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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Los Salmos»
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Mensaje 35

EXPERIENCIAS MAS HONDAS DE DIOS QUE TIENEN LOS SANTOS EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO

  Lectura bíblica: Sal. 90; Sal. 91; Sal. 92

  Los Salmos es el libro más difícil de leer y de entender en la Biblia. Está dividido en cinco libros. El Libro Primero está compuesto de los salmos del 1 al 41; el Libro Segundo del 42 al 72; el Libro Tercero del 73 al 89; el Libro Cuarto del 90 al 106; y el Libro Quinto del 107 al 150. La división de los Salmos en cinco libros no está en orden cronológico, o sea, no están ordenados conforme al tiempo en que fueron escritos. Tampoco el arreglo de los libros está acorde con la naturaleza de la enseñanza que hay en ellos. En cada salmo hay una mezcla de la revelación acerca de Cristo y los sentimientos complejos de los salmistas, sentimientos que concuerdan con los pensamientos de los escritores acerca del bien y del mal.

  En este mensaje hemos llegado al Libro Cuarto, el cual, como el Libro Tercero, tiene diecisiete salmos. Los diecisiete salmos del Libro Cuarto están clasificados en tres categorías. Los salmos 90—92 forman una categoría; 93—101 forman una segunda categoría, y 102—106 forman la tercera.

  Es difícil decir que los Salmos fueron divididos en cinco libros, pero podemos estar seguros de que este arreglo no fue hecho por la mente humana. Por supuesto que algunas personas hicieron los arreglos, pero el Espíritu también estaba presente. Como el Señor nos mostró durante nuestro estudio de los Salmos en 1969, los cinco libros de los Salmos fueron divididos por el Espíritu de acuerdo con cuatro palabras cruciales: Cristo, casa, ciudad y tierra.

  Aunque el salmo 1 trata de la ley, en el salmo 2 el salmista se vuelve de la ley a Cristo. En el salmo 7 tenemos el decreto de Jehová acerca de Su Hijo: “Mi Hijo eres Tú; Yo te engendré hoy”. Esto quiere decir que a Dios no le importa la ley sino Su Hijo, Cristo. En Salmos 27:4 tenemos una palabra acerca de la casa: “Una cosa he pedido a Jehová, ésta buscaré; que more yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en Su templo”. El salmo 36:8 habla de estar saturado de la grosura de la casa de Dios y de beber del río de Sus delicias, porque con El está el manantial de la vida (v. 9a). El salmo 46:4a dice: “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios”. En el salmo 48 encontramos expresiones tales como “la ciudad de nuestro Dios” (v. 1) y “la ciudad del gran Rey” (v. 2). En el salmo 72, el ultimo salmo del Libro Segundo, hay una palabra concerniente a la tierra. El versículo 8 dice: “Dominará El de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra”. El salmo 89, el ultimo salmo del Libro Tercero, revela a Cristo como la única Pascua de toda la tierra. Por lo tanto, en los Salmos vemos a Cristo, la casa, la ciudad y la tierra.

  En este mensaje, titulado “Experiencias más hondas de Dios que tienen los santos en la identificación con Cristo”, veremos los salmos del 90 al 92. Al leer estos salmos, necesitamos buscar lo que revelan acerca de las experiencias más hondas de Dios y acerca de la identificación con Cristo.

  El salmo 90 empieza hablando de Dios como nuestra morada: “Señor, Tú nos has sido morada de generación en generación”. En efecto, la Biblia es el único libro que nos dice que Dios puede ser nuestra morada. En Salmos 42:1 se habla de suspirar por Dios como la cierva anhela las corrientes de las aguas. Al predicar el evangelio, podemos decirles a las personas que pueden beber, comer y respirar al Señor Jesús, pero ¿le ha dicho usted alguna vez a alguien que puede morar en el Señor? Morar en el Señor es más profundo que beber de El. Muchos de nosotros, después de venir a la vida de la iglesia, podemos testificar acerca de beber, comer y respirar a Cristo, pero ¿ha tenido usted alguna vez el pensamiento de morar en Cristo?

  Salmos no es un libro acerca del bien y del mal. Salmos es un libro acerca de Cristo; un libro acerca de beber, comer y respirar a Cristo y morar en El. Cristo es el agua viva que satisface nuestra sed. En el salmo 36 está el río de las delicias de Dios del cual podemos beber, y también la grosura de la casa de Dios de la cual podemos comer. Podemos beber, comer y respirar al Señor. Ahora en el salmo 90 vemos que también podemos morar en el Señor.

