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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Juan»
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Mensaje 10

EL AUMENTO DE CRISTO Y EL CRISTO INMENSURABLE

  Cuando era joven muchas cosas de la Biblia me molestaban. Una de ellas se encuentra en el capítulo 3 de Juan. Aunque este capítulo es muy elevado, porque habla del nuevo nacimiento, me daba la impresión de que repentinamente, a partir del versículo 22, descendía mucho. El versículo 22 dice: “Después de esto, Jesús y Sus discípulos fueron a la tierra de Judea, y allí estuvo con ellos, y bautizaba”. Cuando era joven y leía este versículo pensaba que no era necesario tal relato. Tuve la misma impresión acerca del versículo 23, donde dice que Juan bautizaba en Enón, junto a Salim, porque allí había mucha agua. También estaba molesto por el versículo 24, donde dice que Juan no había sido aún encarcelado. Me pregunté: “¿Qué significa todo esto? Después de mencionar lo espiritual y celestial, ¿por qué se mencionan tales cosas como el encarcelamiento?”. La razón de esto la encontramos en el versículo 26, donde dice: “Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a Él”. ¿Por qué Juan incluyó todos estos versículos? Simplemente con el propósito de exponer la cola del zorro. ¿Qué es esta cola? Es el asunto que define quién tendrá la multitud y los seguidores. Hoy en día la actitud de muchos es: “Éste me sigue a mí, todos éstos son mis seguidores, ¿por qué algunos de ellos han de seguirte a ti?”. Esta actitud que encontramos hoy también estaba presente en los tiempos de Juan el Bautista.

  Empezando por el versículo 27, Juan da su respuesta: “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él” (vs. 27-28). Si yo hubiera estado ahí, le habría dicho a Juan: “Hermano, si éste es el caso, tú debes irte a casa y no bautizar más: Ya que Aquel de quien testificaste está ahora bautizando, tú debes dejar de bautizar. Si continúas bautizando, indudablemente serás echado en la cárcel”. Juan era bueno, pero no tenía un entendimiento claro. El problema radicaba en que Juan permaneció todavía allí después de que Jesús se presentó. Juan debería haberse retirado y permitido que el Señor Jesús ocupara todo el escenario. Sólo debía haber una figura principal, y no dos. Cuando era joven tampoco entendía por qué Juan fue puesto en la cárcel. Pero más tarde comprendí que fue encarcelado porque no se retiró a tiempo del escenario.

I. EL AUMENTO DE CRISTO

  No obstante, Juan dijo: “El que tiene la novia, es el novio; mas el amigo del novio, que está allí y le oye, se goza grandemente de la voz del novio; así pues, éste mi gozo se ha colmado. Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe” (vs. 29-30). La mayoría de los cristianos, en especial los maestros cristianos, interpretan mal el versículo 30. ¿Qué significa que Cristo crezca y que nosotros mengüemos? Significa que nosotros debemos retirarnos del escenario, no debemos dejar que nos sigan a nosotros, y tenemos que permitir que Cristo sea la única figura en el escenario y a quien todos deben seguir. Todos los seguidores deben pertenecer a Cristo, ninguno de ellos debe seguir a Juan el Bautista ni a nadie más. Debido a que Juan no aclaró este asunto a sus discípulos, ellos estaban celosos defendiendo a su maestro. Cuando los discípulos de Juan vieron que toda la gente iba en pos de Jesús, no estaban contentos. Es como si ellos dijeran: “¿Por qué no siguen a nuestro maestro, sino a Jesús?” ¿Puede usted ver la situación? Si Juan se hubiera retirado, no habría habido problema alguno. Si él les hubiera dicho a sus discípulos que siguieran al Señor Jesús y hubiera rechazado a los que intentaban seguirle a él, no habría existido ninguna dificultad.

A. Cristo vino como el Novio por la novia

  Sin embargo, Juan, al responder a sus discípulos, aclaró el hecho de que él no era el Cristo, o el novio que vino por la novia; él sólo era el amigo del novio. Claramente les dijo que Cristo era el novio que había venido por la novia. La gente no debía seguirlo a él sino a Cristo, para que así el Señor pudiera obtener a Su novia.

B. Todos los que son regenerados se hacen uno para llegar a ser la novia de Cristo, que le es dada a Él por Dios

  Juan escribió su evangelio estando bajo la inspiración del Espíritu Santo. Por sus palabras podemos ver que todos los que han sido regenerados, los que siguen a Cristo, llegan a ser Su aumento. El crecimiento mencionado en el versículo 30 es la novia mencionada en el versículo 29, y esta novia es una composición viviente de todos los que son regenerados, lo cual significa que la regeneración, el tema de este capítulo, no sólo introduce la vida divina en los creyentes y anula la naturaleza satánica de su carne, sino que también hace de ellos la novia corporativa para el aumento de Cristo. Los dos últimos puntos, la anulación de la naturaleza serpentina en los creyentes, y que los creyentes sean hechos la novia de Cristo, son completamente desarrollados en el libro de Apocalipsis, otro escrito de Juan. Apocalipsis revela principalmente cómo Satanás, quien es la serpiente antigua, será completamente eliminado (Ap. 20:2, 10), y cómo la novia de Cristo, la Nueva Jerusalén, será completamente producida (21:2, 10-27).

  Aunque la mayoría de los cristianos están familiarizados con la regeneración, presentada en Juan 3, muy pocos ven que cada persona regenerada debe formar parte del aumento de Cristo, el cual es Su novia. La regeneración tiene como fin el aumento de Cristo, la producción de la novia. La regeneración nos da la manera de ser parte de la novia de Cristo. Juan 3 es un capítulo que trata de la regeneración, cuya finalidad es el incremento de Cristo. Muchos cristianos sólo ven la regeneración en sí misma, pero no ven el propósito de ésta. ¿Acaso el único objetivo de la regeneración consiste en que usted tenga vida eterna? ¡No! Hay algo más. La regeneración tiene como fin que nosotros seamos edificados como la novia, la cual es el aumento, el incremento, de Cristo.

  Originalmente todos nosotros éramos pequeñas serpientes que teníamos la naturaleza serpentina. Pero mediante la regeneración, la naturaleza de la serpiente ha sido anulada. Vimos esto claramente en el mensaje anterior. Además, en la regeneración todos hemos germinado con la vida divina. Debido a que nuestra naturaleza serpentina fue anulada y nosotros germinamos con la vida divina, llegamos a formar parte de la novia. ¿Es usted una persona serpentina o es parte de la novia de Cristo? ¡Somos parte de la novia! Formamos parte del incremento de Cristo.

  El Evangelio de Juan es un libro acerca del incremento de Cristo. Cristo como el novio necesita una novia. Él vino con este propósito, vino para crecer. ¿Cómo obtendrá Su aumento? Al entrar en nosotros y hacernos parte de Sí mismo. Todos nosotros somos parte de Cristo. Como parte de Cristo hemos sido concertados juntos como Su novia, Su incremento. Tanto la salvación como la regeneración tienen este propósito: producir la novia como aumento de Cristo.

C. La novia de Cristo es Su aumento

  La novia de Cristo es Su aumento. Todos los que han nacido de nuevo son el aumento de Cristo, su incremento, y este incremento es la novia, la cual llega a ser Su complemento. La novia es la iglesia, la cual se compone de todos los que han sido regenerados. Todos los que han sido regenerados están concertados juntos como la novia corporativa para corresponder a Cristo. Sin la regeneración Cristo no puede tener Su novia, Su incremento.

  La novia como el aumento de Cristo es como Eva, quien era el aumento de Adán. Cuando Adán fue creado estaba sólo, en otras palabras, era soltero. En el estado individual de Adán no había incremento. Después de que Dios tomó una de las costillas de Adán y edificó una mujer con ella, esta mujer fue la esposa de Adán (Gn. 2:21-24). Una vez que ella se unió a Adán, llegó a ser su aumento, su crecimiento. Entonces Adán aumentó y ya no estuvo sólo.

  Cristo también estaba sólo, así que formó una novia para que fuera Su aumento. Pero ¿quiénes son el incremento, la novia, de Cristo? Únicamente aquellos que han sido regenerados con Él como vida. Por medio de la regeneración obtenemos la vida divina de Dios, la cual es Cristo mismo, de manera que llegamos a ser miembros de la novia corporativa de Cristo. Más tarde, en el libro de Apocalipsis el mismo escritor dice que la novia de Cristo, la novia del Cordero, es la Nueva Jerusalén (21:2, 9-10). ¿Qué es la Nueva Jerusalén? Repito que la Nueva Jerusalén se compone de todos los que han nacido de nuevo mediante la regeneración del Espíritu. Si usted ha sido regenerado, usted es parte del aumento de Cristo, es un miembro de la novia corporativa de Cristo, la cual es la iglesia hoy y tendrá su consumación como la Nueva Jerusalén en el futuro.

  ¿Cómo llegamos a ser el aumento de Cristo? Repetimos una vez más que el aumento se produce mediante la regeneración. Por ejemplo, cuando nacimos de nuestros padres fuimos el aumento de Adán. Se da cuenta usted de que Adán crece diariamente? ¿Ha pensado alguna vez cuán grande es Adán hoy? Hace aproximadamente seis mil años, cuando Adán se encontraba en el huerto del Edén, él estaba solo, era soltero. Sin embargo, a través de las generaciones Adán ha adquirido muchos descendientes. Todos sus descendientes constituyen su aumento. Actualmente, contando sólo a los vivos, Adán se ha incrementado a cerca de tres billones de personas. Adán ha aumentado hasta adquirir grandes dimensiones. Alabado sea el Señor que Cristo también está incrementándose. Pero Él no se incrementa por medio de nuestro primer nacimiento. Nuestro primer nacimiento es para el aumento de Adán, pero nuestro segundo nacimiento tiene como fin el aumento de Cristo. Cuando engendramos un hijo, engendramos otra persona que se añade al incremento de Adán. Sin embargo, debemos darle gracias al Señor porque existe otra posibilidad: esta nueva persona que nació puede también nacer de nuevo como incremento de Cristo. Potencialmente, todos nuestros hijos pueden nacer de nuevo y así llegar a ser el aumento de Cristo, así como son el aumento de Adán.

  ¿Es usted el aumento de Adán o el aumento de Cristo? Anteriormente, teníamos que decir que éramos sólo el aumento de Adán. Pero ahora, gracias al Señor que hemos sido hechos el incremento de Cristo por medio de la regeneración. Sin embargo, debemos también asegurarnos de vivir, andar y conducirnos, no por la vida de Adán, sino por la vida de Cristo. Mientras vivamos por nuestra vida humana, somos meramente el aumento de Adán. Sólo cuando vivimos y andamos por la vida divina de Dios, somos el aumento de Cristo. Entonces seremos la novia, el complemento de Cristo.

  Así como una esposa es una sola carne con su esposo, así nosotros somos un espíritu con Cristo (1 Co. 6:17). Como la esposa es el aumento del esposo, nosotros, como Su novia, somos el aumento de Cristo. Debido al hecho de que por nuestro segundo nacimiento recibimos a Cristo como vida, somos el aumento de Cristo. Por lo tanto, el resultado final de la regeneración consiste en que Cristo obtiene una novia como Su incremento. Cristo es aumentado mediante la regeneración, debido a que por ésta Él se reproduce en nosotros. Nosotros, que somos los regenerados, somos Su reproducción.

  Eva logró ser el incremento de Adán porque ella fue constituida con una de sus costillas y llegó a ser una sola carne con Adán, una parte de él. Según el mismo principio, nosotros podemos ser el incremento de Cristo, porque somos espiritualmente constituidos con Su vida, y hemos llegado a ser un espíritu con Él, una parte de Él. Tal como Eva salió de Adán y regresó para ser una con él, llegando a ser así su incremento, así también nosotros hemos salido de Cristo y regresaremos para ser uno con Él, llegando a ser así Su incremento. Este incremento es simplemente Su reproducción en nosotros por medio de la regeneración. Todos los que participan en esta reproducción son dados a Cristo por Dios.

D. El obrero de Cristo debe menguar

  Debemos permitir que Cristo crezca. Todos nosotros debemos menguar. Él debe tener a todos los seguidores. Si todos los predicadores y líderes cristianos de hoy dijeran: “Señor, deja que mis seguidores te sigan a Ti para que Tú crezcas y yo mengüe”, no habría ningún problema. Pero parece que algunos dicen: “Él debe crecer y yo debo menguar, pero debo conservar a mis seguidores”. Mientras uno retenga a sus seguidores nunca disminuirá, y el Señor no podrá incrementarse. El hecho de que uno crezca o mengüe depende de los seguidores. ¿A quién le pertenecen los seguidores? El problema de hoy es que cada predicador tiene sus propios seguidores. Muchos piensan que somos igual que ellos porque, según su concepto, todos los obreros cristianos deben conservar a sus seguidores. Cuando les decimos que no retenemos a ningún seguidor, ellos no nos creen. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Necesitamos Su misericordia para que no retengamos a ningún seguidor bajo nuestra mano. De lo contrario, tarde o temprano, seremos echados a la cárcel. Permitan que los seguidores vayan a Él. Él debe crecer y todos nosotros debemos menguar.

