Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Números»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 47

COMBATEN

(16)

  Lectura bíblica: Nm. 35:1-34

  En este mensaje consideraremos las ciudades que fueron dadas a los levitas y las ciudades de refugio.

D. Las ciudades dadas a los levitas y las ciudades de refugio

1. Las ciudades dadas a los levitas

  Los levitas no eran sacerdotes directamente, sino que eran los servidores del sacerdocio. Eso significa que ellos servían al sacerdocio. En el sacerdocio, o en el ministerio que ejercían los sacerdotes, había muchas tareas que requerían el servicio de los levitas. Los levitas, por consiguiente, eran una tribu apartada para la realización de dichas tareas. Por ser tal tribu, a los levitas no les fue dada una porción de la buena tierra. Sin embargo, Dios determinó que se les dieran ciudades, y los pastizales de éstas.

a. Cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas

  Cuarenta y ocho ciudades de la heredad de la posesión de los hijos de Israel fueron dadas a los levitas para que habitaran en ellas (vs. 7, 2a). El número cuarenta y ocho es un número significativo. Según su significado espiritual, podemos obtener este número de dos maneras. Este número resulta primeramente de multiplicar seis por ocho. El número seis denota al hombre, quien fue creado por Dios al sexto día. Dios tardó seis días en producir la vieja creación, y el hombre fue la compleción de la creación efectuada por Dios. El número ocho representa la resurrección. El octavo día, el día después del Sábado, fue el comienzo de una nueva semana. El hombre que fue creado en el sexto día, cayó; no obstante, el hombre fue salvo en resurrección y fue introducido en la resurrección.

  Estas cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas representan al hombre natural, quien, habiendo caído, fue introducido en resurrección mediante el servicio levítico. El servicio levítico estaba al servicio del sacerdocio, y la meta del sacerdocio era llevar al hombre caído de regreso a Dios en resurrección. Por tanto, el número de ciudades dadas a los levitas representa el propósito del servicio levítico.

  El número cuarenta y ocho también se compone de cuatro multiplicado por doce. Al igual que el número seis, el número cuatro también representa al hombre como criatura de Dios. El doce es el número de perfección y compleción en la administración eterna de Dios. Por tanto, el número cuarenta y ocho, que se obtiene al multiplicar cuatro por doce, indica que el hombre, quien fue creado por Dios, será perfeccionado y hecho completo en la administración eterna de Dios.

b. Los pastizales dados a los levitas

  Los pastizales de tres mil codos alrededor, desde el muro de la ciudad para afuera, serían dados a los levitas para sus reses, para sus ganados y para todos sus animales (vs. 2b-5). Ese pedazo de tierra era bastante grande, lo cual indica que Dios no da con escasez. Dios siempre da en abundancia.

c. Las tribus más grandes darán más, y las tribus más pequeñas darán menos

  Con relación a las cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas, las tribus más grandes tenían que dar más, y las tribus más pequeñas daban menos (v. 8). Eso era justo y razonable, y era conforme a las riquezas dadas por Dios. Cuánto podamos dar y debamos dar dependerá de cuánto nos haya dado Dios. Si Dios nos ha dado una porción grande, debemos dar más; pero si Él nos ha dado una porción más pequeña, podemos dar menos.

d. Las cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas estarán dispersadas en Israel

  Las cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas debían estar dispersadas en Israel, con lo cual la maldición pronunciada por Jacob en Génesis 49:7 respecto a Leví fue transformada en bendición. Según la Biblia, ser reunido es una bendición, pero ser dispersado es una maldición. Mientras Jacob bendecía a sus doce hijos, él pronunció una maldición respecto a Leví, diciendo que éste sería dispersado debido a su crueldad. En Números 35 vemos que las cuarenta y ocho ciudades debían también estar dispersadas en Israel. De esta manera, la maldición pronunciada respecto a Leví fue transformada en bendición.

e. Seis ciudades serán ciudades de refugio

  De las cuarenta y ocho ciudades dadas a los levitas, seis serían ciudades de refugio (v. 6).

2. Las ciudades de refugio

  Números 35:9-34 habla sobre las ciudades de refugio.

a. Serán designadas cuando los hijos de Israel crucen el Jordán a la tierra de Canaán

  Las ciudades de refugio serían designadas cuando los hijos de Israel cruzaran el Jordán a la buena tierra (vs. 10-11a). Esto indica que la tierra al oriente del Jordán no formaba parte de la tierra de Canaán.

b. Serán ciudades de refugio donde huya el homicida que involuntariamente hiera a alguno de muerte

  Serán ciudades de refugio donde huiría el homicida que involuntariamente hiriera a alguno de muerte (v. 11b). El versículo 12 dice: “Os servirán aquellas ciudades como refugio del vengador, de modo que el homicida no muera sin haber comparecido a juicio delante de la asamblea”. De esta manera el homicida podía ser protegido del vengador.

c. Las ciudades de refugio serán seis

  Las ciudades de refugio serían seis, tres al otro lado del Jordán y tres en la tierra de Canaán (vs. 13-14).

1) El significado del número seis

  El número seis representa al hombre, que comete errores, creado por Dios el sexto día (Gn. 1:26-27, 31).

2) El significado del número tres

  El número tres representa al Dios Triuno que es el refugio para el hombre que comete errores. Dios nos considera personas que cometen errores, y Él ha establecido que haya un refugio al cual podamos huir.

