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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Juan»
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Mensaje 1

PRÓLOGO

  Este mensaje es el prólogo del estudio-vida del Evangelio de Juan. Necesitamos un panorama de toda la Biblia. Ya hemos hecho hincapié muchas veces que la Biblia abarca dos puntos principales: Cristo y la iglesia. Sin embargo, si lo consideramos desde otra perspectiva, la Biblia es un libro acerca de la vida y la edificación. Cristo es la vida y la iglesia se relaciona con la edificación. Cuando hablamos de Cristo y la iglesia, debemos estar conscientes de esto. Si no se da cuenta de que Cristo es vida y que la iglesia se relaciona con la edificación, cuando diga estas palabras sólo serán una doctrina para usted. ¿Qué es Cristo? Cristo es nuestra vida (Col. 3:4). ¿Qué es la iglesia? La iglesia es el edificio de Dios.

  La Biblia es muy coherente. Si la leemos con discernimiento y con una visión celestial, descubriremos que comienza con la vida y la edificación. En Génesis 2 vemos estos temas, ya que inmediatamente después de la creación del hombre, se introduce el tema de la vida. Después de que Jehová Dios creara al hombre, Él lo puso en el huerto frente al árbol de la vida (Gn. 2:7-9), y después que se menciona el árbol de la vida, vemos el río que fluye y los materiales preciosos: oro, bedelio, que es como perla, y el ónice, una piedra preciosa. Conforme a la revelación presentada más adelante en las Escrituras, especialmente en Apocalipsis 21, estos materiales preciosos sirven para la obra edificadora de Dios. En Génesis 2:22 se menciona específicamente la edificación: “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, edificó una mujer, y la trajo al hombre” (heb.). Dios tomó una costilla del costado de Adán y con ella le edificó una esposa. Por lo tanto, el hombre fue creado, pero la mujer fue edificada. En Génesis 2 vemos la vida, los materiales que son el producto del fluir de esta vida, y la edificación de una esposa. Por ende, en Génesis 2 están presentes la vida y la edificación.

  El libro de Apocalipsis también habla acerca de la vida. Apocalipsis 2:7 dice: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios”. Con toda seguridad, esto se refiere al árbol de la vida que se presenta en Génesis 2. Apocalipsis 2:17 dice: “Al que venza, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca”. En este versículo se menciona una piedrecita, la cual, conforme a la Biblia, tiene el único propósito de edificar. En los últimos dos capítulos de Apocalipsis, los dos últimos capítulos de la Biblia, vemos la edificación de la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén fluye el río de vida y el árbol de la vida crece en las aguas de dicho río (22:1-2). Por lo tanto, queda claro que la Biblia termina tal como comienza, con la vida y la edificación.

  Entre Génesis y Apocalipsis, los dos extremos de la Biblia, se encuentra un gran trecho, un espacio amplio. ¿Qué enlaza todo este espacio? El puente que los enlaza es el Evangelio de Juan, el cual comienza con las palabras: “En el principio”. Sin embargo, al leerlo con detenimiento, descubriremos que la historia que relata este evangelio no tiene final. Por tanto, empieza con el principio en la eternidad pasada y continúa de forma indefinida en el futuro. Por ende, éste sirve de puente entre Génesis y Apocalipsis.

  Ya vimos que la Biblia comienza y concluye con la vida y la edificación. El Evangelio de Juan, el cual es el puente que une los dos extremos de la Biblia, también es un libro que trata de vida y edificación. Sólo unas pocas palabras del primer capítulo nos pueden convencer de este hecho. “En el principio era el Verbo ... En Él estaba la vida” (1:1, 4). El Evangelio de Juan no dice: “En el principio existía la doctrina, y en ella estaba el conocimiento”. Más bien, dice que en el principio era el Verbo, que el Verbo era Dios y que en Él, en el Verbo que era Dios, estaba la vida. Por lo tanto, encontramos la vida en el primer capítulo de Juan. Además, el versículo 42 del mismo capítulo habla de una piedra. Cuando Simón fue llevado al Señor por su hermano Andrés, a él se le dio un nuevo nombre, Cefas, que significa “piedra”. En este mismo capítulo dice que en el Señor estaba la vida y que uno de Sus discípulos llegó a ser una piedra. ¿Qué significa todo esto? Esto significa que la vida no sólo nos vivifica y regenera, sino que también nos transforma. La vida transforma al creyente en piedra.

