Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Números»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 24

SUS JORNADAS

(9)

  Lectura bíblica: Nm. 16:19-50

  Con respecto a la seria rebelión narrada en el capítulo 16, ya hablamos de los rebeldes, de la causa de la rebelión y de la reacción de Moisés. En este mensaje veremos cómo Dios juzgó esta rebelión (16:19-50).

D. El juicio de Dios

  Independientemente de lo que suceda en la tierra, el gobierno de Dios aún permanece, no sólo sobre Su casa, la iglesia, sino también sobre todo el mundo. Basándonos en nuestro estudio de la historia y en nuestra observación de la situación mundial presente, tenemos la certeza de que todo está bajo el gobierno de Dios. Debemos creer, por tanto, que todas las cosas, incluyendo el juicio, están bajo el control de Dios, dependen de Él y están en Sus manos.

  En el capítulo 16 de Números, el juicio de Dios es un juicio triple, pues viene de la tierra, del cielo y del interior de las personas. La tierra se abrió tragándose a algunos de los rebeldes, luego descendió fuego del cielo consumiendo a muchos otros de los rebeldes y, finalmente, los gérmenes que había en el interior de otros rebeldes produjeron una plaga que les causó la muerte.

1. Coré hace juntar contra Moisés y Aarón toda la asamblea

  Coré hizo juntar contra Moisés y Aarón toda la asamblea, no sólo su compañía o séquito, a la entrada de la Tienda de Reunión (v. 19a). Esto obligó a Dios a salir y aparecer en Su gloria a toda la asamblea (v. 19b). El hecho de que Dios apareciera de esa manera fue un evento muy significativo.

2. Jehová habla a Moisés y a Aarón

  Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciéndoles que se separaran de en medio de esa asamblea para poder consumirla en un momento (vs. 20-21). Entonces, Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros y dijeron: “Oh Dios, Dios de los espíritus de toda carne, cuando un solo hombre peque, ¿te airarás contra toda la asamblea?” (v. 22).

  Moisés y Aarón se dirigieron a Dios como el “Dios de los espíritus de toda carne”. La asamblea era una entidad constituida de carne, pero todos los que estaban en la asamblea tenían un espíritu. Dios no es el Dios de la carne del hombre, sino de su espíritu.

3. Coré, Datán y Abiram con sus mujeres, sus hijos y sus niños, y todos los hombres de Coré y todos sus bienes, son tragados por la tierra y descienden vivos al Seol

  Coré, Datán y Abiram no tuvieron ningún temor de lo que habían hecho. Ellos, con sus mujeres, sus hijos y sus niños salieron y se pusieron a la entrada de sus tiendas (v. 27). El hecho de que sus tiendas estuvieran juntas indica que ellos tenían una íntima relación. Aunque pertenecían a distintas tribus —Coré, a la tribu de Leví, y Datán y Abiram, a la tribu de Rubén—, su relación era bastante estrecha. Cuando la tierra se abrió, todos ellos se encontraban en el mismo lugar.

  Coré, Datán y Abiram, con sus mujeres, sus hijos y sus niños, y todos los hombres de Coré y todos sus bienes, fueron tragados por la tierra y descendieron vivos al Seol (vs. 28-33). Seol es una palabra hebrea equivalente a la palabra griega Hades. El Seol, o Hades, es el lugar donde están las almas y los espíritus de los muertos. Coré y los demás descendieron vivos al Seol. Ellos fueron allí directamente, sin tener que morir primero. El Hades es como una cárcel temporal, y el lago de fuego es la prisión final. Los que perecieron, ingresaron a la cárcel temporal para esperar allí el encarcelamiento final y definitivo en el lago de fuego; ellos descendieron allí sin morir físicamente. Esto fue algo nuevo hecho por Jehová (vs. 29-30). Podríamos decir que fue un gran milagro en el sentido negativo. De esta manera, Dios usó la tierra para juzgar a los rebeldes. Ésta es probablemente la única vez que seres humanos han sido castigados de tal manera.

4. Sale fuego de Jehová y consume a los doscientos cincuenta hombres que presentan el incienso

  Después que la tierra se tragó a las familias de Coré, Datán y Abiram, quedaron aún los doscientos cincuenta seguidores de Coré. Ellos eran líderes de renombre que habían sido escogidos de entre toda la congregación. Esto nos muestra que la rebelión se había generalizado, aun al grado de ser universal. Inmediatamente después que la tierra se tragó vivos a los tres líderes, descendió fuego de Jehová y consumió a los doscientos cincuenta hombres que presentaban el incienso (v. 35). Éste fue el segundo aspecto del juicio de Dios.

5. Los incensarios de los doscientos cincuenta hombres son santos, y con ellos se hacen láminas batidas para cubrir el altar

  Con los incensarios de los doscientos cincuenta hombres que habían pecado contra sus almas, o sea, contra sí mismos, se hicieron láminas batidas para cubrir el altar, como señal para los hijos de Israel y como recordatorio para ellos de que ningún extraño que no fuese de la descendencia de Aarón se acercara para quemar incienso delante de Jehová, para que no fuese como Coré y como su compañía (vs. 36-40). Los doscientos cincuenta hombres fueron consumidos por Dios mediante Su juicio. Luego, con los incensarios de ellos, se hicieron láminas batidas para cubrir el altar. Así, cada vez que el pueblo se acercara al altar para presentar sus ofrendas, se acordarían de la rebelión y del juicio que Dios trajo sobre Coré y su compañía.

6. Se pone de manifiesto la insumisa y rebelde naturaleza del pueblo de Israel

  Podríamos pensar que, después de ese doble juicio, todos los hijos de Israel se tranquilizarían y se doblegarían. Sin embargo, ése no fue el caso. La naturaleza rebelde aún permanecía en ellos y quedó al descubierto. En los versículos del 41 al 50 se pone de manifiesto la insumisa y rebelde naturaleza de los hijos de Israel.

a. Al día siguiente toda la asamblea de los hijos de Israel murmura contra Moisés y Aarón

  La murmuración del pueblo contra Moisés y Aarón demuestra que su naturaleza rebelde no había sido subyugada. “Al día siguiente, toda la asamblea de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová” (v. 41). Me parece increíble que ellos pudieran murmurar contra Moisés y Aarón de esa manera.

b. Dios interviene

  Dios intervino de inmediato. Su gloria apareció en la nube que cubría la Tienda de Reunión (v. 42). Le dijo a Moisés que consumiría la asamblea en un solo momento (vs. 43-45a) y envió una plaga que los matase bajo Su ira (v. 46b). Los gérmenes de la plaga probablemente ya estaban en ellos.

c. Moisés y Aarón hacen expiación por los hijos de Israel

  En ese momento, Moisés y Aarón tomaron medidas de emergencia. Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros (v. 45b). Después Aarón puso fuego del altar en el incensario, echó incienso encima del fuego, llevó el incensario pronto a la asamblea y se puso entre los muertos y los vivos, para hacer expiación por ellos. Entonces cesó la plaga. Aun así, murieron catorce mil setecientas personas. Éste fue el juicio que Dios efectuó sobre el pueblo rebelde mediante lo que brotó de su interior.

  Al leer el capítulo 17 podemos ver que el resto del pueblo aún no había sido subyugado. Dios había efectuado un juicio milagroso en tres aspectos. Los había juzgado por medio de la tierra, con fuego y con una plaga procedente de los gérmenes que había en ellos. Cualquiera de estos juicios debió hacer sido suficiente para subyugarlos y llevarlos a postrarse delante de Dios y adorarlo. Definitivamente ellos deberían haberse doblegado después del tercer juicio. Sin embargo, aun después del tercer juicio, el pueblo todavía se quejó (17:13). ¡Cuán terrible era su situación! Fueron tan osados en su rebelión —no importándoles si se iban al Seol o al lago de fuego— que arriesgaron sus vidas, incluso sus almas. Se rebelaron contra Moisés y Aarón, y acabaron por rebelarse contra el propio Dios, Jehová. Esto nos muestra cuán perversa es la naturaleza rebelde de la humanidad caída.

  Si consideramos la manera en que Dios juzga, veremos que Él ejecuta Su juicio desde tres direcciones: desde la tierra, desde el cielo y desde el interior de los rebeldes. Sin embargo, las personas rebeldes no son subyugadas por esto. De hecho, según el relato bíblico, Dios nunca ha subyugado a personas por medio del juicio. Después de los mil años de purificación en el milenio, el linaje humano continuará rebelándose (Ap. 20:7-9). El juicio de Dios no subyuga a las personas; más bien, las consume.

  Después de leer un pasaje como el de Números 16, quizás algunos podrían cuestionarse en cuanto al amor de Dios, Su misericordia, Su bondad y Su perdón. ¿Por qué Dios perdonó a los israelitas que habían pecado, pero aun así los castigó? Para contestar esta pregunta debemos darnos cuenta de que, según la enseñanza de la Biblia, el perdón de Dios se manifiesta de diversas maneras. Una de ellas es el perdón otorgado por medio del castigo. Para Dios una cosa es perdonar, y otra, es castigar. En situaciones especiales, Dios perdona, pero Él perdona por medio del castigo; por tanto, éste es un perdón que va acompañado de castigo.

  Debemos tener un temor santo delante de Dios. Debemos postrarnos y humillarnos delante de Él y orar: “Señor, ten misericordia de mí. Sólo Tu misericordia puede resguardarme y conservarme en Tu gracia”.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración