Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Levítico»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 47

LA EXPIACIÓN

(2)

  Lectura bíblica: Lv. 16:17-34

  En este mensaje seguiremos considerando los detalles relacionados con la expiación presentada en Levítico 16.

XII. CUANDO AARÓN ENTRA EN EL LUGAR SANTÍSIMO PARA HACER EXPIACIÓN, NINGÚN HOMBRE DEBE ESTAR EN LA TIENDA DE REUNIÓN

  “Ningún hombre estará en la Tienda de Reunión cuando él entre para hacer expiación en el Lugar Santísimo, hasta que salga y haya hecho expiación por sí mismo, por su casa y por toda la congregación de Israel” (v. 17). Esto significa que el Señor Jesús es el único que puede hacer propiciación por nuestros pecados. Únicamente el Señor Jesús era apto para morir por nosotros y por nuestros pecados. Sólo Él era apto para efectuar la redención por nuestros pecados en el Lugar Santísimo. En cuanto a esto, el tipo de Levítico 16 es claro y enfático.

XIII. DESPUÉS DE HACER EXPIACIÓN POR SÍ MISMO, POR TODA SU CASA Y POR TODA LA CONGREGACIÓN DE ISRAEL, AARÓN SALE AL ALTAR Y HACE EXPIACIÓN POR ÉL

A. Toma parte de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío, y la pone sobre los cuernos del altar y alrededor de ellos

  “Entonces saldrá al altar que está delante de Jehová y hará expiación por él, y tomará parte de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar y alrededor de ellos” (v. 18). El novillo era ofrecido por Aarón y su casa, y el macho cabrío era ofrecido por todo el pueblo de Israel. Los cuatro cuernos apuntaban hacia los cuatro ángulos de la tierra. El hecho de que la sangre del novillo y del macho cabrío fuera puesta sobre los cuernos del altar y alrededor de ellos significa que la eficacia de la redención lograda en la cruz alcanza los cuatro ángulos de la tierra.

B. Aarón rocía la sangre con su dedo siete veces sobre el altar

  “Y rociará sobre él de la sangre con su dedo siete veces” (v. 19a). Esto representa la plena eficacia de la sangre que Cristo derramó en la cruz para hacer que el pecador tenga paz en su corazón. Cuando nosotros, los pecadores, miramos la sangre rociada sobre el altar, sabemos que nuestro pecado y nuestros pecados han sido quitados. Al saber que el problema del pecado ha sido resuelto, tenemos paz en nuestro corazón.

  La sangre rociada sobre el altar tiene como finalidad nuestra paz, mientras que la sangre rociada sobre la cubierta expiatoria tiene como finalidad satisfacer a Dios. Primero, la sangre era rociada sobre la cubierta expiatoria detrás del velo. Esto es hecho para que Dios lo vea; esto tiene como finalidad Su satisfacción. Después, la sangre era rociada sobre el altar de las ofrendas, el cual estaba en el atrio. Esto es hecho para que nosotros lo veamos; esto tiene como finalidad nuestra satisfacción. Por consiguiente, Dios y nosotros estamos satisfechos por la sangre del Cristo redentor.

C. Aarón limpia el altar y lo santifica de las inmundicias de los hijos de Israel

  El versículo 19b nos dice que Aarón debía limpiar el altar y santificarlo “de las inmundicias de los hijos de Israel”. Esto significa que todos los pecados del mundo fueron acumulados sobre la cruz de Cristo y fueron eliminados allí.

  La palabra inmundicias del versículo 19 se refiere a nuestro pecado, a nuestra lepra, a nuestra rebelión e incluso a la naturaleza satánica que tenemos por dentro. Debido a que el pueblo de Dios permanecía en esta inmundicia, aun el altar que Dios usaba para redimir a Su pueblo fue contaminado. Esto nos muestra cuán contagiosa es la inmundicia del pueblo de Dios. Esta inmundicia tiene su origen (Satanás), su nacimiento y su vivir, que es la lepra. Por consiguiente, somos el conjunto total de la inmundicia, de la cual emanan cosas inmundas que contaminan a los demás y los hacen impuros. Por medio de la cruz de Cristo, esta inmundicia fue eliminada y quitada. Ahora hay un entorno limpio en el cual nosotros y Dios podemos disfrutarnos mutuamente.

