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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Números»
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Mensaje 10

CONFORMAN UN EJÉRCITO

(9)

  Lectura bíblica: Nm. 6:13-21

  Un nazareo es una persona superior, alguien que se entrega a Dios de manera absoluta, completa y definitiva. Para ser un nazareo, uno debe tomar todas las medidas necesarias para eliminar la contaminación y someterse a la prueba que descarta la sospecha, lo cual se describe en el capítulo 5. Todo el que no haya tomado estas medidas ni se haya sometido a la prueba, tal como se describe en Números 5, no puede ser nazareo.

  El nazareo debe vencer principalmente en cuatro áreas. Primeramente, debe vencer con respecto al afecto natural que siente por sus familiares, esto es, el afecto natural que siente por su madre, por su padre, por su esposa y por sus hijos. El Señor Jesús venció con respecto al afecto natural. Mateo 12:48-50 dice: “¿Quién es Mi madre, y quiénes son Mis hermanos? Y extendiendo Su mano hacia Sus discípulos, dijo: ¡He aquí Mi madre y Mis hermanos! Porque todo aquel que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ése es Mi hermano, y hermana, y madre”. El Señor Jesús reconoció como familiares Suyos a aquellos que lo eran en el espíritu, y no a los que lo eran en la vida natural.

  Sin duda alguna, el Señor Jesús fue un verdadero Nazareo. El mejor modelo de un nazareo es el hombre Jesús. Ya que Él es el modelo, todos debemos aprender de Él, seguirlo y tomar Su yugo (Mt. 11:29-30). Como regla general, todo creyente neotestamentario debiera ser un nazareo. Sin embargo, hoy es difícil encontrar en una ciudad a un nazareo neotestamentario que sea apropiado.

  En segundo lugar, el nazareo debe vencer con respecto a los placeres terrenales. Si queremos ser nazareos, debemos abstenernos de los placeres terrenales.

  En tercer lugar, el nazareo debe poner fin a toda rebelión presente en su naturaleza. Gracias a Dios, fuimos creados teniendo abundancia de cabello en nuestra cabeza, lo cual indica que estamos bajo autoridad. Puedo testificarles que es una gran bendición estar sometido a alguien, a algo o a las circunstancias. Durante el tiempo en que Japón invadió China, los japoneses me arrestaron y me tuvieron encarcelado por treinta días. Pese a que la situación por la que pasé fue muy severa y estuve bajo estricto control, aun ese encarcelamiento fue una bendición para mí.

  Los niños y los adolescentes deben sujetarse a la autoridad. Un niño que no se sujete a la autoridad será indomable y salvaje. Lo mismo se aplica a los adolescentes que no estén dispuestos a sujetarse a nadie, a nada ni a ninguna circunstancia.

  En la vida de iglesia, todos hemos recibido a Dios y hemos nacido de Dios. Todos hemos recibido la vida de Dios. En este sentido todos nosotros, incluyendo al apóstol Pablo, somos iguales. No obstante, en la iglesia, algunos son niños. Juan, en su primera epístola, se dirigió de una manera general a los santos llamándolos “hijitos” (2:1, 28; 3:7, 18; 4:4; 5:21). Pero después se dirigió a ellos de manera particular, llamando a unos “niños”, a otros “jóvenes”, y a otros “padres” (2:12-14). Si decimos que todos los miembros de una familia de tres generaciones son iguales, esto traería caos a la familia. En la vida familiar definitivamente debemos respetar las diferencias que existen entre abuelos, padres e hijos. El mismo principio se aplica a la vida de iglesia. En 1 Pedro 5:5 se nos dice: “Jóvenes, estad sujetos a los ancianos”. Si bien es cierto que, en el espíritu, los mayores también deben aprender a obedecer a los menores (Ef. 5:21; 1 P. 5:5b), la diferencia de edad todavía permanece.

  Es una bendición estar sometido a alguien o a algo. Incluso es una bendición ser restringidos severamente. Le doy gracias al Señor porque desde el día en que vine al recobro, el Señor me hizo estar sujeto a alguien, a algo o a determinadas circunstancias.

