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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Jeremías»
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Mensaje 4

LA FIDELIDAD DE DIOS EN LLEVAR A CABO SU ECONOMÍA

  Lectura bíblica: Jer. 2:13; Lm. 3:22-25; Jer. 23:5-6; 31:33-34

  En este mensaje quisiera decir algo más con respecto a Jeremías 2:13; Lamentaciones 3:22-25; Jeremías 23:5-6 y 31:33-34. El contenido intrínseco de estos versículos nos muestra la economía de Dios.

EL PROPÓSITO POR EL CUAL DIOS DESEA SER LA FUENTE DE AGUAS VIVAS PARA SU PUEBLO ELEGIDO

  Jeremías 2:13 revela que Dios es la fuente de aguas vivas. ¿Por qué desea Dios ser la fuente de aguas vivas de la que Su pueblo elegido bebe a fin de saciar su sed y ser satisfechos? El propósito por el cual Dios desea ser la fuente de aguas vivas de la que su pueblo bebe es el de llegar a ser aumentado y agrandado. Muchos cristianos no han prestado atención a este asunto. ¿Había escuchado alguna vez que Dios desea ser agrandado? Cuando algunos oyen esto dicen: “¿Cómo podría Dios ser agrandado? ¿No es Él acaso ya lo suficientemente grande? Es una blasfemia decir que Dios puede ser agrandado”. Con respecto al asunto del agrandamiento de Dios vayamos de regreso a la Biblia y veamos qué es lo que la Biblia dice.

Dios como agua que satisface a Sus elegidos

  En la Biblia tenemos el pensamiento de que Dios es el agua que satisface a Sus elegidos. Salmos 36:8-9a dice: “Son saturados de la grosura de Tu casa, / y Tú los haces beber del río de Tus delicias. / Porque contigo está la fuente de la vida”. Aquí la grosura significa el alimento o suministro de vida, y el río es el río de vida. Según la tipología, la grosura de la casa de Dios se refiere al rico producto de la buena tierra. Todas las riquezas que fueron ofrecidas a Dios se convirtieron en la grosura de Su casa. A medida que disfrutamos de esta grosura, bebemos del río de vida, el río de las delicias de Dios.

  En la Biblia hay cierto número de pasajes donde Dios es representado por un río. La primera vez es en Génesis 2:10-14. Dios creó al hombre a Su imagen y lo puso en el huerto del Edén, frente al árbol de la vida. El árbol de la vida es mencionado primero en el versículo 9. Después el versículo 10 dice: “Salía del Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos”. Este río, por tanto, guarda estrecha relación con el árbol de la vida. Otro versículo que habla de un río es Salmos 46:4. “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. Ezequiel 47 habla de la visión del profeta en la que un río fluye procedente del templo de Dios. En Juan 4 el Señor Jesús habla del agua viva (v. 10) y de la fuente de agua que brota para vida eterna (v. 14); y en Juan 7, Él habla de ríos de agua viva (v. 38). En 1 Corintios 10:4 tenemos lo dicho por Pablo con respecto a la bebida espiritual. Finalmente, Apocalipsis 22:1 habla del río de agua de vida que sale del trono de Dios y del Cordero. Es mediante la corriente de este río que la economía de Dios es llevada a cabo.

La fuente de aguas vivas para la expresión de Dios por medio de Su aumento

  Dios necesita ser para nosotros la fuente de aguas vivas debido a que Él tiene una economía. ¿En qué consiste la economía de Dios? La economía de Dios consiste en obtener una expresión de Sí mismo. Dios no desea ser expresado únicamente por Sí mismo; más bien, Él desea expresarse por medio de Su complemento. Por esta razón, Dios creó al hombre y lo puso en el huerto del Edén. Después, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gn. 2:18a). En tipología, esto significa que no es bueno que Dios esté solo. Esto indica que el primer marido mencionado en la Biblia no fue un ser humano, sino Dios mismo. ¿Quién es Su complemento? Adán, quien fue creado a imagen de Dios, estaba destinado a ser el complemento de Dios. Para ser el complemento de Dios, Adán tenía que beber de Dios, recibir a Dios dentro de él, de modo que pudiera obtener la vida divina con la naturaleza divina y el elemento divino a fin de ser divino para corresponderle. Debido a que Dios, el Marido, es divino, la esposa, Su complemento, también debe ser divina a fin de corresponderle. Puesto que no era bueno que el hombre estuviera solo, de la costilla de Adán Dios edificó una mujer que le correspondiera (Gn. 2:21-23).

