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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Juan»
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Mensaje 6

EL PRINCIPIO BÁSICO DE LA VIDA

  El Evangelio de Juan no es tan simple como muchos piensan. Cuando Juan escribió su evangelio, se encontraba totalmente bajo la unción de la paloma, el Espíritu. Es por eso que este evangelio está escrito de una manera tan maravillosa. Vimos que el capítulo 1 da una introducción a todo el libro. Aunque algunos expositores del Evangelio de Juan dicen que la introducción incluye sólo los primeros dieciocho versículos del primer capítulo, el Señor nos ha mostrado que la introducción abarca todo el capítulo. Esta introducción comienza con la eternidad pasada y termina con la eternidad futura. Entre la eternidad pasada y la futura está el puente del tiempo en el cual, como vimos claramente en el mensaje anterior, suceden cinco eventos principales para el cumplimiento del propósito eterno de Dios. Además, el capítulo 1 de Juan es una síntesis de todo el libro, o aún más, sintetiza toda la Biblia.

  Después de darnos una introducción todo-inclusiva, Juan presenta varios casos para ilustrar lo qué es la vida. Aunque Jesús hizo muchas señales en presencia de Sus discípulos (Jn. 20:30-31), Juan sólo escogió doce de ellas con el fin de mostrárnos lo que es la vida. Juan presenta nueve casos, comenzando con el de Nicodemo mencionado en el capítulo 3 y terminando con la resurrección de Lázaro narrada en el capítulo 11. Si añadimos el cambio del agua en vino, la purificación del templo, y el lavamiento de los pies, tenemos un total de doce eventos. Al comparar la narración del Evangelio de Juan con las de los otros evangelios, vemos que ellos incluyen muchos eventos que Juan omite, y que Juan incluye muchos que éstos omiten. Por ejemplo, Mateo, Marcos y Lucas no mencionan que Jesús cambió el agua en vino; tampoco mencionan la conversación que el Señor tuvo con Nicodemo acerca de la regeneración. No debemos pensar que estas diferencias existen por casualidad. No. En efecto, cada evangelio fue cuidadosamente planeado por el Autor Divino. Mateo escribió su evangelio con el propósito específico de comprobar que Jesús es el Rey y el Cristo. Teniendo esto en mente, Mateo escogió ciertos eventos y casos de la vida de Cristo que demuestran que Él es el Rey de Israel y el Cristo de Dios. Lucas por otro lado, ya que tenía el propósito de escribir su evangelio para mostrar que Jesús es el Salvador de la humanidad, él escogió los casos que comprueban esto. Por ejemplo, Lucas narra el caso del hijo pródigo, pero Mateo, Marcos y Juan no lo hacen. ¿Por qué Lucas lo incluye? Porque este caso prueba que Jesús es el Salvador. Otro caso que únicamente Lucas narra, es el del ladrón que sobre la cruz pidió al Señor que se acordara de él cuando entrare en Su reino (Lc. 23:39-43). Lucas también narra la respuesta que el Señor dio a aquel ladrón moribundo: “De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (v. 43). Ni Mateo ni Marcos ni Juan nos presentan este relato. Según el mismo principio, todos los casos narrados por Juan comprueban que Cristo es la vida que satisface nuestra necesidad. Basándonos en este principio, debemos entender que el caso en que Jesús cambió el agua en vino (Jn. 2:1-11) no es meramente el relato de una historia, sino que tiene un significado espiritual específico. Ahora debemos encontrar cual es el significado espiritual de este acontecimiento.

I. EL PRINCIPIO BÁSICO DE LA VIDA: CONVERTIR LA MUERTE EN VIDA

  Cuando escuché por primera vez la historia de que Jesús cambió el agua en vino, no conocía el significado de este evento. Más tarde pude entender que ésta no era simplemente una historia, sino un hecho realizado por el Señor Jesús con el fin de establecer el principio básico de la vida. ¿Cuál es este principio? Es el convertir la muerte en vida. En cada uno de los nueve casos presentados en el Evangelio de Juan, del capítulo 3 al 11, el principio básico es convertir la muerte en vida. Esto queda especialmente claro en el caso de Lázaro. Lázaro había muerto y llevaba cuatro días de haber sido sepultado, de manera que ya hedía. Estaba lleno de muerte, desde la cabeza hasta los pies, por dentro y por fuera. En cada parte de su ser lo único que se encontraba era muerte. Según nos dice la narración del capítulo 11, cuando el Señor Jesús se enteró de que Lázaro estaba enfermo, no fue a verlo. Esperó hasta que estuviera lleno de muerte, hasta que muriera y fuera sepultado. Fue entonces cuando vino a resucitarlo de la muerte. Si aplicamos el principio de la vida a este caso, podemos ver que Jesús convirtió la muerte en vida.

  Este principio no sólo se aplica al último caso, al de Lázaro, sino también al primero, al de Nicodemo. ¿Cree usted que Nicodemo no era una persona llena de muerte? Debido a que estaba lleno de muerte, el Señor Jesús le dijo que necesitaba nacer de nuevo para tener la vida eterna, la cual es Dios mismo (3:3, 5-6). En cierto sentido Nicodemo estaba vivo, pero para Dios era una persona que aunque existía, estaba muerta. Ante los ojos de Dios, Nicodemo estaba muerto y necesitaba que su muerte fuera convertida en vida. Nicodemo no comprendía ni siquiera que era un pecador, mucho menos que estaba muerto. No obstante, para Dios él era pecador, de naturaleza serpentina y estaba muerto. Como tal persona, necesitaba que su muerte fuese convertida en vida.

  El mismo principio se aplica a la mujer samaritana del capítulo 4. La mujer samaritana tenía sed, y la sed es una señal de muerte. El hecho de que uno tenga sed, significa que está a punto de morir, o sea, indica que el elemento de la muerte está en él. Sólo el Señor Jesús puede apagar esa sed. Saciar la sed significa cambiar la muerte en vida. Lo mismo vemos en cada uno de los casos que Juan presenta. Cada caso nos muestra el principio establecido en el acontecimiento de cambiar el agua en vino, esto es, el principio de convertir la muerte en vida.

A. Jesús vino en resurrección a las personas débiles y frágiles que se encontraban en el disfrute de su vida humana

  Ahora debemos ver que Jesús vino a las personas débiles y frágiles. Algunos podrían preguntar: “¿Cómo pudo Jesús venir en resurrección cuando no había sido aun crucificado? Decir esto es usar alegorías para interpretar la Palabra”. Sí, toda la historia de cambiar el agua en vino es una alegoría, por lo tanto, debemos usar alegorías para explicar cada parte de ella.

1. La expresión el tercer día, significa“en resurrección”

  Fue “el tercer día” en que esta señal fue realizada (2:1). “El tercer día” representa el día de resurrección. En Juan 1 las palabras el siguiente día son usadas tres veces, en los versículos 29, 35 y 43. Entonces, ¿cuál es la razón por la que en el capítulo 1 se utiliza en tres ocasiones la expresión el siguiente día, y en el capítulo 2:1 habla de “el tercer día?”. En realidad, “el tercer día” del capítulo 2 no debería ser llamado “el tercer día”, sino el quinto. Tal vez deberíamos discutir con Juan, diciéndole: “Hermano Juan, cometiste un error. Ya habías mencionado tres veces ‘el siguiente día’, así que el día mencionado en 2:1 debería ser el quinto día”. Él respondería: “Querido hermano, esa fue la razón por la cual no hablé del segundo, tercero o cuarto día en el capítulo 1, sino que los llamé ‘el siguiente día’, no hablé de ‘el tercer día’ hasta el capítulo 2 ”. Ninguno de los acontecimientos que ocurrieron en los “siguientes días” del capítulo 1, sucedió en resurrección.

  Veamos las menciones del “siguiente día” en el capítulo uno. En el versículo 29 dice: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. ¿Sucedió esto en resurrección? Ciertamente no fue así. ¿Cómo podría uno decir que esto sucedió en resurrección? En los versículos 35 y 36 leemos: “El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios!”. Aunque esto sucedió en el segundo “siguiente día”, no ocurrió en “el tercer día”. El tercer “siguiente día” se encuentra en el versículo 43, donde dice: “El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme”. Esto tampoco sucedió en “el tercer día”, porque “el tercer día” es el día de resurrección. Ninguno de los acontecimientos mencionados en el capítulo 1 sucedió en “el tercer día”, o sea, en resurrección. Sólo cuando llegamos al caso de cambiar el agua en vino, hallado en el capítulo dos, encontramos que se menciona “el tercer día”.

