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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Los Salmos»
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Mensaje 40

CRISTO: LA REALIDAD DE LA LEYES EL TESTIMONIO Y LA PALABRA DE DIOS

  Lectura bíblica: Sal. 119

  En este mensaje llegamos al salmo 119. Este salmo no tiene un título que nos diga quién lo escribió, pero los maestros de asuntos bíblicos por lo general aceptan que este salmo fue escrito por David.

  El salmo 119 es uno de los salmos alfabéticos o acrósticos. Las primeras letras de cada grupo de ocho versículos de este salmo siguen el orden del alfabeto hebreo. Las veintidós secciones de este salmo corresponden a las veintidós letras del alfabeto hebreo. Además, todos los versículos de una determinada sección comienzan con la misma letra hebrea. Por ejemplo, en la sección Alef (vs. 1-8) cada versículo comienza con la letra hebrea alef.

  El título de este mensaje es “Cristo: la realidad de la ley es el testimonio y la palabra de Dios”. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos hay una base firme para decir que la realidad de la ley es Cristo. Si queremos ver que Cristo es la realidad de la ley, debemos considerar la ley, así como lo hace el salmo 119, como el testimonio de Dios y la palabra de Dios. En este salmo no se encuentra la palabra “Cristo”, pero sí se encuentran varios sinónimos de Cristo, tales como “testimonio” y “palabra”, los cuales también son sinónimos de “ley”. No debemos considerar la ley meramente como mandamientos, regulaciones y ordenanzas. Mas bien, debemos considerar la ley como el testimonio de Dios. La ley fue dada en el Monte Sinaí, pero fue puesta en una pequeña arca llamada “el arca del testimonio” (Ex. 25:16). Después, el arca fue puesta en “el tabernáculo del testimonio” (38:21). Así que, la ley estaba en el arca del testimonio, y el arca del testimonio estaba en el tabernáculo del testimonio.

  Ahora debemos hacer una pregunta muy especial: En tipología, ¿quién es la ley? Esta pregunta no es qué es la ley sino quién es la ley. No podemos contestar la pregunta tocante a quién es la ley diciendo que la ley es los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos no son una persona, sino que son la descripción de una persona. Una ley siempre es la expresión de la persona que la hace. Las leyes aprobadas por los legisladores de hoy son expresiones de los legisladores. El mismo principio se aplica con respecto a la ley de Dios. La ley de Dios —los Diez Mandamientos y los muchos estatutos, ordenanzas y juicios— es una descripción de la persona de Dios.

I. CRISTO ES LA REALIDAD DE LA LEY,LO CUAL ES REPRESENTADO POR:

A. El testimonio de Dios, lo cual indicaque Cristo es un cuadro vivo de lo que Dios es

  Cristo es la realidad de la ley como el testimonio de Dios. El testimonio de Dios representa a Cristo como la expresión viviente de lo que Dios es (Col. 2:9; 1:19).

  Los Diez Mandamientos son breves, pero nos dan una descripción de Dios. Nos muestran que Dios es un Dios celoso, que no puede tolerar a otros dioses. En este asunto, El es como un marido que es celoso con respecto a su mujer. También, Dios es un Dios de amor, de luz, santidad, y justicia. Aquí tenemos cinco palabras cruciales: celos, amor, luz, santidad y justicia.

  Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas, cada una de las cuales contenía cinco mandamientos. De esta manera, los Diez Mandamientos fueron divididos en dos grupos de cinco. Los primeros tres mandamientos están relacionados con Dios. El primer mandamiento dice que el Señor es Dios y que no debemos tener dioses ajenos delante de El (Ex. 20:2-3); el segundo mandamiento dice que no debemos hacer ídolos ni adorar ídolos (vs. 4-6); y el tercer mandamiento dice que no debemos tomar el nombre de Dios en vano (v. 7). El cuarto mandamiento nos exige que guardemos el Sábado (vs. 8-11). Este mandamiento denota que Dios es amor. Debido a que El nos ama, quiere que tengamos un día de descanso. El quinto mandamiento es el mandamiento de honrar a nuestros padres (v. 12). Este mandamiento está enlistado junto con los primeros cuatro, los cuales están relacionados con Dios. La razón de este arreglo tiene que ver con nuestro origen como seres humanos. En Lucas 3, las generaciones humanas se muestran de una manera regresiva hasta llegar a Adán, y luego a Dios. Esto significa que cuando honramos a nuestros padres, honramos nuestro origen, el cual, a fin de cuentas, es Dios mismo. Cuando honramos a nuestros padres, reconocemos el hecho de que por medio de ellos podemos remontar nuestro origen hasta llegar a Dios. Los que no respetan a sus padres no respetan a Dios.