  Hoy en día hay quienes enseñan que no es necesario que los creyentes se sometan a ninguna autoridad delegada, que los creyentes no deberían estar sujetos a nadie. Esta enseñanza errónea es muy perjudicial. Primero perjudica a quienes enseñan esto, y en segundo lugar, perjudica a quienes reciben tal enseñanza. Aquellos que acepten la enseñanza de que los creyentes no deben someterse a ninguna autoridad delegada, serán dañados por esa enseñanza. Incluso algunos podrían ser dañados en su juventud de forma irremediable. Por consiguiente, es muy grave enseñar que no debemos someternos a ninguna autoridad delegada, e igualmente es grave aceptar dicha enseñanza.

  Un nazareo es una persona con abundancia de cabello, o sea, una persona muy sumisa. Su espíritu, su postura, su actitud y su intención manifiestan sumisión. Si usted es una persona así, tanto a usted como a su futuro le espera una gran bendición.

  En cuarto lugar, el nazareo debe esforzarse al máximo por evitar todo contacto con la muerte. No permita que nadie a punto de sufrir una muerte súbita esté a su lado. Si alguien que está a su lado muere súbitamente, tal vez usted piense que tiene excusa; sin embargo, no hay excusa para ninguno que se contamine con la muerte, y la muerte súbita de la persona que está a su lado ciertamente anulará el voto del nazareato que usted hizo. Sobre todo cuando se esparcen rumores y chismes, lo mejor es no estar cerca de quien los esparce. Una persona podría morir repentinamente delante de usted al emitir con sus palabras todo tipo de muerte. Y una vez que usted se contamine con la muerte, tendrá que purificarse de esa contaminación y comenzar de nuevo; de lo contrario, sufrirá muerte, y después toda la iglesia, aparentemente sin ninguna explicación, terminará por caer en una condición de muerte.

  Como lo indica Números 5, para ser nazareo, uno debe tomar muchas medidas y someterse a rigurosas pruebas. Además, según 6:1-12, el nazareo debe vencer con respecto al afecto natural, los placeres mundanos, la rebelión y la muerte. Por consiguiente, ser nazareo equivale a ser una persona espiritualmente muy elevada y superior.

  Consideremos ahora 6:13-21 para ver otros asuntos relacionados con el nazareato.

F. Cuando se cumplan los días de su nazareato, el nazareo es llevado a la entrada de la Tienda de Reunión y presenta su ofrenda a Dios

  “Ésta es la ley del nazareo cuando se cumplan los días de su nazareato: será llevado a la entrada de la Tienda de Reunión. Y presentará su ofrenda a Jehová” (vs. 13-14a). En la antigüedad, la separación del nazareo duraba siete días. En la Biblia, siete días denota un período completo, incluso la vida entera. Por ejemplo, en Génesis 1 se nos habla de siete días, esto es, seis días para que Dios llevara a cabo la creación y un día para reposar. Además, a la Pascua le seguía la Fiesta de los Panes sin levadura, una fiesta que duraba siete días. Los siete días de esa fiesta representan el período completo de nuestra vida cristiana.

  Al cumplirse los siete días de separación del nazareo, él era llevado a la entrada de la Tienda de Reunión, y debía traer consigo las ofrendas que presentaría a Dios. Cada una de esas ofrendas tipifica a Cristo. El disfrute de Cristo como la realidad de estas ofrendas indica que se ha prevalecido victoriosamente sobre el afecto natural, los placeres terrenales, la rebelión y la muerte.

1. Un cordero de un año sin defecto para un holocausto

  El nazareo debía traer “un cordero de un año sin defecto para un holocausto” (v. 14b). Aquí “cordero” significa mansedumbre, el hecho de que sea macho significa fortaleza, “de un año” significa frescura, y “sin defecto” significa sin tacha. El cordero ofrecido en holocausto tipifica a Cristo como nuestro holocausto, en quien somos aceptados por Dios y por quien vivimos atentos a Dios. Estar en Cristo significa ser uno con Él. Primero estamos en Él, y luego, por Él vivimos atentos a Dios.