2. Caná, una tierra de cañas, representa el lugar de las personas débiles y frágiles

  ¿Cómo podemos saber que en Juan 2 Jesús fue a las personas débiles y frágiles? Sabemos esto por el hecho de que fue a Caná, y Caná en hebreo significa “tierra de cañas”. La caña en la Escritura representa a las personas frágiles. Tanto Isaías como Mateo dicen que nosotros, las personas débiles, somos las “cañas cascadas” que el Señor no quebraría (Is. 42:3; Mt. 12:20). En Mateo 11:7 el Señor, al referirse a Juan el Bautista, preguntó a las multitudes que si lo que habían salido a ver al desierto era una caña sacudida por el viento. Pero Juan el Bautista no era una persona débil y frágil que podría ser sacudida por el viento. Por lo tanto, Caná, como tierra de cañas, representa al mundo; el mundo entero es un Caná lleno de personas débiles y frágiles a quienes el Señor visitó. La venida del Señor a Caná representa Su venida a un mundo lleno de personas débiles y frágiles. Aunque la gente de esta tierra, al igual que la caña, es débil y frágil, el Señor llega a ellos en resurrección.

3. Galilea, una tierra menospreciada

  La boda a la que Jesús asistió en el capítulo 2 de Juan se celebró en Caná de Galilea, el cual era un lugar menospreciado (7:52). Como tal, Galilea representa la condición baja y despreciable del mundo.

4. El matrimonio representa la continuación de la vida humana, y la fiesta de bodas representa el disfrute de la vida humana.

  Debemos usar alegorías para interpretar la boda y la fiesta de bodas. El matrimonio es muy significativo y esencial para la vida humana, ya que sin él la humanidad se extinguiría. Si se elimina el matrimonio, la vida humana llega a su fin. El matrimonio representa la continuación de la vida humana. ¿Y cuál es el significado de la fiesta de bodas? Esta representa el disfrute y el placer de la vida humana. En la tierra no hay ocasión que proporcione más alegría que una boda. ¿Ha visto alguna vez gente llorando de tristeza en una boda? Si usted llorara en una boda, se mostraría como persona descortés e inculta. Por el contrario, al asistir a un funeral, no sería adecuado estar contento. Así que, cuando uno asista a una boda, debe estar feliz. Conforme a la cultura humana, una boda es una ocasión de felicidad.

5. El vino representa la vida humana, la cual es el factor básico del disfrute humano

  Las fiestas de bodas, ya sea en tiempos antiguos o en el presente, tanto en el oriente como en el occidente, incluyen necesariamente el vino, lo cual representa que el placer humano depende de la vida. El vino, a diferencia del agua, proviene de la uva; proviene de algo viviente. El vino representa la vida, porque el vino de la uva es la vida de ésta. Así que, el disfrute del hombre depende de la vida del hombre. Cuando la vida llega a su fin, todo el disfrute se termina.

B. La vida humana se agota, y la muerte llena al hombre

  Aunque una boda es una ocasión de alegría, el gozo es temporal. Ninguna boda dura mucho tiempo. Recientemente asistí a una boda que duró un poco más de media hora. Estuvimos contentos ahí sólo durante media hora. Estas son las bodas humanas, el disfrute humano.

1. “Se acabó el vino”

  El vino, el cual era el centro del disfrute de la fiesta de bodas, se acabó (2:3). Esto significa que el disfrute de la vida humana llegará a su fin cuando la vida humana se extinga. Cuando el vino se agota, el placer de la fiesta de bodas termina. Esto no sólo significa que el disfrute de la vida se acaba, sino que la vida misma termina. No importa cuánto placer uno disfrute, cuando su vida humana se acabe, todo su disfrute humano también terminará. Por muy bueno que sea su esposo, su esposa, sus padres, sus hijos, o su trabajo, si su vida se acaba, su disfrute también se terminará. Cuando el vino se agota, termina la fiesta, porque la fiesta depende del vino. Todo nuestro disfrute depende de nuestra vida. Si nuestra vida llega a su fin, nuestro disfrute también terminará. No importa la clase de boda que uno celebre, cuando la vida humana se acaba, la boda y el disfrute terminarán. Esto es lo que sucedió aquel día en Caná de Galilea.

  ¿No cree usted que antes de que el Señor Jesús fuera a Caná sabía que el vino se agotaría? Ciertamente Él lo sabía de antemano, pues ésa fue la razón por la cual fue a Caná. El vino no se acabó por casualidad. El Señor Jesús sabía de antemano que el vino se acabaría, y fue a Caná a establecer el principio de la vida, el principio de convertir la muerte en vida. Su presencia en la fiesta de bodas tenía como fin resolver el problema de la muerte y sanar la situación. El Señor sanó la situación humana cambiando la muerte en vida, tal como Eliseo sanó el agua salada convirtiéndola en agua fresca y dulce (2 R. 2:19-22).

  Cuando el Señor vino al mundo, vino a un lugar donde el disfrute humano existía pero no era duradero. Vino a un lugar donde el final de la vida humana, la muerte, pone fin a todo disfrute humano. El cambio del agua en vino es una señal que debemos entender de manera figurativa. Por ejemplo, cuando pasamos de los sesenta años de edad, nos acercamos al tiempo cuando el vino está por agotarse. Cuando nuestro vino está a punto de acabarse, sabemos que nuestra fiesta de bodas terminará pronto. Pero alabado sea el Señor porque ese es el momento en que el Señor viene a nuestra situación. ¡Él viene a nuestra fiesta de bodas! No debemos temer, pues Él puede cambiar el agua en vino.

2. “Seis tinajas de piedra”

  El Señor, antes de realizar el milagro, ordenó llenar las tinajas de agua (Jn. 2:6-7). Había seis tinajas hechas de piedra. El número seis representa al hombre creado, porque el hombre fue creado en el sexto día (Gn. 1:27, 31). Por lo tanto, las seis tinajas de piedra representan al hombre natural, el cual fue creado el sexto día. Por naturaleza, somos simplemente “tinajas de agua”, recipientes para contener algo. Nosotros “las tinajas” nos encontrábamos en Caná, tierra de cañas, donde viven las personas débiles y frágiles. Nosotros éramos las tinajas débiles y frágiles de Caná.

3. El “rito de la purificación de los judios” con agua

  Las tinajas eran usadas en el rito de la purificación de los judíos (Jn. 2:6), el cual era una práctica de la religión judía. El rito judío de la purificación con agua, representa el esfuerzo de la religión por purificar a la gente mediante ciertas prácticas muertas. Los judíos antiguos se lavaban muchas veces y tenían cuidado de mantenerse limpios y puros al adorar a Dios. Pero el Señor, por el contrario, cambia la muerte en vida. Mientras que el rito de la purificación con agua es externo y carece de vida, el cambio de muerte en vida realizado por el Señor es interior y está lleno de vida.

4. “Llenad estas tinajas de agua”

  El Señor dijo a los siervos que llenaran las tinajas de agua, y ellos las llenaron hasta el borde (v. 7). ¿Qué significa esto? Veremos que esto significa que los seres humanos están llenos de muerte. Las tinajas, esto es, la humanidad creada en el sexto día, están llenas con las aguas de la muerte.

C. Jesús cambia la muerte en vida eterna

1. El agua representa la muerte

  El hecho que el Señor ordenara llenar las seis tinajas de agua, significa que el hombre natural está lleno de muerte. En las Escrituras el agua conlleva dos significados simbólicos. En algunos casos, el agua representa la vida (Jn. 4:14; 7:38); y en otros, muerte (Gn. 1:2, 6; Éx. 14:21; Mt. 3:16). Las aguas mencionadas en Génesis 1 y las aguas del bautismo, representan la muerte. En este caso, el agua también representa la muerte. El hecho de que todas las tinajas de piedra fueron llenas de agua, significa que toda la humanidad, por naturaleza, está llena de muerte. Tal como las tinajas fueron llenas hasta el borde con agua, así nosotros estamos llenos de muerte.

2. El vino, el jugo vital de la uva, representa la vida

  El Señor Jesús cambió maravillosamente esta agua muerta en vino (Jn. 2:8-9). Este milagro no sólo muestra que el Señor Jesús puede llamar las cosas que no son, como existentes (Ro. 4:17), sino que también puede cambiar la muerte en vida.

  El cambio milagroso de agua en vino realizado por el Señor, significa que Él convierte nuestra muerte en vida. El agua representa la muerte, y el vino, la vida. Cuando el Señor cambia nuestra agua en vino, éste viene a ser el vino de nuestra fiesta de bodas y nunca se acabará. Ya que fuimos regenerados, la vida con su disfrute espiritual durará para siempre. Tendremos una eterna fiesta de bodas. Esta fiesta no toma lugar en nuestra vida original, sino en la nueva vida que recibimos mediante la regeneración. Así como el maestresala descubrió que el vino nuevo era mejor que el anterior (Jn. 2:9-10), así también nosotros descubriremos que la vida que recibimos por medio de la regeneración es mucho mejor que nuestra vida natural. Nuestra vida anterior, representada por el vino de menor calidad, era demasiado inferior. El Señor no nos dio lo mejor al principio, sino al final. La primera vida, la vida humana, la vida creada, es una vida inferior; la mejor vida es la segunda, la vida divina y eterna. Ésta es la mejor vida, porque es la vida de Dios mismo en Cristo. Así que nuestro disfrute será eterno. Tendremos un disfrute eterno porque Cristo nos ha trasladado de la muerte a la vida. Él como nuestra vida eterna puede mantener nuestro placer y disfrute por la eternidad. Cuando somos salvos empieza una nueva fiesta de bodas que nunca tendrá fin. Ahora, interiormente siempre tenemos gozo y fiesta de bodas, porque tenemos el vino divino, el cual es la vida divina que es el Señor mismo.

  Todos hemos tenido esta experiencia. Antes de ser salvos éramos vasijas llenas con agua de muerte. Pero un día clamamos: “¡Señor Jesús!”, y Él vino y cambió nuestra muerte en vida. No importa la situación de muerte en la que nos encontremos, si confiamos nuestro caso al Señor Jesús, Él convertirá la muerte en vida. Por ejemplo, aun las esposas y maridos cristianos pueden llegar al punto en que la vida se agote en su matrimonio. Parece que son incapaces de continuar en su vida matrimonial. Sin embargo, si se abren al Señor Jesús, Él cambiará la muerte en vida. En muchos matrimonios el Señor ha cambiado el agua de muerte en vino de vida.

D. El principio de señales

1. Todos los milagros narrados en este evangelio son señales

  En este libro, todos los milagros que hizo el Señor son llamados señales (2:23; 3:2; 4:54; 6:2, 14, 26, 30; 7:31; 9:16; 10:41; 11:47; 12:18, 37; 20:30). Estos son milagros, pero se usan como señales que representan a la vida. La palabra griega traducida “milagros”, como ha sido traducido en algunas versiones, significa “señales”. Una señal es algo que tiene un significado. De hecho, una luz roja es una señal que nos manda a detenernos. En el Evangelio de Juan todos los milagros realizados por el Señor Jesús no sólo son milagros, sino también son señales.

2. El principio de la primera mención

  En las Escrituras, la primera mención de un asunto específico establece el principio con respecto al mismo. Por lo tanto, la primera señal presentada en este evangelio establece el principio de todas las señales que vienen después, es decir, el de convertir la muerte en vida. El hecho de que el Señor cambiara el agua en vino establece el principio de la vida, el cual es convertir la muerte en vida. Ya que ésta fue la primera señal, el principio de vida establecido en ella puede aplicarse a todos los demás casos. Por ejemplo, puede ser aplicado al caso de Nicodemo, una persona llena de muerte que necesitaba nacer de nuevo para poder recibir la vida eterna, la cual es Dios mismo.

  Además, también podemos aplicar este principio al caso de la mujer samaritana mencionado en el capítulo 4. ¿Cree usted que la mujer samaritana llevaba una vida llena de placer y disfrute? No. Pero el Señor vino a ella y cambió su vida. Esa mujer simplemente era una tinaja donde el vino del disfrute humano se había acabado. Ella se había casado cinco veces, pero finalmente su disfrute humano llegó a su fin, y el vino se agotó. Había hecho todo lo posible por disfrutar el vino de los placeres humanos, pero finalmente sentía sólo el vacío y la muerte. Entonces el Señor cambió la muerte en vida y la llenó con el vino divino de Su vida eterna.

  El capítulo 5 nos muestra un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años. Su enfermedad indicaba que el vino se había terminado, pero el Señor vino a cambiar su muerte en vida. Ante los ojos del Señor ese hombre no sólo estaba enfermo, sino también muerto, porque más tarde, en el versículo 25, el Señor dijo que los muertos oirían Su voz y vivirían. Él no sólo fue un hombre enfermo sanado por el Señor, sino también un hombre muerto resucitado por el Señor. Él permanecía débil y muerto en la religión. Aunque la religión sea buena, requiere esfuerzos. ¿Cómo podría un hombre muerto esforzarse por algo? Por lo tanto, él no pudo hacer nada en la religión, porque su vino se había agotado. Pero el Señor vino para aplicar el principio de convertir la muerte en vida, como vimos en la primera señal.

  Podemos aplicar este principio a los otros casos. El hambre de la multitud mencionado en el capítulo 6 revela que su disfrute humano había llegado a su fin, pero el Señor vino a ellos como pan de vida. La mujer pecaminosa del capítulo 8 fue también alguien a quien el vino del disfrute se le había agotado. El ciego del capítulo 9 tampoco tenía el disfrute de la vida humana. Especialmente en el caso de Lázaro, presentado en el capítulo 11, podemos ver esto. Los aspectos principales del caso de Lázaro, en principio, son los mismos que en el primer caso, el de la fiesta de bodas en Caná. En el primer caso tenemos el disfrute de la fiesta de bodas. En el caso de Lázaro, se ve el placer del amor familiar entre Lázaro y sus dos hermanas. En la fiesta de bodas el vino se acabó; en el caso de Lázaro, fue la vida humana la que terminó. Lázaro murió, lo cual indica que el vino de la vida humana se había agotado. En ambos casos el principio de vida es exactamente el mismo: el Señor vino a ambas situaciones y convirtió la muerte en vida. Por lo tanto, el principio de la vida establecido en el caso de cambiar el agua en vino, puede aplicarse a cada uno de los casos hallados en el Evangelio de Juan.

  En las Escrituras, en sentido figurativo, el árbol de la vida es la fuente de la vida, y el árbol del conocimiento es la fuente de la muerte, como se revela en Génesis 2:9, y 17. El significado de todos los casos relatados en este evangelio, corresponde al principio de que el árbol de la vida produzca vida y que el árbol del conocimiento produzca muerte.

3. El Señor manifiesta Su gloria

  El versículo 11 dice que en este principio de señales que hizo Jesús en Caná de Galilea Él manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en Él. La divinidad del Señor se manifestó al cambiar la muerte en vida.

E. La madre de Jesús representa al hombre natural

  María, la madre de Jesús, aquí representa al hombre natural, el cual no tiene nada que ver con la vida y debe ser subyugado por la vida divina (vs. 3-5). Cuando el vino se agotó, el hombre natural se expresó y aun oró al Señor. María le dijo: “No tienen vino”. Jesús le dijo: “¿Qué tengo que ver con esto que te afecta a ti, mujer? Aún no ha venido Mi hora” (vs. 3-4). A menudo actuamos exactamente igual que la madre de Jesús. En realidad somos la María de hoy, en el sentido de que oramos como hombres naturales conforme a nuestra vida natural. Frecuentemente el Señor permite que el vino en ciertas ocasiones se acabe, para tener la oportunidad de cambiar la muerte en vida. Aun en la iglesia local el Señor puede permitir que la situación sea llena de muerte. En tal caso, el hombre natural orará: “Oh Señor, haz algo para rescatar la situación”. Si usted ora de esta manera, el Señor se volverá y le responderá: “¿Qué tengo que ver contigo? Tú no tienes nada que ver conmigo en este asunto”. Por lo general, todos actuamos de la misma forma que María. ¿Qué haremos entonces? No debemos hacer nada. Dejemos que la muerte salga a la superficie y sea expuesta; entonces el Señor Jesús entrará en la situación.

  Todos tenemos que reconocer que muchas de nuestras oraciones no han sido contestadas. Por ejemplo, muchos de los hermanos casados han orado por sus esposas, diciendo al Señor: “Oh, Señor, Tú conoces a mi esposa. Señor, debes cambiarla”. ¿Qué clase de oración es ésta? Es la oración de María, del hombre natural. No ore de esa manera. Deje que la muerte en su esposa salga a la superficie. Deje que Lázaro muera y sea sepultado. Entonces el Señor vendrá y lo resucitará de los muertos. Deje que su esposa, como Lázaro, muera, sea sepultada, y entre en estado de putrefacción. Si usted lo hace, el Señor Jesús vendrá y cambiará la muerte en vida.

  A menudo recibo cartas, de individuos o de iglesias, en las cuales me piden ayuda, diciendo: “Hermano, somos tan débiles. Por favor, venga a ayudarnos”. Cuando recibo cartas como éstas, digo: “Ustedes están débiles, pero aún no están muertos. Y si están muertos, todavía no han empezado a heder”. Tenemos que esperar hasta que la situación de muerte aflore, entonces el Señor vendrá y cambiará la muerte en vida. Todo lo que el Señor realiza es conforme a este principio de convertir la muerte en vida.

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