  Quisiera recalcar el hecho de que Dios tiene que ser la fuente de aguas vivas para Sus elegidos debido a que Él tiene una economía, y Su economía consiste en producir un complemento, una novia, para Sí. El propósito de la economía de Dios es que Dios ya no esté solo, sino que tenga una esposa que sea Su aumento, Su agrandamiento, la cual, por ende, le corresponda a Él, el Marido. Éste es el significado de la palabra crezca en Juan 3:30. En este versículo, Juan el Bautista, refiriéndose a Cristo, dice: “Es necesario que Él crezca”. En el versículo anterior Juan dijo: “El que tiene la novia, es el novio”. El aumento que se menciona en el versículo 30 es la novia mencionada en el versículo 29. El Novio es Cristo, y la novia es Su aumento, Su agrandamiento. Tal como Eva era el aumento de Adán, al ser edificada de la costilla de Adán, así los elegidos de Dios en calidad de novia constituyen el aumento de Cristo, el Novio.

EL HOMBRE SE VOLVIÓ INFIEL E IMPURO Y ABANDONÓ A DIOS POR LOS ÍDOLOS

  Dios tenía la intención de impartirse en el hombre como su satisfacción a fin de que Dios fuese agrandado, pero el hombre se volvió infiel e impuro y abandonó a Dios por los ídolos. El hombre comenzó a abandonar a Dios en el huerto del Edén. Eva, la esposa de Adán, no fue fiel a Dios, sino que se dejó seducir por la serpiente para volverse de Dios a Satanás, el cual está simbolizado por el árbol del conocimiento del bien y del mal. Por medio de Eva, Adán también fue seducido y comió del fruto del árbol del conocimiento. De este modo, el hombre se alejó de Dios para volverse a los ídolos. Cada una de las ramas del árbol del conocimiento constituye un ídolo. Todo cuanto poseemos, e incluso todo cuanto somos, puede ser un ídolo. Israel fue malvado e infiel a Dios al abandonar a Dios por los ídolos. En lo referido a ser infieles a Dios de este modo, todos somos iguales a Israel.

LA FIDELIDAD DE DIOS EN CONDUCIRNOS A SU ECONOMÍA

  Aunque somos infieles, Dios es fiel. Lamentaciones 3:23b dice: “Grande es Tu fidelidad”. El coro de un conocido himno sobre la fidelidad de Dios (Hymns, #19) dice: “¡Grande es Tu fidelidad! ¡Grande es Tu fidelidad! / Mañana tras mañana nuevas misericordias veo; / Todo cuanto he necesitado Tu mano ha provisto / ¡Grande es Tu fidelidad, oh Señor, para conmigo!”. Podemos entender lo que la Biblia y este himno dicen sobre la fidelidad de Dios ya sea en una manera natural o en una manera espiritual. Cuando ustedes cantan este himno, ¿qué entienden por fidelidad? Si usted entiende la fidelidad de Dios de una manera natural, podría pensar que Él es fiel primordialmente en lo referido a las provisiones o bendiciones materiales. Algunas personas, al decir que Dios es fiel, quieren decir que Él es fiel en atender a sus necesidades materiales. Sin embargo, en 1 Corintios 1:9 Pablo dice: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor”. Dios es fiel a este respecto, pero quizás no sea fiel para proveerle a usted una mansión o un trabajo bien pagado. No voy a negar el hecho de que Dios es fiel en atender a nuestro bienestar; pero mi punto es que la fidelidad de Dios no corresponde a nuestro entendimiento natural.

  Consideren los sufrimientos padecidos por el apóstol Pablo. Él fue llamado, comisionado, encargado y enviado por Dios; pero en todo lugar al que iba tenía problemas. Por ejemplo, en cuanto comenzó a predicar a Cristo, comenzó a padecer persecución. Él incluso tuvo que escapar de Damasco al ser descolgado del muro de la ciudad en una canasta. ¿Quiere decir esto que Dios no fue fiel con Pablo? No, esto quiere decir que la fidelidad de Dios no corresponde a nuestro entendimiento natural.

  Cuando creímos en el Señor Jesús, tal vez teníamos la expectativa de gozar de paz y bendiciones, pero en lugar de ello quizás tuvimos muchos problemas y perdimos nuestra seguridad, nuestra salud o nuestros bienes. Cuando algunos cristianos experimentan tales cosas, ellos tal vez cuestionen la fidelidad de Dios y se pregunten por qué Él no impidió que tales tribulaciones les sobrevinieran.

  Debemos comprender que al permitirnos pasar por problemas, Dios es fiel en Su propósito en cuanto a volvernos de los ídolos a Dios, llevándonos de regreso a Él mismo. Nuestra paz, seguridad, salud y nuestros bienes pueden, todos ellos, convertirse en ídolos para nosotros, y Dios es fiel en quitarnos estas cosas de modo que bebamos de Él como fuente de aguas vivas. Si nuestra casa o nuestros bienes se convierten en ídolos para nosotros, bebemos de estas cosas y no de Dios. La fidelidad de Dios consiste en tomar medidas con respecto a tales ídolos y en hacer que bebamos de Él.

  Dios es fiel en conducirnos a Su economía, y Su economía consiste en que nosotros bebamos a Cristo, comamos a Cristo, disfrutemos a Cristo, absorbamos a Cristo y asimilemos a Cristo, para que Dios pueda obtener Su aumento con nosotros a fin de llevar a cabo Su economía. En esto consiste la fidelidad de Dios.

  En lugar de beber a Dios como fuente de aguas vivas, Israel bebió de sus ídolos. Por tanto, Dios usó a los babilonios para tomar medidas con respecto a esos ídolos y también para destruir Jerusalén e, incluso, el templo, el cual se había convertido en un ídolo para ellos. Debemos ver que nosotros no somos mejores que Israel. Todo puede convertirse en un ídolo para nosotros. Pero Dios es fiel en llevar a cabo Su economía. En Su fidelidad Él toma medidas con respecto a nuestros ídolos a fin de que podamos beber de Él. Todos necesitamos beber de Dios como fuente de aguas vivas, recibiendo a Cristo y asimilándolo en nuestro ser, de modo que Él pueda acrecentarse para el cumplimiento de la economía de Dios a fin de que obtenga Su expresión por medio de Su complemento.

  Si bien Dios es fiel, nosotros no somos fieles ni castos, pues acudimos a muchos otros maridos. Después de fallarle a Dios quizás recibamos cierto grado de misericordia y gracia, por lo cual nos arrepentimos y sollozamos diciendo: “¡Cuán lamentable es mi situación! Por mucho tiempo no te he amado mucho Señor y he dejado de asistir a las reuniones”. Mientras nos arrepentimos y lloramos, Dios se regocija. Sin embargo, si nos arrepentimos y lloramos en exceso, incluso nuestro arrepentimiento puede convertirse en un ídolo para nosotros. Tal vez testifiquemos en una reunión que nos hemos arrepentido de manera exhaustiva delante de Dios; pero esto puede ser algo de lo que nos jactamos y un ídolo confeccionado por nosotros mismos. Por tanto, después de arrepentirnos, debemos comenzar a beber de las aguas vivas, alabando a Dios, dándole gracias por todo y disfrutando de Él mismo. Esto es lo que Dios desea. Dios no está interesado en ninguna otra cosa, sino en nuestro disfrute de Cristo.

DIOS NO SE DESILUSIONA, Y SUS COMPASIONES NO FALLAN

  Podríamos pensar que debido a nuestro fracaso, somos casos perdidos. Por ello, es de beneficio considerar Lamentaciones 3:22-25: “Por la benevolencia amorosa de Jehová no hemos sido consumidos, / pues no fallan Sus compasiones. / Nuevas son cada mañana; / grande es Tu fidelidad. / Mi porción es Jehová, dice mi alma; / por tanto, en Él espero. / Bueno es Jehová a los que en Él esperan, / al alma que le busca”. Estas palabras fueron escritas después que los babilonios destruyeron Jerusalén, incendiaron el templo y llevaron a muchos al cautiverio. Según algunos libros de historia, Lamentaciones fue escrito por Jeremías mientras él estaba sentado en una colina desde la que se contemplaban las ruinas de Jerusalén. Ciertamente el pueblo de Israel tiene que haber pensado que Dios los había abandonado y que les había llegado el fin. Por un lado, Jeremías estaba llorando; por otro, se puso a escribir. Al escribir él pudo afirmar que era por la benevolencia amorosa de Jehová que ellos no habían sido consumidos. Él pudo decir que ellos todavía estaban allí y que Dios no los había abandonado. Los príncipes, los profetas y los sacerdotes habían fallado; pero las compasiones de Dios no fallan jamás, más bien, son nuevas cada mañana. Jeremías incluso pudo declarar que Jehová era su porción y que esperaba en Él, pues Él es bueno a los que en Él esperan. ¿Por qué hay esperanza en Dios? Encontramos esperanza en Dios debido a que con Él no hay desilusión.

EL FRACASO DE ISRAEL ABRE EL CAMINO PARA QUE CRISTO VINIERA A SER SU JUSTICIA

  Ahora debemos ver que el fracaso de Israel abrió el camino para que Cristo viniera a ser la justicia de ellos. Con nosotros, la situación es la misma hoy en día. Nuestro fracaso abre el camino para que Cristo venga.

  Jeremías 23:5-6 habla de que Cristo viene: “He aquí, vienen días, / declara Jehová, / en que levantaré a David Renuevo justo; / Él reinará como Rey, actuará con prudencia / y hará derecho y justicia en la tierra. / [...] Y éste es Su nombre con el cual será llamado: / Jehová, justicia nuestra”. Este Renuevo justo es Cristo, el descendiente de David. Viene el día en que todo Israel recibirá a Cristo como su justicia. Ellos le abandonaron, pero este hecho abrió la puerta para que Él viniera a ser su justicia. Entonces ellos podrán decir: “Señor, no tenemos nada que Dios pueda reconocer como justicia, pero Tú has venido a ser nuestra justicia”.

  Según la profecía de Jeremías, sin importar cuán malvado y perverso sea Israel y sin importar con cuánta frecuencia ellos abandonaron a Dios a fin de cavar para sí cisternas rotas, Israel será restaurado. En la restauración de Israel, Cristo será su justicia, su redención y su vida (31:33-34), y Cristo será exaltado para ser la centralidad y universalidad de ellos. Dios vendrá a impartirse en Sus elegidos como vida divina a fin de ser su vida y su ley de vida con la capacidad de ésta para conocer a Dios y vivir a Dios. Finalmente, ellos, al igual que Pablo y los que actualmente creen en Cristo, serán una nueva creación.

SIN SENTIRNOS DESILUSIONADOS, SINO CON LA CERTEZA DE QUE DIOS TIENE LA MANERA DE HACERNOS MADURAR E INTRODUCIRNOS EN LA NUEVA JERUSALÉN

  Si hoy le fallamos a Dios, no debemos sentirnos desilusionados. Dios tiene la manera de tratar con nosotros. Él tiene la manera de hacernos madurar e introducirnos en la Nueva Jerusalén. Si somos vencedores, disfrutaremos de la recompensa correspondiente en el milenio. Si somos derrotados, sufriremos castigo en el milenio, pero a la postre maduraremos y entraremos en la Nueva Jerusalén. Algunos cristianos probablemente amen el mundo en la actualidad, pero tarde o temprano Dios intervendrá para quitarles el “juguete” del mundo, y ellos se arrepentirán. Entonces, tal vez Él les diga: “Hijito, ya no tienes que arrepentirte más. Simplemente toma a Cristo y regocíjate conmigo”.

  No hay necesidad de que nos preocupemos por nuestra situación. Dios es paciente, conmiserativo y compasivo, y Él se tomará el tiempo que sea necesario para hacer que maduremos. Todo creyente, sea débil o fuerte al presente, estará en la Nueva Jerusalén, y todos allí serán maduros. Ya sea que busquemos a Dios con toda diligencia o muy débilmente, Dios tiene la manera de hacer que Cristo sea nuestra justicia, nuestra redención, nuestra vida, nuestra ley de vida y nuestra capacidad de vida, de modo que podamos madurar. Todo auténtico creyente en Cristo alcanzará la madurez y estará en la Nueva Jerusalén. Por tanto, no debemos desmayar ni desanimarnos; más bien, debemos ser alentados.

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