  Los cinco mandamientos del segundo grupo tienen que ver con la humanidad. Estos son los mandamientos acerca de no matar, no cometer adulterio, no robar, no mentir y no codiciar. Podemos resumir estos cinco mandamientos con cinco palabras: asesinato, adulterio, robo, mentira y codicia. Alguien que no mate, fornique, robe, mienta, ni codicie es perfecto.

  Hemos señalado que los Diez Mandamientos presentan a Dios como Aquel que es un Dios de celos, amor, luz, santidad, y justicia. Los últimos cinco mandamientos están relacionados con la santidad y la justicia de Dios. Por ejemplo, una persona que roba o miente no es justa.

  El Dios que es celoso, que es amor y luz, y que es santo y justo, está incorporado en Cristo. Por esta razón, Cristo es el testimonio de Dios. Cristo es celoso, amoroso y está lleno de luz,. El también es santo y justo. El es la realidad de la ley, la cual es una descripción de Dios.

B. La palabra de Dios,la cual representa a Cristo comola palabra viva de Dios, la cual El exhala

  Cristo es la realidad de la ley no solamente como el testimonio de Dios sino también como la palabra de Dios, la cual representa a Cristo como la palabra viva de Dios, exhalada por El (Ap. 19:13b; 2 Ti. 3:16-17). Juan 1:1 dice que en el principio era la Palabra (Cristo), y que la Palabra era con Dios, y que la Palabra era Dios. Conforme a Apocalipsis 19:13b, cuando Cristo regrese a juzgar, Su nombre será “la Palabra de Dios”. Los Diez Mandamientos, junto con todos sus estatutos, ordenanzas y juicios, también son llamados la palabra de Dios. Una traducción literal de la expresión hebrea “diez mandamientos” en Exodo 34:28 sería “diez palabras”. Por lo tanto, los Diez Mandamientos son las palabras de Dios, exhaladas por El.

  La palabra “ley” se usa veinticinco veces en el salmo 119 (vs. 1, 18, etc.). En este salmo también se usan varios diferentes sinónimos de “ley”, incluyendo “testimonio” (una vez, en el v. 88), “testimonios” (veintidós veces, en los vs. 2, 14, etc.), “palabra” (treinta y seis veces, en los vs. 9, 11, etc.), “palabras” (seis veces, en los vs. 57, 103, etc.), “mandamiento” (una vez, en el v. 96), “mandamientos” (veintiún veces, en los vs. 6, 10, etc.), “estatutos” (veintidós veces, en los vs. 5, 8, etc.), “ordenanzas” (diecisiete veces, en los vs. 7, 13, etc.), “juicios” (tres veces, en los vs. 75, 120, 137), y “preceptos” (veintiún veces, en los vs. 4, 15, etc.). Todos estos términos, desde “ley” hasta “preceptos”, dan por resultado en el “camino” (cuatro veces, en los vs. 14, 27, 32, 33) o “caminos” (tres veces, en los vs. 3, 15, 37), lo cual significa que Cristo es el camino de Dios para Su pueblo.

  El salmo 119 es un salmo de ciento setenta y seis versículos que describen a Cristo, quien es la realidad de la ley, los mandamientos, las ordenanzas, los estatutos, los preceptos y los juicios. En resumen, El es la Palabra de Dios. Las palabras del salmo 119 son las palabras escritas de Dios, pero Cristo es la Palabra viva de Dios. Las palabras escritas son letras, pero la Palabra viva es el Espíritu, quien es la realidad de las letras.

  Ahora podemos ver no solamente qué es la ley, sino también quién es la ley. ¿Quién es la ley? La ley es la persona de Cristo, y la persona de Cristo es el Espíritu. El Espíritu es la realidad de lo que Dios es. Por ende, como el Espíritu, Cristo es la realidad de la ley. Finalmente, esta ley, esta persona, da por resultado el camino (Jn. 14:6). Cuando le tenemos a El, no solamente tenemos el amor y la luz, sino también el camino. Este camino es Cristo, la realidad de la ley como el testimonio y la palabra de Dios.

II. LOS DOS ASPECTOS DE LA LEY

  Existen dos aspectos de la ley: el aspecto de la letra y el del Espíritu. En 2 Corintios 3:6 Pablo dice que “la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. Tener una ley que mata o una ley que vivifica depende de nuestra actitud. Si nuestra actitud al venir a la ley es prestar atención solamente a los mandamientos en letras y comprender que no podemos cumplir estos mandamientos, entonces sólo tenemos la ley en el aspecto de la letra. Sin embargo, si tomamos cada parte de la ley —todos los mandamientos, ordenanzas, estatutos, preceptos y juicios— como la palabra exhalada por el Dios a quien amamos, entonces tendremos la ley en el aspecto del Espíritu. Luego, en lugar de temblar ante la ley de letras, nos alegraremos de ser nutridos con cada parte de la ley como la palabra, el aliento de Dios.

III. LOS DOS ASPECTOS DE LA FUNCION DE LA LEY

  Así como la ley misma tiene dos aspectos, también la función de la ley tiene dos aspectos.

A. El aspecto negativo

1. Como mandamientos de Dios,la ley expone el pecado del hombre

  Como mandamientos de Dios, la ley expone el pecado del hombre (Ro. 7:7b; 3:20b; 5:20a; 4:15b). Cada punto de la ley con sus estatutos y ordenanzas expone nuestras fallas, defectos, deshonestidad e infidelidad. Por ejemplo, el mandamiento acerca de no adorar ídolos puede exponer el hecho de que muchas cosas son ídolos para nosotros. Para algunas personas, una pluma o un diamante es un ídolo. Además, el mandamiento acerca de guardar el sábado quizá haga evidente que no descansamos de una manera regular conforme a la ordenación de Dios. Por no descansar adecuadamente, no disfrutamos el amor de Dios, expresado en el mandamiento de guardar el sábado.

2. Como normas de Diosque contienen estatutos,ordenanzas y ritos, la ley guardaa los escogidos de Dios bajo custodiapara que sean conducidos a Cristo

  Como normas de Dios que contienen estatutos, ordenanzas, y rituales, la función de la ley fue guardar al pueblo escogido de Dios bajo custodia para que fueran conducidos a Cristo (Gá. 3:23-24). La ley guardó al pueblo escogido de Dios bajo custodia, bajo protección, en el camino apropiado, hasta que Cristo vino. El redil mencionado en Juan 10 simboliza la custodia de la ley. El Señor Jesús es la puerta del redil (v. 9), y a través de El todos los que estaban en el redil pudieron salir. Así que, por el lado negativo la función de la ley fue guardar al pueblo escogido de Dios hasta que Cristo viniera.

B. El aspecto positivo

1. Como el testimonio vivo de Diosque ministra al Dios vivo a los que le buscan

  Como el testimonio vivo de Dios, la función de la ley es ministrar al Dios vivo a los que le buscan (Sal. 119:2, 88). Si consideramos la ley meramente como letras, será muy negativa para nosotros. Sin embargo, si consideramos la ley como el testimonio de Dios, como la expresión de Dios, y si consideramos que cada palabra de la ley es algo exhalado por Dios, entonces para nosotros la ley será la palabra viva y amorosa de Dios. Si hoy en día tenemos esta actitud con respecto a la Biblia, siempre que vengamos a ella tendremos el profundo sentir interior de que estamos con Dios. Luego, mientras leamos la Biblia, tocaremos a Dios, sabiendo que El es amoroso y que seguramente vale la pena que le amemos y le busquemos. Esta es la función positiva de la ley como el testimonio de Dios.

2. Como la palabra viva de Diosque dispensa la vida y la luz de Diosa los que le aman

  Como la palabra viva de Dios, la función de la ley es dispensar la vida y la luz de Dios en aquellos que aman la ley (vs. 25, 116, 130). Todos debemos considerar la Biblia como la palabra viva de Dios que dispensa a Dios mismo en nosotros como nuestra vida y luz. Que esta sea o no nuestra experiencia, depende de que busquemos a Dios y le amemos. Esto significa que lo que la Biblia es para nosotros depende de nuestra actitud hacia ella.

IV. DOS CLASES DE PERSONASCON RELACION A LA LEY

  Existen dos clases de personas con relación a la ley.

A. Los que guardan la letra,representados por los judaizantesy por Saulo de Tarso

  La primera clase es los que guardan la letra, representados por los judaizantes y por Saulo de Tarso (Fil. 3:6b). Los judaizantes, quienes eran celosos del judaísmo, fueron un tropiezo para el Señor Jesús en los Evangelios, para los apóstoles en los Hechos, y para los creyentes en las Epístolas. Antes de ser salvo, Pablo era un judaizante muy fuerte. En Filipenses 3:2, Pablo llamó “perros” y “malos obreros” a los judaizantes, diciendo: “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del Cuerpo”.

B. Los que buscan a Dios,representados por los salmistas

  La segunda clase son los que buscan a Dios, representados por los salmistas, especialmente por el escritor del salmo 119.

1. Buscan a Dios

  “Bienaventurados los que guardan Sus testimonios, y con todo el corazón le buscan;” (v. 2). El escritor de este salmo era alguien que buscaba a Dios con todo su corazón.

2. Aman Su nombre y se acuerdan del mismo

  El versículo 132 dice: “Mírame, y ten compasión de mí, como acostumbras con los que aman Tu nombre”. Este versículo indica que el salmista amaba el nombre de Dios. El versículo 55 dice: “Me acordé en la noche de Tu nombre, oh Jehová, y guardé Tu ley”. Cuando el salmista se levantaba durante la noche, recordaba el nombre de Dios. Que todos amemos y recordemos el nombre de Dios.

3. Imploran el favor de Su semblante

  El salmista también imploró el favor del semblante de Dios (v. 58). Buscar el semblante de una persona, su rostro, realmente es buscar su favor. Si buscamos el semblante de Dios, lo recibiremos totalmente. A menudo los niños pequeños buscan con anhelo el rostro de su madre. Para ellos, no hay nada más precioso que contemplar el rostro de su madre. También nosotros debemos buscar a Dios de esa manera tan íntima. Si buscamos a Dios de esa manera, no consideraremos la ley como letras, sino como una expresión de Dios, la cual lleva el semblante de Dios.

4. Le piden que haga resplandecerSu rostro sobre ellos

  “Haz que Tu rostro resplandezca sobre Tu siervo, y enséñame Tus estatutos” (v. 135). Aquí vemos que el salmista buscó amorosamente a Dios de una manera íntima, incluso pidiéndole que Su rostro resplandeciera sobre él.

5. Andan en Su presencia

  “He guardado Tus preceptos y Tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de Tí” (v. 168). Esto indica que el salmista andaba en la presencia de Dios.

6. Consideranque la ley de Dios es Su palabra

  Los versículos 17 y 18 dicen: “Colma de bien a Tu siervo para que viva y guarde Tu palabra. Abre mis ojos para que vea yo las maravillas de Tu ley”. Esto indica que el salmista consideraba la ley de Dios como Su palabra. Esto también se indica por lo que el salmista dice en los versículos 28 y 29: “Se derrite mi alma de tristeza; fortaléceme según Tu palabra. Aparta de mí el camino falso, y con gracia concédeme Tu ley”. Estos versículos comprueban que el salmista pensaba que la ley de Dios era Su palabra viva y amorosa exhalada desde Su boca.

7. La palabra de Dios es más dulceque la miel a la boca de ellos

  Para los salmistas, la palabra de Dios era más dulce que la miel a la boca de ellos (v. 103).

8. La palabra de Dios les es más preciosaque el oro puro

  “Por eso amo Tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro” (v. 127). Esto indica que para los salmistas la palabra de Dios era más preciosa que el oro puro.

9. La palabra de Dios es una lámpara a los piesy una lumbrera al camino de ellos

  Para los salmistas, la palabra de Dios era una lámpara a los pies y una lumbrera al camino de ellos (v. 105).

V. LA ACTITUD QUE LOS QUE BUSCAN A DIOSTIENEN HACIA LA LEY COMO EL TESTIMONIO DE DIOSY COMO LA PALABRA DE DIOS

  En el salmo 119 se utilizan muchos verbos diferentes para expresar la actitud que los que buscan a Dios tienen hacia la ley de Dios como el testimonio de Dios y como la palabra de Dios.

A. La escogen

  Salmos 119:30 dice: “Escogí el camino de la fidelidad; he puesto Tus ordenanzas delante de mí”. El versículo 173 dice: “Esté Tu mano pronta para socorrerme, porque Tus preceptos he escogido”. Al igual que los salmistas, debemos escoger la palabra de Dios, tomando una decisión firme a favor de la palabra de Dios.

B. Creen en ella

  El salmista creyó en la palabra porque consideraba que la Ley de Dios era Su palabra. El versículo 66 dice: “Enséñame buen juicio y conocimiento, porque creo en Tus mandamientos”. Debemos creer en la autenticidad, precisión, autoridad y poder de la palabra de Dios.

C. Levantan sus manos ante ella

  “Alzaré asimismo mis manos a Tus mandamientos que amo” (v. 48a). Alzar nuestras manos a la palabra de Dios es recibirla con agrado. Por lo tanto, levantar nuestras manos a la palabra de Dios indica que la recibimos con agrado y con gozo y que decimos “amén” a ella.

D. La aman

  En muchas ocasiones el escritor de este salmo declaró que amaba la palabra de Dios (vs. 47, 48, 97, 113, 119, 127, 140, 159, 163, 165, 167). Todos debemos ser capaces de testificar que amamos la palabra de Dios.

E. Se deleitan en ella

  El salmista también se deleitaba en la palabra de Dios (vs. 16, 24, 35, 47, 70, 77, 92, 174). El disfrutaba la palabra de Dios, la cual fue para él una fuente de delicias. Cada día debemos dedicar tiempo a deleitarnos en la Palabra.

F. Gustan de ella

  “¡Cuan dulces son a mi paladar Tus palabras! Más que la miel a mi boca” (v. 103). Para el salmista la ley no era sólo una lista de mandamientos; también era una palabra llena de disfrute y de suministro de vida. Por esta razón, las palabras de Dios eran dulces a su paladar. Si consideramos la ley sólo como mandamientos de Dios, no será dulce para nosotros. Pero si consideramos la ley de Dios como Su palabra, la cual nos nutre y nos da vida, la disfrutaremos y será dulce a nuestro paladar.

G. Se gozan en ella

  Cuando saboreamos la palabra de Dios, nos regocijamos en ella. Esto fue lo que el salmista experimentó, por lo cual testificó una y otra vez que él se regocijaba en la palabra de Dios (vs. 14, 111, 162).

H. Cantan de ella

  “Cánticos son para mí Tus estatutos en la casa de mi peregrinación” (v. 54). Esto indica que el salmista incluso hacía cánticos de la palabra de Dios.

I. Le prestan atención

  En el versículo 6 el salmista dijo que consideraba los mandamientos de Dios, y en el versículo 117 dijo que prestaba atención a los estatutos de Dios. Esto significa que él respetaba la palabra de Dios. Si deseamos ser genuinos buscadores de Dios, debemos respetar Su palabra.

J. Tienen en ella un corazón íntegro

  El salmista también tenía un corazón íntegro, o saludable, en la palabra de Dios (v. 80).

K. Inclinan a ella su corazón

  En el versículo 36 el salmista oró: “Inclina mi corazón a Tus testimonios, y no a la ganancia deshonesta”. Después, en el versículo 112, declaró: “Mi corazón incliné a cumplir Tus estatutos de continuo, hasta el fin”. Estos versículos nos muestran que necesitamos un corazón que se incline hacia la palabra de Dios. Algunas veces, mientras leemos la Biblia, nuestro corazón está inclinado hacia algo más. Debido a que nuestro corazón tiende a apartarse de la palabra de Dios, necesitamos orar que nuestro corazón se vuelva a la palabra de Dios y se incline a ella.

L. La buscan, la anhelan, y esperanen ella con oración

  El salmista también buscaba la palabra de Dios (vs. 45, 94), la anhelaba (vs. 20, 40, 131), y esperaba en ella con oración (vs. 43, 74, 114, 147).

M. Confían en ella

  En el versículo 42 el salmista declaró que él confiaba en la palabra de Dios.

N. Meditan en ella

  En varios versículos, el escritor del salmo 119 nos dice que meditaba en la palabra de Dios (vs. 15, 23, 48, 78, 99, 148). Meditar en la palabra es probarla por medio de una consideración cuidadosa. Así que, meditar es una clase de disfrute. Puedo testificar que la mayor parte de la luz que recibo viene por meditar en la Palabra temprano en la mañana. Mientras medito en la Palabra, pienso en ella con mucha consideración y de una manera detallada.

O. La consideran

  En el versículo 95b el salmista dijo: “Yo considero Tus testimonios”. Considerar la Palabra es pensar en ella muy cuidadosamente. Con respecto a esto, podemos usar la palabra “rumiar”. Considerar la Palabra es rumiarla, incluso estudiarla y escudriñarla.

P. La estiman recta en todas las cosas

  “Por eso estimo rectos todos Tus preceptos sobre todas las cosas” (v. 128a). Aquí vemos que el salmista estimó que la palabra de Dios es recta —correcta, derecha y estricta— en todas las cosas.

Q. La aprenden

  “Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para aprender Tus mandamientos” (v. 73). Esto indica que Dios nos ha creado de tal manera que podemos tener entendimiento de Su palabra y aprenderla. En el versículo 71 el escritor dice: “Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda Tus estatutos”. Esto indica que el sufrimiento y la aflicción pueden ayudarnos a aprender la palabra de Dios.

R. La valoran

  El salmista también valoraba la palabra de Dios. El la valoraba tanto como toda riqueza (v. 14), los grandes despojos (162), más que el oro y la plata (vs. 72, 127), y como una heredad tomada para siempre (v. 111).

S. La atesoran en su corazón

  El versículo 11 dice que el salmista atesoraba la palabra de Dios en Su corazón. Pablo nos exhortó a que permitamos que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros (Col. 3:16). No sólo debemos memorizar la palabra y guardarla dentro de nosotros, sino que también debemos atesorarla en nuestro corazón.

T. La recuerdan y no la olvidan

  En Salmos 119:52, el salmista indica que recordaba la palabra de Dios. Si atesoramos la palabra en nuestro corazón, la recordaremos; traeremos a la memoria lo que hemos disfrutado de ella. En el versículo 16b, el escritor declaró: “No me olvidaré de Tu palabra” y en el versículo 93 dijo: “Nunca jamás me olvidaré de Tus preceptos, porque con ellos me has vivificado”.

U. Tienen temor de ella

  En el versículo 161b el salmista dijo: “Mi corazón tiene temor de Tus palabras”. El salmista también dijo que tenía miedo de los juicios de Dios (v. 120). Al igual que el salmista, nosotros también debemos tener temor de la palabra de Dios.

V. Se apegan a ella

  En el versículo 31 el salmista le dijo a Dios: “Me he apegado a Tus testimonios”. También es necesario que nos apeguemos a la palabra de Dios.

W. No la dejan, no se desvían,no se apartan y no se alejan de ella

  Además, el salmista dijo que él no dejaba la palabra de Dios, no se desviaba de ella, no se apartaba de ella y no se alejaba de ella (vs. 87, 51, 157, 102, 110).

X. Vuelven sus pies a ella

  “Consideré mis caminos, y volví mis pies a Tus testimonios” (v. 59). En lugar de alejarnos de la ley, nosotros, como el salmista, debemos volver nuestros pies a ella.

Y. La guardan, la observan y la ponen por obra

  El salmista guardaba, observaba y ponía por obra la palabra de Dios (vs. 33, 69). Todas estas diferentes palabras nos muestran cómo él prestaba atención a la palabra de Dios.

Z. Andan en ella y corren por el camino de ella

  El versículo 1 dice: “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová”. El versículo 32a dice: “Por el camino de Tus mandamientos corro”. El salmista andaba en la palabra de Dios y corría en el camino de la palabra de Dios. Esto indica que él vivía conforme a la palabra de Dios.

  Estos veintiséis puntos revelan la actitud que los buscadores de Dios tenían para con la ley de Dios como el testimonio de Dios y como la palabra de Dios.

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