  El propósito y la función de la piedra se revelan en 1:51. Al hablar de Natanael el Señor dijo: “De cierto, de cierto os digo: Veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y descender sobre el Hijo del Hombre”. Los judíos de la antigüedad conocían el significado de estas palabras, debido a que esto constituía el cumplimiento del sueño de Jacob que se menciona en Génesis 28:10-22. En ese sueño, Jacob vio una escalera colocada en la tierra y que llegaba al cielo, por la cual subían y descendían los ángeles de Dios (v. 12). Jacob llamó Bet-el al lugar donde él había tenido el sueño (v. 19), lo cual significa “casa de Dios”. Esa noche Jacob durmió allí, y había usado una piedra como almohada. Cuando se levantó temprano la mañana siguiente derramó aceite sobre la piedra, y llamó a aquel lugar Bet-el. Mientras el Señor Jesús hablaba con Natanael, hizo referencia al sueño de Jacob. Por lo tanto, a la luz de todos estos versículos de Juan 1, podemos ver que el tema de este evangelio es vida y edificación.

  Ya vimos que Génesis 2:22 habla acerca de la edificación de una esposa, una novia para Adán. Juan también hace mención de la novia. “El que tiene la novia, es el novio” (Jn. 3:29). ¿Quién es la novia? Según Juan 3, todos los que han sido regenerados, todos ellos conjuntamente, llegan a ser la novia.

  Además, Juan 14:2 dice: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Este versículo nos dice que el Señor iba a preparar muchas moradas en la casa del Padre, y que si amamos al Señor, Él vendrá con el Padre y hará Su morada con nosotros (v. 23). Cuando estudiemos Juan 14, veremos que esto se refiere a la edificación de la habitación eterna de Dios, la cual tiene muchas moradas. Por lo tanto, todo el libro de Juan es un evangelio acerca de vida y edificación. Si usted desea encontrar el significado de la Biblia, no puede hacerlo sin consultar el Evangelio de Juan. La clave de toda la Biblia se encuentra en este libro.

  Ya vimos que Cristo es vida y la iglesia se relaciona con la edificación. Pero, ¿qué es la vida? Es apropiado decir que la vida es Cristo y que Cristo es la vida. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que la vida es Cristo quien es impartido como Dios a nuestro ser. Aunque muchos cristianos hablan acerca de Cristo como vida, pocos tienen esta experiencia. La verdadera experiencia de Cristo como vida estriba en darse cuenta de que Cristo es Dios mismo impartido en nosotros. Esto es la vida. Si usted no está consciente de esto, la palabra vida será algo objetivo para usted. La vida es el Dios Triuno impartido y forjado en nuestro ser.

  Aunque yo no tomo bebidas alcohólicas, podemos usar el ejemplo de tomarse un vaso de vino. Si yo me tomara un vaso grande de vino, después de un rato, mi rostro se pondría sonrosado debido al efecto que tendría el vino en mi sistema. Me sentiría valiente, más contento y dichoso. Este sería el resultado de que el vino se convirtiera en vida para mí. Sin embargo, si sólo supiera lo que es el vino, y hablara de él todo el tiempo, sólo adquiriría conocimiento de él, no tendría ninguna experiencia. El vino no sería nada para mí. Al contrario, si uno se olvidara de hablar y se tomara un vaso grande de vino, sabría lo que es el vino, ya que estaría dentro de él, y lo haría feliz y extático. Tal vez este no sea un buen ejemplo, sin embargo, es muy claro.

  No hable de la vida sin saber lo que es en realidad. ¿Cuál es la realidad de la vida? Es el Dios Triuno vivo que está siendo forjado en nosotros. El Señor Jesús nunca nos dijo que habláramos de la vida. Él dijo que Él era el pan de vida y que debíamos comerle (Jn. 6:57). También nos dijo que Él da el agua viva y que debemos tomar de Él (4:10, 14). Cuando usted come el pan, éste se forja en usted, y cuando toma del agua, ésta es impartida dentro de usted. No sólo recibe el pan y el agua, sino también obtiene la vida. Obtiene a Cristo como el Dios Triuno impartido y forjado en su ser. No añada colores artificiales a su rostro, simplemente tome del vino celestial y tendrá un rostro sonrosado. No finja estar gozoso si por dentro está lleno de dolor. Si supiera que el Dios Triuno se ha impartido en usted, estaría feliz y su gozo sería pleno. Esto es vida.

  ¿Qué es la edificación? Muchos de ustedes conocen esta palabra. En muchas ocasiones los jóvenes me han dicho: “Ay, hermano, en la casa de los hermanos existe muy poca edificación”. A veces les pregunto a qué se refieren con esto y me contestan: “Todos somos muy independientes. Nos hace falta estar edificados”. Entonces, ¿qué significa la edificación? Es posible que ninguno de los que leen este mensaje pueda dar una buena respuesta. Conforme a su entendimiento, ¿qué significa la palabra edificación? Algunos pueden dar respuestas doctrinales, tal vez citando alguna frase de Efesios o de algún otro libro de la Biblia, pero es difícil responder a esto de manera práctica.

  En realidad, la edificación es el agrandamiento de Dios, y su fin es expresar a Dios de forma corporativa. Ya vimos que la vida es Dios mismo forjado en nuestro ser. Si el Dios Triuno se forja en nosotros de manera real, el resultado será que Dios se agrande y se amplíe. Como mencioné anteriormente en este mensaje, Dios no creó una pareja, sino a un solo hombre. La esposa salió del esposo, llegando a ser así su agrandamiento. Esto fue una edificación. Eva, la esposa de Adán, fue edificada por Dios, llegando a ser el agrandamiento de Adán. Adán fue una figura, y como tal tipificaba al Dios que se hizo hombre, y Eva tipificaba la edificación de Dios. Ya que lo edificado era parte de Adán, no hay duda que era su agrandamiento y expansión.

  Debemos leer la Biblia cuidadosamente. En Génesis 1 Dios estaba solo. Al final del libro de Apocalipsis, Dios está en el centro de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, la cual es Su agrandamiento. En el principio Dios no se había ampliado ni agrandado. No obstante, a lo largo de las edades y generaciones Dios se ha forjado a Sí mismo en Su pueblo escogido. Finalmente, todos llegaremos a ser Su edificio, el cual es Su propio agrandamiento. Por lo tanto, este edificio será la expansión de Dios, la cual lo expresará de forma corporativa. Esto es el edificio de Dios. La edificación no consiste simplemente en que yo dependa de usted y viceversa, o que los hermanos dependan unos de otros. Esto es sólo parte de lo que implica la edificación. La verdadera edificación es el agrandamiento de Dios, la expansión del Dios Triuno, lo cual le permite expresarse de forma corporativa. Esta es precisamente la revelación que presenta el Evangelio de Juan. El Evangelio de Juan revela al Dios Triuno que está impartiéndose en Sus creyentes y que ellos, como resultado de la transfusión e infusión que reciben de Él, llegan a ser Su agrandamiento. Este agrandamiento del Dios Triuno es la expansión, el edificio y la expresión de Dios. Esta es la revelación contenida en el Evangelio de Juan. Por tanto, cuando hablamos de la obra edificadora de Dios, nos referimos a que el Dios Triuno se forja como vida en nosotros continuamente, y que bajo esta transfusión e infusión llegamos a ser Su única expresión. Esta expresión es Su agrandamiento y expansión. Que este concepto quede inscrito en nuestros corazones.

I. EL PENSAMIENTO CENTRAL DE LAS ESCRITURAS: VIDA Y EDIFICACIÓN

A. Vida

  La obra creadora de Dios se centró en la vida. Esto se revela en Génesis 1. Al leer los mensajes del Estudio-vida de Génesis 1, verán que la obra creadora de Dios se centró en la vida.

  Después de que Dios creara al hombre, lo puso frente al árbol de la vida, lo cual indica que Su deseo era que él lo recibiera como vida. Esto se revela en Génesis 2:8-9.

  Los santos del Antiguo Testamento disfrutaron a Dios como Su vida. Incluso los salmistas lo disfrutaron como vida. Salmos 36:8-9 dice: “Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, / Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. / Porque contigo está el manantial de la vida; / En tu luz veremos la luz”.

  En el Nuevo Testamento, Dios vino en la Persona del Hijo para ser la vida del hombre. Esto se revela plenamente en el Evangelio de Juan, especialmente, como hemos visto, en 1:4 y también en 10:10, donde dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Finalmente, Cristo es la vida de los creyentes neotestamentarios (Col. 3:4). Todos tenemos a Cristo como nuestra vida.

  En la eternidad el árbol de la vida y el río de la vida estarán en la Nueva Jerusalén, lo cual indica que el Dios Triuno será el suministro de vida para todos Sus redimidos para siempre (Ap. 22:1-2, 14, 17).

B. Edificación

  Ya vimos que el río que fluía del Edén, llevaba oro, perlas y ónice, los cuales son los materiales para el edificio de Dios (Gn. 2:10-12).

  Dios usó una costilla de Adán para edificarle una novia (v. 22); esto fue un tipo de la edificación de la iglesia y finalmente de la Nueva Jerusalén.

  Dios quería que el hombre fuese Su novia. Esta novia es simbolizada por una ciudad, ya que en la Biblia una ciudad siempre se visualiza como una mujer. Por ende, una ciudad es el símbolo de una esposa corporativa.

La edificación de la ciudad de Enoc

  No obstante, antes de que Dios edificara Su esposa corporativa en la tierra, Satanás construyó su primera falsificación, la ciudad de Enoc, la que fue nombrada así en honor al hijo de Caín (Gn. 4:16-24). La ciudad de Enoc fue una falsificación diabólica concebida por Satanás a fin de obstaculizar el propósito de Dios.

La edificación del arca de Noé

  La ciudad de Enoc produjo una cultura que corrompió a toda la humanidad, lo que ocasionó el juicio del diluvio. Pero antes de que ocurriese el diluvio, Dios le dijo a Noé que edificara un arca (Gn. 6:11-21). Según 1 Pedro 3:20-21, el arca tipifica a Cristo. La edificación del arca era lo contrario a la falsificación de Satanás, la ciudad de Enoc. Toda la gente mundana de aquella época estaba incluida en esa ciudad, pero Noé se mantuvo separado, construyendo un arca que traería la salvación por parte de Dios.

La edificación del altar y la tienda de Noé

  Después del diluvio, Noé construyó un altar y levantó una tienda (Gn. 8:20; 9:21). El altar era el lugar para adorar a Dios, y la tienda era para su vivir. Noé edificó estas dos cosas, las cuales eran en miniatura la tienda y el altar que después los hijos de Israel edificarían para adorar a Dios.

La edificación de la torre y la ciudad de Babel

  Los descendientes de Noé edificaron la torre y la ciudad de Babel (Gn. 11:1-9). La torre estaba en oposición al altar de Noé, y la ciudad en oposición a su tienda. Tanto la torre como la ciudad constituyeron la segunda falsificación por parte de Satanás, quien se oponía a la obra edificadora de Dios.

La edificación del altar y la tienda de Abraham

  De entre los descendientes rebeldes de Noé, Dios llamó a Abraham. En contraste a la torre y la ciudad de Babel, Abraham edificó un altar y levantó una tienda (Gn. 12:7-8; 18:1, 6, 9). El altar y la tienda de Noé estaban en oposición a la ciudad de Enoc. Lo que hizo Abraham se oponía a la torre y a la ciudad de Babel. En Babel había una torre, pero Abraham edificó un altar; en Babel había una ciudad, pero Abraham levantó una tienda. Por ende, lo que Dios edificaba por medio de Abraham iba en contra de la falsedad edificada por Satanás en Babel.

El edificio representado por Sodoma

  Mientras Abraham vivía en una tienda, su sobrino terminó en Sodoma, la cual era otro edificio falso de Satanás (Gn. 13:12-13; 18:20; 19:1). Según la historia, Babel era una ciudad idólatra, y Sodoma era una ciudad pecaminosa.

El edificio en el sueño de Jacob: Bet-el

  Teniendo de fondo a Babel y a Sodoma, Dios, conforme a Su elección, visitó a Jacob, “un suplantador”. Jacob no sabía nada acerca de la elección de Dios; él sólo sabía como ser astuto. Sin embargo, Dios era soberano, y lo obligó a dejar a sus padres. Mientras vagaba, una noche se quedó dormido a la intemperie. Esa noche soñó que una escalera estaba colocada en la tierra y llegaba hasta el cielo (Gn. 28:10-22), y los ángeles de Dios subían y descendían por ella. Cuando Jacob se despertó dijo: “¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo”. Como ya mencionamos, Bet-el significa “casa de Dios”. Génesis 28:18-19 dice que Jacob “tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el”. De acuerdo con las Escrituras, una piedra simboliza a una persona transformada. Según la Biblia, el aceite simboliza al Espíritu Santo, la tercera persona de la Deidad, quien alcanza a los seres humanos. Cada vez que el Dios Triuno llega a un ser humano por medio del Espíritu Santo, dicha persona llega a ser parte de Bet-el, la casa de Dios. Todos nosotros somos piedras que han sido ungidas con aceite. Por lo tanto, somos Bet-el. Aunque no sé de donde Jacob obtuvo el aceite, él ungió la piedra y la llamó Bet-el.

La edificación de las ciudades de almacenaje de Faraón

  A pesar de todo esto, los descendientes de Jacob no permanecieron en la tierra prometida, sino que bajaron a Egipto donde fueron obligados a construir unas ciudades de almacenaje para Faraón (Éx. 1:11-14), las cuales constituyeron otra falsificación de Satanás. ¿Se ha dado cuenta de cómo se alternan lo positivo y lo negativo entre la obra edificadora de Dios y las falsificaciones de Satanás? Esto se asemeja al cambio entre el día y la noche. Luego de la noche viene el día y viceversa. Después del sueño positivo de Jacob, se llevó a cabo la construcción de las ciudades de almacenaje para Faraón, las cuales estaban llenas del disfrute mundano.

La edificación del tabernáculo

  Después de “la noche” representada por las ciudades de almacenaje para Faraón, vino “el día” con la edificación del tabernáculo (Ex. 25:1-9). En medio de todas las ciudades por el lado negativo, tenemos la edificación del tabernáculo de Dios por el lado positivo. Los descendientes de Jacob fueron rescatados de Egipto y llevados al monte Sinaí. Después de ser liberados de la atadura de Faraón, se constituyeron en el pueblo libre de Dios, y por la misericordia y la gracia de Dios fueron hechos un “reino de sacerdotes” (19:6). Entonces Dios les encomendó que construyeran un tabernáculo que sería Su morada en la tierra, y les mostró el modelo celestial que debían seguir para edificarlo conforme a Su plan y diseño. Así lo hicieron y a partir de ese momento llegó a existir en la tierra un edificio que en la realidad y en la práctica era el edificio de Dios, Su morada en la tierra. Ese tabernáculo junto con el altar fue el agrandamiento de las tiendas y los altares de Noé y Abraham. No sólo era la morada de Dios, sino también el lugar donde los sacerdotes de Dios podían permanecer con Él. No sólo era un tipo completo de Cristo, sino también una prefigura de la iglesia como el agrandamiento de Cristo. Todos los utensilios dentro de éste eran tipos de los diferentes aspectos de Cristo, quien es el contenido de la iglesia. Esto, en tipología, cumplió el plan de Dios, expresó el deseo de Su corazón y lo satisfizo. Por lo tanto, después de que fue construido y erigido, la gloria de Dios llenó el tabernáculo (40:17, 34).

La edificación del templo

  Después de que se edificó el tabernáculo, éste se transportó por el desierto y fue llevado a la tierra prometida, donde permaneció allí como la morada de Dios en la tierra hasta que se construyó el templo (1 R. 6:1-10). El tabernáculo fue utilizado por alrededor de quinientos años, desde 1,500 a. de C. hasta 1,estudio-vida-de-biblia/estudio-vida-de-juan a. de C. aproximadamente, y su relato se encuentra desde Éxodo hasta 1 Reyes. El templo era más grande y más sólido que el tabernáculo, pero su propósito y función eran los mismos. Tipificaba a Cristo y la iglesia de manera completa. Con la construcción del templo, hasta cierto punto se cumplió el sueño de Jacob. En la tierra existía una casa de Dios, una construcción más sólida, hecha de piedra y con un fundamento sólido. Este duró por cuatrocientos años, desde 1,estudio-vida-de-biblia/estudio-vida-de-juan a. de C. hasta que fue destruido por los babilonios, aproximadamente en 600 a. de C., y su relato se encuentra desde 1 Reyes hasta Esdras.

La edificación de Babilonia

  En oposición al templo y la ciudad de Jerusalén, Satanás edificó la ciudad de Babilonia (Dn. 4:28-30), la cual fue una falsificación aún mayor. Nabucodonosor, el rey de Babilonia, con sus ejércitos destruyó el templo de Dios y se llevó los utensilios de éste para Babilonia, colocándolos en el templo de los ídolos (2 Cr. 36:7, 18-19). Por medio de esto podemos ver cómo Satanás ha estado obstaculizando y dañando constantemente la edificación de la morada de Dios en la tierra.

La reedificación del templo y de Jerusalén

  Setenta años después de la destrucción del templo algunos judíos regresaron de su cautiverio y reconstruyeron el templo (Esd. 1:2-5). Esto constituyó la restauración del edificio de Dios. Luego de esto también se reconstruyó Jerusalén (Neh. 2:17-18), la cual permaneció hasta que vino el Señor Jesús.

La edificación de la iglesia

  En Mateo 16:18 el Señor profetizó que Él edificaría la iglesia, la cual es el cumplimiento del tabernáculo y del templo de Dios como Su morada en la tierra. Después de que el Señor llevó a cabo la redención, resucitó de entre los muertos y ascendió a los cielos con el fin de enviar al Espíritu, se comenzó la edificación de la iglesia. Esta edificación ha durado por diecinueve siglos y continuará hasta la segunda venida del Señor.

La edificación de las iglesias locales

  A fin de edificar la iglesia el Señor edificó las iglesias locales (Hch. 14:23; Tit. 1:5). En realidad, la edificación de la iglesia es llevada a cabo por las iglesias locales. La edificación de las iglesias locales es algo práctico. Aunque la iglesia en el ámbito universal es única, las iglesias locales, como expresión de la iglesia universal, son muchas. La edificación de la iglesia universal comenzó con la edificación de las iglesias locales. Esto se ha llevado a cabo de esta manera y así continuará hasta que sea edificada completamente.

La edificación de la Babilonia religiosa y política

  Satanás, con el fin de oponerse a la obra edificadora de Dios y obstaculizarla, edificó la gran Babilonia con sus aspectos religioso y político (Ap. 17:5; 18:2, 21), la cual es su máxima falsificación. La Babilonia religiosa es expuesta en Apocalipsis 17, y la política, en Apocalipsis 18. Estos dos aspectos de Babilonia constituyen la falsificación máxima, consumada y final de Satanás en su meta de obstaculizar la obra de Dios y van en contra de la edificación máxima de Dios, a saber, la Nueva Jerusalén.

La edificación de la Nueva Jerusalén

  La obra edificadora de Dios, en especial, la edificación de la iglesia, tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual es Su edificación máxima (He. 11:10, 16; 12:22; Ap. 21:2, 10—22:2). Lo que edifica Satanás tendrá su consumación en la gran Babilonia; y lo que Dios edifica llegará a su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual cumplirá al máximo el propósito eterno de Dios, lo expresará y satisfará totalmente por la eternidad.

  Por lo tanto, tenemos ante nuestros ojos un breve esquema de la Biblia en su totalidad, que nos muestra las dos líneas: la vida y la edificación.

