Mensaje 36
Lectura bíblica: Sal. 93; Sal. 94; Sal. 95; Sal. 96; Sal. 97; Sal. 98; Sal. 99; Sal. 100; Sal. 101
Los salmos del 93 al 101 son un grupo, un conjunto. Si uno lee estos nueve salmos cuidadosamente, verá que los primeros ocho son muy similares. Son como un solo salmo porque hablan de la misma cosa con un mismo matiz, tono y énfasis. El salmo 101 es la conclusión de esta colección de salmos, y muestran cómo Cristo reinará y juzgará en Su reino. Estos salmos tratan de la obra de Dios de recobrar Su título y Su derecho sobre toda la tierra mediante el reinado de Cristo.
Los maestros y los estudiantes de la Biblia concuerdan en que la Biblia está centrada en Cristo. Si tenemos un entendimiento intrínseco de Génesis, por ejemplo, veremos a Cristo en ese libro. Del mismo modo, Cristo es revelado en el libro de Levítico. El Dr. Scofield resaltó el hecho de que cada página de Levítico muestra a Cristo. Sin embargo, para poder ver a Cristo en Levítico, necesitamos una guía apropiada que nos proporcione la enseñanza necesaria. En este sentido somos como el eunuco etíope de Hechos 8, que estaba leyendo el profeta Isaías. Felipe le preguntó: “¿Entiendes lo que lees?” (v. 30). El eunuco replicó: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (v. 31a). Si queremos ver a Cristo claramente en los Salmos, necesitamos una guía apropiada.
Necesitamos entender que los Salmos es un libro muy sólido en cuanto a la revelación de Cristo en la economía de Dios. No obstante, cuando nosotros leemos los Salmos, es fácil pensar que nos ayudan a ser devotos y piadosos, a adorar, a alabar y a agradecer a Dios, e incluso a comportarnos mejor. En realidad ése no es el fin de los Salmos. Por el contrario, los Salmos usan estas cosas como trasfondo para la revelación acerca de Cristo.
En el Libro 1 de los Salmos vemos a Cristo y cierto énfasis en la casa de Dios (27:4). En el Libro 2 vemos a Cristo con la casa de Dios y como la ciudad de Dios. En el salmo 48 la ciudad es claramente recalcada. En el Libro 3 no sólo tenemos a Cristo, la casa, y la ciudad sino también la tierra. El último salmo del Libro 3, el salmo 89, dice que Cristo vendrá a reinar y a poseer toda la tierra desde el mar (el Mediterráneo) hasta todos los ríos, lo cual indica todos los lugares, de la tierra (v. 25). Hemos señalado que los diecisiete salmos del Libro 4 están agrupados en cuatro conjuntos. El primer grupo, el cual incluye los salmos del 90 al 92, trata de lo que es experimentar a Dios profundamente identificándonos con Cristo y tomando a Dios como nuestra morada. El segundo grupo, los salmos del 93 al 101, nos muestra que Dios recobrará completamente Su título y Su derecho sobre la tierra mediante el reinado de Cristo.
La primera página del periódico indica que el mundo hoy está lleno de oscuridad y pecado, y de peleas entre individuos, entre sociedades y entre naciones. Pero los salmos del 93 al 101 proclaman gozosamente que Dios recobrará Su titulo y Su derecho sobre la toda la tierra. Dios tiene el derecho sobre la tierra porque la tierra y toda su plenitud —todos los diferentes pueblos, sin importar raza ni color— fue creada por El. Entonces, El es el Dueño de la tierra y tiene el título de propiedad. El tiene el pleno derecho de reclamar la tierra, y El lo va a hacer por medio del reinado de Cristo. Según el salmo 101, Cristo reinará y juzgará en benignidad y juicio.
Salmos 94:15a dice: “El juicio será vuelto a la justicia”. Esto indica que en la tierra de hoy el juicio se ha desviado de la justicia, pero cuando Cristo regrese para reinar, El traerá la justicia y hará que el juicio vuelva a la justicia. Cristo está con nosotros en la iglesia, pero hoy día el mundo está sin Cristo, y por esta razón el mundo es maligno, oscuro y pecaminoso. No obstante, el reino venidero de Cristo hará una gran diferencia por toda la tierra. En vez de iniquidad e injusticia, habrá juicio y justicia.
Consideremos algunos asuntos relacionados con la obtención de la tierra de parte de Dios por medio de Cristo, y luego veremos uno por uno los salmos del 93 al 101.
Salmos 2:8 dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión Tuya los confines de la tierra”. Esto indica que Dios le ha dado a Cristo la tierra como posesión y las naciones como herencia. Por lo tanto, la tierra y las naciones le pertenecen a Cristo. Estados Unidos le pertenece a Cristo, no a los estadounidenses, y Rusia también le pertenece a Cristo, no a los rusos.
Apocalipsis 10:1-2 nos muestra que Cristo vendrá a tomar posesión de la tierra cuando ponga Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. Al poner Cristo Sus pies sobre el mar y sobre la tierra estará pisando sobre ellos, y hacer esto es tomar posesión de ellos (Dt. 11:24; Jos. 1:3; Sal. 8:6-8). Para poseer la tierra, uno tiene que poseer el mar primero. Por esta razón, Cristo poseerá la tierra cuando ponga Su pie primero en el mar y luego en la tierra.
Apocalipsis 11:15 nos dice que el reino del mundo llegará a ser el reino de nuestro Señor (Dios) y de Su Cristo, y que Cristo reinará por los siglos de los siglos.
“Jehová reina; vestido está de majestad; Jehová se vistió, se ciñó, de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. Firme es Tu trono desde la antigüedad; Tú eres desde la eternidad” (Sal. 93:1-2). Estos versículos indican que cuando Cristo reine en la tierra, ésta se afirmará. Sin embargo, aparte del reinado de Cristo, la tierra puede ser fácilmente sacudida. Cuando Dios recobre Su título y Su derecho sobre la tierra mediante el reinado de Cristo, la tierra no será sacudida sino que será establecida.
El salmo 94 revela que Cristo ejecutará Su juicio sobre el mundo. El versículo 1 dice: “Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, resplandece”. Ya que existe hoy tanta injusticia en la tierra, es necesario que el Dios de las venganzas resplandezca. Cuando Cristo reine, resplandecerá, y este resplandor será la venganza que ejecutará sobre el mundo injusto.
El versículo 10 dice: “El que disciplina a las naciones, el que enseña al hombre la ciencia, ¿no reprenderá?” Cuando Cristo reine, El disciplinará a las naciones. Aparentemente esto no está ocurriendo hoy en día; al parecer Dios no está haciendo nada en cuanto a los asuntos del mundo. En realidad, Dios está reinando y hasta cierto punto, El ha estado disciplinando a las naciones. Por ejemplo, en la segunda guerra mundial El trató con Hitler, con Mussolini y con Japón. En la era venidera, Cristo disciplinará a cada nación así como un padre disciplina a sus hijos. En aquel tiempo, el juicio sobre el mundo volverá a ser justo (v. 15a).
En estos salmos la tierra, el mundo, los pueblos y las naciones son mencionados una y otra vez. El salmo 95 revela a Cristo como un gran Rey que posee la tierra. Jehová como Cristo es un gran Rey que está sobre todos los dioses (v. 3). En Su mano están las profundidades de la tierra; las alturas de los montes son Suyas (v. 4). Suyo es el mar, pues El lo hizo; y Sus manos formaron la tierra seca (v. 5). Por lo tanto, el salmista dice: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (v. 6).
En 96:3-13 vemos que Cristo vendrá a juzgar la tierra, el mundo, y los pueblos con justicia y verdad y que El reinará sobre las naciones. La palabra “pueblos” en versículos 3, 5, 7, 10 y 13 indican que El juzgará a los pueblos de toda raza y color. En el versículo 13 el salmista concluye diciendo que Jehová “viene a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con Su verdad”. Esto nos revela claramente que Dios recobrará su título y Su derecho sobre la tierra por medio del reinado de Cristo.
Según Salmos 97:1-2, 4-6, 8-9, 11, Cristo reinará, y la tierra se alegrará y se regocijará. Hoy la tierra no es placentera, y por eso los habitantes de la tierra no están alegres. Pero cuando Cristo reine, la tierra se alegrará y se regocijará.
El salmo 98 declara que los confines de la tierra han visto la salvación de Dios. Los versículos 2 y 3 dicen: “Jehová ha hecho notoria Su salvación; a vista de las naciones ha revelado Su justicia. Se ha acordado de Su benignidad y de Su fidelidad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios”. Toda la tierra ha visto la salvación de Dios.
El salmo 99 habla de que Cristo reina en Sion y de que todos los pueblos se estremecen. Hoy las naciones que rodean a Israel están tratando de destruirlo. Pero cuando Cristo reine en Sion, todas las naciones que están al rededor de Sion se estremecerán (vs. 1-2, 4, 9).
El salmo 100 empieza con un mandato para toda la tierra: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra” (v. 1). Según indica Darby en una nota de pie en su traducción de la Biblia, la palabra hebrea que se traduce “cantad alegres” se puede traducir “haced una algarabía de júbilo”. Cuando estamos jubilosos gritamos, y cuando gritamos con seguridad hacemos ruido. Algunas veces en nuestras reuniones debemos hacer una algarabía de gozo ante el Señor, alabándole y gritando: “¡Aleluya!” Esto alegrará al Señor, y pondrá en vergüenza al diablo y a los demonios. Cuando estamos en silencio, estamos moribundos, pero cuando alabamos al Señor con una algarabía de gozo, somos fortalecidos.
El salmo 101 nos revela que la benignidad y la equidad serán la base del reino y del juicio de Cristo (tipificado por David, vs. 1, 6, 8) Al parecer este salmo no pertenece a la sección que habla de que Dios recobrará la tierra mediante el reino de Cristo. No obstante, este salmo es la conclusión de esta sección.
El salmo 101 es lo que Cristo, quien reina en la tierra por Dios, le dice a Dios. En los tiempos del salmista el nombre Cristo, el Ungido, no había sido revelado; por consiguiente, David el ungido de Dios fue usado para tipificar a Cristo como el hombre que Dios ungió para que reinara sobre toda la tierra en Su lugar. Así que este salmo revela que Cristo reinará sobre la tierra con benignidad y equidad, y que tratará con todos los impíos. Cuando Cristo reine sobre la tierra en la era venidera, la benignidad y la equidad serán la base de Su reino y de Su juicio sobre la tierra.
Los versículos 1 y 2a dicen: “Benignidad y equidad cantaré; a Ti cantaré salmos yo, oh Jehová. Prestaré atención al camino de los perfectos”. No olviden que quien habla aquí es David, el cual es tipo de Cristo; esto indica que estas palabras son las palabras que Cristo habla a Dios. Así que, quien habla aquí en realidad es Cristo. Cristo cantará a Jehová la benignidad y la equidad. Cristo también prestará atención al camino de los perfectos. Si estamos en el camino de los perfectos, Cristo pondrá atención a nuestro camino.
El salmo 101 habla en detalle acerca de que Cristo reinará, regirá y juzgará en la era venidera. Cuando leemos este salmo, vemos muchas virtudes que se manifestarán en el reinado de Cristo sobre la tierra. Hoy la tierra está llena de injusticia, pero tenemos esperanzas de que la tierra será recobrada. Un día el título y el derecho que Dios tiene sobre la tierra será recobrado por medio del reinado de Cristo. Entonces las virtudes descritas en el salmo 101 se manifestarán.