  Cuando presentamos tal ofrenda, ponemos nuestras manos sobre ella para indicar que nos identificamos con ella, con lo cual nos hacemos uno con ella. Por consiguiente, nuestra ofrenda no solamente es Cristo, sino también nosotros mismos que estamos identificados con Cristo. Separados de Cristo, no podemos ofrecer nada que pueda ser aceptado por Dios. Para que Dios nos acepte, debemos ofrecernos a Dios con Cristo de tal modo que lleguemos a ser uno con Cristo en calidad de holocausto.

  En Números 6, que los días de separación del nazareo fuesen completados no significa el final, sino el inicio. Esto es el inicio de una vida de holocausto, una vida en la que vivimos absoluta, completa y definitivamente para Dios. Esto significa que cuando ofrecemos el holocausto a Dios, al poner nuestras manos sobre la ofrenda y al hacernos uno con ella, le prometemos a Dios que a partir de ese momento seremos como esa ofrenda, llevando una vida absolutamente entregada a Dios durante los siete días del voto del nazareato.

2. Una cordera de un año sin defecto para una ofrenda por el pecado

  El nazareo también debía traer “una cordera de un año sin defecto para una ofrenda por el pecado” (v. 14c). Aquí “cordera” significa sumisión. Esta cordera tipifica a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado para nuestra redención.

  Al inicio de nuestra vida como nazareos requerimos la redención. La razón por la que requerimos la redención de Dios, la cual fue consumada en Cristo, es que, sin importar cuán buenos seamos, todavía nos encontramos en la vieja creación. Por tanto, debemos poner nuestras manos sobre la cordera, que es nuestra ofrenda por el pecado. Al ofrecernos a Dios para vivir absoluta, completa y definitivamente para Él, nos damos cuenta de que seguimos siendo pecaminosos; por tanto, para corresponder al Cristo que es nuestro holocausto, necesitamos que Él sea nuestra ofrenda por el pecado. Por las mañanas podríamos orar de la siguiente manera: “Padre, me ofrezco a Ti en Cristo como holocausto. Al mismo tiempo, Padre, te ofrezco a mi Señor Jesús como mi ofrenda por el pecado”. Todos los días necesitamos que Cristo sea nuestra ofrenda por el pecado.

3. Un carnero sin defecto para una ofrenda de paz

  El nazareo también debía ofrecer “un carnero sin defecto para una ofrenda de paz” (v. 14d). Aquí “carnero” significa fortaleza con miras al disfrute. Este carnero tipifica a Cristo como nuestra ofrenda de paz para que disfrutemos mutuamente con Dios en comunión con paz. El resultado del holocausto y la ofrenda por el pecado es la ofrenda de paz.

  La ofrenda de paz tiene como finalidad la comunión en el disfrute mutuo entre Dios y nosotros. Dios y nosotros disfrutamos a Cristo como el mismo objeto para tener comunión. Dios y nosotros disfrutamos a Cristo como holocausto y como ofrenda por el pecado; esto resulta en que disfrutamos a Cristo como ofrenda de paz. El hecho de que Cristo sea nuestra ofrenda de paz significa que Dios y nosotros mutuamente disfrutamos a Cristo y tenemos comunión en Cristo. Esta comunión no se experimenta una sola vez, sino durante toda nuestra vida.

4. Una canasta de panes sin levadura, tortas de flor de harina mezclada con aceite, hojaldres sin levadura ungidos con aceite, su ofrenda de harina y sus libaciones

  Finalmente, el nazareo debía traer “una canasta de panes sin levadura, tortas de flor de harina mezclada con aceite, hojaldres sin levadura ungidos con aceite, su ofrenda de harina y sus libaciones” (v. 15). En este versículo, “canasta” significa plenitud, “sin levadura” significa sin pecado, “panes” significa una forma definida, “tortas” significa una forma más definida, “flor de harina” significa algo parejo y equilibrado, “harina” significa el Cristo que fue molido en Su humanidad, “mezclada con aceite” significa mezclado con el Espíritu Santo (la divinidad), “hojaldres” significa que es fácil de ingerir, “ungidos” significa derramamiento, “ofrenda de harina” significa alimento santo y “libaciones” significa las bebidas santas para Dios. Todo esto tipifica a Cristo en Su humanidad con Su divinidad, quien fue ofrecido a Dios por nosotros en calidad de alimento para Dios y para nosotros y también bebida santa para Dios.

