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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Números»
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Mensaje 22

SUS JORNADAS

(7)

  Lectura bíblica: Nm. 15

  En este mensaje consideraremos las ordenanzas halladas en Números 15.

IV. ORDENANZAS

  En medio de todos los disturbios, se inserta el capítulo 15. ¿Por qué es necesario insertar este capítulo? En vista de la conducta de los hijos de Israel, era obvio que a ellos no les importaban mucho los intereses de Dios. Lo que hicieron, lo hicieron principalmente preocupándose por sí mismos. Esta situación les acarreó el juicio y el castigo de Dios. Es muy dudoso que en esos momentos los hijos de Israel se acordaran de todas las instrucciones de cómo ser aceptados por Dios. Ellos no podían ser aceptados por sí mismos ni en sí mismos, sino en Aquel que los había reemplazado, Cristo. Según la tipología del Antiguo Testamento, este Cristo, Aquel que nos reemplaza, tiene muchos aspectos, los cuales se pueden ver en las diversas clases de ofrendas. Los aspectos principales se ven en la ofrenda por el pecado, en el holocausto y en la ofrenda de paz, las cuales se pueden combinar con sus correspondientes ofrendas, tales como la ofrenda de harina de tortas y de hojaldres y la libación.

  Números 15 probablemente fue insertado debido a que los hijos de Israel no atendían a los intereses de Dios. Este capítulo servía para recordarles que su situación era del todo desagradable a Dios. Ellos probablemente se habían olvidado de presentar las ofrendas que Dios les exigía para hacer expiación por sus errores, sus malas acciones y su rebelión.

  Consideremos nuevamente la situación de los hijos de Israel. Primeramente, los que se encontraban en los extremos de su campamento, no en el centro, murmuraron malignamente delante de Dios. Luego, la multitud mixta entre ellos codició delante de Dios. Ambos grupos recibieron su porción del juicio de Dios. Después de estas cosas, para la gran sorpresa de Moisés, su hermana y su hermano, los cuales eran mayores que él y lo habían acompañado siempre en el centro del mover de Dios, se rebelaron. Esto hizo que la situación y la atmósfera entre los hijos de Israel estuvieran por el suelo, y que el ánimo, junto con todas las demás cosas positivas, desapareciera. Después de esto, fueron enviados los espías para espiar la tierra, de los cuales diez presentaron un mal informe. Ellos también recibieron el debido juicio de Dios. Así que, antes de que se suscitara la siguiente rebelión (véase el capítulo 16), Dios intervino para insertar el capítulo 15. Si los hijos de Israel hubieran guardado las ordenanzas enunciadas en este capítulo, habrían sido librados de un nuevo disturbio.

  Dos de las ordenanzas insertadas aquí guardan relación con las ofrendas y con el quebrantamiento del Sábado. Presentar una ofrenda a Dios indica que comprendemos que no podemos hacer nada para agradar a Dios. Ofrecemos Cristo a Dios porque comprendemos que somos incapaces de satisfacer a Dios, de serle agradables y de ser aceptados por Él. Al ofrecer Cristo a Dios, reconocemos que, en nosotros mismos y por nosotros mismos, no podemos agradar a Dios ni ser aceptables ante Él.

  Guardar el Sábado significa admitir, reconocer y aceptar el hecho de que Dios lo ha hecho todo por nosotros. No necesitamos hacer nada, ni tampoco podemos hacer nada, para nosotros mismos. Dios lo ha hecho todo, y nosotros simplemente debemos reconocer y aceptar lo que Dios ha hecho por nosotros y descansar en ello. Esto es lo que significa guardar el Sábado.

  Dios creó todas las cosas en seis días. Al concluir Su obra de creación, Él creó al hombre. Cuando el hombre salió de la mano creadora de Dios, no necesitó hacer nada. Él de inmediato comenzó a disfrutar de lo que Dios había hecho por él, y reposó en ello.

  Quebrantar el Sábado es negar lo que Dios ha hecho por nosotros y tratar de hacerlo todo para nosotros mismos. Esto constituye una blasfemia para Dios. Si en nosotros mismos intentamos hacer algo para agradar a Dios, nuestro esfuerzo será una blasfemia para Dios por cuanto estaremos negando lo que Dios ha hecho por nosotros.

