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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Jeremías»
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Mensaje 30

EL PECADO QUE ISRAEL COMETE CONTRA JEHOVÁ Y EL CASTIGO QUE JEHOVÁ INFLIGE A ISRAEL

(20)

ISRAEL SE OBSTINA EN PECAR CONTRA JEHOVÁ Y JEREMÍAS SE MANTIENE FIRME EN CUANTO A HABLAR POR JEHOVÁ

(3)

  Lectura bíblica: Jer. 39:1-14; 40:1-16; 41:1-18

  Jeremías 2—45 habla sobre el pecado que Israel comete contra Jehová y el castigo que Jehová inflige a Israel. No solamente antes de la caída de Jerusalén, sino incluso durante la caída de Jerusalén y después de la misma, Israel se obstinó en pecar contra Jehová. No obstante, Jeremías se mantuvo firme en cuanto a hablar por Jehová.

II. DURANTE LA CAÍDA DE JERUSALÉN

  Jeremías 39:1-10 es un relato de la caída de Jerusalén.

A. Jerusalén es capturada

  En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el décimo mes, Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército vinieron a Jerusalén y la sitiaron (39:1). En el undécimo año de Sedequías, en el cuarto mes, a los nueve días del mes, fue abierta una brecha en la ciudad, y Jerusalén fue capturada (vs. 2-3).

B. Sedequías es castigado

  En los versículos del 4 al 10 vemos el castigo infligido a Sedequías. Cuando Sedequías el rey de Judá y todos los hombres de guerra vieron a los caldeos, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey. Sin embargo, el ejército de los caldeos los persiguió y alcanzaron a Sedequías en las llanuras de Jericó. Luego, lo trajeron a Nabucodonosor en Ribla, en tierra de Hamat, donde Nabucodonosor pronunció sentencia contra él. El rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías ante sus ojos y también degolló a todos los nobles de Judá. Después cegó a Sedequías (sacándole los ojos) y lo ató con grillos de bronce para llevarlo a Babilonia.

  Después de esto, los caldeos prendieron fuego a la casa del rey y a las casas del pueblo y derribaron los muros de Jerusalén. Al resto del pueblo, tanto los desertores que se habían pasado a Nabucodonosor como los que quedaron en la ciudad, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los desterró a Babilonia. Pero el capitán de la guardia dejó en la tierra de Judá a algunos de los más pobres y les dio viñas y campos en aquel tiempo.

III. DESPUÉS DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN

  En 39:11-14 y 40:1—44:30 tenemos un relato de ciertas cosas que sucedieron después de la caída de Jerusalén.

A. Jeremías es liberado

  En 39:11-14 y 40:1-6 se nos habla de la liberación de Jeremías.

1. Liberado del atrio de la guardia del rey

  Nabucodonosor, rey de Babilonia, ordenó a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que tomase a Jeremías y velase por él sin hacerle mal alguno, sino que hiciese como Jeremías mismo le dijera (39:11-12). Así que Nabuzaradán y todos los oficiales principales de Nabucodonosor enviaron hombres para que trajesen a Jeremías del atrio de la guardia y lo entregaron a Gedalías para que lo llevara a casa. Y él habitó en medio del pueblo (vs. 13-14).

2. Liberado de sus cadenas entre todos los desterrados

  Y estando Jeremías atado en cadenas entre todos los desterrados de Jerusalén y de Judá, los cuales eran llevados al destierro en Babilonia, Nabuzaradán, el capitán de la guardia, lo dejó ir (lo liberó) desde Ramá (40:1). Le dijo a Jeremías: “Ahora, he aquí, hoy te libro de las cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si te parece mal venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más recto te parezca ir” (v. 4). Como Jeremías aún no se volvía, el capitán de la guardia le dijo que debía volverse a Gedalías, a quien el rey de Babilonia había puesto sobre las ciudades de Judá, y que morase con él en medio del pueblo. Después le dijo a Jeremías que podía ir a donde mejor le pareciera. Después de hablarle así a Jeremías, el capitán de la guardia le dio provisiones y un presente, y lo despidió. Entonces Jeremías vino a Gedalías en Mizpa y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra (vs. 5-6).

B. La historia del remanente de Judá, desde Gedalías hasta Johanán

  En 40:7—44:30 se nos relata la historia del remanente de Judá, desde Gedalías hasta Johanán.

1. El remanente de Judá se congrega en torno a Gedalías

  Jeremías 40:7-12 describe cómo el remanente de Judá se congregó en torno a Gedalías.

a. Gedalías les habla

  Cuando todos los capitanes de las tropas que estaban en el campo oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías para gobernar la tierra y le había encomendado todos los pobres de la tierra que no habían sido desterrados a Babilonia, ellos fueron donde estaba Gedalías en Mizpa (vs. 7-8). Gedalías les juró a ellos diciendo: “No tengáis temor de servir a los caldeos; morad en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien” (v. 9). Después les dijo que él habitaría en Mizpa para estar delante de los caldeos que vendrían a ellos, pero que ellos, el remanente de Judá, debía tomar el vino, los frutos del verano y el aceite, ponerlos en sus recipientes y habitar en sus ciudades que habían tomado (v. 10).

b. Los judíos de otras tierras vienen a Gedalías

  Todos los judíos que estaban en Moab, entre los hijos de Amón y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, también oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado un remanente de Judá y que había puesto sobre ellos a Gedalías. Todos ellos regresaron de todos los lugares adonde habían sido echados y vinieron a Gedalías en Mizpa, en la tierra de Judá (vs. 11-12).

2. Gedalías es asesinado

  Jeremías 40:13—41:10 nos relata el asesinato de Gedalías.

a. Recibe informe de una conspiración

  Johanán y todos los capitanes de las tropas que estaban en el campo vinieron a Gedalías y le informaron que Baalis, rey de los hijos de Amón, había enviado a Ismael para que le quitase la vida. Sin embargo, Gedalías no les creyó (vs. 13-14). Entonces Johanán le dijo a Gedalías en secreto que él iría y mataría a Ismael a fin de que éste no tomase la vida de Gedalías. Johanán dijo: “¿Por qué te ha de quitar la vida, de modo que todos los judíos que se han reunido en torno a ti sean dispersados y perezca el remanente de Judá?” (v. 15). Pero Gedalías no dejó que Johanán fuera, pues afirmó que Johanán hablaba falsedad en cuanto a Ismael (v. 16).

b. El asesinato

  En el mes séptimo Ismael, de la familia real y uno de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, vino a Gedalías y comieron pan juntos en Mizpa. Entonces Ismael y sus diez hombres hirieron a espada a Gedalías y lo mataron (41:1-2). Ismael también mató a todos los judíos que estaban con Gedalías así como a los caldeos que se hallaban allí, hombres de guerra. Nadie supo de esto. Al siguiente día ochenta hombres vinieron de Siquem, de Silo y de Samaria trayendo en sus manos ofrendas de harina e incienso para llevar a la casa de Jehová. Ismael les salió al encuentro y les pidió que vinieran donde Gedalías. Cuando ellos llegaron al centro de la ciudad, Ismael y sus hombres los mataron y los echó en la fosa, con excepción de diez que tenían escondidas en el campo provisiones de trigo, cebada, aceite y miel. Entonces Ismael tomó cautivo a todo el remanente del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había entregado a Gedalías. Después de hacer todo esto, Ismael se pasó a los hijos de Amón (vs. 3-10).

3. La victoria de Johanán sobre Ismael

  Cuando Johanán y todos los capitanes de las tropas con él se enteraron de todo el mal cometido por Ismael, tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra Ismael. Cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán y a todos los capitanes de las tropas con él, se regocijaron y, volviéndose, regresaron a Johanán. Ismael escapó de Johanán acompañado de ocho hombres y se fue a Amón (vs. 11-15).

4. La dirección que toman Johanán y el remanente de Judá

  Johanán y todos los capitanes de las tropas con él tomaron a todo el remanente del pueblo de Mizpa que habían rescatado de manos de Ismael: hombres valientes, hombres de guerra, mujeres y niños pequeños y eunucos. Ellos fueron y permanecieron en un alojamiento en Quimam (cfr. 2 S. 19:38, 40), cerca de Belén, a fin de ir y entrar en Egipto, pues tenían temor de los caldeos debido al asesinato de Gedalías cometido por Ismael (Jer. 41:16-18).

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