  El salmo 90 también fue escrito por Moisés, quien dio la ley con todos los estatutos y ordenanzas. En el versículo 1 Moisés, ya anciano, proclamó que Dios es nuestra morada de generación en generación. Luego en el versículo 2 prosigue: “Antes que los montes naciesen, y formases la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios”. Este era un pensamiento nuevo, algo sin precedentes. ¿Ha considerado usted alguna vez que Dios sea nuestra morada?

  Desde mi juventud los maestros de la Biblia me han enseñado acerca de permanecer en Cristo, lo cual se menciona en Juan 15. El Señor Jesús dijo: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros” (v. 4a). Allí entendí la palabra “permaneced” como estar o quedarse, y no como morar. Pero con el tiempo supe que la palabra griega traducida “permaneced” no significa simplemente estar sino morar. Permanecer en Cristo es morar en El, y no sólo estar o quedarse en El. Cuando moramos en nuestra casa, tenemos nuestra vida y nuestro vivir allí. Esto significa que nuestra vida y nuestro vivir están totalmente ligados a nuestra morada. Gastamos más dinero en nuestra casa que en cualquier otra cosa. Algunas personas realmente aman su casa y todos los muebles que hay en ella. Además, nuestra casa indica la clase de persona que somos. Por ejemplo, en Escocia la gente es conocida por la excelente manera de cuidar sus casas.

  Según lo dicho por Moisés en Salmos 90:1, nuestra casa o morada es el Dios Triuno como nuestro Señor. Morar en Dios es la experiencia más profunda que tenemos en El. Cuando experimentamos al Dios Triuno al grado de tomarlo como nuestra morada, tenemos la experiencia más profunda de Dios.

  Como ya lo hemos dicho, los salmos del 90 al 92 tratan de las experiencias más hondas de Dios que tienen los santos en la identificación con Cristo. Hemos visto que la experiencia más profunda de Dios es morar en El, pero ¿qué se revela en estos salmos acerca de la identificación con Cristo? Para responder a esta pregunta necesitamos leer 91:9: “Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio, al Altísimo por Tu habitación”. Moisés, el escritor del salmo 90, tomó a Jehová como su morada, y el escritor del salmo 91 hizo lo mismo. Los versículos 11 y 12 indican que el “Tu” del versículo 9 alude a Cristo. Estos versículos son citados en Mateo 4:6 y aplicados a Cristo. Lo anterior muestra que no sólo Moisés tomó a Dios como su morada, sino que incluso el Señor Jesús, mientras estaba en la tierra, tomó a Dios el Padre como Su habitación. Tanto Moisés, quien dio la ley, como Cristo, quien da la gracia, igualmente toman a Dios como su morada, como su habitación.

  Tomar a Dios como nuestra habitación, nuestra morada, es la más elevada y plena experiencia que tenemos de Dios. Tomar a Dios como nuestra morada es experimentarlo a lo máximo. Probablemente ninguno entre nosotros se animaría a decir que mora en Dios todo el tiempo. Sin embrago, esto fue lo que Cristo hizo. Mientras El vivía Su vida humana sobre la tierra, constantemente tomó a Dios el Padre como Su habitación.

  Estar identificado con Cristo es estar identificado con El, no solamente en Su muerte, resurrección y ascensión, sino también en tomar a Dios como habitación. Así es como nos identificamos con Cristo. Muchos libros han sido escritos acerca de nuestra identificación con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión. Jessie Penn-Lewis recalcó la identificación con Cristo en Su muerte; Austin Sparks subrayó la identificación con Cristo en Su resurrección; y el hermano Nee hizo hincapié en la identificación con Cristo en Su ascensión. Si hemos de identificarnos con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión, necesitamos morar en Cristo. Si no moramos en Cristo, nos separamos de El y por ende no nos identificamos con El. La única manera en que nos podemos identificar con Cristo en Su muerte, resurrección y ascensión es morar en Cristo, y morar en Cristo no es solamente estar en El sino también morar en El, tomándolo como nuestro todo.

  Que moremos en nuestra casa significa que tenemos nuestro vivir allí en muchas facetas. Por ejemplo, yo como mis comidas en casa, sentándome a la mesa en mi cómoda silla. De la misma forma, morar en Dios es tener nuestro vivir en Dios. A menudo hablamos de comer a Cristo, pero necesitamos ver que cuando comemos a Cristo, deberíamos morar en El.

