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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Juan»
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Mensaje 33

EL ORGANISMO DEL DIOS TRIUNO EN LA IMPARTICIÓN DIVINA

(1)

  En este mensaje llegamos a Jn. 15. No debemos considerar este capítulo como algo aparte de los capítulos Jn. 14 y Jn. 16, pues los tres capítulos forman parte de un sólo mensaje dado por el Señor Jesús antes de que fuera traicionado y arrestado. No hay duda de que el capítulo 15 es la continuación del capítulo 14, donde vemos la morada mutua, la mezcla de divinidad con humanidad. Una vez que entendemos el capítulo 14 de Juan estamos preparados para examinar el capítulo 15.

  La mayoría de los cristianos están familiarizados con Juan 15, un capítulo maravilloso que trata del Señor, que es la vid, y nosotros que somos los pámpanos. Aparentemente es fácil entender este capítulo porque sabemos lo que es una vid, lo que son los pámpanos, y conocemos la relación que existe entre la vid y sus pámpanos. Sin embargo, Juan 15 es tal vez el capítulo más profundo de todo el Nuevo Testamento. Si hemos de entender apropiadamente el profundo significado de este capítulo debemos entender el pensamiento central de Dios y la intención del Espíritu Santo cuando se escribió el Evangelio de Juan. Este evangelio revela que el Señor Jesús es la expresión de Dios, Dios mismo expresado en forma de hombre. Él se expresó de esta manera para que pudiéramos recibirle como nuestra vida y nuestro todo. Él quiere forjarse en nosotros hasta llegar a ser nuestra vida y nuestro todo. Los capítulos del 3 al 11 revelan que Él es capaz de satisfacer todas nuestras necesidades al ser nuestra vida. El capítulo 12 nos muestra el resultado y la multiplicación del hecho que Él sea vida para nosotros. El capítulo 13 indica la manera de mantener nuestra comunión en vida. Luego, el capítulo 14 nos revela que Él se forja en nosotros por medio de Su muerte y resurrección, y mediante Su transfiguración de la carne al Espíritu. Al llegar al capítulo 14, Él se ha forjado dentro de nosotros por medio del Espíritu de realidad. Ahora, Él es nuestra vida y nuestra esencia. Él vive en nosotros esperando que cooperemos con Él, a fin de revelarse y manifestarse más y más a nosotros. El Padre también entra junto con Él para visitarnos, permanecer con nosotros y hacer Su hogar en nosotros (14:23). En otras palabras, el Padre en Él y por medio del Espíritu se mezclará completamente con nosotros. El Padre en el Hijo por el Espíritu será nuestra morada, y nosotros seremos la morada del Dios Triuno. De esta manera, el Dios Triuno y nosotros seremos juntamente edificados; es decir, Dios y el hombre serán edificados en unidad. Esta maravillosa unidad es el pensamiento central de Dios. En todo el universo la intención final de Dios consiste en que el Padre en el Hijo como el Espíritu sea forjado en nosotros y se mezcle con nosotros hasta que el Dios Triuno y la humanidad lleguen a ser una morada mutua. Vimos esto al estudiar el capítulo 14. Éste es el trasfondo del capítulo 15.

  La revelación de Dios en el capítulo 15 es muy significativa, profunda y todo-inclusiva. El pensamiento y significado de esta revelación son muy profundos. Lo primero que debemos subrayar en este capítulo es que aquí claramente se revela al Dios Triuno. Dios el Padre se revela como el labrador quien está relacionado con una labranza, una plantación o una cosecha. El labrador es la fuente, el origen, el fundador y el que planta dicha labranza. Él se dedica a esta empresa. Todo el universo es la empresa del Padre. Dicho de otra forma, el Padre tiene un plan divino, un propósito eterno, y Él desea cumplir lo que ha planeado. Éste es el significado de que el Padre sea el labrador. Él es el labrador de la viña y se propone llevar a cabo cierto propósito. Él es la fuente, el fundador, y el primero en realizar algunas cosas para llevar a cabo lo que piensa y con el fin de realizar Su propósito. Además, como lo revelan los detalles que se encuentran en otras porciones de las Escrituras, el Padre se deleita y desea que todo lo que Él es, todas las riquezas de Su naturaleza divina, y toda la plenitud de la Deidad sean las riquezas de la vid. Todo lo que el Padre es, todo lo que el Padre tiene, todas las riquezas de la vida divina del Padre, y toda la plenitud de la Deidad, están en la vid. Todos estos ítems son para la vid, y la vid es la corporificación de ellos. La vid llega a ser la corporificación de la plenitud de las riquezas de la divinidad y de la Deidad. Todo lo que Dios el Padre es y tiene está corporificado en la vid.

  Este capítulo no sólo revela al Padre, sino también al Hijo como la vid. El Hijo como la vid es el centro. Todo el universo es descrito como una viña, y en el centro de esta viña está la vid, que representa al Hijo. Dios el Hijo es el centro, pues todo está centralizado en Él. Hemos visto que Dios el Padre es la fuente y el fundador, y ahora vemos que Dios el Hijo es el centro. Todo lo que Dios el Padre es y tiene es para este centro, está corporificado en el centro, y es expresado a través del centro. Dios el Padre es expresado, manifestado y glorificado por medio de esta vid. De manera que Dios el Padre es la fuente y Dios el Hijo es el centro.

  Finalmente, en los últimos dos versículos de este capítulo, el Espíritu es revelado. Aquí, Dios el Espíritu es llamado el Espíritu de realidad, lo cual significa que el Espíritu es la realidad. Todo lo que Dios el Padre es en el Hijo, y todo lo que Él centralizó en el Hijo, es hecho real por el Espíritu. Todo lo que Dios el Padre es en el Hijo es una realidad en Dios el Espíritu. Además, lo que fue centralizado en el Hijo es revelado, testificado y hecho real por el Espíritu de realidad. Por lo tanto, Dios el Padre es la fuente, el fundador; Dios el Hijo es el centro, la corporificación y la manifestación; y Dios el Espíritu es la realidad. Esto es sumamente profundo e insondable.

  Además, en esta revelación no sólo se encuentra al Dios Triuno, sino también al Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es la iglesia. En esta revelación se compara a la iglesia con los pámpanos de la vid. Los pámpanos de una vid son el cuerpo de la vid. Si se le quita los pámpanos a una vid, ésta no tendría cuerpo. Sin ellos, a la vid no le quedaría nada excepto la raíz y el tronco. Así que, los pámpanos constituyen el cuerpo de la vid.

  Si buscamos al Señor con respecto a este asunto, veremos cuán maravilloso y misterioso es. Todo lo que Dios el Padre es y tiene está centralizado y corporificado en Dios el Hijo, y todo esto es hecho real en Dios el Espíritu. Ahora todo ha sido forjado en nosotros y será expresado y testificado por medio de nosotros. Juan 15 presenta cuatro asuntos sumamente importantes: Dios el Padre como fuente y fundador; Dios el Hijo como centro y manifestación; Dios el Espíritu como la realidad y realización; y los pámpanos como el Cuerpo, la expresión corporativa. Los pámpanos son sumamente vitales, porque expresan lo que Dios es en Cristo como Espíritu. Sin los pámpanos, no existiría la plena expresión. La expresión plena depende de los pámpanos, el Cuerpo, ya que Dios en el Hijo como Espíritu se expresará por medio de los pámpanos, el Cuerpo. Todo lo que Dios el Padre es y tiene está en el Hijo, todo lo que el Hijo es y tiene es hecho real para nosotros como Espíritu, y todo lo que el Espíritu tiene está en el Cuerpo, en la iglesia, es decir, en nosotros. En otras palabras, Dios el Padre como fuente está corporificado en Dios el Hijo, el centro, quien es ahora hecho real como Dios el Espíritu, la realidad. Todo lo que el Espíritu tiene es expresado en nosotros, es decir, en los pámpanos, la iglesia. El Dios Triuno es expresado, manifestado y glorificado en la iglesia.

