permanecido simplemente en Su divinidad. ¿Qué fruto podría haber sido producido procedente de Él? La respuesta es que no podría haber fruto alguno. Quisiera enfatizar el hecho de que todos los diferentes tipos de frutos generados por Cristo ciertamente proceden de la vida divina, la cual está representada por el Renuevo de Jehová. Pero sin la humanidad de Cristo, habría sido imposible para la vida divina ser productiva en cuanto a llevar fruto. Los cuatro Evangelios nos muestran que todo fruto generado por Cristo provino de la vida divina, pero que fue producido en la humanidad de Cristo. Por tanto, el Renuevo de Jehová denota la vida divina en sus riquezas, y el fruto de la tierra denota el fruto producido por esta vida en la humanidad.

DIOS Y EL HOMBRE VIVEN JUNTOS

  Cristo es tanto el Renuevo de Jehová como el fruto de la tierra, lo cual indica que Él es el Dios-hombre. En Él, Dios y el hombre viven juntos como una sola entidad. El Nuevo Testamento es una revelación de esto mismo, a saber: nos muestra que Dios y el hombre viven juntos como una sola entidad, donde Dios es la vida internamente y el hombre es el fruto externamente.

  Por ser creyentes de Cristo hoy en día, necesitamos tanto de la vida divina como de la vida humana. Si no tenemos la vida divina, no tenemos vida. Pero si carecemos de la vida humana apropiada que corresponda debidamente a la vida divina, no tendremos fruto. El Nuevo Testamento revela que, como personas escogidas y predestinadas por Dios, debemos expresar la vida divina en nuestra vida humana. Si ésta es nuestra realidad, entonces, en nuestra experiencia tendremos a Cristo como Renuevo de Jehová y como fruto de la tierra.

CRISTO COMO EL DOSEL Y EL TABERNÁCULO

  En el capítulo 4, después de hablar sobre Cristo como Renuevo de Jehová y como fruto de la tierra, Isaías procede a referirse a este Cristo como un dosel y un tabernáculo. “Creará Jehová sobre toda la región del monte Sion y sobre todas sus convocaciones, una nube de humo de día, y el resplandor de una llama de fuego de noche; porque la gloria será un dosel que se extienda sobre todo. Y habrá un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor, y para ser refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia” (vs. 5-6). Cristo no solamente es el Renuevo y el fruto, sino que también es el dosel que nos cubre y que cubre el mover de Dios y todo lo relacionado con éste.

  Dios posee un gran mover sobre la tierra, y este mover involucra muchas cosas. Como indicamos, Cristo es la centralidad y universalidad de la gran rueda del mover de la Trinidad Divina. El Cristo que es la centralidad y universalidad del mover de Dios es también el dosel que cubre la totalidad de este mover. El punto crucial es que además de ser la realidad del gran mover de Dios en la tierra, Cristo es también el dosel que cubre el mover de Dios y todo lo que éste involucra.

  En el versículo 5, Isaías habla acerca del dosel, y en el versículo 6 él habla acerca del tabernáculo. Cristo no solamente es el dosel que cubre todo lo relacionado con el mover de Dios, sino que también es el tabernáculo que brinda sombra al pueblo escogido de Dios. El Dios-hombre, Cristo, quien es nuestro dosel, también es un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor y para ser refugio y abrigo contra cualquier clase de tormenta y lluvia.

  Puedo testificar que dos meses antes de dar inicio a la presente serie de mensajes del estudio-vida de Isaías, experimenté a Cristo como mi dosel. Estos dos meses fueron meses de lucha: tuve que combatir para poder llevar a cabo este estudio-vida. Comprendí que el enemigo, Satanás, no estaba contento al ver que, al final de esta era, el Cristo revelado en Isaías sería develado a los hijos de Dios. Por tanto, comencé a combatir con respecto a este asunto. Durante este tiempo de combate, tomé al Señor Jesús como mi cubierta. Oré diciendo: “Señor, escóndeme bajo Tu preciosa sangre. Me escondo en Ti. Te pido Señor, que me cubras y cubras todo lo relacionado con mi persona”. Hoy en día todos necesitamos experimentar a Cristo como nuestro dosel y también necesitamos experimentar a Cristo como tabernáculo que nos da sombra contra el calor y que sirve de refugio y abrigo para protegernos de toda tormenta y lluvia.

VER AL RICO CRISTO REVELADO EN ISAÍAS

  El Cristo revelado en el libro de Isaías es rico en gran manera. Debemos ver a este rico Cristo y conocerle como el Renuevo de Jehová, el fruto de la tierra, el dosel y el tabernáculo. Tal vez ustedes hayan sido cristianos por muchos años, pero jamás hayan visto a Cristo en estos aspectos de lo que Él es para nosotros. ¿Habían visto ustedes que Cristo, el Dios-hombre, es el Renuevo de Jehová en Su divinidad y el fruto de la tierra en Su humanidad? ¿Habían escuchado antes que Cristo es el dosel que cubre todos los intereses de Dios sobre la tierra y que Él es el tabernáculo que brinda sombra al pueblo de Dios resguardándolo de todo lo que pudiera molestarles? Los cristianos saben que Dios amó tanto al mundo que dio a Su Hijo unigénito (Jn. 3:16), pero muy pocos, si los hay, han visto y conocido a Cristo tal como Él es revelado en Isaías. Por tanto, les insto a que dediquen su tiempo, capacidad y energías a estudiar este libro a fin de ver y conocer al Cristo maravilloso revelado allí.

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