  Siempre debemos tener muy claro que no somos nada y que no podemos hacer nada. Lo que sí podemos hacer, y debemos hacer, es ofrecerle Cristo a Dios, quien nos reemplazó. Cristo es Aquel en quien confiamos.

  Debemos tener presente también que esforzarnos en nosotros mismos y para nosotros mismos no significa nada, y que eso, de hecho, constituye una blasfemia. Sencillamente debemos recibir a Dios y lo que Él ha hecho por nosotros. No debemos ser como las personas del mundo, quienes con todos sus empeños, niegan a Dios. Ellas niegan a Dios con lo que hacen. Algunos ateos incluso dicen: “¿Quién es Dios? Yo no necesito a Dios. Yo puedo hacerlo todo por mí mismo”. Esto equivale a negar a Dios y blasfemarlo.

  Ahora que llegamos a las ordenanzas de Números 15, quisiera recordarles la diferencia que hay entre las ordenanzas y los estatutos. Los estatutos son preceptos que no van acompañados de ningún juicio, mientras que las ordenanzas son preceptos a los que se les ha añadido un juicio. Por ejemplo, el precepto sobre quebrantar el Sábado involucra un juicio.

A. Con respecto a las ofrendas

  En 15:1-31 encontramos las ordenanzas con respecto a las ofrendas.

1. Serán observadas en la buena tierra

  Las ordenanzas con respecto a las ofrendas serían observadas en la buena tierra (vs. 2, 18). Una vez que el pueblo hubiera entrado en la tierra, ellos tenían que guardar dichas ordenanzas.

2. Para cumplir un voto especial o como ofrenda voluntaria, o para ofrecer en las fiestas señaladas aroma que satisfaga a Dios

  Algunas ofrendas se hacían para cumplir un voto especial o como ofrenda voluntaria, y otras se ofrecían en las fiestas señaladas como aroma que satisfaga a Dios. Según las instrucciones dadas en Éxodo y en Levítico, Dios mandó que en las fiestas señaladas le ofrecieran más ofrendas. En Números 15 sólo se mencionan algunas de estas ofrendas, las cuales eran “aroma que satisfaga a Jehová” (v. 3).

a. Harán ofrenda de vacas o de ovejas como ofrenda presentada por fuego, holocausto o sacrificio de paz

  Los versículos 3 y 8 hablan del holocausto y de la ofrenda de paz. El holocausto representa una vida que vive para Dios y entregada a Dios con el fin de satisfacerlo. La ofrenda de paz se ofrece para tener comunión con Dios, lo cual resulta en un disfrute mutuo. Presentar estas dos ofrendas equivale a presentar al Cristo crucificado, a Cristo en Su muerte.

b. Traerán ofrenda de harina, hecha de flor de harina mezclada con aceite

  La ofrenda de harina acompañaba el holocausto y la ofrenda de paz. Siempre que ofrezcamos un holocausto o una ofrenda de paz, debemos acompañar esa ofrenda con una ofrenda de harina, hecha de flor de harina mezclada con aceite (v. 4). Tal ofrenda de harina representa a Cristo en Su humanidad mezclado con el Espíritu Santo, que llega a ser el alimento de Dios y el hombre. Lo que le ofrecemos a Dios como ofrenda de harina se convierte en alimento, no sólo para Dios sino también para nosotros.

c. Prepararán vino para la libación

  El vino que se presentaba en libación era otra ofrenda usada para acompañar las ofrendas principales (v. 5). La libación representa al Cristo que se derrama para la satisfacción de Dios. Cristo se derramó a Sí mismo como vino para alegrar a Dios.

  Todas las ofrendas tipifican a Cristo. Diariamente debemos tomar a tal Cristo como nuestras ofrendas y presentarlo en aroma que satisfaga a Dios.

d. Un mismo estatuto y una misma ordenanza serán aplicados a todo el pueblo de Israel así como a los extranjeros peregrinos y a los gentiles que moraban entre el pueblo de Israel

  Un mismo estatuto y una misma ordenanza eran aplicados a todo el pueblo de Israel así como a los extranjeros peregrinos y a los gentiles que moraban entre el pueblo de Israel (vs. 13-16). Esto significa que todos los gentiles y extranjeros participan de Cristo del mismo modo que el pueblo de Israel (Ef. 2:12-19; 3:6).

3. Como ofrenda elevada a Dios

  Los hijos de Israel debían también presentar una ofrenda elevada a Dios (Nm. 15:17-21). Cristo en Su muerte es representado por el holocausto y la ofrenda de paz. La ofrenda de harina representa a Cristo en Su humanidad mezclada con el Espíritu divino, y la libación representa al Cristo que se derrama para satisfacción de Dios. La ofrenda elevada representa al Cristo ascendido, a Cristo en Su ascensión. Hoy en día Cristo no está en la tierra ni tampoco está en Su muerte. Efectivamente, Él aún permanece en Su humanidad, pero es un hombre que está mezclado con la divinidad en ascensión. Él es el Cristo ascendido, el Cristo que está en los cielos, el Cristo celestial. Cuando presentamos a Cristo como ofrenda elevada, presentamos algo que posee el elemento, la atmósfera, la esencia y el sabor celestiales.

a. Una torta de las primicias de la masa

  “De las primicias de vuestra masa ofreceréis una torta como ofrenda elevada” (v. 20a). Una torta hecha de las primicias de la masa representa a Cristo como las primicias (1 Co. 15:20, 23). El Cristo que ofrecemos en Su ascensión a Dios como alimento para Dios equivale al Cristo que es las primicias en resurrección.

b. Como la ofrenda elevada de la era

  “Como la ofrenda elevada de la era, así la ofreceréis” (Nm. 15:20b). Las cosas que se toman de la era hacen referencia a granos frescos, granos enteros que no han sido molidos.

  Existe una diferencia entre el grano entero y una torta hecha con harina. La harina es hecha a partir de granos de trigo que han sido molidos. Una torta es una entidad hecha de la harina que se obtiene al moler muchos granos. La torta mencionada en el versículo 20 no sólo se refiere a Cristo mismo, sino también denota el Cuerpo de Cristo, la iglesia.

4. Debido al pecado involuntario cometido por toda la asamblea de Israel, quien, por ignorancia, no haya observado todos los mandamientos de Dios

  Al ofrecer a Dios todas estas cosas aromáticas que lo nutren y satisfacen, no debemos olvidar que seguimos siendo pecaminosos, que seguimos siendo hombres naturales en la vieja creación. Independientemente de cuánto busquemos al Señor y andemos por el Espíritu, todavía estamos en la carne. Por consiguiente, debemos ofrecer algo a causa de ello.

  Según 15:22-26, había que presentar una ofrenda debido al pecado involuntario cometido por toda la asamblea de Israel, quien, por ignorancia, no hubiera observado todos los mandamientos de Dios. Esto indica que debemos orar con respecto al pecado involuntario que haya cometido la iglesia. La iglesia pudiera, por ignorancia, hacer cosas que ofenden al hombre y a Dios. Éstas no son cosas que se hacen a propósito, sino de manera subconsciente. No obstante, debemos ofrecer algo a causa de ello.

a. Un novillo como aroma que satisfaga a Jehová

  Para el pecado involuntario, la asamblea de Israel debía ofrecer “un novillo del ganado como holocausto, como aroma que satisfaga a Jehová” (v. 24a). Este holocausto representa al Cristo que en Su frescura satisface a Dios.

b. Con su ofrenda de harina y su libación

  El holocausto por el pecado involuntario debía ofrecerse con su correspondiente ofrenda de harina y su libación (v. 24b). Como ya señalamos, la ofrenda de harina representa al Cristo que en Su humanidad es alimento para Dios y el hombre, mientras que la libación representa al Cristo que se derrama a Sí mismo para satisfacer a Dios. Tal ofrenda es necesaria debido al pecado involuntario cometido por la iglesia.

c. Un macho cabrío como ofrenda por el pecado

  La ofrenda por el pecado involuntario también requería un macho cabrio como ofrenda por el pecado (v. 24c). La ofrenda por el pecado representa al Cristo que fue hecho pecado por nosotros.