I. LA VID Y LOS PÁMPANOS SON UN ORGANISMO QUE GLORIFICA AL PADRE AL EXPRESAR LAS RIQUEZAS DE LA VIDA DIVINA

  En Juan 15:1-11 vemos que la vid y los pámpanos son un organismo cuya función es glorificar al Padre al expresar las riquezas de la vida divina. Puede ser que a algunos lectores les moleste la palabra organismo; tal vez les parezca muy extraña la expresión el organismo del Dios Triuno en la impartición divina. Pero nosotros estamos acostumbrados a decir que la iglesia, el Cuerpo de Cristo, no es una organización, sino un organismo. ¿Cuál es la diferencia entre una organización y un organismo? Por ejemplo, una mesa es una organización, porque muchas piezas de madera están ensambladas para formar una entidad. ¿Por qué decimos que una mesa es una organización y no un organismo? Porque en la mesa no se encuentra un órgano. Una mesa no tiene órganos, porque no tiene vida. Aparentemente, nuestro cuerpo también es una organización. Sin embargo, nuestro cuerpo es mucho más que una simple organización, porque nosotros tenemos tanto órganos como vida, y por eso, es un organismo, y no una simple organización. De la misma manera, la iglesia, el Cuerpo de Cristo, es un organismo.

  ¿Qué es el Cuerpo de Cristo? El Cuerpo de Cristo es exactamente lo que dijimos en el mensaje treinta y dos; a saber, es una morada mutua, la mezcla de divinidad con humanidad. Como ya vimos, esta mezcla, la morada mutua de Dios y el hombre, se halla en el capítulo 14. Esta morada mutua, esta mezcla de divinidad y humanidad, llena de órganos y vida, es un organismo.

  En Juan 15 este organismo es comparado con la vid. Aquí la vid se usa como una figura para representar este organismo maravilloso. En la vid tenemos el árbol mismo y todos sus pámpanos. El Señor Jesús declaró que Él mismo era la vid (v. 1). Él es la vid y nosotros los pámpanos de este árbol. Por medio de este cuadro tan sencillo podemos darnos cuenta de que somos la extensión de la vid. Si uno cortara las ramas de un árbol, sólo quedaría un tronco desnudo desprovisto de ramas, y no habría ninguna extensión. Pero en la actualidad esta vid universal tiene muchos pámpanos, y estos pámpanos son simplemente su extensión. Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, Él era sólo un pequeño hombre que vivía en cierto lugar. Pero miren a Su extensión ahora. Tiene partes en Washington, D. C., Nueva York, Los Ángeles, Londres, Frankfurt, Tokio, Manila, Taipei, Hong Kong, y por todo el mundo. ¡Alabado sea el Señor porque por todo el mundo podemos ver la extensión de esta vid! Ésta no es una organización, sino un organismo que tiene vida y muchos elementos, órganos, y sistemas orgánicos que crecen en él.

  La vid y los pámpanos son un organismo cuya función es glorificar al Padre. ¿Qué significa aquí la palabra glorificar? Significa que la intención, el contenido, la vida interior y las riquezas internas son liberadas desde su interior y son expresadas. La vid y los pámpanos son un organismo cuyo propósito es glorificar al Padre, es decir, liberar desde el interior, y así manifestar, la intención, el contenido, la vida interior y las riquezas internas. Al ser un organismo cuya función es glorificar al Padre, la vid con sus pámpanos expresa las riquezas de la vida divina. Cuando la vid produce racimos de uvas, las riquezas de la vida divina son expresadas. Esta expresión es la glorificación del Padre porque el Padre es la vida divina. El Padre es la fuente y la sustancia misma de la vid. Sin el fruto, la esencia, la sustancia y la vida de la vid, permanecerían ocultas, encerradas y confinadas; pues las riquezas de la vida interior de la vid son expresadas mediante los racimos de fruta. Quisiera recalcar que expresar la vida interior de esta forma equivale a liberar la sustancia divina desde el interior de la vid. Ésta es la glorificación del Padre.