3) El significado del número dos

  El número dos (dos grupos de tres ciudades) representa un testimonio establecido en el universo.

d. Las ciudades de refugio no sólo serán para los hijos de Israel, sino también para el extranjero y para el peregrino entre ellos

  Las ciudades de refugio no sólo eran para los hijos de Israel, sino también para el extranjero y para el peregrino entre ellos (Nm. 35:15). Esto significa que el Dios Triuno, como refugio para el hombre que comete errores, está disponible para la humanidad entera. Hoy todos nosotros, judíos y gentiles por igual, tenemos un refugio, un lugar de protección, en el Dios Triuno.

e. Los que matan deliberadamente no podrán acudir a las ciudades de refugio

  Los que mataban deliberadamente no podían acudir a las ciudades de refugio (vs. 16-21). Adán pecó involuntariamente, y nosotros, sus descendientes, hemos pecado del mismo modo. Hoy en día pecamos de manera torpe y absurda. Por tanto, a los ojos de Dios somos personas que pecan involuntariamente, y Él considera que nuestros pecados son cometidos involuntariamente.

f. Las ciudades de refugio serán únicamente para el que involuntariamente mate a una persona

  Las ciudades de refugio eran únicamente para el que involuntariamente mataba a una persona, a fin de que quedara libre de la mano del vengador de la sangre, en conformidad con el juicio de la asamblea (vs. 22-25). Eso significa que el que huía a una ciudad de refugio no era juzgado inmediatamente; antes bien, la asamblea, la congregación, debía designar a un grupo que juzgara si la huida de la persona a la ciudad de refugio era legítima.

g. El homicida rescatado quedará en la ciudad de refugio y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote

  El homicida rescatado quedaría en la ciudad de refugio y moraría en ella hasta que muriera el sumo sacerdote —el cual había sido ungido con el aceite santo—, y después que hubiera muerto el sumo sacerdote, el homicida podía volver a la tierra de su posesión (vs. 25b-29). Aquí el sumo sacerdote representa a Cristo, quien murió por nuestros pecados. Santos del Antiguo Testamento tales como Abraham, David e Isaías permanecieron, en términos espirituales, en la ciudad de refugio hasta que Cristo murió. Éste era un refugio anterior a la salvación directa. Puesto que Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ya murió, Él es ahora nuestro refugio, ya no en el sentido antiguotestamentario, sino en el sentido neotestamentario. Este refugio guarda relación con la salvación directa. Cristo ya murió y resucitó, y ahora nosotros estamos en Él, no meramente en el sentido del refugio descrito en el Antiguo Testamento, sino como nuestra salvación directa. Cristo es el refugio y también la salvación directa. Antes de morir, Él era el refugio para los santos del Antiguo Testamento, pero ahora, después de Su muerte, Él es nuestra salvación directa.

h. Cualquiera que dé muerte a alguno, por testimonio de testigos se le dará muerte

  Cualquiera que daba muerte a alguno, por testimonio de testigos se le daba muerte; pero a ninguna persona se le daba muerte por el testimonio de un solo testigo (v. 30).

i. Ningún rescate será aceptado por la vida del homicida

  No se aceptaba rescate por la vida del homicida que fuese culpable de muerte, sino que se le daría muerte (v. 31).

j. Ningún rescate será aceptado por el que huyó a su ciudad de refugio

  El versículo 32 dice: “Tampoco aceptaréis rescate por el que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en la tierra antes de que muera el sumo sacerdote”. Si un miembro de su familia intentaba ofrecer rescate por él, no se debía aceptar dicho rescate. Puesto que no se aceptaba ningún rescate, el que huía a una ciudad de refugio debía permanecer allí hasta que muriera el sumo sacerdote. En términos espirituales, con relación a los santos del Antiguo Testamento, la ciudad de refugio era semejante al redil descrito en Juan 10. Aquellos santos tenían que permanecer en ese refugio, en ese redil, hasta que Cristo, el Sumo Sacerdote, muriera. Antes de la muerte de Cristo no se podía pagar el rescate por ellos para liberarlos.

k. La buena tierra no será contaminada ni amancillada por sangre respecto a la cual no se ha hecho expiación

  “Así no contaminaréis la tierra donde estáis, porque la sangre contamina la tierra. Y por la tierra no puede hacerse expiación respecto a la sangre derramada en ella, sino mediante la sangre del que la derramó. Y no contaminaréis la tierra donde habitáis, en medio de la cual Yo fijo tabernáculo, porque Yo Jehová fijo tabernáculo en medio de los hijos de Israel” (vs. 33-34). La tierra en medio de la cual habitaba el Señor no debía ser contaminada ni amancillada por el derramamiento de sangre respecto a la cual no se hubiera hecho expiación. Si el pueblo seguía las normas relacionadas con las ciudades de refugio, no se derramaría sangre respecto a la cual no se hubiera hecho expiación. Entonces, toda la tierra estaría limpia delante de Dios.

  En la historia humana, no ha habido otra nación, aparte de la nación de Israel, que haya tenido la clase de normas que encontramos en el capítulo 35 de Números. Estas normas incluyen el hecho de que a los servidores de Dios se les dieran cuarenta y ocho ciudades, de las cuales seis fueran designadas ciudades de refugio, y también el requisito de que el que huyera legítimamente a una de esas ciudades debía permanecer allí hasta que muriera el sumo sacerdote. Las normas mencionadas en este capítulo conllevan un significado divino y revelan la misericordia, la gracia, la sabiduría y la soberanía de Dios. Como lo revela el libro de Números, en aquella estrecha franja de tierra, la tierra de Canaán, Dios ejerció Su misericordia, Su gracia, Su sabiduría y Su soberanía. ¡Sin lugar a dudas, este libro fue inspirado por Dios! Si no hubiera Dios, jamás se habría podido escribir semejante libro. Sólo mediante la misericordia, la gracia, la sabiduría y la soberanía de Dios podemos entender el libro de Números.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración