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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Los Salmos»
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Mensaje 15

LAS EXPRESIONES MEZCLADASDE LOS SENTIMIENTOS DEL SALMISTAEN EL DISFRUTE QUE TIENE DE DIOSEN LA CASA DE DIOS

(3)

  Lectura bíblica: Sal. 31; Sal. 32; Sal. 33

  Cuando vamos a los Salmos con una visión clara en cuanto a la Biblia en conjunto, y sus principios, podemos darnos cuenta de que en el libro de los Salmos hay dos cargas; se encarga de dos responsabilidades. Primero se nos muestra a Cristo, y segundo, se nos muestra una comparación entre Cristo y la ley.

  Empezando con el libro de Génesis, Cristo es revelado como el árbol de la vida. Un maestro de la Biblia dijo que el árbol de la vida ya no existe. Pero el árbol de la vida mencionado en Génesis 2 es un asunto central en la Biblia. Si se quita el árbol de la vida de Génesis 2, tal capítulo pierde todo su significado. Es un error decir que el árbol de la vida no existe hoy en día. En Apocalipsis 2:7 el Señor Jesús dijo que al que venciera, El le daría a comer del árbol de la vida. Jesús vino a alimentarnos consigo mismo como árbol de la vida. La primera responsabilidad que tiene la palabra de Dios escrita es mostrarnos a Cristo.

  El deseo de Dios en la eternidad pasada no tenía nada que ver con la ley. La ley fue introducida en el monte Sinaí. Pablo menciona este monte en Gálatas 4, no en un sentido positivo sino en un sentido negativo (vs. 24-25). A los ojos de Dios y del apóstol Pablo, el monte Sinaí es un término muy negativo. Sinaí produce esclavos, y es representado por una concubina, Agar. La esposa legítima era Sara. La concubina era Agar. Todo lo que proviene de la concubina es esclavo. Todos los judíos que valoran y exaltan la ley, y tratan de obedecerla, son esclavos bajo la ley.

  Además del monte Sinaí hay otro monte, el monte de Sión. Hebreos 12 dice que en el Nuevo Testamento no hemos venido al monte Sinaí, sino al monte de Sión (v. 22). Aquí no somos esclavos, sino hijos de la mujer libre. Esto significa que somos hijos de la gracia. La gracia de Dios es representada por Sara, la mujer libre. La ley está representada por la concubina. Nosotros no estamos en favor de la ley, sino que, por ser hijos de la mujer libre, nuestro interés es exaltar a Cristo. La primera responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos a Cristo.

  La segunda responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos una comparación entre Cristo y la ley. En el mensaje ocho vimos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia. En la Biblia Dios nos muestra sólo dos líneas. Una es la línea apropiada, y la otra es la línea negativa. La línea apropiada es la línea de Cristo de parte de Dios, y la línea negativa es la línea de Satanás. Es por esto que hay dos árboles en Génesis 2, y esos dos árboles representan dos fuentes. El árbol de la vida representa a Dios como fuente de la vida. El árbol de la ciencia del bien y del mal representa a Satanás como la fuente de la muerte. Luego, de estas dos fuentes salen dos líneas. Una línea es la línea del día, y la otra es la línea de la noche. La línea negativa de las tinieblas es la línea del caos satánico. La línea positiva del día es la línea de la economía divina.

  Además de estas dos líneas, aparece también la línea de la ley. Cristo es la línea principal, y la ley es una línea secundaria. Si uno no sabe cómo tratar debidamente con la línea secundaria, dicha línea se convierte en parte de la línea negativa, que es la línea del caos, la línea de la muerte, la línea de la ciencia del bien y del mal. Desde el día en que la ley fue dada, el pueblo de Dios casi nunca ha tratado la ley adecuadamente. Creo que Moisés sabía algo de la posición de la ley porque estando ya viejo escribió el salmo 90. En el versículo 1 dice: “Señor, Tú nos has sido una morada de generación en generación”. Según el entendimiento de Moisés, Dios es nuestra morada, y nosotros vivimos en Dios. Esto no corresponde en absoluto a la ley.

  La segunda responsabilidad del libro de los Salmos es mostrarnos la diferencia entre Cristo y la ley. Sin embargo, la mayoría de los que leen los Salmos no entienden esto. Ellos piensan que todo lo que aparece en los Salmos es positivo. Pero hemos visto que muchas expresiones de los Salmos son sólo el concepto humano de exaltar la ley, no el concepto divino de exaltar a Cristo. Vimos en el mensaje anterior que es difícil hallar algo en los salmos 28—30 que corresponda a la norma divina de la economía neotestamentaria de Dios.

  En este mensaje quisiéramos ver las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista según se ven en los salmos 31—33. Mucho de lo que dice David en estos salmos concuerda con el concepto natural. Lamentablemente, cuando la mayoría de los lectores van a la Biblia a leer los Salmos, no ven mucho de Cristo. Tal vez vean los buenos puntos que hay en los Salmos que concuerdan con el concepto humano. Los Salmos nos exhortan y nos advierten que temamos a Dios. Luego nos piden que nos refugiemos en Dios. Como personas que están bajo muchos ataques, necesitamos un lugar de refugio, un lugar donde escondernos. Podemos refugiarnos en Dios. Los Salmos también hablan de confiar en Dios, de esperar a Dios y de poner en Dios nuestra esperanza. Luego hablan de alabar a Dios, de darle gracias y de adorarle. Estos puntos son la base sobre la cual están compuestos los Salmos: temer a Dios, refugiarse en Dios, confiar en Dios, esperar a Dios, poner nuestra esperanza en Dios, alabar a Dios, darle gracias y adorarle. Estos son los puntos principales de muchos salmos, especialmente los salmos 31—33.

VII. EN EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR QUE DIOS LE SALVE DE SU ANGUSTIA

  El salmo 31 nos muestra las expresiones mezcladas de los sentimientos del salmista al experimentar y disfrutar que Dios lo salve de sus aflicciones. En el salmo 31 David no habla de que Dios salva de la perdición eterna y de Su juicio, sino que habla de que Dios lo salva de su angustia. En el salmo 31 él enumera una a una sus aflicciones.

A. Se refugia en Dios como roca de proteccióny fortaleza que le salve de la redque le tienden en secreto sus enemigos

  David dijo que se refugiaba en Dios como roca de protección y como fortaleza que le salvase de la red que le tienden en secreto los enemigos (vs. 1-4). El Señor Jesús dijo que El es la roca para la edificación de la iglesia (Mt. 16:18), pero David dijo que Dios era la roca para su protección, para salvarle de sus aflicciones. El deseo de Dios es salvar al hombre principalmente de la perdición y el castigo eternos, no de sus aflicciones. Después de que somos salvos de la perdición eterna, Dios entonces desea ser nuestra salvación para que vivamos a Cristo y le magnifiquemos (Fil. 1:19-21a). Es posible que la esposa desee ser salva del mal genio de su esposo, y que el esposo desee ser salvo de las críticas de su esposa. En otras palabras, ellos desean ser salvos de sus aflicciones. Pero la salvación que Dios tiene para los creyentes neotestamentarios tiene como fin que ellos sean sustentados y fortalecidos para vivir a Cristo y magnificarle.

  David también se goza en la bondad de Dios porque le ha librado de mano de sus enemigos y ha puesto sus pies en lugar ancho y espacioso (vs. 5-8). Estas expresiones indican que David estaba demasiado centrado en sí mismo, aun al buscar la salvación de Dios.

B. Le cuenta a Diossus aflicciones y sus angustias

  En los versículos 9-13 David le cuenta a Dios sus aflicciones y angustias: “Seme propicio, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (v. 9). Es muy bueno que David le pida a Dios que le sea propicio, es decir, que le dé Su gracia. Esto parece que fuera una frase del Nuevo Testamento. David también dijo que sus ojos se consumían de tristeza, y también su alma y su cuerpo. Consumirse significa secarse. David dijo que había quedado seco por sus aflicciones, las cuales eran su angustia.

  En los versículos 10-13 él dijo: “Porque mi vida se va gastando en tristeza, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. A causa de todos mis adversarios soy objeto de oprobio, y para mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí. He sido olvidado de su corazón como muerto; he venido a ser como un vaso destruido. Porque oigo la calumnia de muchos; el terror me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida”. Todos estos puntos los consideraba David sus aflicciones. Lo dicho por David aquí acerca de que otros fraguaban intrigas para quitarle la vida, fue en realidad la experiencia del Señor Jesús (Mt. 27:1). En este punto, David tenía la responsabilidad de mostrarnos a Jesús.

  Las aflicciones de David incluían su pena, su dolor y el ser el objeto de oprobio de sus adversarios. Hoy día nosotros los cristianos que seguimos al Señor también sufrimos muchas aflicciones, y hasta persecución. Sin embargo, el Nuevo Testamento nos muestra que el apóstol Pablo no se quejaba por esto. En el libro de Romanos, Pablo dijo que todas las cosas cooperaban para su bien, para ser transformado, como uno de los muchos hijos de Dios, a la imagen del Hijo primogénito de Dios (8:28-29). Pablo no se quejaba de sus aflicciones. Al contrario, comprendía que todas las cosas cooperaban para su bien, para poder ser transformado y conformado a la imagen de Cristo.

C. Confía en que Dios le salvaráy resplandecerá sobre él

  David dijo: “Mas yo en Ti confío, oh Jehová; digo: Tú eres mi Dios. En Tu mano están mis tiempos” (vs. 14-15a). Esta es una palabra muy buena, pero la revelación neotestamentaria es más elevada. Los tiempos de David estaban en la mano de Dios, pero en nuestro caso, todo nuestro ser está en Jesús. Los tiempos de David estaban en la mano de Dios, pero nosotros estamos en Cristo, quien es la incorporación de Dios (1 Co. 1:30a; 2 Co. 5:17). Es mucho más elevado estar en Cristo.

  El versículo 16a dice: “Haz resplandecer Tu rostro sobre Tu siervo”. David buscaba que el rostro de Dios resplandeciera sobre él. El quería agradar a Dios, y que Dios estuviera complacido con él. Este versículo está en el contexto de su deseo de ser librado de sus enemigos y de que éstos fueran avergonzados (vs. 15b, 17). Por consiguiente, el resplandor que David buscaba en el salmo 31 no es el tipo de resplandor que nosotros buscamos. La clase de resplandor que nosotros debemos buscar es el resplandor que nos expone. Cuando estamos bajo el resplandor de Dios, vemos que somos horribles y desagradables. Cuando nos metamos en el resplandor de Dios, nos postraremos en tierra para confesarnos.

D. Bendice a Dios y exhorta a los piadososa que amen a Dios y a que se esfuercen se alienten

  En los versículos 21-24 David bendijo a Dios y exhortó a los piadosos a amar a Dios y a ser fuertes y cobrar ánimo.

VIII. EN EXPERIMENTAR EL PERDON DE DIOS

  En el salmo 32 David expresó sus sentimientos en la experiencia que tuvo del perdón de Dios.

A. Experimenta su confesióny el perdón de su pecado por parte de Dios

  Los versículos 1-2a dicen: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad”. Esto tiene muchas implicaciones. Si no hubiera Redentor, ¿cómo podría el Dios justo no inculparnos de iniquidad? Si Dios hiciera esto sin Redentor, no sería justo. Dios perdona nuestra iniquidad basado en la redención de Cristo.

  David dijo que es bienaventurado el hombre a quien Jehová no inculpa de iniquidad y “en cuyo espíritu no hay engaño” (v. 2b). Por un lado, David indica que sus pecados fueron perdonados; sin embargo, por otro, indica que no hay engaño en su corazón. Esto es contrario a las Escrituras. Si no hubiera engaño en el hombre, entonces no sería un pecador necesitado del perdón de Dios. Puesto que uno necesita el perdón de Dios, uno tiene que darse cuenta de que está lleno de engaño. ¿Qué persona hay que no tenga engaño en el espíritu, y que aun así confiese sus pecados? Esto está fuera de la lógica.

  Los versículos 3-4a dicen: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi rugir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí Tu mano”. Aquí la expresión de David es buena en el sentido de que nos muestra que Dios lo trata en cuanto a sus pecados. El pasa a decir: “Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y Tú perdonaste la iniquidad de mi pecado. Selah” (vs. 4b-5). La iniquidad de su pecado se refiere al poder del pecado. Dios no sólo perdona nuestro pecado sino también el poder del pecado, que también merece castigo.

B. Exhorta a los piadosos a orar y a confesar mientras Dios puede ser hallado

  El versículo 6 dice: “Por eso, que todos los piadosos oren a Ti en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él”. Esto muestra que aunque David confesó su pecado y se dio cuenta de la iniquidad de su pecado, aun así, consideraba que él mismo era piadoso. ¿Es él pecaminoso o piadoso? Este es un salmo acerca de la confesión, pero en esta confesión hay autojustificación. El confesó su pecado, pero también indicó que él no tenía ningún engaño en su espíritu, que él era piadoso, y que buscaba a Dios mientras podía ser hallado.

  En el versículo 7 David dijo: “Tú eres mi escondedero; me guardarás de la angustia; con gritos de liberación me rodearás. Selah”.

C. La instrucción y la enseñanza de Dios

  Luego Dios intervino para instruir y enseñarle a David. Los versículos 8-10 dicen: “Te instruiré, y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré; Mis ojos están fijos en ti. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti. Copiosas son las penas del impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la benignidad”. David dijo que el impío tiene muchas penas, pero que a aquel que confía en Jehová le rodea la benignidad. ¿Era David una persona que tenía muchas penas, o una persona que confiaba en Jehová? Es difícil clasificar a David. Esto muestra que aquí su hablar concuerda con el concepto natural.

  El versículo 11 dice: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y dad voces de júbilo todos vosotros los rectos de corazón”. ¿Quiénes son los justos y quiénes son los rectos de corazón? No nos atrevemos a decir que nosotros seamos tales personas. Así que, éste es un salmo con un buen comienzo, y un final pobre. En el comienzo hay confesión, y al final hay autojustificación. En términos básicos, los salmos 31 y 32 nos muestran una persona que trata de guardar la ley sin Cristo.

IX. EN ALABAR A DIOS Y DARLE GRACIAS

  El salmo 33 es una mezcla de las expresiones de los sentimientos del salmista al alabar a Dios y al darle gracias.

A. Anima a los justos a alabar a Diosy a darle gracias

  El salmista anima a los justos a que alaben y a que le den gracias a Dios (vs. 1-5).

B. Alaba a Dios por restaurarlos cielos y la tierra

  En los versículos 6-9 el salmista alabó a Dios por restaurar los cielos y la tierra. El versículo 9 dice: “Porque El dijo, y fue hecho; El mandó, y existió”. Cuando Dios dijo: “Sea la luz”, fue la luz (Gn. 1:3). Cuando Dios ordenó, algo brotó y permaneció. Esto es bueno, pero necesitamos ver que la enseñanza de Pablo no gira en torno a la restauración del universo caótico, sino de la resurrección de Cristo de entre los muertos.

  Nosotros estábamos muertos, pero un día el Señor nos dio vida y nos resucitó de entre los muertos (Ef. 2:1, 5-6). Hoy vivimos en resurrección. ¡Nosotros no somos personas restauradas sino personas resucitadas! Tal vez nos impresione la manera en que Dios restauró los cielos y la tierra, pero el Nuevo Testamento trata de la nueva creación, la cual está en resurrección. La oración de Pablo en Efesios 1 se refiere a la resurrección (v. 20). No importa por cuánta restauración pasen los cielos y la tierra, siguen siendo la vieja creación, pero nosotros somos la nueva creación. No somos meramente restaurados; somos resucitados. No hay nada en el Nuevo Testamento que nos pida que alabemos a Dios por haber restaurado los cielos y la tierra. Pero Pablo sí habló de su deseo de conocer a Cristo y el poder de Su resurrección (Fil. 3:10).

  Deseo hacer notar una vez más que los Salmos nos muestran la inferioridad de la ley y la superioridad de Cristo. Es bueno alabar a Dios por haber restaurado los cielos y la tierra, pero esto no sería tan elevado como alabarle por la resurrección de Cristo. Cristo en Su resurrección nos resucitó de entre los muertos (Ef. 2:6). Esto es mucho más elevado que la restauración de los cielos y la tierra.

C. Alaba a Dios por la relación que tienecon los hijos de los hombres, los moradores de la tierra

  En los versículos 10-15 el salmista alabó a Dios por la relación que tiene con los hijos de los hombres, los moradores de la tierra.

D. Alaba a Dios por Su liberación y preservación

  El salmista alaba a Dios por Su liberación y preservación, las cuales son más firmes que las realizadas por un gran ejército, por un valiente con mucha fuerza, y por un caballo con su gran fuerza (vs. 16-19). El comparó el poder salvador de Dios y Su poder preservador, con un gran ejército, con un hombre valiente y con un caballo. Cuando yo era un cristiano joven, creía que esto era maravilloso, pero hoy no pienso igual. El Nuevo Testamento no compara a nuestro Dios con un caballo. Esto muestra una vez más que no debemos confiar en nuestro entendimiento natural cuando leemos los Salmos. Necesitamos cambiar nuestro concepto natural por el concepto divino.

E. Espera a Dios, quien es su ayuda y su escudo, confía en Su santo nombre,y pone su esperanza en El

  En la conclusión del salmo 33, el salmista dijo que él esperaba en Dios, quien era su ayuda y su escudo, que confiaba en Su santo nombre, y que tenía en El su esperanza (vs. 20-22).

LA DIFERENCIA ENTRE CRISTO Y LA LEY

  Ahora quisiera dar una palabra acerca de la diferencia que hay entre Cristo y la ley. La diferencia que hay entre Cristo y la ley, es la diferencia que hay entre la economía del Antiguo Testamento y la del Nuevo. Bajo la ley del Antiguo Testamento, el hombre siempre luchaba por alcanzar la norma de la ley. El hombre se dio cuenta de que era débil y pecaminoso, así que le pidió a Dios misericordia y benignidad, y puso su confianza en Dios. También se refugió en Dios, esperó en El, puso en El su esperanza, le alabó, le dio gracia y le adoró. Esta era la parte que le correspondía hacer al hombre en el Antiguo Testamento porque Dios estaba lejos de él, y él estaba lejos de Dios. El hombre y Dios estaban separados.

  Luego en la economía neotestamentaria, Dios entró en el hombre, se encarnó, y nació como un Dios-hombre. Cuando Cristo vivió en esta tierra, era Dios quien vivía en esta tierra en el hombre. Por medio de Su redención, El resolvió todos los problemas del hombre y preparó el camino para entrar en el hombre. En Su encarnación El entró en el vientre de una virgen, pero mediante Su muerte y resurrección entró en miles de hombres. Para poder entrar en el hombre, El resucitó. En la resurrección El se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) y llegó a ser el Hijo primogénito de Dios (Ro. 8:29), quien introdujo al hombre en Dios. En Su encarnación El introdujo a Dios en el hombre; en Su resurrección El introdujo al hombre en Dios. Con esto El completó la mezcla de Dios y el hombre. El mezcló a Dios y al hombre como una sola entidad.

  Ahora nosotros los creyentes estamos en El, y El en nosotros. Ahora El y nosotros somos una sola persona. El tiene la vida divina y la naturaleza divina, y nosotros también. Nosotros tenemos la vida humana y la naturaleza humana, y El también. El vino a ser nosotros, y nosotros vinimos a ser El. Debemos reconocer que fuimos crucificados con El. Ya no vivimos nosotros, sino que es Cristo el que vive en nosotros (Gá. 2:20).