II. EL CRISTO INMENSURABLE

  Juan 3:31-36 causa problemas a muchos traductores de la Biblia por que no saben dónde ubicar estos versículos. Una versión incluso los cambió de lugar. Algunos traductores han discutido acerca de si estas palabras fueron habladas por Juan el Bautista, por el Señor Jesús, o por Juan, el que escribió este evangelio. Diversas suposiciones han sido presentadas. Pero, por la misericordia del Señor, nosotros hemos logrado ver que estos versículos deben estar donde están, debido a que son una continuación de lo que ocurrió hasta el versículo 30.

  El versículo 30 dice que Cristo debe crecer y nosotros menguar. ¿Cuál es la razón de esto? Porque Cristo es ilimitado y todo-inclusivo. Estos versículos revelan a un Cristo ilimitado. Él era el pequeño Jesús que nació en un pesebre y se crió en Nazaret en la casa de un humilde carpintero. No tenía belleza ni atractivo exterior, y estaba muy limitado. No obstante, Él es inmensurable y todo-inclusivo. Es más alto que los cielos y más extenso que el universo. Él lo es todo y todo es para Él. Leamos estos versículos y veamos cómo revelan al Cristo inmensurable: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que procede de la tierra, de la tierra es, y lo que habla procede de la tierra; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. El que recibe Su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, habla las palabras de Dios; pues no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en Su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”. Estos versículos revelan que el Cristo en quien creemos es ilimitado e inmensurable.

A. Él vino de arriba

  En ese entonces Cristo era una persona que vivía físicamente en la tierra. Sin embargo, Él era alguien que vino de arriba. Estaba en la tierra, pero su fuente estaba arriba, Así que, Él es sobre todos.

B. Él vino del cielo

  Por ser Cristo una persona de arriba, también procede del cielo. El cielo está sobre la tierra. Él estaba en la tierra, pero su fuente era el cielo.

C. Él es sobre todos

  Cristo es sobre todos. En esta porción de la Palabra, la expresión todos no significa principalmente todas las cosas o asuntos, sino todas las personas. Cristo es sobre todas las personas, especialmente con respecto a Juan el Bautista. En ese tiempo Juan mantenía una posición de rivalidad con el Señor Jesús. Tanto Jesús como Juan tenían discípulos. Para los discípulos de Juan, éste estaba al mismo nivel que el Señor Jesús. Pero eso no era correcto. Por lo tanto, el versículo 31 nos dice que Cristo es Aquel que es sobre todos. Él es sobre usted, sobre mí y sobre todas las personas.

D. Él es del cielo y a la vez permanece en el cielo

  Cristo era del cielo; pero mientras estaba en la tierra, al mismo tiempo permanecía en el cielo (3:13). Él es universal e inmensurable.

E. Ministra las palabras de Dios y da el Espíritu sin medida

  El versículo 34 dice: “Porque el que Dios envió, habla las palabras de Dios; pues no da el Espíritu por medida”. En este versículo vemos dos cosas: el Señor Jesús ministra hablando las palabras de Dios a Su pueblo, y además les da a ellos el Espíritu sin medida. Algunas versiones interpretan este versículo incorrectamente, diciendo que es Dios el Padre el que da el Espíritu al Hijo sin medida. No obstante, al estudiar los mejores manuscritos, se descubre que el verdadero significado es que el Hijo da el Espíritu sin medida al pueblo de Dios. El Señor Jesús ministra la Palabra viviente y el Espíritu inmensurable.

  En las iglesias locales necesitamos sólo dos cosas: la Palabra viviente y el Espíritu inmensurable. Hoy, como Cabeza de la iglesia, Cristo ministra estas dos cosas. Creo que Él nos ha dado la carga especial del ministerio de la Palabra viviente. Aunque hablamos la Palabra, realmente no somos nosotros los que ministramos la Palabra. Nosotros hablamos, pero es Él quien ministra. Cuando nosotros hablamos, Él ministra Su rica Palabra. Él es el orador y el impartidor divino. Él ministra la rica Palabra e imparte el Espíritu viviente sin medida. Él ministra la Palabra viviente para nutrir a todos Sus miembros. Él imparte el Espíritu en todos Sus miembros a fin de que ellos ejerzan su función de una manera plena. Nadie más puede hacer esto. Él es el Espíritu todo-inclusivo y el Cristo todo-inclusivo. Él es ilimitado.