d. Hacer expiación por toda la asamblea de Israel para que sea perdonada

  “El sacerdote hará expiación por toda la asamblea de los hijos de Israel, y serán perdonados” (v. 25a). En el mensaje anterior, vimos que Moisés oró pidiendo que los hijos de Israel fuesen perdonados. El perdón de Dios está basado en la redención que Cristo efectuó para hacer propiciación por nosotros, sin la cual Dios no tendría base alguna para perdonar al hombre. Por tanto, para que el pueblo pudiera ser perdonado, era necesario ofrecer a Dios algo que hiciera propiciación por ellos. Si nosotros tomamos como fundamento la muerte redentora de Cristo para pedir perdón a Dios, Dios tiene que perdonarnos basándose en Su justicia, no en Su misericordia. Esto es conforme a la administración gubernamental de Dios. Saber cosas como éstas podría ayudarnos a no seguir cometiendo pecados.

5. Por una persona que peca involuntariamente

  En Números 15:25-29 se nos habla de una persona que peca involuntariamente.

a. Una cabra de un año como ofrenda por el pecado

  “Si una persona peca involuntariamente, presentará una cabra de un año como ofrenda por el pecado” (v. 27). Esta cabra representa al Cristo que, aunque no conoció pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros (2 Co. 5:21). Este asunto, el cual se conforma a la justicia de Dios y a Su administración gubernamental, es profundo y misterioso.

b. Hacer expiación delante de Jehová para que la persona sea perdonada

  “El sacerdote hará expiación delante de Jehová por la persona que haya pecado involuntariamente, cuando peque involuntariamente, para hacer expiación por él; y le será perdonado” (Nm. 15:28). Sin expiación, o propiciación, aunque Dios quisiera perdonarnos, no podría hacerlo. La propiciación hecha por Cristo le permite a Dios cumplir el deseo de Su corazón perdonador.

6. La persona que haga algo con altivez, y así injuria a Jehová, será cortada de en medio del pueblo

  “La persona que haga algo con altivez, así el nativo como el peregrino, injuria a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo” (v. 30). Hacer las cosas con altivez, con mano levantada, es hacer lo que a uno se le antoja sin considerar a los demás. Quienes así se comportan prescinden completamente de los hombres y de Dios. Actúan como si fueran los únicos que existen en todo el universo. En ocasiones hemos visto este tipo de conducta en la iglesia. Algunos actuaron como si fueran los únicos que importaban; ellos ignoraron, pasaron por alto, menospreciaron y abandonaron a todos los demás. Nunca deberíamos proceder con semejante actitud y espíritu.

a. Tal persona ha tenido en poco la palabra de Dios y ha quebrantado Su mandamiento

  Una persona que hace cualquier cosa con altivez, “ha tenido en poco la palabra de Jehová y ha quebrantado Su mandamiento” (v. 31a). Tal persona se comporta como si no hubiera Dios.

b. Su iniquidad pesa sobre ella

  La iniquidad de la persona que hace cualquier cosa con altivez pesará sobre ella (v. 31b).

  En el Nuevo Testamento, el cual todos amamos, se nos insta a disfrutar a Cristo, a buscar a Cristo y a ir en pos de Cristo, pero no se nos muestra la manera de disfrutar a Cristo. El mapa con todos los detalles respecto al disfrute de Cristo se encuentra en el Antiguo Testamento. Las ordenanzas en Números 15 referentes a cómo ofrecer a Cristo como las distintas ofrendas no son únicamente para los hijos de Israel; en tipología, también son para nosotros. Cuando el Antiguo Testamento es aplicado conforme a su tipología, se convierte en el Nuevo Testamento para nosotros, pues llega a ser el mapa que nos muestra el camino para disfrutar a Cristo.

  Debido a los disturbios que se dieron entre los hijos de Israel, Dios, en cierto sentido, se vio obligado a insertar las ordenanzas descritas en el capítulo 15. Especialmente en tiempos de disturbios, debemos recordar las ordenanzas relacionadas con las ofrendas que presentamos a Dios. Ellas nos guardarán en una relación apropiada con Dios. No obstante, si no hacemos caso de dichas ordenanzas, seremos castigados y hasta podríamos volvernos aborrecibles ante Dios.

B. Con respecto al quebrantamiento del Sábado

  En los versículos del 32 al 36 encontramos las ordenanzas con respecto al quebrantamiento del Sábado.

1. Hallan a un hombre que recoge leña en el día de Sábado

  “Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en el día de Sábado. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo llevaron a Moisés y a Aarón, y a toda la asamblea” (vs. 32-33). La ordenanza en cuanto a quebrantar el Sábado fue dada por lo que hizo este hombre en el día de Sábado.

2. El hombre es puesto bajo custodia

  El hombre fue puesto bajo custodia “porque no estaba declarado qué se le había de hacer” (v. 34). Dios habló a Moisés al respecto, diciendo: “Ciertamente se le dará muerte al varón; toda la asamblea lo apedreará fuera del campamento” (v. 35).

  Tal vez nos parezca que recoger leña en el día de Sábado no era una grave ofensa y que el castigo impuesto fue demasiado severo. Es preciso que entendamos por qué fue tan severa esa ofensa. Quebrantar el Sábado no significa simplemente hacer algo malo; quebrantar el Sábado significa negar a Dios y todo lo que Él ha hecho por nosotros. Que los hijos de Israel guardaran el Sábado constituía una importante señal de que ellos reconocían a Dios y todo lo que Él había hecho por ellos. Cualquiera que negara a Dios y Su obra quebrantando el Sábado, tenía que ser cortado del pueblo.

3. Toda la asamblea hace como Dios ha mandado a Moisés

  “Lo sacó toda la asamblea fuera del campamento y lo apedreó hasta que murió, tal como Jehová había mandado a Moisés” (v. 36). En esta ocasión el pueblo no fue desobediente. Es posible que ellos estuvieran un tanto aterrorizados. Sin excepción alguna, todos ellos hicieron como Dios mandó a Moisés.

4. El significado de guardar el Sábado

  Es necesario que sepamos cuál es el significado de guardar el Sábado. Guardar el Sábado es creer en Dios y obedecerle a fin de participar en lo que Él ha logrado por nosotros. Quebrantar el Sábado es quebrantar el principio de que no debemos esforzarnos por obtener algo para nosotros mismos. Quebrantar este principio conduce a la muerte.

C. Con respecto a la vestimenta del pueblo

  En los versículos del 37 al 41 encontramos las ordenanzas en cuanto a la vestimenta del pueblo.

1. Hacen flecos en los bordes de sus vestidos y ponen en cada fleco de los bordes un cordón de azul

  “Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por todas sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul” (v. 38). Las palabras hebreas traducidas “flecos en los bordes” también se pueden traducir “borlas en los bordes”. Aquí un cordón representa obligación, y el color azul representa algo celestial. Por tanto, un cordón de azul indica el hecho de ser regidos por los cielos. Con respecto a nosotros hoy en día, este cordón azul significa que, como hijos de Dios, nuestra conducta y comportamiento debe ser hermoso y debe estar sujeto al gobierno celestial.

2. Al ver los flecos, ellos se acordarán de todos los mandamientos de Dios y los pondrán por obra

  Al ver los flecos, el pueblo debía acordarse de todos los mandamientos de Dios y ponerlos por obra a fin de no mirar en pos de su corazón y de sus ojos, siguiendo los cuales habían cometido fornicación (v. 39). Es así como ellos se acordarían y pondrían por obra los mandamientos de Su Dios y serían santos a Dios.

  Según el relato de los cuatro Evangelios, el Señor Jesús usó este tipo de vestimenta. Un día, una mujer se le acercó para tocar los flecos (las borlas) de Su manto (Mt. 9:20-22), el cual representa la hermosura de Sus virtudes humanas, de las cuales emanó Su poder sanador. Esto indica que, como hijos de Dios, debemos ser regidos por el cordón celestial en nuestro andar. Como ciudadanos del reino de los cielos debemos ser regidos, no por la policía ni por los tribunales, sino por el cordón celestial, por el gobierno y el régimen celestiales. Esto traerá hermosura a nuestra conducta y virtud humanas.

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