  Veamos ahora estos tres salmos uno por uno.

I. EL LIBRO CUARTO DE LOS SALMOS REVELA EXPERIENCIAS DE DIOS MAS HONDAS QUE LOSSANTOS TIENEN EN LA IDENTIFICACION CON CRISTO,Y COMO DIOS RECOBRA SU TITULO Y SU DERECHO SOBRE LA TIERRA

  El libro cuarto de los Salmos revela experiencias más hondas que los santos tienen en la identificación con Cristo, y cómo Dios recobra Su título y Su derecho sobre la tierra. Esto quiere decir que nuestra experiencia de morar en Dios prepara el camino para que Cristo venga a poseer la tierra para que así Dios pueda recobrar Su título y Su derecho sobre la tierra. Título quiere decir propiedad, y derecho se refiere a todos los derechos de Dios sobre la tierra. Sin las experiencias más hondas de Dios que los santos tienen, Dios no tiene posibilidad de recobrar el título y el derecho. Esto significa que si bebemos a Cristo, le comemos y le bebemos sin tomarle como nuestra habitación, Dios no puede recobrar la tierra.

  Este pensamiento se encuentra en Juan 15. En Juan 14:2 el Señor Jesús dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay ... voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Estas moradas no son las habitaciones de una mansión celestial, como se supone comúnmente, sino lugares en la casa de Dios. En 15:4 el Señor también dijo: “Permaneced en Mí”. Esto revela que Cristo no es solamente el camino a la casa, sino que El mismo es la casa. Morar en Cristo es habitar en El. Al habitar nosotros en Cristo, El puede recobrar la tierra.

A. El libro primero de las Salmos revela a Cristo; los libros segundo y tercero revelan a Cristo junto con la casa y la ciudad de Dios

  El libro primero de los salmos revela a Cristo; los libros segundo y tercero revelan a Cristo junto con la casa y la ciudad de Dios.

B. Los libros segundo y tercero concluyen con la extensión del reino de Dios a toda la tierra

  Tanto el libro segundo como el tercero concluyen con la extensión del reino de Dios a toda la tierra (Sal. 72:8, 11, 19; 89:25, 27).

II. EXPERIENCIAS MAS HONDAS DE DIOSQUE TIENEN LOS SANTOSEN LA IDENTIFICACION CON CRISTO

A. Experiencias más hondas de Diosque tienen los santos

  El salmo 90 revela las experiencias más hondas de Dios que tienen los santos.

1. Toman al Dios de la eternidad como morada

  Como ya lo hemos dicho, los versículos 1 y 2 hablan de que los santos toman al Dios de la eternidad como morada. El ha sido nuestra morada en todas las generaciones. De eternidad a eternidad El es Dios.

2. Se dan cuenta de cuán efímera es la vida humana y de los pecados y aflicciones en ella

  Si usted toma a Dios como su morada, se dará cuenta de que el lapso de tiempo de su vida sobre la tierra es corto (vs. 3-11). En el versículo 10 Moisés dijo: “Los días de nuestros años son setenta años; y si a causa de mayor vigor, son ochenta años, con todo, su orgullo es trabajo y pesar, porque pronto pasa, y volamos”. Sin embargo, para el Señor mil años “son como el día de ayer que se va, y como una vigilia en la noche” (v. 4). Según la Biblia, la persona que más vivió fue Matusalén; él vivió novecientos sesenta y nueve años. Sin embargo, a los ojos de Dios esto era menos de un día.

  El corto lapso de tiempo de nuestra vida está llena de pecados y aflicciones. Si alguien tiene tal comprensión, debe ser alguien que toma a Dios como su morada. Yo quiero morar en Cristo; quiero morar en El cada minuto, pues fuera de El hay pecados y aflicciones.

3. Le piden a Dios que les enseñea contar sus días

  Moisés, quien escribió según la comprensión que proviene de morar en Dios, oró así: “Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que ganemos para el corazón sabiduría” (v. 12). Ganar un corazón sabio nos permite llevar una vida alegre y jubilosa (vs. 13-17). Moisés tenía el profundo sentir de que necesitaba aprender a contar sus días para poder vivir alegremente. Cuando miramos el pasado, nos sentimos avergonzados. Esto quiere decir que necesitamos dejar que Dios nos enseñe a contar nuestros días. Los jóvenes tal vez no entiendan el significado de esto, pero como anciano puedo testificar que yo sé cómo contar mis días. Cuento cada día.