XIV. AARÓN ACABA DE HACER EXPIACIÓN POR EL LUGAR SANTÍSIMO, POR LA TIENDA DE REUNIÓN Y POR EL ALTAR

  El versículo 20a dice que Aarón debía acabar de “hacer expiación por el Lugar Santísimo, por la Tienda de Reunión y por el altar”. Esto significa que la ofrenda por el pecado no solamente es ofrecida para quitar la inmundicia, sino también para que sea perfeccionada la santidad.

  El Lugar Santísimo, el lugar más santo del universo, fue contaminado con la inmundicia del pueblo redimido por Dios. Debido a que fue tocado por personas inmundas, incluso el Lugar Santísimo necesitó expiación. Lo mismo se aplicaba a la Tienda de Reunión y al altar. El hecho de que se hiciera expiación por todas estas cosas indica que la ofrenda por el pecado no solamente es ofrecida para quitar la inmundicia, sino también para que sea perfeccionada la santidad. Lo que Cristo efectuó en la cruz no solamente es ofrecido para quitar nuestras inmundicias, sino también para que sea perfeccionada la santidad de Dios, a la cual hemos sido introducidos. Ahora estamos en esta santidad, disfrutando a Dios como nuestra santidad.

XV. AARÓN ENTRA A LA TIENDA DE REUNIÓN, SE QUITA LAS VESTIDURAS DE LINO Y LAS DEJA ALLÍ, BAÑA SU CUERPO EN AGUA EN UN LUGAR SANTO Y SE PONE SUS VESTIDURAS, SALE ENTONCES Y OFRECE SU HOLOCAUSTO Y EL HOLOCAUSTO DEL PUEBLO, Y ASÍ HACE EXPIACIÓN POR SÍ MISMO Y POR EL PUEBLO

  “Después Aarón entrará a la Tienda de Reunión, se quitará las vestiduras de lino, las cuales se había puesto al entrar en el Lugar Santísimo, y las dejará allí. Bañará luego su cuerpo en agua en un lugar santo y se pondrá sus vestiduras. Saldrá entonces y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo; así hará expiación por sí mismo y por el pueblo” (vs. 23-24). Esto significa que después de recibir la redención efectuada por el Señor Jesús y haberse resuelto el problema referente a nuestro pecado, todavía tenemos necesidad de la purificación que realiza el Espíritu a fin de tomar a Cristo como nuestro holocausto y, así, vivir absolutamente entregados a Dios mediante la vida de Cristo.

  Antes de bañar su cuerpo, Aarón ofrecía la ofrenda por el pecado por sí mismo y por el pueblo. Luego, después de bañarse, él iba al altar y ofrecía el holocausto por sí mismo y también por el pueblo. Esto nos muestra que la ofrenda por el pecado tiene como finalidad el holocausto, es decir, que la ofrenda por el pecado era presentada con miras a ofrecer el holocausto. En otras palabras, la ofrenda por el pecado tiene un propósito: conducirnos al holocausto. Esto significa que nosotros, los pecadores, fuimos redimidos con el propósito de que llegáramos a ser la satisfacción de Dios. Fuimos redimidos para que, al tomar a Cristo como nuestra vida y suministro de vida, lleguemos a ser personas que, en Cristo, viven absolutamente entregadas a Dios. Por tanto, como personas redimidas, ya no somos pecadores sino aquellos que viven absolutamente entregados a la satisfacción de Dios. La redención completa que Cristo efectuó no sólo implica que el pecado ha sido quitado, sino también que vivimos absolutamente entregados a Dios. Éste es el propósito de la redención efectuada por Cristo.

  Si la redención de Cristo sólo quitara nuestro pecado pero no nos capacitara para vivir absolutamente entregados a Dios, Su redención no sería completa. Alabamos al Señor porque la redención efectuada por Cristo no sólo quitó nuestro pecado, sino también porque por medio de ella Cristo nos hizo personas que, en Él como nuestro holocausto, podemos vivir ahora absolutamente entregados a Dios. En esta redención completa, Cristo es la ofrenda por el pecado y también el holocausto. Él es nuestra ofrenda por el pecado para quitar nuestros pecados, y Él también es nuestro holocausto para hacernos aquellos que viven absolutamente entregados a Dios. Al tomar a Cristo como nuestro holocausto y vivir en Él por medio de Su vida y con Su suministro de vida, somos hechos aptos y competentes para vivir absolutamente entregados a Dios.