  En estos postreros días el Señor va a vindicar Su obra por medio de la rica Palabra y el Espíritu viviente. ¿Dónde está el Señor? Él está donde se encuentre la rica Palabra y el Espíritu viviente. Ninguna otra cosa se puede considerar como una señal de la presencia del Señor. Si nos reunimos sin las riquezas de la Palabra y sin lo viviente del Espíritu, aun cuando afirmamos que nos reunimos en el nombre del Señor, nuestra afirmación no tiene ningún sentido; es sólo vanidad. No hay confirmación ni realidad para respaldar lo que decimos. No es necesario proclamar que somos la iglesia. El hecho de que tengamos la rica Palabra y el Espíritu viviente, es la vindicación de que somos la iglesia. Donde el Señor Jesús esté, allí se encontrará la rica Palabra y el Espíritu viviente.

  A menudo la gente habla y argumenta acerca de la iglesia. Con el tiempo, la mayoría de los que hablan y discuten acerca de la iglesia, se vuelven temerosos de decir algo de ella. Simplemente cierran su boca y se vuelven renuentes aun hasta de mencionar el término iglesia. Ellos dicen: “No hable acerca de la iglesia. La iglesia es una cosa problemática”. Es difícil para ellos decir qué es lo correcto o lo incorrecto con respecto a la iglesia. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es Cristo que aumenta y los líderes que menguan. Siempre que vea que los líderes están aumentando y que Cristo está encarcelado, eso no es la iglesia. La iglesia es una entidad en la cual Cristo continuamente aumenta y el liderazgo mengua.

  La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Sabemos que el ungüento del sumo sacerdote era derramado sobre su cuerpo y descendía hasta el borde de sus vestiduras (Sal. 133:2), lo cual indica que el rico Espíritu viviente no tiene que ver con dones y milagros, sino con la unción de vida (v. 3). En la iglesia, Cristo, como Cabeza todo-inclusiva, da el Espíritu de vida sin medida. Me gusta escuchar a los santos orar libremente. Pero ¿qué pasaría si la Cabeza retuviera la unción y nosotros siguiéramos tratando de orar? Si Él retuviera la unción, aunque hiciéramos nuestro mejor esfuerzo para orar, no seríamos capaces de hacerlo de una manera viviente. Sólo podríamos orar de una manera seca y formal. En estos días he sido regado al escuchar las oraciones de los santos, porque esas oraciones han estado llenas de la unción. Esta unción proviene de la Cabeza todo-inclusiva. Si tenemos la unción, somos el Cuerpo. El ungüento fue derramado sobre las vestiduras de Aarón, lo cual significa que fue derramado sobre el Cuerpo de Cristo. Si tenemos que hacer un programa de las personas que han de orar en la reunión, esto constituiría una organización y no el Cuerpo. Una organización no necesita la unción, el Espíritu inmensurable. Una reunión que esté llena de oraciones de principio a fin es una prueba de la presencia de la Cabeza, lo cual demuestra que todo el Cuerpo está bajo la unción del Espíritu inmensurable del Señor. No sería necesario que nadie nos pida que oremos por dos horas y media, porque eso sería un mero esfuerzo nuestro y no la obra de la Cabeza. ¿Dónde está la iglesia? ¿Quiénes son la iglesia? ¿Qué es la iglesia? Donde el Espíritu está, ahí está la iglesia.

  Otra señal que vindica a la iglesia es la Palabra. Si usted lee el libro de Hechos, verá que en los primeros días de la iglesia estaban el Espíritu y la Palabra. Pero no era la Palabra en letras impresas. Según el libro de Hechos la iglesia tenía la Palabra viviente, la Palabra llena de vida, de luz, de unción y era la que los regaba. La iglesia tiene la Palabra viviente e instantánea, la Palabra que el Señor habla hoy. Donde se encuentre la Palabra viviente, ahí está la iglesia.