A. La distribución divina

1. La economía de Dios

  La impartición divina es producir la vid y los pámpanos como el organismo que glorifica al Padre. Aquí la palabra impartición tiene el mismo significado que la palabra economía, del griego oikonomía, el cual significa dispensar o administrar. ¿Qué es esta economía? Es una administración gubernamental, una impartición divina dentro de la humanidad. Esta impartición divina es la economía de Dios. Según el griego, esta palabra se utiliza de manera clara en 1 Timoteo 1:4. No obstante, algunas versiones la traducen “edificación de Dios”. Pero la traducción más correcta es “la economía de Dios”, o “la dispensación de Dios”.

2. El propósito (plan) eterno de Dios

  En Efesios 3:10-11 leemos acerca del propósito eterno de Dios. La expresión el propósito eterno es bíblica. Al hablar de manera más moderna, diríamos “el plan eterno”. En la eternidad pasada Dios hizo un plan para la eternidad futura. De manera que este plan es un plan eterno, el cual consiste en que una gran cantidad de seres humanos sean regenerados con la vida divina, lleguen a ser el Cuerpo de Cristo y expresen toda la plenitud de la Deidad corporificada en Cristo. Este es el plan eterno que Dios hizo en la eternidad pasada para la eternidad futura. Es necesario que conozcamos muy bien y que estemos muy familiarizados con los versículos de 1 Timoteo 1:4 y Efesios 3:10-11.

3. Expresar a Dios el Padre en el Hijo por medio de Su Cuerpo, la iglesia

  El organismo de la vid y sus pámpanos es la expresión de Dios el Padre en el Hijo por medio de Su Cuerpo, que es la iglesia. Con respecto a este asunto debemos considerar Génesis 1:26. ¿Sabía usted que en Génesis 1:26 se halla la iglesia? Ciertamente la podemos encontrar allí. La expresión del Padre también se encuentra allí. Si usted me preguntara cómo es esto, yo le contestaría que la expresión es la imagen. Dios creó al hombre a Su misma imagen. Con el tiempo, el hombre llegó a ser la expresión de Dios. Pero ¿qué diremos acerca de la iglesia? Debemos notar que el hombre mencionado en Génesis 1:26 no es un individuo, sino que es un hombre corporativo. Dios no creó a millones de hombres, sino a un solo hombre corporativo, el cual incluye a millones de personas. Hablando con propiedad, el hombre mencionado en Génesis 1:26 es la humanidad, y ésta no es un solo individuo, sino que ella es corporativa. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es una parte selecta del linaje humano. Para explicar esta definición de la iglesia podemos usar el ejemplo de la madera que se utiliza en la fabricación de muebles. Aunque puedo reunir mucho material con el fin de fabricar una mesa, finalmente, de todo ese material, seleccionaré sólo la madera de mejor calidad para fabricar la mesa. Al terminar mi trabajo, sólo me interesará la mesa que he fabricado, y desecharé el material que sobra. La humanidad es el material que Dios está utilizando para edificar la iglesia. No sabemos cuánto de ese material ha sido sacrificado. Dios ha seleccionado solamente una parte de la humanidad para ser regenerada y llegar a ser la iglesia.

  La iglesia es una entidad corporativa, la cual fue sembrada como una semilla en Génesis 1:26, y será recogida como una cosecha en Apocalipsis 21 donde vemos la Nueva Jerusalén como la máxima consumación del organismo que expresa la imagen divina. En Génesis 1:26 vemos a un hombre corporativo hecho a la imagen de Dios; en Apocalipsis 21 vemos la Nueva Jerusalén, la expresión corporativa de la imagen de Dios. La semilla fue sembrada en Génesis, la cosecha es segada en Apocalipsis 21 y el cultivo está hoy aquí en la tierra.