  En la economía neotestamentaria, nosotros tenemos que hacer algo, pero no lo que hacían los santos del Antiguo Testamento. En la economía neotestamentaria, tenemos que creer en Cristo (Jn. 3:16, 36). Luego tenemos que amarle (Jn. 14:21, 23). También tenemos que vivirle para magnificarle (Fil. 1:19-21a). En el Nuevo Testamento, no hacemos nada por nosotros mismos en nuestra fuerza natural. Nosotros le disfrutamos a El. Creer en El es recibirle; amarle es disfrutarle; y vivirle es magnificarle. Esto no es algo que hacemos por nosotros mismos. Todo lo que hacemos en el Nuevo Testamento es un disfrute.

  Dios no desea que hagamos el bien. El desea solamente que vivamos a Cristo. Vivir a Cristo tiene muchas implicaciones. Vivir a Cristo implica ser santos y vencedores. Vivir a Cristo implica no perder los estribos y perseverar pacientemente. Simplemente necesitamos vivir a Cristo, y este vivir implica todas las cosas que conforman la vida cristiana. Implica nuestra fidelidad y nuestra honestidad. Vivir a Cristo incluye todas las cosas. Esta es la razón por la cual el Nuevo Testamento nos manda que vivamos a Cristo para que le magnifiquemos. Necesitamos vivir, movernos y andar por el espíritu, y que todo nuestro ser dependa de nuestro espíritu mezclado (Ro. 8:4). Esta es la economía neotestamentaria.

  Gran parte de la terminología del Antiguo Testamento usada en los salmos es buena, pero es buena en el ámbito natural. No tiene nada que ver con el Espíritu. El Nuevo Testamento es un campo completamente diferente, es otro mundo. Está completamente en el Espíritu, quien es la consumación del Dios Triuno. Por consiguiente, todo lo que hay en el Nuevo Testamento tiene que ver con el Dios Triuno. Nuestra honestidad, nuestra fidelidad, nuestra paciencia, nuestra perseverancia, nuestra bondad y todo lo que somos y hacemos está relacionado con el Dios Triuno. Todas nuestras virtudes deben ser la expresión del Dios Triuno, no de nosotros mismos. La vida cristiana que vemos en el Nuevo Testamento no es obra nuestra, sino que es asunto exclusivamente de vivir a Cristo. Vivirle para magnificarle es disfrutarle. Por lo tanto, cada día debemos disfrutar a Cristo y nada más. Cristo es nuestro disfrute.

  Este es el pensamiento que vemos en los himnos #36, #37 y #38 de Himnos seleccionados. Estos tres cantos fueron escritos en plena conformidad con la economía neotestamentaria. El himno #38 tiene que ver con la edificación de la iglesia. No obstante, muchos cristianos todavía exaltan la ley y se quedan en la economía del Antiguo Testamento.

  Nosotros necesitamos tener el discernimiento apropiado para ver la diferencia que hay entre la economía del Antiguo Testamento y la del Nuevo. Por una parte, los salmos son preciosos porque presentan la aspiración de los sentimientos de aquellos que buscaban a Dios; por otra, muchas porciones de los salmos no corresponden a la economía del Nuevo Testamento. La economía neotestamentaria incluye, primeramente, la encarnación; en segundo lugar, la resurrección; y en tercer lugar, la mezcla. Dios entró en nosotros y nos introdujo en El. El completó la mezcla de lo divino con lo humano. Nosotros y El vivimos como una sola persona en la misma vida y con la misma naturaleza. No debemos esforzarnos por guardar la ley. Por el contrario, debemos vivir a una sola persona, a Cristo. Nosotros vivimos a Cristo para que El sea magnificado.

  Tengo la esperanza de que veamos esta revelación. Cuando vayamos a cualquiera de los salmos, tenemos que pesarlo en la balanza de la economía neotestamentaria de Dios. Entonces podemos discriminar lo que corresponde al monte Sinaí y lo que pertenece al monte de Sión. Estamos aquí en el monte de Sión donde tenemos la iglesia, el Cuerpo de Cristo, y la economía de Dios para el testimonio de Dios.

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