  Sin estos tipos, jamás nos imaginaríamos que Cristo incluye tantos aspectos. Debemos permanecer y reflexionar en la revelación de Cristo que se nos presenta en estos tipos del libro de Números a fin de disfrutar a Cristo aún más.

G. El nazareo afeita su cabeza de nazareo y toma los cabellos y los pone sobre el fuego que está debajo del sacrificio de las ofrendas de paz para concluir los días de su separación

  “El nazareo afeitará, a la entrada de la Tienda de Reunión, su cabeza de nazareo, y tomará los cabellos de su cabeza de nazareo y los pondrá sobre el fuego que está debajo del sacrificio de las ofrendas de paz” (v. 18). Aquí vemos que al concluir los días de su separación, el nazareo debía afeitarse la cabeza. Esto no significaba que el nazareo desechase la autoridad ni dejara de sujetarse a la misma. El nazareo había ofrecido el holocausto, lo cual era una promesa a Dios de que durante toda su vida él continuaría viviendo como en los días de su separación.

  Todo hombre, todo varón, posee un estatus doble. El primer estatus es el de una mujer, en el sentido de ser sumiso a Dios y tener el cabello largo como señal de sumisión. El segundo estatus es el de un varón, en el sentido de representar a Dios y de tener la cabeza afeitada como señal de que es un representante de Dios. En la posición de mujer, el nazareo se dejaba crecer el cabello durante su voto. Pero luego, al final del voto, tomaba la posición de un hombre ordinario y se afeitaba la cabeza. En una familia apropiada, siempre habrá un varón que represente a Dios como cabeza, y también habrá una mujer que exhiba sumisión. No obstante, cuando nos arrodillamos ante el Señor, todos nos acercamos ante Él como mujeres, que tienen el cabello largo en señal de sumisión.

H. El sacerdote toma el hombro cocido del carnero, una torta sin levadura y un hojaldre sin levadura, los pone en las manos del nazareo y los mece como ofrenda mecida

  “Tomará el sacerdote el hombro cocido del carnero, una torta sin levadura de la canasta y un hojaldre sin levadura, y los pondrá en las manos del nazareo, después que sea afeitada su cabeza de nazareo; y el sacerdote los mecerá como ofrenda mecida delante de Jehová. Es cosa santa para el sacerdote, además del pecho de la ofrenda mecida y del muslo de la ofrenda elevada” (vs. 19-20a). “El hombro” significa la fuerza para llevar cargas, “mecerá” significa presentar la ofrenda en resurrección, el “pecho” representa el amor para acoger, “la ofrenda mecida” significa resurrección y “la ofrenda elevada” significa ascensión. Esta tipología significa que el creyente que se aparta para Dios mediante un voto para ser un nazareo y se convierte en un servidor de Dios, será abastecido por Cristo al ser Cristo mismo su suministro de vida en varios aspectos en Su resurrección y ascensión.

  En el Antiguo Testamento, los oferentes y los sacerdotes eran dos categorías diferentes de personas. Por tanto, además del oferente, se necesitaba un sacerdote. Pero en el Nuevo Testamento, nosotros somos tanto los oferentes como los sacerdotes. Por una parte, ofrecemos a Cristo, y por otra, ejercemos el servicio sacerdotal. Al final, lo que disfrutamos es el propio Cristo que ofrecemos a Dios en Su resurrección y ascensión.

I. Después el nazareo puede beber vino

  “Después el nazareo podrá beber vino” (v. 20b). Después que se seguían todos los procedimientos mencionados en los versículos del 13 al 20a, al nazareo se le permitía beber vino.

  Como hemos señalado, la separación del nazareo duraba siete días, lo cual representa un ciclo completo. Sansón fue nazareo desde el vientre de su madre hasta el final de su vida (Jue. 16:17). La fuente del poder de Sansón era su cabello largo. Cuando él era sumiso al Señor, tomándolo como su cabeza, tenía poder; pero en aquella ocasión en que le afeitaron la cabeza, perdió su poder. Esto nos permite ver que hay poder en la sumisión.

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