XVI. QUEMA SOBRE EL ALTAR LA GROSURA DE LA OFRENDA POR EL PECADO

  “Y quemará sobre el altar la grosura de la ofrenda por el pecado” (v. 25). Esto significa que la muerte del Señor Jesús en la cruz logra nuestra redención y que Su corazón volcado hacia Dios y absolutamente entregado a Dios logra la aceptación de Dios.

  La grosura de la ofrenda por el pecado representa el corazón de Cristo, la parte tierna de Cristo. Esta parte tierna de Cristo es ofrecida a Dios y dedicada a Él. Su corazón volcado hacia Dios y absolutamente entregado a Dios logra la aceptación de Dios.

  En la escena descrita en Levítico 16 hay dos cosas que son gratas para Dios. En primer lugar, el corazón de Cristo, el cual está volcado hacia Dios y cuya entrega a Dios es absoluta, es grato para Dios; en segundo lugar, Cristo llega a ser el incienso que arde en el altar del incienso con el fuego procedente del altar de las ofrendas, y este incienso que arde llega a ser un olor grato para Dios. Ambas cosas son aceptables para Dios y hacen que seamos aceptados por Él. Nosotros somos aceptados en Cristo, el incienso que es quemado delante de Dios, y también en el corazón de Cristo, el cual es ofrecido a Dios y dedicado a Él. Por consiguiente, con respecto a la ofrenda por el pecado vemos dos cosas: Cristo como incienso que arde en el altar del incienso y el corazón de Cristo representado por la grosura que arde sobre el altar de las ofrendas.

XVII. EL QUE SUELTA EL MACHO CABRÍO DEJÁNDOLO IR A AZAZEL LAVA SUS VESTIDOS, BAÑA SU CUERPO EN AGUA Y DESPUÉS ENTRA EN EL CAMPAMENTO

  “El que suelta el macho cabrío dejándolo ir a Azazel lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en agua y después podrá entrar en el campamento” (v. 26). Esto significa que quien se contamina al tocar cualquier cosa relacionada con el pecado tiene que tomar medidas con respecto a su vivir externo así como respecto a su propia persona.

  Aquel que enviaba a Azazel el macho cabrío sobre el cual eran puestos los pecados del pueblo, tenía contacto con el pecado y, por ende, era contaminado. Por esta razón, debía bañar su cuerpo y lavar sus vestidos, es decir, debía tomar medidas en cuanto a su vivir externo (representada por las vestiduras) y también en cuanto a su persona. Esto indica que cada vez que nos contaminemos al tocar algo relacionado con el pecado, debemos lavarnos, esto es, tomar medidas con respecto a nuestra conducta y a nuestra persona.

XVIII. LLEVAN FUERA DEL CAMPAMENTO EL NOVILLO Y EL MACHO CABRÍO DE LA OFRENDA POR EL PECADO Y QUEMAN EN EL FUEGO SU PIEL, SU CARNE Y SU ESTIÉRCOL

  “Serán llevados fuera del campamento el novillo de la ofrenda por el pecado y el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, cuya sangre fue introducida en el Lugar Santísimo para hacer expiación; quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol” (v. 27). Esto tiene doble significado.

  Esto significa, en primer lugar, que en la cruz el Señor Jesús efectuó, una vez y para siempre, la redención eterna y perfecta, y que en tal obra Sus siervos no tienen parte alguna. Él solo efectuó una redención perfecta y eterna en la cruz, lo cual está representado por el altar que estaba fuera del tabernáculo. Asimismo, Él entró solo detrás del velo en el Lugar Santísimo. Nosotros, Sus siervos, no tuvimos nada que ver con el cumplimiento de la redención.