B. La vid, Dios el Hijo

1. El centro de la economía de Dios

  El Hijo como vid, es el centro de la economía de Dios. Dios el Hijo es el centro de la empresa divina. Dios tiene una empresa en el universo, la cual es Su negocio divino. El Hijo como vid es el centro mismo de dicha empresa.

2. La corporificación y la manifestación de la Deidad

  La vid es la corporificación y la manifestación de la Deidad. Colosenses 2:9 declara que en el Hijo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Y Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. En Colosenses 2:9 vemos al Hijo como la corporificación de la Deidad, y en Juan 1:18 lo vemos como la declaración o manifestación de Dios. De manera que el Hijo mismo de Dios, quien es la vid universal de Dios, es la corporificación y la manifestación de Dios.

3. Un organismo lleno de vida, como el árbol de la vida

  Esta vid es un organismo lleno de vida, como el árbol de la vida (Gn. 2:9). No es una organización carente de vida como la torre de Babel (Gn. 11:4, 9). El árbol de la vida es un organismo, y la torre de Babel es una organización. ¿Qué prefiere usted? ¿El árbol de la vida, o la torre de Babel? La torre de Babel era grande y alta, pero el árbol de la vida probablemente era de nuestro tamaño. Si el árbol de la vida hubiera sido muy alto, habría sido difícil alcanzarlo. Según Juan 6 las multitudes intentaron forzar a Cristo a ser rey. Esto significa que ellos querían que fuera una torre. Sin embargo, Él prefirió ser el pan de vida, lo cual significa que Él quería ser el árbol de la vida.

4. Propaga y multiplica la vida

  La vid propaga y multiplica la vida. Propagar la vida significa esparcirla por doquier, y multiplicar la vida significa reproducirla. En cada tipo de vida vegetal podemos ver la propagación y la multiplicación. Si sembramos un grano de trigo, éste producirá otros treinta, sesenta o cien granos más. Esto es tanto la propagación como la multiplicación de la vida. Si profundizamos en el hecho de que el Señor se asemejaba a Sí mismo a una vid, veremos que de entre todas las plantas, flores, hierbas y árboles, la vid es el mejor ejemplo de una planta que multiplica y propaga la vida. Una vid no se destaca por sus flores ni por los materiales que produce, sino por la manifestación misma de las riquezas de la vida. Una vez que la vid está cargada de fruto maduro, salta a la vista la abundancia de las riquezas de esa vida. De manera que la vid produce vida. El Señor no es la clase de vida que la gente aprecia por sus flores, o por algún tipo de material útil. Al contrario el Señor es vida para generar y producir vida.

5. Expresa la vida para glorificar al Padre

  La propagación y la multiplicación de la vida tienen como fin expresar la vida para la glorificación del Padre. Cuando la vida de la vid se expresa por medio de los pámpanos en su propagación y multiplicación, el Padre es glorificado, porque lo que el Padre es en las riquezas de Su vida se expresa mediante la propagación y la multiplicación de la vid.

6. No se destaca por sus flores ni por su madera

  Como mencionamos anteriormente, la vid no se destaca por sus flores ni por su madera. Una vid no produce flores dignas de admiración. He oído de las personas que van a Washington D. C. para contemplar la belleza de las flores de cereza en su época de florecimiento. Pero nunca he oído que alguien vaya a admirar las flores de una vid, pues lo notable de la vid no son sus flores. En mi niñez crecí cerca de una viña. Todos los años veía las vides, pero no recuerdo haber visto sus flores. Las flores de la vid son muy pequeñas y su color no es muy bello.

  La vid tampoco es notable por su madera (Ez. 15:2-3). La madera de la vid no es útil para fabricar muebles, tablones, postes, ni ningún artículo de madera. Nunca veremos un edificio construido con la madera de la vid. Ésta sólo sirve para llevar fruto, no para que sus flores sean admiradas ni para producir madera.

  Lo mismo ocurre con la iglesia. Si usted viene a la iglesia con la intención de ver los cerezos en flor, no verá nada. De la misma manera, si lo hace buscando madera selecta, útil para fabricar muebles u organizaciones mundanas, sólo encontrará algo que no es bueno para nada más que para llevar fruto. Nosotros renacimos para llevar fruto.

  Todos estamos arruinados. No servimos para echar flores ni para producir madera. No servimos para nada en esta tierra. Si usted todavía es bueno para algo terrenal, esto significa que aún es mundano. No servimos para la educación, los negocios ni la política. No servimos ni siquiera para la religión ni para ser pastores. Hace 45 años yo fui completamente arruinado. Ahora soy una persona inútil que no sirvo para nada. En cuanto a la sociedad y a las organizaciones religiosas se refiere, soy completamente inútil. ¿Y qué podemos decir con respecto a usted? Alabado sea el Señor porque que todos somos inútiles; inútiles por causa de Jesús y para Jesús. Todos fuimos arruinados por Él. ¿Es usted capaz de ser un buen catedrático? Lo único que usted debería ser es un catedrático que no sirve para nada. ¿Podría usted tener éxito como hombre de negocios o como granjero? Debería ser arruinado como negociante o como granjero. Fuimos arruinados y no servimos para nada más que para llevar fruto, y así expresar al Padre en el Hijo. En la iglesia usted no encontrará flores ni material. Solamente hallará hombres pequeños que no sirven para nada, excepto para llevar fruto.

C. El labrador, Dios el Padre

  El labrador es Dios el Padre. El Padre que es el labrador, es la fuente, el autor, el que planea, el que planta, Él es la vida, la sustancia, el suelo, el agua, el aire, la luz del sol, y todo para la vid. Como ya hicimos notar, todo lo que Dios el Padre es, tiene y puede hacer, ha sido corporificado en la vid. El Hijo como vid es el centro de la economía de Dios y la corporificación de todas las riquezas del Padre. El Padre, al cultivar al Hijo, se forja a Sí mismo con todas Sus riquezas en esta vid, y con el tiempo la vid llega a expresar al Padre de una manera corporativa por medio de sus pámpanos. Ésta es la economía del Padre en el universo.

  En el Antiguo Testamento, ante los ojos de Dios, los hijos de Israel eran una vid (Sal. 80:8; cfr. Is. 5:2; Jer. 2:21; Ez. 19:10; 15:2). Pero ellos le fallaron a Dios como la vid, porque no le dieron la oportunidad de expresarse por medio de ellos. Aunque Dios trató de hacerlo, ellos le fallaron. Finalmente, en el Nuevo Testamento el Israel verdadero vino. El Señor Jesús como el verdadero Israel es la vid verdadera que puede expresar plenamente a Dios. Esta vid verdadera es la corporificación misma y la plena manifestación de Dios. Todo lo que Dios es y tiene ha sido corporificado en esta vid verdadera y ha sido manifestado plenamente por medio de ella.

D. Los pámpanos, los creyentes en el Hijo

  Ninguna otra planta puede mostrar adecuadamente la relación viviente que existe entre nosotros y el Señor como la vid. Nosotros somos los pámpanos de la vid. ¿Qué tipo de relación les evoca esto? Los pámpanos no sirven para nada sino para expresar a la vid. Todo lo que la vid es y tiene es expresado por medio de los pámpanos. Como individuos, los pámpanos representan a los que han sido regenerados, pero corporativamente ellos constituyen la iglesia, el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). Los pámpanos, los creyentes del Hijo, existen para expresar al Hijo con el Padre por medio de llevar fruto.

E. Llevar fruto

1. El rebosar de las riquezas de la vida interior

  ¿Qué es llevar fruto? Es el rebosar de las riquezas de la vida interior. No debemos tratar de llevar a otros a Cristo por esfuerzo propio, ni debemos valernos de planes hábiles para ganar almas. Llevar fruto depende del rebosar de la vida interior. Necesitamos constantemente disfrutar a Cristo como nuestro todo. Sólo entonces tendremos abundancia de vida interior. De esta abundancia brotará un fluir que alcanzará a otros y penetrará en sus vidas. Este fluir llevará mucho fruto. No se trata simplemente de predicar o ganar almas, sino de llevar fruto mediante el rebosar de las riquezas de la vida interior.

2. Para expresar al Padre en el Hijo

  Llevar fruto de esta manera es manifestar la vida interior. La vida interior de la vid consiste de las riquezas de todo lo que el Padre es y todo lo que el Padre tiene. Esto se manifiesta por el fruto de la vid. Por lo tanto, al llevar fruto la vid expresa al Padre en el Hijo.

3. Para satisfacer la sed del hombre

  Llevar fruto también satisface la sed del hombre. La vid lleva fruto, es decir, las uvas. De éstas se produce el vino o el zumo de uvas que apaga la sed del hombre. Hoy debemos estar rebosando de las riquezas de la vida de Cristo de tal manera que seamos capaces de llevar racimos de uvas que produzcan zumo o vino, que apagará la sed del hombre. Todos necesitamos orar: “Señor, que Tu vida fluya de mí para apagar la sed de otros”.

4. Al permanecer en la vid y permitir que la vid permanezca en nosotros

  El fruto se produce cuando los pámpanos permanecen en la vid y permiten que la vid permanezca en ellos. En Juan 15 lo crucial es permanecer. Todo en este capítulo depende de si uno permanece o no en la vid. La verdadera experiencia de permanecer depende de la claridad de nuestra visión y el entendimiento de que somos pámpanos. Una vez que reciba la visión de que usted es un pámpano le será difícil apartarse de la vid; deseará permanecer en ella. No intente permanecer allí por su propio esfuerzo, porque cuanto más lo intente, más fallará. Necesitamos orar: “Señor, muéstrame claramente que yo soy uno de los pámpanos”. Estoy seguro de que un día el Señor se lo revelará. Usted recibirá la visión de que es uno de los pámpanos y exclamará: “¡Alabado sea el Señor! ¡Yo soy un pámpano!”. Entonces, empezará a permanecer en Él.

  Mientras usted permanezca en Él, Él permanecerá en usted. El hecho de que Él permanezca en nosotros depende de que nosotros permanezcamos en Él. La condición de que Él permanezca en nosotros es que nosotros permanezcamos en Él; pero que Él permanezca en nosotros no es una condición para que nosotros permanezcamos en Él. Para Él no hay ninguna condición, pero para nosotros sí, debido a que somos muy fluctuantes. Si no permanecemos en Él, no hay manera de que Él permanezca en nosotros. Aunque Él nunca cambia, nosotros siempre estamos cambiando. Es posible que permanezcamos en Él un día, y al día siguiente nos escapamos de Él. Por tanto, el hecho de que Él permanezca en nosotros depende de nosotros. Por esto el Señor dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. Si permanecemos en Él, ciertamente Él permanecerá en nosotros. Pero si nosotros no permanecemos, no cumplimos con la condición para que Él permanezca en nosotros. Así que, esta experiencia depende totalmente de nosotros. El hecho de que permanezcamos en el Señor y que Él permanezca en nosotros producirá fruto.

5. De una manera corporativa

  Todos los pámpanos que llevan fruto están relacionados unos con otros. Al permanecer en la vid, ninguno de los pámpanos lleva fruto de manera separada de la vid. Todos ellos llevan fruto por medio de la misma vida que circula en ellos. Aparentemente, cada uno de ellos lleva fruto de una manera separada, pero en realidad, todos llevan fruto de forma corporativa, pues todos están en una sola vid y tienen una misma vida. Hoy debemos llevar fruto de igual manera: en un solo Cuerpo y con una misma vida.

F. La poda

  Ahora llegamos a la poda. En el versículo 2 el Señor dijo con respecto al Padre que: “Todo aquel que lleva fruto, lo poda, para que lleve más fruto”. La poda es necesaria. El significado de la poda es cortar lo inútil, lo cual viene mayormente de algo que ya se ha envejecido. Cuando los pámpanos envejecen, dejan de producir fruto. La manera de hacer que el pámpano lleve fruto de nuevo es cortar o podar la parte vieja de los pámpanos para permitir que eche nuevos brotes. No son los pámpanos viejos los que producen fruto, sino los brotes nuevos. Ésta es la razón por la que, en ocasiones, tenemos que sufrir. Los sufrimientos son los cortes que podan la parte vieja para que seamos renovados a fin de llevar fruto. La poda ocurre al cortar y quebrantar, lo cual tiene como fin que se lleve mucho fruto.

G. Echados fuera

1. Cortar el pámpano y privarlo del disfrute de las riquezas de la vida de la vid

  Aquí debemos añadir una palabra acerca de ser echados fuera. En el versículo 6 el Señor dijo: “El que en Mí no permanece, es echado fuera como pámpano, y se seca; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. En Juan 15 no se trata de la salvación ni de la perdición; debemos olvidarnos de este concepto al leer este capítulo. El pensamiento de este capítulo es si disfrutamos de las riquezas de la vid para llevar fruto o si perdemos las riquezas de ella. Ser echados fuera aquí no significa que perdamos la salvación, sino que dejaremos de disfrutar de las riquezas de la vida de la vid. Cuando un pámpano es cortado, es privado de participar de las riquezas de la vida de la vid. Muchos cristianos han perdido el disfrute de las riquezas de Cristo como vida. Esto significa que ellos han sido cortados.

2. Cortar el pámpano y privarlo de la comunión con los demás pámpanos

  Ser echado fuera también significa ser cortado de la comunión de los pámpanos. Un pámpano que es cortado pierde la comunión en vida con los demás pámpanos. Muchos cristianos se encuentran en esta situación. No tienen comunión en vida con otros cristianos.

3. Cortar el pámpano y privarlo de la expresión del Hijo con el Padre

  Además, ser echado fuera significa ser cortado y excluido de la expresión del Hijo con el Padre. Cuando un pámpano es echado fuera, no participa más de la expresión de la vid. Hoy en día muchos cristianos no pueden tener la expresión del Hijo con el Padre porque como pámpanos han sido cortados de la vid.

4. Cortar el pámpano y excluirlo del propósito divino

  Finalmente, ser echados fuera es ser excluidos del propósito divino. El propósito divino de Dios el Padre, el de cultivar al Hijo como la vid, es expresar la plenitud de la Deidad. Ser echado fuera como pámpano es ser cortado de este propósito divino; muchos cristianos hoy en día, han sido excluidos y no pueden participar de este propósito divino. Cuando un pámpano es echado fuera, pierde el disfrute de las riquezas de Cristo; es privado de la rica comunión de los demás pámpanos, sus copartícipes; es separado de la expresión de Dios y es excluido del propósito de Dios. Si uno no lleva fruto, esto significa que ha sido cortado del disfrute de las riquezas de Cristo. No obstante, esto no significa que tal persona perderá su salvación. Tal vez usted se pregunte qué significa ser echado en el fuego. Significa secarse. Muchos cristianos tienen la sensación de que se han secado. El asunto de la salvación y perdición eterna es presentado en el capítulo 10. El capítulo 15 no tiene nada que ver con la salvación, sino con el disfrute de las riquezas de Cristo, con la participación en la maravillosa comunión entre todos los pámpanos, con la expresión de la imagen divina y con el cumplimiento del propósito de Dios. Este es el concepto principal presentado en Juan 15.

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