  Alabado sea el Señor porque desde el día en que Él nos levantó, Su Palabra santa ha sido abierta a nosotros de una manera viviente. Creo que a medida que pase el tiempo la Palabra nos será abierta más y más. No necesitamos las prácticas externas porque la presencia del Señor está en la iglesia. Su Espíritu viviente y Su Palabra viviente están en la iglesia. Esto comprueba dónde está la iglesia y también testifica que la Cabeza de la iglesia es el Cristo ilimitado.

  Es una blasfemia mantener a un grupo de seguidores bajo nuestro control. Todos los seguidores deben seguirlo a Él. Mientras más soltemos a nuestros seguidores, más la Biblia se nos abrirá a nosotros y más estará la unción en el Cuerpo. Hermanos, ahora es el tiempo en que el Señor vindicará Su obra sobre la tierra, no sólo en este país, sino también en toda la tierra. Su divina Palabra se abrirá a Su Cuerpo como nunca antes, y la unción del Espíritu se intensificará siete veces (Ap. 1:4). El Cristo todo-inclusivo, la Palabra viviente y el Espíritu intensificado vindicarán el camino de la iglesia. De otra manera, será difícil que la gente sepa quién es, dónde está, y qué es la iglesia.

  ¡Aleluya que somos personas regeneradas! Fuimos regenerados para ser Su aumento, el aumento del Cristo todo-inclusivo. El capítulo 3 de Juan presenta tres puntos principales: la regeneración, el incremento, que es la novia de Cristo, y el Cristo todo-inclusivo.

F. Amado por el Padre

  El Padre ama al Hijo (3:35). El Hijo es el objeto del amor del Padre. En amor, el Padre hizo que el Hijo fuese sobre todos y en todos. El hecho de que el Hijo sea todo-inclusivo se debe al amor del Padre.

G. El Padre lo entregó todo al Hijo

  El versículo 35 también dice que el Padre entregó todas las cosas en la mano de Su Hijo. De nuevo la palabra todo aquí no significa principalmente todas las cosas o todos los asuntos, sino todas las personas. El Padre ha entregado todas las personas al Hijo. El Padre nunca le dio ninguna persona a Juan el Bautista. Él ha entregado todos Sus escogidos a Su Hijo. Ninguno de los escogidos de Dios pertenece a Juan el Bautista ni a ningún obrero cristiano. Juan y todos los obreros cristianos no deben aceptar como su posesión a ninguno de los escogidos de Dios. Dios el Padre ha dado todos Sus elegidos al Hijo. Todos deben ir a Él. Él está por encima de todos y sobre todos. Todos le han sido dados a Él, y todos deben estar bajo Su mano.

H. Creer en este Cristo para tener la vida eterna

  El versículo 36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”. En Juan 3 vemos la Persona y la obra de Cristo. Todo lo que Él es y todo lo que Él hace tiene como fin que seamos salvos y regenerados para ser Su novia, Su incremento. ¡Oh, Él es tan maravilloso y ha realizado una obra tan maravillosa! Por lo tanto, debemos creer en Él. Creyendo en Él recibimos el perdón de Dios y tenemos la vida divina, que es la vida eterna. Al creer en esta Persona tan maravillosa recibimos el perdón de Dios, somos liberados de la condenación de Dios por medio de Su redención, y mediante la regeneración del Espíritu, recibimos la vida eterna, la vida increada de Dios. De esta manera nacemos de Dios, somos liberados del poder maligno de Satanás y trasladados al reino de Dios. De otro modo permaneceremos envenenados por Satanás y continuaremos bajo la condenación de Dios, la cual finalmente traerá Su ira sobre nosotros. Anteriormente, éramos serpientes envenenadas por Satanás, el enemigo de Dios, y estábamos ya condenados bajo el juicio de Dios. Pero ahora, gracias al Señor, por Su muerte y resurrección, hemos sido salvos y regenerados para formar parte de Su novia. Por lo tanto, somos Su aumento, Su reproducción la cual es Su novia, Su complemento.

I. Desobedecer a este Cristo es estar bajo la ira de Dios

  Si alguien desobedece a este Cristo, permanecerá bajo la ira de Dios para perdición. Pero nosotros no somos los que desobedecen sino los que creen. Nunca pereceremos. Fuimos salvos de la condenación de Dios y de la naturaleza serpentina de Satanás, y fuimos regenerados con la vida eterna de Dios para ser la novia del Cristo todo-inclusivo como Su aumento universal.

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