B. En la identificación con Cristo

  El asunto de la identificación con Cristo está revelado en el salmo 91.

1. Hacen de Jehová el Altísimo su morada,habitan en el lugar secretoy moran a Su sombra bajo Sus alas

  En la identificación con Cristo, los santos hacen de Jehová el Altísimo su morada, habitan en Su lugar secreto y moran a Su sombra bajo Sus alas (vs. 1-9). Todos necesitamos morar en Dios habitando en Su lugar secreto (v. 1). Esta es la verdadera unidad con Dios. Aquí Dios viene a ser nosotros; somos constituidos con El; y nosotros y Dios vivimos juntos como uno solo.

2. Están bajo el cuidadode los ángelesy huellan a Satanás el enemigo

  En la identificación con Cristo, nosotros estamos bajo el cuidado de los ángeles, y hollamos a Satanás el enemigo (vs. 11-13; Mt. 4:6). En Salmos 91:13 dice: “Sobre el león y la cobra pisarás; hollarás al leoncillo y a la serpiente”. Aquí Satanás es comparado con el león que devora al pueblo de Dios y con la serpiente que envenena al pueblo de Dios. En Mateo 4 vemos que mientras el Señor Jesús tenía una vida humana en la tierra, estaba bajo el cuidado de los ángeles, quienes lo protegían de Satanás y de los espíritus malignos. Mateo 4:11 dice que los ángeles vinieron a El y le servían. En la actualidad los ángeles también nos protegen y guardan, como Hebreos 1 lo indica.

3. Ponen su amor en Dios, y El los pone en alto,y ven Su salvación en la extensión de sus días

  En la identificación con Cristo, los santos ponen su amor en Dios, y El los pone en alto, y ellos ven Su salvación en la extensión de sus días (Sal. 91:14-16). Estos versículos son una profecía acerca de Cristo. Cristo ha puesto Su amor en Dios el Padre. Cristo ha sido exaltado al lugar más alto del cielo, y ahora ve la salvación de Dios en la extensión de Sus días en resurrección. Cristo murió, pero en resurrección El vivirá para siempre. Por lo tanto, El puede decir: “Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1:18a). Esta es la extensión de Sus días en resurrección para cumplir Su salvación, profetizada no sólo en el salmo 91 sino también en Isaías 53.

  Debemos estar identificados con Cristo en todas estas cosas. Si estamos identificados con Cristo, también tomaremos a Dios como nuestra habitación. Seremos uno con Cristo en Su crucifixión, en Su resurrección, en Su ascensión y en Su posesión de Dios como habitación. Entonces viviremos con El y pondremos nuestro amor en Dios. Así, seremos exaltados, y veremos la salvación de Dios en la extensión de nuestros días.

C. El resultado

  El salmo 92 nos muestra el resultado de la experiencia más honda que tienen los santos en la identificación con Cristo.

1. Se regocijan en las grandes obras de Jehová

  Primero, el resultado es que los santos se regocijan en las grandes obras de Jehová (vs. 1-9). Si no moramos en Dios, si no le tomamos como nuestra habitación, tal vez veamos muchas cosas, pero estas cosas serán insignificantes. Pero cuando moramos en Dios, tomándole como nuestra habitación, vemos Sus grandes obras. Por ejemplo: mientras moro en Dios hoy, puedo ver la expansión de Su recobro en Rusia y en Polonia. Ciertamente ésta es una gran obra de Dios. Al morar en Dios veremos Sus grandes obras y nos regocijaremos.

2. El cuerno de ellos ha sido exaltado por Jehová,y ellos se mezclan con el aceite fresco

  En el versículo 10 el salmista dice: “Pero Tú exaltas mi cuerno como el del búfalo; soy ungido con aceite fresco”. La palabra hebrea aquí traducida “ungido” (la misma palabra que se usa en Levítico 2:4) también se puede traducir “mezclado”. El aceite fresco es el Espíritu consumado, que es fresco y actual. Yo puedo testificar que en los últimos cinco años he disfrutado la mezcla con el aceite fresco más que nunca, y he sido lleno de gozo en el Señor.

3. Florecen como la palmera,y crecen como el cedro del Líbano

  Los versículos del 12 al 14 dicen: “El justo florecerá como la palmera; crecerá como el cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán llenos de savia y verdes”. La poesía aquí es un cuadro de aquellos que experimentan a Dios de una manera más honda al morar en El, tomándolo como el todo mientras viven en la casa de Dios.

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