II. LA POSICIÓN QUE OCUPAN LOS ESCRITOS DE JUAN EN LAS ESCRITURAS

A. El ministerio de Juan, un ministerio que remienda por medio de la vida

  El ministerio de Juan es un ministerio que remienda. Pedro estaba pescando cuando fue llamado por el Señor, pero cuando Juan fue llamado, él estaba remendando la red (Mt. 4:21). Pedro pescó mucho, es decir, atrajo multitudes. Sin embargo, Juan remendó la red espiritual porque su ministerio era un ministerio que remienda por medio de la vida. La vida es lo único que puede remendar y cubrir todos los agujeros de la red espiritual. ¡Cuán necesario es esto en la actualidad! Hay tantos agujeros en la red cristiana. ¿Quién puede remendarlos? Sólo la vida. Es por esto que hemos sido inquietados muchas veces con este asunto de la vida. Algunas personas se ríen de nosotros y dicen: “¿No saben otra palabra que no sea vida?”. Sí, en cierto modo, sólo conocemos la vida. No conocemos nada más, porque no necesitamos nada más. La vida es lo único que necesitamos. Hermanos y hermanas, ustedes necesitan vida. Otras cosas rompen más la red, pero la vida la remienda. Necesitamos el ministerio de Juan, que es el último y con el cual concluye toda la Biblia. Este es un ministerio que remienda por medio de la vida.

B. Los escritos de Juan, la palabra final de la revelación divina

  Los escritos de Juan son las últimas palabras de la revelación divina presentada en las Escrituras. La última palabra siempre es la decisiva. Se puede decir mucho, pero la decisión se dice al final. El Evangelio de Juan es el último de los evangelios, sus epístolas fueron de las últimas, y su revelación es el último libro, no sólo del Nuevo Testamento, sino también de toda la Biblia. Por lo tanto, sus escritos constituyen la palabra final de la revelación divina.

III. EL CONTENIDO DEL EVANGELIO DE JUAN

A. Sinopsis de toda la Biblia

  Hemos visto que la Biblia es un libro de vida y de edificación y que el Evangelio de Juan también se centra en estos dos temas.

1. Vida

  El Evangelio de Juan revela que en Cristo, el Verbo de Dios, está la vida (1:4), que Él vino para que el hombre tuviera vida (10:10b), y que Él mismo es la vida (11:25; 14:6). Además, este Evangelio nos muestra que Cristo es el pan de vida (6:35); que Él tiene el agua de vida (4:14); que Él da vida al hombre (5:21); y que Él incluso vive en el hombre como vida (14:19).

2. Edificación

  El Evangelio de Juan revela la edificación. En 1:14 vemos que Cristo en la carne era el tabernáculo, el cual servía como la habitación de Dios entre los hombres en la tierra. “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”. También, el cuerpo de Cristo era el templo antes de Su muerte y después de Su resurrección (2:19-22). Antes de Su muerte Su cuerpo en la carne era el templo, y después de Su resurrección Su cuerpo resucitado siguió siendo el templo de Dios. Esto es la edificación. Además, este Evangelio revela que los creyentes serán edificados como la morada del Dios Triuno (14:2, 23), lo cual se expone adecuada y plenamente en Juan 14. Conforme a dicho capítulo, todos los creyentes serán edificados juntamente como la habitación eterna de Dios, la cual tiene muchas moradas. Así que, como se indica en la última oración del Señor, hallada en Juan 17, todos Sus creyentes deben ser edificados y hechos uno (vs. 11, 21-23).

B. Dos secciones

1. La primera sección: la venida del Señor

  La primera sección del Evangelio de Juan, compuesta de los primeros trece capítulos, trata de la venida del Señor Jesús, en la cual introduce a Dios en el hombre y lo da a conocer. Esta sección nos dice que el Señor era el Verbo de Dios, Dios mismo, quien vino por medio de Su encarnación para introducir a Dios en el hombre y para darle a conocer. Antes de Su encarnación, Él estaba separado del hombre, Dios era Dios, y el hombre era hombre. Sin embargo, por medio de Su encarnación, Él introdujo a Dios en el hombre. Dios se hizo uno con un hombre llamado Jesús, un hombre que era tanto Dios como hombre. Aunque nadie jamás ha visto a Dios, por medio de la encarnación el unigénito Hijo de Dios le ha dado a conocer en vida, en luz, en gracia y en realidad. Veremos más al respecto en los mensajes siguientes. Por ahora es suficiente recordar que en la primera sección del Evangelio de Juan vemos cómo Dios fue introducido en el hombre y cómo Él se dio a conocer al hombre.

2. La segunda sección: el Señor parte en la muerte y regresa en la resurrección

  La segunda sección, compuesta de los últimos ocho capítulos, abarca el hecho de que el Señor parte en la muerte y regresa en la resurrección a fin de introducir al hombre en Dios y de permanecer en el hombre y con el hombre, con miras a cumplir la obra edificadora de Dios. En la primera sección Él introdujo a Dios en el hombre; en la segunda, Él pasó por la muerte y la resurrección para introducir al hombre en Dios. De esta manera, Él puede entrar en el hombre y permanecer en él y con él a fin de cumplir la obra edificadora de Dios.

  Aunque el vocabulario del Evangelio de Juan es sencillo y breve, este libro es profundo. El vocabulario es tan elemental que incluso un niño de primer grado podría leerlo en gran parte. “En el principio era el Verbo”; “Yo soy la luz”; “Yo soy la vida”. Estas declaraciones son sencillas, pero su significado es profundo. ¿Qué significa la expresión el Verbo? Trate de definirla usted. ¿Qué significa la frase en Él estaba la vida? ¿Quién puede definir lo qué es la vida? Es insondable y está muy lejos de nuestro entendimiento. Por esto, este evangelio, en su estilo breve y sencillo, usa muchas alegorías y figuras retóricas. En Juan 1 tenemos el Verbo. Sabemos que este Verbo era Cristo. Sin embargo, no debemos pensar que Cristo era una palabra con cinco letras; el Verbo en este versículo es una alegoría, una figura retórica, la cual describe lo que Cristo significa para Dios. En 1:14 tenemos el tabernáculo, que también es Cristo. Además, en 1:29 a Cristo se le llama “el Cordero de Dios”, aunque en realidad no era un cordero con cuatro patas. Hemos visto que Cristo le cambió el nombre a Pedro, llamándolo piedra (1:42), pero esta “piedra” tiene un significado espiritual. Por lo tanto, no debemos intentar entender el Evangelio de Juan solamente conforme a las letras impresas; necesitamos entender las alegorías de manera adecuada según la revelación de toda la Biblia.

  Casi todos los capítulos del Evangelio de Juan contienen algunas figuras. En el capítulo 1 tenemos el Verbo, la luz, el tabernáculo, el cordero, la piedra y la escalera celestial; en el capítulo 2, las tinajas de piedra para agua, el vino, el templo y la casa del Padre; en el capítulo 3, la serpiente en el asta; en el capítulo 4, el pozo de Jacob y el agua viva; en el capítulo 6, el pan viviente; en el capítulo 7, los ríos de agua viva; en el capítulo 9, la saliva y el lodo; en el capítulo 10, la puerta, el redil, el rebaño, el pasto y el pastor; en el capítulo 12, el grano de trigo; en el capítulo 13, el lavamiento de los pies; en el capítulo 15, la vid y los pámpanos; en el capítulo 16, la mujer y el hijo; en el capítulo 19, el hueso, la sangre y el agua; en el capítulo 20, el aliento; y en el capítulo 21, las ovejas y los corderos. No podemos entender adecuadamente este Evangelio sin entender todas sus figuras retóricas.

  Debido a que los asuntos de la vida son abstractos y profundos, es extremadamente difícil describirlos y expresarlos usando el lenguaje humano ordinario. Por esto, este Evangelio usa varias figuras para representar lo espiritual, los asuntos extremadamente profundos de vida y edificación. Por lo tanto, necesitamos leer cuidadosamente el Evangelio de Juan, orando para que recibamos un entendimiento genuino de las alegorías. Para ayudarle a usted en este empeño, sugerimos que lea el Evangelio de Juan en la Versión Recobro, prestando atención especial a todas las notas. El texto y las notas lo ayudarán.

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