  En segundo lugar, lo que se describe en el versículo 27 significa que el Señor, quien efectuó la redención, fue rechazado por los hombres; por tanto, todo aquel que reciba Su redención deberá, juntamente con Él, salir fuera del campamento llevando Su vituperio (He. 13:13). El campamento representa una organización religiosa, en particular, la organización de la religión judía. Salir fuera del campamento equivale a salir fuera de la religión como organización. Hoy en día nos encontramos fuera de la religión como organización, llevando el vituperio del Señor. Llevar el vituperio del Señor significa llevar el mismo vituperio que Él llevó. El vituperio que Él sufrió ahora llega a ser nuestro vituperio. En el recobro del Señor llevamos Su vituperio a causa de nuestra posición en cuanto a la iglesia, es decir, debido a que permanecemos firmes en el terreno de unidad del Cuerpo de Cristo. Cada vez que los que están en las denominaciones critican y se oponen a la posición que tomamos en las iglesias locales, llevamos el vituperio del Señor.

XIX. EL QUE QUEMA EL NOVILLO Y EL MACHO CABRÍO DE LA OFRENDA POR EL PECADO LAVA SUS VESTIDOS, BAÑA SU CUERPO EN AGUA Y DESPUÉS ENTRA EN EL CAMPAMENTO

  “El que los queme lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua, y después podrá entrar en el campamento” (v. 28). Esto significa que la persona que es contaminada al tocar algo relacionado con el pecado debe purificar su vivir externo y también su persona. El significado aquí es, por tanto, el mismo que el de la persona que enviaba el macho cabrío a Azazel.

XX. AFLIGEN SUS ALMAS

  El versículo 29a dice: “Esto será para vosotros un estatuto perpetuo; en el mes séptimo, al décimo día, afligiréis vuestras almas”. Los Israelitas entendieron que la palabra afligiréis significaba abstenerse totalmente de alimento, o sea, ayunar (cfr. Is. 58:3, 5, 10). En Levítico 16:29, afligir nuestra alma significa lamentarse, arrepentirse y apenarse por el pecado.

XXI. NO HACEN NINGÚN TRABAJO

  En aquel día nadie debía hacer ningún trabajo (v. 29b), porque era “Sábado de reposo completo” para ellos (v. 31). Esto significa que la redención fue completamente llevada a cabo por Cristo. No hay nada más que el hombre tenga que hacer al respecto, y éste sólo debe reposar en la obra redentora de Cristo.

  Si intentamos trabajar por nuestra redención, insultaremos a Cristo y despreciaremos Su obra redentora. Puesto que hemos visto la redención efectuada por Cristo, la hemos recibido y la estamos disfrutando, debemos abandonar toda labor propia. Al respecto, Martín Lutero tenía razón al reaccionar en contra de la enseñanza errónea de la Iglesia Católica Romana en lo referente a trabajar por nuestra salvación. Cristo ya efectuó plenamente una redención completa, y ahora la estamos disfrutando sin necesidad de laborar por ella.

XXII. HACE EXPIACIÓN POR TODO EL PUEBLO DE LA CONGREGACIÓN, A CAUSA DE TODOS SUS PECADOS, UNA VEZ AL AÑO

  “Y hará expiación por el santuario santo; hará expiación también por la Tienda de Reunión y por el altar; además, hará expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. Y esto será estatuto perpetuo para vosotros, para hacer expiación por los hijos de Israel, a causa de todos sus pecados, una vez al año” (vs. 33-34a). Esto significa que la ofrenda no podía hacer perfecto al hombre y era únicamente una sombra de los bienes venideros, vigente únicamente hasta que el Hijo de Dios viniera para efectuar la plena redención. Los bienes venideros (He. 10:1) se refieren a lo que Cristo logró. Estos bienes son revelados en Hebreos 9 y 10, dos capítulos que nos proporcionan el contenido de este punto.

  Lo que encontramos en Levítico 16 es una sombra, no la realidad. La realidad, el cuerpo, de esta sombra es Cristo con todo lo que Él cumplió y logró. La sombra nos ayuda a valorar la realidad y a conocer los detalles de la realidad. No obstante, lo que nos interesa no es la sombra, sino la realidad. Nos interesa Cristo y todo lo que Él logró y cumplió.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración